La localidad berciana organizó en el mes de agosto la “XX edición de Carracedelo Medieval”, evento de recreación histórica que promovido desde el municipio, ha cumplido por tanto 20 años de historia.
Se trata de una fiesta de pequeña dimensión, pero que aporta elementos de interés. Por ejemplo, la cena medieval, este año, por primera vez se celebró en el interior del claustro del Monasterio de Santa María de Carracedo. El programa de actividades cuenta con el tradicional “ajedrez viviente”, diferentes talleres y exposiciones y espectáculos de humor y circo, sobre todo para los más pequeños. También hay que destacar la salida de la Capilla de San Juan de Carracedo del “Camino del Abad”, una comitiva formada por juglares, trovadores, príncipes, princesas, mendigos y campesinos, quienes acompañados por alumnos de la escuela municipal de gaitas, por miembros de la unidad templaria de Guardia de Honor y del grupo de teatro “De hoy para mañana” y los Caballeros de Ulver, dotan de mayor vistosidad esta representación. También hubo tiempo y lugar para la instalación de puestos medievales, el campamento de los caballeros de Ulver, diferentes talleres artesanales, cervezas artesanales, música y exposiciones varias, así como la celebración de la noche monástica con la representación Máximo Óptima para pequeños y mayores, en el claustro del Monasterio.
En relación con la cena a la que nos referíamos antes, para aquellos que estén interesados en querer participar en próximas ediciones, solamente indicar que, como es lógico, cuenta con plazas limitadas, 250 en la edición de este año, y el pago de la reserva se hace en el momento de hacerla, en las oficinas municipales. La cena estuvo amenizada por trovadores y música celta, y la actuación de un mago (alquimista). Las demás actividades son de libre acceso para todos los visitantes.
Por otro lado, y como viene siendo habitual, aprovechamos estas entradas para contaros algo sobre las localidades en que se celebran. Carracedelo es un municipio de la comarca de El Bierzo, provincia de León, comunidad autónoma de Castilla y León. Dentro de su área municipal se encuentra el Palacio Real y Monasterio de Santa María de Carracedo.
En cuanto a la historia de Carracedelo hay que decir que los primeros vestigios de poblamiento humano en la zona datan de la época prerromana, en la que se fecha el castro astur de El Castrelín, en la localidad de San Juan de Paluezas del municipio de Borrenes, rayana con el término de Carracedelo. Este castro estuvo habitado desde el siglo III a. C. hasta la conquista de la zona por los romanos. Asimismo, cerca del límite norte del municipio, ubicado entre los de Villafranca y Cacabelos, se encuentra el importante enclave de Castro Ventosa, cuyo origen sería la antigua ciudad-fortaleza astur de Bergdunum, rebautizada por los romanos como Bergidum Flavium. Ya en época romana, se constata la presencia humana en el municipio gracias al hallazgo de sendas inscripciones romanas en las localidades de Carracedelo y Villadepalos, así como la existencia de lo que podría considerarse la villa romana rústica de Los Buracos, en Villamartín, y la de Las Cebadas, entre Villadepalos y Carracedelo.
No obstante, en lo que concierne a la fundación de las localidades que forman el municipio de Carracedelo, ésta se dataría en la Edad Media (a excepción de la actual Posada), habiéndose integrado su territorio en el Reino de León desde la creación de éste en el año 910, en cuyo seno se habría acometido su fundación o repoblación. Es especialmente significativa para la historia del municipio la fundación del Monasterio de Santa María de Carracedo hacia el año 990 por parte del rey Bermudo II de León, cuyo objetivo principal era el de brindar refugio en él a los monjes huidos en las incursiones y conquistas del caudillo musulmán Almanzor en tierras leonesas. Así, el monarca donó unos terrenos de su villa de Carracedo, al paso del río Cúa, a los monjes benedictinos para que edificaran allí un monasterio bajo la advocación de San Salvador. No obstante, en el año 997 el Monasterio de San Salvador corrió la misma suerte que otros lugares del Reino de León, cuando fue prácticamente destruido por Almanzor en el curso de la gran aceifa que tenía como objetivo devastar Santiago de Compostela. Al quedar arruinado, el monasterio no pudo acoger los restos del rey Bermudo II de León tras su muerte en el año 999, tal como éste había dejado dispuesto en su testamento. Así, el primitivo cenobio se sumió en un periodo de precaria actividad monástica, casi de abandono, hasta que en el año 1138 la infanta-reina Sancha Raimúndez, hermana del rey Alfonso VII de León, dispuso la restauración del Monasterio de San Salvador. De este modo, siendo objeto de sucesivos privilegios y donaciones de concesión regia por parte de la monarquía leonesa, el cenobio de San Salvador fue prosperando, hasta convertirse en una abadía con autoridad jurisdiccional sobre una decena de monasterios benedictinos leoneses, asturianos y gallegos. Por otro lado, en 1203 la comunidad monástica de Carracedo se acogió a la Orden del Císter, cambiando la advocación del monasterio de San Salvador por la de Santa María.
Posteriormente, ya en el siglo XV, con la reducción de ciudades con voto en Cortes a partir de las Cortes de 1425, las localidades del actual municipio de Carracedelo pasaron a estar representadas por León en las Cortes de la Corona, lo que les hizo formar parte de la provincia de León en la Edad Moderna, situándose dentro de ésta en el partido de Ponferrada.
En cuanto a su patrimonio monumental destacamos el Monasterio de Santa Maria de Carracedo, construido en la Alta Edad Media por orden de la monarquía leonesa, fue declarado en 1929 monumento histórico-artístico nacional, está catalogado en la actualidad también como Bien de Interés Cultural (BIC). También la iglesia de San Esteban de Carracedelo, que Conserva la portada y puerta interior de época románica (siglo XII), presentando tanto el tejado que cubre el atrio como el artesonado del segundo tramo de la nave una decoración geométrica morisca. En su interior alberga cinco retablos barrocos; la iglesia de San Blas de Villaverde de la Abadía que alberga en su interior el retablo mayor de madera, de estilo barroco; y las iglesias de San Pedro de Villamartín de la Abadía y de Santa María de Villadepalos. En arquitectura civil, destaca su patrimonio tradicional, como son los diversos molinos, lagares y palomares.