Desde su primera edición, allá por el año 2001, el municipio orensano de Xinzo de Limia rememora la llegada de legiones romanas hasta estas tierras. Y lo hace a través de la denominada “Festa do Esquecemento”, fiesta del olvido para los castellano parlantes, que anualmente organiza la Asociación Cultural Civitas Limicorum.
La edición de este año, supone pues la número XVIII, y se celebró entre los días 17 a 19 de agosto.
La historia nos cuenta que Décimo Junio Bruto (Decius Junius Brutus) , al mando delas citadas legiones romanas llegó, en el año 135 a.C., hasta el río Limia (río internacional que fluye por España y Portugal y desemboca en el océano Atlántico en Viana do Castelo). Este río fue llamado Lethes por los antiguos romanos, al confundirlo con el legendario río Lete (río del Olvido) del Hades, de la mitología romana, el cual se creía que tenía la propiedad de borrar la memoria de quienes lo cruzaban. En 138 a. C., el general romano Décimo Junio Bruto intentó deshacer el mito, que dificultaba las campañas militares en la zona. Se dice que cruzó el río Limia y entonces llamó a sus soldados desde el otro lado, uno a uno, por su nombre, desde los jefes de las legiones hasta cada uno de sus 150 legionarios. Estos, asombrados de que su general recordara sus nombres, cruzaron también el río sin temor, acabando así con su fama de peligroso. En sus orillas construyeron el campamento de Aquis Querquennis del que se conservan restos actualmente.
Después de pasar el río del Olvido, las tropas romanas realizaron una formación, tipo tortuga, aguardando el ataque de los castrexos, en un intento de expulsarlos de su territorio. Tras la escenificación de una cruenta batalla, en la que se produjo una gran cantidad de bajas, el jefe castrexo clamó: “¡Ya basta de muertes! Ahora nos vamos a enfrentar tu y yo”, dirigiéndose el general romano, con el compromiso de que los castrexos se someterían a los romanos, en caso de derrota, mientas que los romanos tendrían que retroceder sobre sus propios pasos, en el caso de que perdieran a su máximo mando.
Tras la muerte del jefe castrexo, el general romano pidió a los galaicos que retiraran su cadáver, mientras hacían una formación honorífica. Una vez recuperado el cuerpo, los galaicos lo incineran en una hoguera.
Y partiendo de esta historia, la escenificación de este acontecimiento, el circo romano, la lucha de gladiadores y el mercado medieval, son algunas de las actividades principales que confieren de personalidad propia a este maravilloso evento. También hubo tiempo para el encendido del fuego con las vestales, desfiles castrexo-romanos, teatro, espectáculos musicales, demostraciones de cetrería, actuaciones diversas, conjuros, espectáculos de lucha etc.
En definitiva, una fiesta consolidada, con cada vez mayor nivel de organización y participación y en el que todos los asistentes, residentes y/o visitantes, encontraron animación y diversión.
En próximas entradas os iremos contando más cosas tanto de la villa de Xinzo, como de este precioso evento.