En el Principado de Asturias, concretamente en Vegadeo, se viene celebrando desde hace 4 años una Fiesta Medieval, que si bien es de pequeña dimensión, lo cierto es que en tanto procura su consolidación y posterior desarrollo, desde luego colabora para completar un atractivo programa de fiestas que vayan cubriendo el período veraniego con eventos de recreación histórica.
Vegadeo es uno de los municipios en los que se habla eonaviego (o gallego-asturiano). El ayuntamiento, mediante ordenanza municipal de enero del 2016, ha declarado la lengua eonaviega como propia del concejo, garantizando el derecho a usarlo y expresarse en dicha lengua por los ciudadanos.
En la época de la reconquista, Vegadeo se encuadra dentro de los límites de la región asturiana como concejo de realengo, realizándose en ese período varias donaciones a la iglesia Ovetense efectuadas por la Corona asturiana y por gente particular, siendo una de las más destacadas la que donaba el monasterio de San Esteban de Piantón, que era en aquellos momentos el lugar más poblado y el centro de la comarca. En el año 1154, durante la celebración de las cortes en Salamanca, el rey Alfonso VII de León cede al obispado de Lugo tierras gallegas sobre las que tenía jurisdicción Oviedo, lo que origina conflictos entre los prelados, acabándose dicho enfrentamiento con la concesión a la mitra Ovetense de los terrenos comprendidos entre el río Eo y la ría de Navia, a lo que se le dio el nombre de “Honor del Suarón”. Se funda entonces en el año 1280 la puebla de Reboledo, aunque ésta no acata nunca de muy buen grado las órdenes eclesiásticas, lo que origina que en 1298 el obispo Fernando Alonso cree la Puebla y el gran concejo de Castropol como capital de la tierra de Ribadeo concediendo a sus habitantes un fuero parecido al de Benavente.
Pertenece de este modo el concejo de Vegadeo y en consecuencia todo el de Castropol, a la mitra Ovetense hasta tiempos de Felipe II, en la que se produce la famosa desamortización, mediante la cual se enajenaron bienes eclesiásticos a favor de la corona, con el fin de pagar los gastos originados en contiendas exteriores, situación ésta que provocó el consiguiente enfado de los Obispos, que no logran parar de ninguna manera dicha situación, ejecutándose aquí la venta en el año 1579. A partir de este momento todo el gran concejo de Castropol vive un periodo de gran prosperidad y bonanza, siendo el siglo XVIII, el máximo exponente de esta situación, donde gracias al buen emplazamiento del puerto, se estimula la industria y el comercio.
El siglo XIX sería uno de los más importantes dentro de la vida de Vegadeo por varios acontecimientos. El primero de ellos sería la guerra de la Independencia contra Francia, organizándose varias partidas para luchar contra la invasión, convirtiéndose la Vega de Ribadeo en una improvisada fábrica de armas. El otro acontecimiento del siglo, y quizás uno de los más importantes de la historia, sería la constitución en Ayuntamiento Propio de toda la comarca de la Vega de Ribadeo, independizándose de Castropol, en el año 1836, estableciéndose la capital en Plantón hasta el año 1851 en que ésta es trasladada hacia la localidad de Vegadeo, actual emplazamiento.
Para los interesados o aficionados al arte, hay que destacar la iglesia parroquial de Vegadeo, de estilo historicista y edificada a finales del siglo XIX. Está estructurada en tres naves cubiertas con bóveda de arista. La fachada presenta un frontón triangular truncado por una torre-campanario con cúpula y linterna de azulejos rojos. Los huecos aparecen decorados con frontones triangulares y curvos. En la localidad de Paramios observamos la iglesia Parroquial, con una estructura primitiva del siglo XII, aunque su construcción actual data de los siglos XVI al XVIII.
En cuanto a la fiesta en sí, en su edición 2018 presentó un programa de actividades para los dos días en que se desarrolló, días 28 y 29 de julio, que consistía en: un mercado con diferentes puestos medievales, demostraciones de cetrería comida en Lacalle, concurso de caracterizaciones, encuentros ecuestres, torneo de caballeros, cena medieval y noche de antorchas.
Nos llama especialmente la atención el concurso de caracterizaciones, iniciativa que consideramos de gran interés para conseguir una mayor implicación y ambientación, pero que incomprensiblemente no aparece en casi ningún programa del panorama de fiestas históricas que conocemos.