En el siglo IV, Prisciliano revolucionó las bases del cristianismo primitivo chocando frontalmente con la Iglesia, por lo que fue acusado de hereje y ejecutado en Tréveris en el 385 por orden del emperador Teodosio. Sus restos habrían sido llevados a Galicia por sus seguidores, tal como se cita en la Crónica de Sulpicio Severo, a principios del siglo V. Este traslado estaría relacionado -se dice- con un posible origen gallego de este hereje.
La primera noticia documental de la existencia de priscilianistas es una carta del año 378 ó 379 en la que Higinio, obispo de Córdoba, denuncia la propagación de este movimiento a Hidacio, obispo de Mérida. De esta denuncia se desprende que el movimiento religioso fue descubierto durante el período de su expansión por la provincia de Lusitania. La difusión del priscilianismo había comenzado varios años antes, permaneciendo hasta entonces en la oscuridad. Tal vez al expandirse en Lusitania, el movimiento hubiera ido radicalizándose y ostentando comportamientos más llamativos que hasta entonces no habían sido percibidos.
Sobre la figura de Prisciliano pesan muchas incógnitas. La primera de ellas es la de su origen. Prisciliano nació en torno al año 340 en un lugar indeterminado, barajándose las posibilidades de que sea gallego, bético, lusitano o incluso oriental. Es un personaje controvertido, misterioso y apasionante del que dice la Crónica de Sulpicio Severo que era “de familia noble, rico, de recio carácter, inquieto elocuente, erudito, muy resuelto para la oratoria y hombre de éxito, si no hubiera corrompido su buen dotado talento con erróneas aficiones […]”.
Dados la extensión y el arraigo que el priscilianismo alcanzó en Galicia (sobre todo tras su muerte) la mayoría de los autores le suponen un origen gallego, aunque no sea un hecho comprobado.
Para algunos autores, Prisciliano nació en el seno de una familia adinerada de la Galicia romana, en la segunda mitad del siglo IV. Llegó a ser una persona muy culta, estudiando en centros tan prestigiosos como Burdeos. Estando allí, en contacto con la religiosidad que se respiraba en aquella ciudad, decidió abandonar toda su vida anterior, acomodada y rica, y lanzarse a una vida de pobreza y predicación por todo el territorio peninsular, llegando incluso su doctrina a algunos lugares de Francia.
En sus orígenes estuvo influenciado por movimientos religiosos de la época, los cuales buscaban retomar la pureza de los Evangelios, movimiento recurrente a lo largo del tiempo que dará lugar a las distintas herejías, todas ellas perseguidas por la Iglesia oficial.
Cuando comienza a difundir sus ideas, alrededor del año 375, Prisciliano es un seglar de clase alta, originario de algún lugar de la provincia romana de Gallaecia. Prisciliano promueve una espiritualidad profunda, introspectiva, cercana al esoterismo y a los poderes del cosmos. Los seguidores de Prisciliano dejan que las mujeres lean la Biblia en casa de hombres con los que no tienen parentesco, ayunan los domingos, se retiran a las montañas, usan el zodíaco como referencia, y andan descalzos.
Vinculó el cristianismo al gnosticismo, al encratismo y a las prácticas mágicas y astrológicas. El gnosticismo es un sistema de filosofía religiosa, mezcla de la cristiana con creencias judaicas y orientales, cuyos partidarios pretendían poseer un conocimiento completo y trascendental de la naturaleza y los atributos de Dios.
Abogó por la interpretación personal de los textos evangélicos, planteando el principio del libre examen y exigió que la Iglesia volviera a unirse a los pobres.
El priscilianismo tampoco se libró de esta persecución. Prisciliano fue nombrado obispo de Ávila el año 380 y esto no fue visto con buenos ojos por otros obispos, que decidieron acusarle de herejía. Fue excomulgado y perseguido, teniendo que huir a Burdeos.
De manera recurrente se ha afirmado sobre Prisciliano que fue el primer hereje contra la Iglesia cristiana emergente, pero realmente fue juzgado por la legislación civil y no por la eclesiástica, y no se le condenó por hereje. Realmente era por ese motivo por el que se le juzgaba, pero éste fue maquillado y se le condenó por el otro. En el año 385 fue condenado por inmoralidad y magia, y decapitado en Tréveris junto a otros seguidores de esta corriente.
Según el escritor orensano Méndez Ferrín, con su muerte, “no acabó el movimiento por él iniciado, ya que es a partir de ese momento cuando comenzará a desarrollarse con más vigor, y más -aclara- en Galicia”. Fue inicio, sin embargo, de un proceso de persecución de anacoretas, vegetarianos, ascetas y todo lo que tuviera trazas de priscilianismo, llevado a cabo por la Iglesia para tratar de frenar la expansión y depurar las raíces de esta corriente.
En cuanto a la traslación de sus restos a Galicia, que se realizó según Sulpicio Severo el año 389, se teoriza, sin referentes históricos, que se pudo haber hecho a través de la ruta que luego seguirían los peregrinos a Compostela, iniciándose así el Camino de Santiago, cuatro siglos antes de que comenzara la peregrinación histórica conocida.
Tras su muerte el movimiento continuó, sobre todo en algunas zonas, principalmente en Galicia. Incluso hay autores que han afirmado que los hipotéticos restos que se veneran como del apóstol Santiago pertenecen realmente a Prisciliano, los cuales fueron trasladados hasta allí por sus seguidores tras su muerte.
Se ha especulado sobre la posibilidad de que estuviese enterrado en la catedral de Compostela, en lugar del cuerpo del apóstol Santiago.
A Prisciliano se le siguió rindiendo culto en Gallaecia, donde su éxito estuvo ligado con la irrupción del pueblo suevo, que vio en su herejía un interesante elemento de cohesión interna y diferenciación con el resto de la península. El priscilianismo se mantuvo en esta tierra hasta los concilios católicos de Braga de 561 y 572, es decir, hasta poco antes de la caída del reino suevo.
Bueno, lo más probable es que los restos que están en Santiago no son los del Apóstol ni los de Prisciliano. Pero lo cierto es que de la leyenda y/o mito del enterramiento del Apóstol Santiago surgió una ciudad maravillosa.