La Arribada, en Baiona, es la primera de las grandes fiestas medievales que tienen lugar en tierras gallegas. Como sabéis Baiona celebra la llegada de la carabela la Pinta, capitaneada por Martin Alonso Pinzón, tras el descubrimiento de América. Hecho que supuso que Baiona fue el primer lugar de Europa que tuvo constancia del enorme descubrimiento que tanto cambiaría la historia de España y del mundo.
La villa acogió un ambiente festivo y tranquilo, con el único punto negro del desapacible día, que desde el punto de vista climático, nos deparó el domingo.
En esta edición de la Arribada, los actos programados se iniciaron el jueves 28 de febrero con el VII Ciclo de Conferencias de los Pueblos Colombinos de España, que finalmente llevó a Javier Sierra, Premio Planeta 2017, a intervenir con su conferencia “¿Sabía Colón a dónde iba?”, y que tendrá una segunda actividad el jueves 11 de abril, con la intervención de Almudena de Arteaga y del Alcázar, Académica de la Real Academia Hispanoamericana de las letras, las artes y las ciencias, que intervendrá con su conferencia: “María Pita., La expedición filantrópica de la vacuna que salvó al mundo de la viruela (1803-1814)”.
El comienzo festivo de la Arribada tuvo lugar el viernes día 1 con el anuncio del mismo mediante los cañones de la Fortaleza. Y desde ese mismo momento hasta el remate de la fiesta el domingo, día 3 de marzo, con disparos de lombarda anunciado el final del Real Mercado, tuvieron lugar innumerables actividades para todos los públicos.
Nosotros llegamos a primera hora del sábado con el sol acompañándonos en esa jornada. El primer contratiempo que encontramos fue las enormes dificultades para encontrar un lugar donde estacionar nuestro vehículo. No hay, o al menos no hay información clara de ello, de un lugar específico habilitado para ello. Solventada esta incidencia, nos dirigimos al puerto a través de las calles centrales en las que estaban colocados múltiples puestos de artesanos, comerciantes, propuestas gastronómicas, zona de juegos para niños, etc. La parte de artesanía, la más interesante para nosotros, estaba situada en el entorno de la casa del Concello, donde también se llevaron a cabo algunas de las actividades programadas.
En una fiesta con la historia y prestigio de la Arribada, nos sorprendió la escasa ambientación, decoración y música ambiental, ya que se limitaba a algunas de las zonas, pero no en todo el recorrido de la feria. Y aunque había bastantes personas caracterizadas al modo medieval, también nos llamó la atención que había menos de las que esperábamos. Desde el punto de vista organizativo creemos que se debiera hacer un esfuerzo añadiendo más puntos de información, por ejemplo un directorio con horarios y actividades en cada una de las localizaciones donde tienen lugar las actividades más importantes. Tampoco estaría de más habilitar zonas de aparcamiento claramente señalizadas e incluso tener voluntarios en determinadas horas para orientar, informar,…
En cuanto a los asistentes, según comentaban los vecinos de la villa, parece ser que la afluencia en esta edición fue menor, al coincidir con los Carnavales.
El Parador, situado dentro de la antigua muralla de defensa de la ciudad, es un escenario perfecto para una fiesta de estas características. A sus pies el mar, la playa y la réplica de la carabela “la Pinta”, acogieron un buen número de espectáculos y actividades. En nuestro caso aprovechamos la oferta de un menú gastronómico, servido por camareros caracterizados de lacayos, consistente en lascas de jamón asado, empanada, croquetas, churrasco con patatas asadas y arroz con leche, manjares propios de unos príncipes y en un entorno idílico que nosotros disfrutamos y, por supuesto, recomendamos.
Por ello, su buena cocina, sus vistas, su solera, su clase, su historia, la oportunidad de pasear por el perímetro de sus murallas y por su interior, caracterizada de noble dama viajando en el tiempo…hace que sea obligatoria su visita.
Sería prolijo enumerar las actividades que se desarrollaron durante los días de la Fiesta, pero por citar las, en nuestra opinión, más relevantes, hablaríamos de las Muestras que tuvieron lugar en la Casa del Ayuntamiento y en la Capitanía Marítima, el espectáculo “Presagio” con el druida Haemus, y el de “Tenebrae”, de fuegos nocturnos, los talleres de artesanos, la presencia de gremios de canteros y herreros, los títeres, los espectáculos de cetrería, el parque de aventuras y atracciones, las demostraciones de puntería y tiro con arco, la réplica de la Carabela La Pinta, el Gran desfile medieval, demostraciones de esgrima antigua y artes marciales históricas europeas, el gran torneo medieval, la Justa de caballeros, espectáculos de acróbatas y danza, la representación teatral de la Arribadada del Descubrimiento.
Lo que nos gustó muchísimo fueron las actividades de animación: performances, pasarrúas,… y fundamentalmente, por su espectacularidad, los dragones del paseo marítimo (altas figuras móviles a las que, incluso parados, el viento les daba vida), a cargo de Pablo Méndez, Compañía de Perfomances.
También nos llamó la atención la actuación de un peculiar faquir, que casualmente (o cosa de los hados del destino), requirió para uno de sus números la colaboración “voluntaria” de Alberto, uno de los tres promotores de este Blog.
Como conclusión, destacamos una fiesta digna de conocer, en una villa maravillosa, para visitar en cualquier época. Excelente la gastronomía local y sobre todo, un amable trato en la hostelería. Y aunque no es habitual que enunciemos los locales que visitamos, porque cada uno tiene sus intereses y gustos, si nos consideramos en la obligación de hacerlo cuando los servicios que prestan están muy por encima de lo habitual. Por ejemplo en el bar: “Coffee Time”, en la Rua Cuba, desayunamos los dos días e hicimos un par de visitas más en horario vespertino, disfrutando de un personal super amable, con un trato inmejorable, amén de unas tapas, croissant y cafés riquísimos.
En general, buena fiesta de ambiente familiar que abre la boca para el dilatado calendario de las próximas fiestas de recreación histórica que se avecinan a partir de ahora y a lo largo del verano. La Arribada nos ha dejado un buen sabor de boca. Sin duda, repetiremos para el próximo año y os animamos a visitarla.