Sin duda una de las grandes fiestas históricas que se celebran en Galicia, estamos hablando de la “Fiesta de la historia de Ribadavia”, hermosa localidad sita en la provincia de Ourense.
Esta Fiesta, como nos cuenta la web de la Fundación Festa da Historia, cuenta con numerosos reconocimientos nacionales e internacionales, como el reconocimiento como Fiesta declarada de Interés Turístico Nacional, Premio Canal de Historia, etc.
La actual versión de la “Fiesta de la Historia”, es una traslación en el tiempo de la celebrada en esta villa, hasta el siglo XIX, la que se encuadraba en los festejos de la Virgen del Portal, Patrona del Ribeiro.
Dentro de los objetivos básicos de la Fiesta de la Historia, sobresalen los de recuperación de tradiciones ancestrales e históricas, que formaron la propia historia de la villa de Ribadavia y de su entorno.
En este ámbito la fiesta permite conocer oficios que hoy en día están en decadencia o ya se olvidaron, tales como herreros, carpinteros de armar, toneleros, zoqueros, canteros, cesteros, y un largo etcétera.
La organización de la Fiesta de la Historia es responsabilidad de un amplio colectivo vecinal, que se renueva cada año, denominado Coordinadora de la Fiesta de la Historia.
La historia de Ribadavia tiene su origen en el castillo, donde posiblemente hubo una ciudadela castrexa. Los ribadavienses eran fundamentalmente agricultores. En el siglo XII la villa sufrió los ataques de los Nóvoa lo cual obligó a los habitantes a solicitar la protección real. Fernando II que estaba en el castillo de Allariz les dio en 1164 un fuero de realengo. Los dos siglos siguientes fueron de relativa calma propiciando el establecimiento de una numerosa colonia judía, de la que hoy quedan numerosas pruebas.
A finales del siglo XV se instituyó el condado de Ribadavia en la persona de don Bernardino Sarmiento como pago a sus servicios en la guerra de Granada. El condado llegó a ser muy poderoso. Poseía todas las jurisdicciones del noroeste de la provincia con fortalezas menores, por lo que el territorio llegó a llamarse Castela. También le pertenecían algunos castillos de otros lugares, como Valdeorras.
La Edad Moderna registró un periodo de tranquilidad en el que floreció la industria del vino. En el siglo XVI el punto de destino más importante era Inglaterra. La decadencia española trajo consigo el declive comercial, y en el siglo XVII los ingleses descubrieron otros mercados, como Jerez, al tiempo que al Ribeiro le salía un duro competidor: el Oporto.
Durante la Guerra de la Independencia los ribadavienses volvieron a demostrar su valor en la encarnizada batalla a campo abierto desde Mourentán y Francelos. Incluso las mujeres lucharon desde los muros de la ciudad. Al estar en inferioridad de condiciones fueron derrotados y asesinados.
La Desamortización de 1835 propició la ruina de los mejores edificios de la comarca. Ya en el siglo XIX se llevaron a cabo obras de demolición cuyo solo recuerdo produce tristeza. Una de ellas fue el derribo de la muralla, realizado en 1849. La Puerta de Arriba y la Puerta Nueva que eran parte integrante de la muralla, no se destruyeron porque se agotaron los fondos del proyecto antes de finalizar la obra. Ahora están espléndidamente restauradas y son el orgullo de la villa.
En cuanto a la Fiesta, que en 2018 se celebró entre los días 24 y 25 de agosto, su amplio programa de actividades es toda una declaración de intenciones: Mercado artesanal, campamentos medieval y de mercenarios, certámenes infantil y juvenil de pintura rápida, espectáculos itinerantes, pasacalles, representación de luchas campesinas, teatro de animación, juegos para los más pequeños, esgrima histórica, teatro y circo en la calle, conciertos de música animación, fuego y malabares, fuegos artificiales, desfiles de caballeros, ciudadanos, criaturas del bosque, etc, bailes medievales, demostraciones de cetrería, comida medieval, concursos de vestimentas medievales, bufones, faquirismo, etc., conforman una oferta tan amplia que sin duda hace las delicias de los residentes y visitantes.
El numeroso contingente de visitantes vestidos a la manera medieval, confiere sin duda, junto con el uso de maravedíes, un toque en aras de maximizar la inmersión en lo que debiera, de alguna manera ser, la vida en aquellos tiempos.
La belleza de esta villa, y su estructura y arquitectura son sin duda un marco excelente para un evento de esta naturaleza.
En cuanto a nuestra experiencia, limitada a una sola asistencia, realmente no fue demasiado positiva por determinados comportamientos de algunos jóvenes seguidores de “Baco”, que con su desafortunado proceder deslucieron en demasía la bondad de esta hermosa fiesta.
Dado que se trata de una de las “grandes” del calendario de fiestas medievales, en próximas entregas os iremos facilitando más información.