En estos día en los que, desgraciadamente, el coronavirus ocupa las páginas centrales de las noticias de actualidad, no dejo de pensar en otras enfermedades contagiosas que han ocasionado estragos a lo largo de la historia. De entre todas ellas destaca la peste.
En relación con el coronavirus, a día de hoy desconocemos a ciencia cierta su origen, aunque todo indica que el coronavirus de Wuhan tiene una procedencia animal. En todo caso los animales actúan como reservorios, al igual que en la peste bubónica (las ratas eran reservorios de la pulga).
El contagio entre humanos se produce por vía respiratoria a través las gotitas respiratorias que las personas producen cuando tosen, estornudan o hablan. Aunque se están tomando medidas para evitar expansión a los demás países, es inevitable que esto suceda.
Recordemos ahora lo que supuso la peste en la Edad Media. Veréis que las diferencias no fueron muchas, pese a los siglos que han pasado.
La pandemia de la peste negra arrasó Europa entre 1346 y 1353. Ocho años aciagos en los que la población europea se vio diezmada en proporciones de entre el 30 y el 50%.
Esta enfermedad fue provocada por la pulga de la rata negra, también fue traída desde China por los navegantes genoveses y se expandió por toda Europa.
Su rápida expansión se produjo a través de las rutas comerciales y las rutas de peregrinación.
A diferencia del coronavirus, el contagio se producía por la picadura de la pulga, nunca por contacto directo con un enfermo o a través de su respiración.
La peste se presentaba en forma de bubos (agrandamiento de los ganglios linfáticos) visibles en las ingles, las axilas y el cuello. Los afectados morían aproximadamente al cabo de una semana. También se presentaba en forma de hemorragias cutáneas con placas de color negro azulado. Los afectados por estas plazcas morían en tres días.
Los pueblos y ciudades afectados por esta epidemia intentaron buscar una explicación a la existencia de la misma. Estas explicaciones pasaron por:
- culpar a los judíos como envenenadores del agua y del aire
- conjunción adversa de los astros
- castigo divino por los pecados de los hombres
Su gran extensión se debió al auge de las relaciones comerciales internacionales, las ratas afectadas viajaban en los barcos y se extendían así por diferentes países, provocando a veces la muerte de todos los tripulantes antes de llegar a tierra. La peste negra provocó un gran caos en la población, afectando a todas las personas independientemente de su edad o rango social. Muchas personas huían, sin embargo solían llevar consigo en sus ropas o equipaje la pulga portadora de la enfermedad, por lo que contribuían a su propagación.
Venecia, por su situación estratégica comercial, fue una de las ciudades más afectadas por la peste. Para combatirla los médicos idearon una indumentaria de lo más siniestra. Una máscara con forma de pico de ave en la que se ocultaban hierbas para prevenir el contagio y el mal olor emanado de los afectados. Desde entonces la máscara en forma de ave es un clásico del carnaval veneciano conocida como “Il Dottore della peste”.
Las medidas adoptadas por los médicos de la época para erradicar la enfermedad pasaban por la sangría o la punción de los forúnculos hasta las prácticas supersticiosas como la quema de hierbas aromáticas y el baño de agua de rosas o vinagre.
La medicina no consiguió hacer nada y no encontraba una explicación a este hecho, y muchos médicos fueron infectados al atender a sus pacientes. Se tomó como una medida aislar a los pacientes infectados durante un periodo de cuarenta días (de donde proviene el término de cuarentena) y hasta entonces, cuando consideraban que ya no era peligroso, no entraban en contacto con él. Lo mismo hicieron con aquellos barcos donde había algún tripulante enfermo, les dejaban cuarenta días en alta mar y si había algún superviviente le dejaban volver.
Las recomendaciones generales eran dos: rezar y correr. Los familiares debían tomar una decisión cuando uno de los suyos caía en cama víctima de la afección mortal; huir de ellos o cuidarlos en busca de un milagro para que sanaran.
Esta enfermedad tuvo rebrotes ocasionales de no más de dos años y locales y reaparecía cada pocos años, extendiéndose hasta el siglo XVIII y existiendo hoy en día algunos casos controlados, la mayor parte de ellos en Estados Unidos, Madagascar, China, India y América del Sur.
La peste negra fue erradicada con la llegada de la rata gris que exterminó a la rata negra portadora de la pulga que causaba esta enfermedad.
Como curiosidad señalar que el origen del dicho “salud” cada vez que se estornuda se debe a la peste. El estornudo era uno de los síntomas del infectado. Aquel que estornudara debía ser inmediatamente denunciado mediante la exclamación «¡salud!», que funcionaba como una oración para bendecir el lugar y evitar el desarrollo de la peste, pero que también estigmatizaba a quien acababa de estornudar como si fuera un portador de la enfermedad.
La costumbre permanece aún entre los hablantes de varios idiomas, entre algunos de los cuales se sigue utilizando algún tipo de bendición, como «Jesús» o «Salud».
En los países anglosajones se suele utilizar la expresión «Bless you» (‘Dios te bendiga’), con el mismo fin que el «¡salud!», de los países hispanohablantes.
Gradualmente la exclamación perdió su connotación negativa, y pasó a ser considerada un acto de cortesía.
Nuestra Recomendación:
Si os resultó interesante este post, tal vez os apetezca leer también el que dedicamos a la higiene personal en la Edad Media.