Klaus Barbie era un nazi de segundo orden. No era uno de los jerarcas que diseñaron las políticas de extermino o que las coordinaron. Sin embargo su ferocidad y sadismo lo hizo distinguirse del resto. Fue responsable de mucho daño y dolor. Un criminal de guerra.
La consideración que durante el Medievo se tuvo de las pesonas con enfermedades mentales, no se basaban en el tratamiento de una enfermedad, sino, generalmente, de una posesión diabólica.
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