Hoy queremos hablaros sobre el excelente Monasterio de San Lorenzo de Carboeiro, localizado a las orillas del Río Deza, en la localidad pontevedresa de Silleda. Se trata sin duda de un buen ejemplo de monumento característico del arte medieval gallego, que incorporan, sin dudas, manifestaciones estilísticas del Maestro Mateo. Este cenobio es uno de los mejores representantes del románico cisterciense de toda la comunidad gallega.
Hay que recordar que los monasterios solían emplazarse en lugares recónditos y solitarios, envueltos por la espesura de los frondosos bosques. Normalmente construidos a orillas de ríos, quizás para aprovechar sus recursos tanto naturales como hidráulicos.
El nombre de este monasterio fue cambiando durante la historia, encontrándonos así denominaciones como Carbonario, Carbonero, Carbonierya, Carguero, Garguero, Cargueiro… Denominaciones que nos aclaran el origen de su denominación, y es que la vegetación forestal de la zona fue utilizada desde tiempos antiguos para la elaboración de carbón vegetal y de esa actividad tomaron el nombre el monasterio y la ruta conocida como “camiño de Carboeiros” que de aquí partía hacia Acibeiro (donde encontramos otro hermoso Monasterio) y la Terra de Montes.
En este caso, el monasterio está localizado en medio de un frondoso y bello paisaje sobre un escarpado promontorio en un recodo del río Deza, en la parroquia de Santa María de Carboeiro. El lugar elegido era sede ocupada por un eremita o anacoreta que buscaba retirarse de la naturaleza. En este caso, así aconteció y de ahí el origen de la dedicación del monasterio al mártir y diácono San Lorenzo, ya que antes de la construcción del monasterio benedictino, allí se localizaba una ermita dedicada este Santo, y que era propiedad del ermitaño Egica. Este sería el emplazamiento de la abadía mandada construir por los Condes del Deza, Don Gonzalo Betote y Doña Tareixa Eiriz, en el año 936. Esta construcción finalizaría en el año 939 con el presbítero Félix como primer abad de la comunidad.
La referencia a la fundación de este Monasterio la encontramos en palabras del Padre Yepes:
“Fue San Lorenzo de Carboeiro en tiempos pasados abadía, edificada en la era 974 por el Conde Don Gonzalo y por la Condesa Doña Teresa, como consta por carta de dotación, fecha la sobredicha era, que viene a ser el año de Cristo 936. Está fundado este Monasterio en tierra de Deza, ribera del rio llamado también Deza, que es en el obispado de Lugo. En aquel lugar hubo antiguamente una ermita que poseyó un hombre llamado Egica, y alrededor tenía algunas granjerías; todas se las compró el Conde Don Gonzalo y comenzó a fundar el Monasterio de San Lorenzo”
Corría el año 997 cuando Almanzor arrasó el lugar. Y transcurridos unos dos años se iniciaron los trabajos de reconstrucción del monasterio, trabajos auspiciados por el entonces Arzobispo de Santiago, San Pedro de Mezonzo.
Con el abad Munio, en el año 1069, comienza el monasterio de Carboeiro su mejor tiempo histórico. Es a partir de este Abad, cuando se conocen más documentos, señal no sólo del cuidado de conservarlos, sino también del crédito que merece el Monasterio y del favor que le otorgan los nobles, traducido en donaciones. En el año 1131, bajo la dirección del abad Froila, una abadía importante con grandes propiedades, poder e influencia.
Si nos situamos en el año 1162, encontramos un documento en el que se menciona al abad Fernando como responsable del Monasterio. Se mantuvo al frente hasta su fallecimiento en 1192, y fue el responsable del inicio de las obras merced a las donaciones obtenidas tanto de la realeza como de particulares. Por dos inscripciones sabemos que la campaña se comenzó en 1171 y se finalizaría después de su muerte, en una fecha indeterminada cercana al año 1200.
La vida del monasterio avanza sin sobresaltos durante el siglo XI, y en el siglo XII se reforma para acatar la regla de San Benito. Este suceso ocurrió en la inmensa mayoría de los cenobios hispanos que, siguiendo otras reglas como la de Fructuoso de Braga, tuvieron que cambiar su organización a la benedictina bajo el empuje internacional de Roma, Cluny y los monarcas hispanos, deseosos de homologar sus reinos con los restantes de Europa.
A pesar de ser tiempos de crisis para los monasterios, Carboeiro también puedo acometer algunas obras de reforma allá por los siglos XIII y XIV.
Hacia el año 1320, el monasterio albergaba a cuarenta monjes y casi el mismo número de personas empleadas para los trabajos de las tierras que lo circundaban.
Durante el siglo XVI, los pleitos, la dejadez y mala administración, llevan a la comunidad a la ruina, y ya en el 1500 por orden de los Reyes Católicos, se relega de categoría, pasando de abadía a priorato, y con un nuevo estatus: granja dependiente del Monasterio de San Martin Pinario (próximo a la Catedral de Santiago), dotada con un par de monjes dedicados al control y la administración de la hacienda, a la atención pastoral de los colonos del coto y al cobro de las rentas. La renta que recibían los compostelanos ascendía a 120 mil reales cada cuatro años.
El monasterio seria también una cárcel (lugar de retiro para reconducir vocaciones) para monjes a partir de 1794, y ya en el año 1836 se asiste a su abandono, coincidiendo con la desamortización de Mendizábal, pasando así el monasterio a manos particulares. Los monjes abandonaron Carboeiro y sus bienes fueron vendidos, al mismo tiempo que la iglesia quedó cerrada para el culto, comenzando el expolio de todo lo que allí había, sin respetar, columnas, capiteles, tímpanos, rosetones, tejados, en fin, todo lo transportable en carros del país. Convirtiéndose primero en refugio de las partidas que luchaban contra los franceses y después de bandidos y forajidos. Los buscadores de tesoros y de wólfram escavan la cripta y los enterramientos.
Un visitante, en el año 1920, describe el estado ruinoso en que se encontraba Carboeiro:
“Cuando columbramos el poético monasterio de Carboeiro, en ruinas ¡Fue una visión soberbia de la Galicia medieval! Arcos rotos, columnas mutiladas, capiteles en pedazos, bóvedas medio derruidas, rosetones y ventanas destrozadas, imágenes que rodaron al suelo sacrílegamente, todo caótico, desmoronado, cubierto de yedra y maleza, musgo, líquenes y zarzales, en un abandono lamentable .. ¡Gloriosas ruinas de un pasado prócer, de un pretérito prestigioso, yacen en el polvo secular de aquella meseta, especie de castro a cuyo pie, casi circundándolo, aprisionándolo como un anillo, corre el rio Deza como salmodiando ante las legendarias ruinas las doloridas estrofas de un réquiem funeral!…”.
En 1931 se designó Monumento histórico-artístico, permaneciendo abandonado, hasta que llegado el siglo XXI se inició su reconstrucción, ahora interrumpida.
Lamentablemente, los sucesivos propietarios no invirtieron en el mantenimiento del edificio, con lo que el olvido y abandono lo condujo hasta un estado de ruina total, teniendo que esperar hasta los años setenta del siglo XX para iniciar las tareas de restauración, que han permitido reacondicionar el edificio hasta el punto de recobrar buena parte de su original estampa, siendo un auténtico placer visitarlo en la actualidad.
Desde 1974 se han realizado obras de limpieza, consolidación y restauración. En 1989 el Concello de Silleda compró la casa monacal y los terrenos que la rodean y entre 1990 y 2009, con la Xunta de Galicia, comenzaron las tareas de restauración y rehabilitación integral del conjunto monacal, lo que ha permitido que sea visitable. En el verano de 2006 se iniciaron las visitas a pesar de las obras. En la actualidad está abierto al público y la restauración llevada a cabo nos acerca a la grandiosidad y magnificencia de este monasterio, si bien sería conveniente continuar con la labor de restauración, detenida hace varios años.
En cuanto a la arquitectura del Monasterio de Carboeiro, en primer lugar hay que decir que se trata de uno de los edificios tardorrománicos (transita hacia las primeras manifestaciones del gótico) más ambiciosos e importantes de Galicia y de toda España. El edificio no tiene una relevante longitud dado el lugar de ubicación del antiguo cenobio, en un estrecho meandro del río Deza. Al oeste y al este, el terreno llano se convierte en fuerte pendiente hacia las orillas de este emblemático río. Para salvar el gran desnivel oriental, se tuvo que edificar una enorme cripta que reproduce en planta la cabecera con girola de la iglesia superior. Como veremos, destaca su recio abovedamiento pétreo de gran resistencia para soportar el peso de la estructura que había de levantarse encima.
Yzquierdo Perrín afirma que “la complejidad arquitectónica de su planta y alzados sólo es comparable con la catedral de Santiago de Compostela y algunos otros edificios debido a los cisterciense”.
En su momento, fue centro de peregrinación, como indica la girola de su cabecera.
Pese a tratarse de un templo tardorrománico, llama la atención la gran luminosidad que penetra interior, y es que la iglesia dispone de más de 40 puntos de luz, repartidos entre ventanas y rosetones, algo extraño en una construcción románica.
Llaman la atención las dos portadas románicas de estilo compostelano, atribuidas por algunos autores a los discípulos del Maestro Mateo. En la principal están representados 23 ancianos del Apocalipsis (curiosamente no los habituales 24) y la figura del Salvador con los evangelistas. Las otras dos puertas están bastante deterioradas. La planta es en forma de cruz latina. Consta de tres naves de tres tramos cada una, transepto y cabecera rodeada por girola rematada en tres capillas radiales dedicadas a San Benito, a la derecha a Nuestra Señora de Belén y la otra era usada como sacristía. Todavía se pueden observar restos de la pintura policromada que aparentemente representaban a los monjes negros (por el color de su hábito).
Los arcos formeros, como en la catedral compostelana y con el fin de alcanzar mayor altura, son de medio punto peraltados. Tiene tres rosetones en la parte superior, que corresponden a la época de transición al gótico.
En cuanto a la cubierta de la nave central, ha habido numerosas disquisiciones sobre si originariamente era de piedra o madera, decantándose finalmente los restauradores por la opción de madera, que es la que podemos observar en la actualidad.
En planta, la girola que discurre tras este presbiterio, consta de cinco espacios con forma de trapecio, de los que los tres centrales se comunican con otros tantas capillas con presbiterio y ábside. La planta de este Monasterio se puede relacionar con otros edificios monacales cistercienses en tierras hispanas, como Moreruela (Zamora), Veruela (Zaragoza), Fitero (Navarra).
En el interior, encontramos unas enormes columnas con trabajados capiteles que dividen la nave central de las laterales. Varias piedras talladas con diversos motivos que adornan la iglesia provienen de la antigua capilla visigótica que allí se encontraba. Si nos fijamos en los capiteles, no encontraremos ninguno con motivos figurativos, su diseño es vegetal, propio del ámbito cisterciense.
Como curiosidad cabe decir que las marcas de cantero son muy abundantes y muy variadas en los sillares y piedras de Carboeiro: hay pes, pes invertidos, bes, círculos cruzados por una raya, efes, etc.
En la parte exterior se encuentra también escasa decoración, incluso los canecillos no son figurados.
La portada occidental es la principal del templo, además de la más bella y monumental. Por esta puerta accedería la nobleza y, las pocas veces que la visitara, el Rey. En esta portada es fácil rastrear la influencia del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela. Consta de un total de cuatro arquivoltas y guardapolvos. Todo el conjunto está muy decorado con temas vegetales más la representación, como comentaba anteriormente, de los 23 ancianos del Apocalipsis y en el tímpano los relieves de Cristo en Majestad rodeado por el Tetramorfos. Las mochetas están labradas con las figuras de dos ángeles con filacterias. En la actualidad, de los cuatro evangelistas, sólo nos quedan San Mateo y San Marcos pues los relieves de San Lucas y San Juan fueron arrancados y depositados en los años cincuenta en el Museo Marés de Barcelona, donde permanecen en la actualidad. También han desparecido las columnas de toda su estructura.
La puerta del muro meridional, por la que accedería el pueblo llano, se abre al último tramo de la nave. Tiene guardapolvos decorado más dos arquivoltas de medio punto que apeaban sobre dos pares de columnas hoy desaparecidas. La arquivolta exterior se adorna con once grandes flores tetrapétalas y botón central. En la arquivolta interior se colocaron en disposición radial y frontal un total de seis ángeles con las alas desplegadas. En el espacio de la clave hay una estatua con cabeza mutilada, que para algunos autores pudiera representar a la Virgen entronizada con el niño en su regazo (algo poco probable dadas las fechas de construcción, en la que no era habitual su representación) y los que estiman que podría tratarse de un Cristo en Majestad, con una mano en alta, bien saludando o bendiciendo, mientras que en la otra mano sostendría el Libro de la Vida. Las mochetas que sostienen este tímpano están esculpidas con dos figuras de ángeles con filacterias.
También hay que considerar otra pequeña puerta, mucho más sencilla, que da acceso al muro de la nave norte. Encima hay un bonito rosetón que forma una cruz compuesta de cinco figuras en cuyas trecerías hay sendas cruces grabadas a base de cinco círculos.
La cripta sirve de apoyo a la cabecera de la iglesia, y fue construida para salvar el desnivel del terreno. Tiene tres grandes capillas con bóveda de medio cañón en los tramos presbiteriales y cascarón en los ábsides. Rotundos pilares cilíndricos ayudan a soportar las bóvedas de arista de la girola. En esta zona no se localiza ninguna decoración escultórica. Para bajar a la citada cripta se encuentran dos escaleras a ambos lados de la girola superior. En cada una de las puertas hay un timpano con una cruz patada de la que penden dos símbolos que debieran ser el alfa y el omega, aunque el escultor los interpretó de forma confusa. En el tímpano de la otra puerta hay una estrella de seis puntas inscrita en un círculo, flanqueada por decoración floral.
En el exterior, en el patio que actualmente podemos observar, que sería el antiguo claustro, se conservan restos de un horno, de la fuente que posiblemente estuviese en el centro del citado claustro y de las piedras para la canalización del agua.
En cuanto a las reliquias que albergó podemos recordar que según el Padre Yepes a principios del siglo XVIII, en Carboeiro “Se veneró una espina de la corona del señor que estaba en una pieza de cristal muy bien labrada, de hechura de una cuchilla de lanza”. Ésta fuera robada por el año 1550.
El edificio exterior, más moderno que la iglesia románica, es hoy un pequeño centro de información y de interpretación en el que, en la actualidad, hay una exposición de fotografías de la historia y de la reconstrucción del Monasterio. En el exterior también localizamos las caballerizas y un enorme palomar. El conjunto se completa con un molino de agua ubicado al lado del río.
En frente a la entrada del monasterio de Carboeiro, vemos una señalización en un camino empedrado que desciende hasta el río Deza. Este camino secular nos conduce a un precioso puente, también centenario, llamado “Ponte do Demo”. Este fue, según la tradición, escenarios de múltiples asesinatos y atracos.
En un panel informativo conocemos la leyenda del Ponte do Demo:
«El monasterio de Carboeiro, en su época uno de los más ricos de todo el país, pasó por grandes dificultades en su origen. No era fácil encontrar hombres que supieran trabajar la tierra, el dinero era escaso y los monjes pasaban grandes dificultades.
Hartos de soportar estas penalidades, decidieron hacer un trato con el demonio, del cual se encargó el hermano Ramón un viernes.
El demonio, como buen constructor, levantaría un monasterio de sólida piedra entre el viernes y el domingo por la mañana; a cambio, llevaría consigo todas las almas que falleciesen ese domingo.
El demonio aceptó, con reticencias, pues era conocedor de que los monjes poseían el salterio de San Cipriano, el cual lo espantaba y lo atormentaba si se presentaba. Pero la sinceridad del hermano Ramón lo convenció.
El demonio construyó el hermoso santuario y se puso a la espera de su recompensa. Lejos de cumplir el trato, el abad mayor echó mano del salterio, produciendo tal enfado en el demonio por sentirse engañado que intentó derribar el monasterio, pero entre el miedo al salterio y la buena obra que había hecho le resultó imposible.
Cuando, siglos más tarde, el salterio fue llevado a Toledo, el demonio sopló una pavorosa tempestad sobre el monasterio que lo convirtió en las ruinas que vemos hoy en día, cumpliendo su venganza.
Por otro lado, se sabe de la existencia de varias inscripciones, muchas desaparecidas, pero todavía se encuentra en la cripta:
ERA MCCVIIII KALENDAS IY / Corresponde al 1 de junio de 1171.
Ya en el interior de la iglesia, en el muro meridional, a la derecha, colocada a la altura de la vista, aparece la inscripción fundacional. El mismo Abad hace referencia a una inscripción de una losa sepulcral, hoy desaparecida.
La traducción de los entendidos reza así:
“En este túmulo yace el venerable Abad Fernando. Los reyes, los magnates, los próceres y poderosos del reino son testigos de la pureza de sus costumbres y lo aclaman bienaventurado. Fue ilustre, magnánimo y siempre amigo de la probidad. Goce en paz Fernando en la morada del cielo. El 13 de febrero de 1192.”
En la fachada principal, en la parte derecha encontramos otra inscripción:
ERA DOMINI MILLESIMA TRECENTESIMA SEXAGESIMA / Es decir: Año 1360.
Como curiosidad, queremos indicar que este monumento fue también protagonista en varias series, películas y videoclips. Recordemos una película, titulada “Cotolay”, rodada en 1965. En el año 1973 sirvió de fondo para “Flor de Santidad”, de Valle Inclán, con dirección de Adofo Marsillach. Otros rodajes fueron: en 1995 “La Ley de la Frontera” de Adolfo Aristarain; “Quart” (2006), basada en la obra de Arturo Pérez Reverte “Piel del Tambor”; “Reliquias” (2011) serie de la TVG, “Piratas” (2011) de TV5; la serie de Antena 3 “Al final del Camino” en 1999 o, más recientemente, un videoclip grabado por el cantante Enrique Iglesias.
Por último indicar que hoy en día el Monasterio no está habitado por humanos, pero sí por… unos grandes lagartos que se pueden observar al atardecer, cuando salen de entre las piedras con los últimos rayos del sol, en los días veraniegos.
Por otro lado, y para aquellos que se animen a visitar y conocer el Monasterio de Carboeiro, os aconsejamos acercaros a contemplar la “Fervenza do Toxa”, que se encuentra en Pazos, en el concello de Silleda. La “fervenza” o “cadoiro” es una cascada provocada por el Río Toxa, con una caída vertical de cerca de 30 m, esculpiendo la roca de mil formas en un marco conformado por un denso bosque de robles, alcornoques y numerosas especies más. En todo caso se trata de un hermoso espectáculo de agua, luz y sonido, formado por una cascada considerada la más alta de Galicia en caída libre, que acogen además una gran diversidad de especies animales, , como los cuervos y los halcones.
E igualmente, no podemos desaprovechar esta entrada para, una vez allí, conocer de primera mano a una de las grandes artesanas y artistas que tiene Galicia. Nos referimos a Elena Ferro. Visitar su taller de fabricación de modernos zuecos con atrevidos diseños, sandalias, bolsos y otros objetos de marroquinería, sin duda será un broche de oro para una completa y gratificante jornada. Podéis encontrar más información sobre ella, sus creaciones y productos en su web: http://elenaferro.com/es/, y en una entrada de nuestro blog https://recreacionhistoria.com/elena-ferro-arte-en-piel/
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