En nuestro recorrido por el amplísimo patrimonio histórico artístico que tenemos en Galicia, y dentro de la línea temática dedicada a los monasterios, hoy nos vamos a centrar en el Monasterio de Santa María de Sobrado dos Monxes.
Este monasterio, sito en el municipio de Sobrado dos Monxes, en el interior de la provincia de A Coruña, en la Comarca de Terra de Melide, es sin duda uno de los más importantes que tenemos en la provincia de A Coruña. Se encuentra en el itinerario del Camino de Santiago del Norte, a apenas uso 70 kilómetros de la Catedral de Santiago de Compostela.
Maestros canteros, señores feudales, peregrinos, arzobispos y, por supuesto, monjes, fueron llenando de vida el cenobio de Santa María de Sobrado, que con el paso del tiempo se consolidó como centro de civilización, cultura, oración y trabajo.
Para regir el Monasterio de Sobrado dos Monxes, desde sus inicios se fueron sucediendo las Ordenes monásticas del Cister, de Cluny, Trapenses y Benedictinos.
En el año 2015 fue declarado Bien individual del Camino de Santiago Francés, pasando a formar parte del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
También sería declarado Monumento Histórico Artístico Nacional.
En la actualidad es, además, parada y fonda para los peregrinos que recorren ell Camino de Santiago y pasan por estas tierras.
Historia del Monasterio de Sobrado dos Monxes
El origen se encontraría en un primer monasterio, de tipo familiar dúplice, fundado por los condes de Présaras, don Hermenegildo Alóitez y doña Paterna Gundesíndez, allá por el siglo X (año 952). Su nombre inicial era el de San Salvador.
La expresión dúplice se refiere a su doble configuración, pues presenta, aunque de manera independiente, un monasterio para acoger a los monjes, y otro para las monjas, aunque bajo una misma autoridad. Esto es, hablamos de una comunidad destinada a acoger miembros de ambos sexos, pero sometidos a una sola regla, bajo una única autoridad y con un presupuesto unificado.
Por lo tanto, en esos primeros años el monasterio de Sobrado dos Monxes contaba con dependencias para hombre por un lado, y mujeres por otra.
Durante los siglos X y XI, el monasterio permanece muchos años sin estar habitado, y hubo que esperar hasta el siglo XII, cuando siendo rey Alfonso VII, el emperador, el monasterio es refundado al pasar a integrarse en la orden del Císter, también conocidos como la orden de los monjes blancos.
Y es que, el monasterio fue heredado por los descendientes de los fundadores, miembros de la Casa de Traba, y casi dos siglos después, en enero de 1142, dos de los personajes más destacados de este linaje, Fernando y su hermano Bermudo Pérez de Traba, entregaron el monasterio a los monjes cistercienses. Fue entonces cuando Bernardo de Fontaines, hoy conocido como San Bernardo de Claraval envía desde la Abadía de Claraval, en Francia, de donde es abad, una comunidad de monjes. Así, el 14 de febrero de 1142, comienza en Santa María de Sobrado la vida monástica cisterciense y también en la Península Ibérica. Es en esta época cuando se edifican la iglesia y el monasterio, concretamente en los años 1150 y 1220.
En estos años se realizaron además importantes ampliaciones del recinto.
Durante el siglo XIII la actividad del monasterio, tanto en el ámbito espiritual como en ele económico, crece de manera importante, no en vano cuenta con privilegios que le son otorgados por los reyes Fernando II y Alfonso IX.
A finales del siglo XV el monasterio cuenta también con importantes privilegios otorgados por los Reyes Católicos. Es en estos años, y hasta el siglo XVIII, cuando el Monasterio adquiere una mayor envergadura arquitectónica. Además se realiza una importante obra de ingeniería hidráulica, como es la actual Laguna de Sobrado, convirtiéndose en uno de los Monasterios más ricos de Galicia junto al Monasterio de Samos.
Es a esta época a la que pertenecen la mayoría de los edificios que actualmente se conservan. La monumental iglesia se termina a finales del siglo XVII y en el año 1708 se consagró solemnemente.
El 21 de setiembre de 1834 se suprime la vida monacal por orden real, y al año siguiente, tras la desamortización de Mendizábal en el año 1835, como tantos otros edificios similares, cae en el abandono, tras su venta a personas ajenas a las instituciones religiosas o eclesiásticas. Se inicia así un período de progresivo deterioro.
Sería ya en el año 1879 cuando el Monasterio es recuperado por la Iglesia.
En el año 1954, por encargo del cardenal Fernando Quiroga Palacios, arzobispo de Santiago de Compostela, el Monasterio Cisterciense de Viaceli, situado en la localidad de Cóbreces, en Cantabria, se hace cargo de su reconstrucción, y en el mes de julio de 1966 envía una comunidad de monjes de la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia (Trapenses). El 25 de julio de 1966, solemnidad del Apóstol Santiago, comenzó nuevamente la vida monástica en el monasterio de Santa María de Sobrado.
Además, este mismo año se incorpora una hospedería vinculada al Camino de Santiago, y que se encuentra en la casa das Audiencias.
Actualmente el Monasterio de Sobrado dos Monxes está habitado por monjes benedictinos y conserva bien la iglesia y buena parte de las dependencias monacales: tres claustros, la sala capitular, el refectorio, cocina, sacristía, biblioteca, etc.
¿Cómo es el Monasterio de Sobrado dos Monxes?
El aspecto actual del complejo monacal tras su reconstrucción en los siglos XVII y XVIII responde a los cánones del barroco gallego.
El conjunto está formado por:
La fachada
Espectacular. De 1668, obra de Pedro de Monteagudo. Se caracteriza por su estilo barroco. Este espacio, que alcanza unos 60 metros de altura, se divide en dos grandes cuerpos.
En el primero encontramos una puerta adintelada y por encima de ella, una estatua de la Virgen de la Asunción acompañada por ángeles. A ambos lados, podemos observar unas impresionantes parejas de columnas barrocas de estilo corintio.
El cuerpo superior tiene un ventanal también adintelado más un escudo de armas de España rodeado de nuevos por columnas.
Por último el frontón corvo partido sirve de base a un enorme crucifijo.
Destaca por su gran verticalidad y con las torres en sus extremos, elevándose desmesuradamente, como si pretenderían acompañar a la Virgen María, a la que está dedicada, en su Asunción. Las torres tienen un primer tramo de planta cuadrangular en el que se apoya un segundo cuerpo, muy esbelto, rematado en cúpulas muy pequeñas. Monteagudo demuestra conocer bien la torre del Reloj de la catedral de Santiago, con la que sin duda guardan parecido.
Está profusamente decorada, testimonio de su barroquismo, y así encontramos elementos vegetales que se mezclan con cabezas fantásticas.
La iglesia
Iniciada en el siglo X, con motivos mozárabes, pero será el arquitecto Pedro Monteagudo, a partir de 1647, quien la convierta en la imponente basílica barroca que es hoy, aunque mantiene algunas señales del Renacimiento.
Esta obra le ocuparía a Monteagudo más de cincuenta años, hasta el fin de sus días (1700), consagrada pocos años después de su muerte, en 1708.
La iglesia tiene una longitud de 60 metros y presenta una planta de cruz latina, con tres naves de distinta altura, más estrechas las laterales.
En su interior destacan dos capillas:
- la capilla de Magdalena, también llamada capilla funeraria de San Juan Bautista, es de 1230, de estilo románico cisterciense, siendo uno de los pocos restos medievales que quedan en el Presenta una nave rectangular cubierta con bóveda de cañón.
- la capilla del Rosario, sita en la zona norte del crucero, es de 1673 y obra de Pedro Monteagudo; sobre ella hay que decir que es la primera capilla barroca gallega en la que todo está concebido para crear un ambiente teatral. A ello contribuyen tanto la decoración de los muros, muy rica, como la propia iluminación. El acceso a la capilla se realiza a través de un arco flanqueado por un doble par de columnas corintias que soportan un frontón partido. En el interior de la capilla del Rosario, de aspecto teatral, destaca la exuberante decoración naturalista con frutas, vegetales variados, aves, sirenas… que hablan de la victoria del Rosario sobre el pecado original (y la fruta que lo provocó).
Delante mismo de esta puerta nos encontramos un sepulcro gótico, el de un guerrero ataviado con su armadura y espada y acompañado de varios perros a sus pies.
Hay más sepulcros medievales, como los del caballero Arias Vázquez, también con su armadura y espada; y el de su esposa Teresa López, en la pared derecha.
El espacio del crucero se solucionó mediante una gran cúpula semiesférica. Los soportes de las arquerías que separan las naves son pilares cuadrados. La cúpula semiesférica de la iglesia, es grandiosa con sus 35 metros de altura y grandes similitudes con la del Panteón de Roma. La cúpula se levanta, redonda y majestuosa, sobre apoyos que tienen forma cuadrada. Predominan, junto con los escudos, los motivos florales y frutales que constituyen una de las principales características de toda la decoración, abiertamente naturalista.
Podemos ver también la representación de los cuatro evangelistas y los Santos Padres (San Jerónimo, San Ambrosio, San Agustín y San Gregorio Magno), estos ocupando los ángulos. No faltan tampoco los padres fundadores San Benedicto (autor de la conocida máxima, “ora et labora”, además de fundador de la regla que lleva su nombre) y San Bernardo (figura esencial dentro de la Orden del Císter), así como la figura, tan importante en Galicia, de Santiago apóstol.
El tránsito de la planta cuadrangular a la forma esférica, circular, de la cúpula, se hace por medio de unas trompas o abanicos muy originales.
Iluminándolo todo, la luz que entra por la parte superior de la cúpula.
De gran interés es la decoración de la bóveda que da acceso a la sacristía desde el crucero de la iglesia. Predominan en aquélla las fuentes y platos con gran variedad de manjares y frutas: truchas, pollo, chorizos, manzanas, peras, etc.
Mural pictórico
Hallamos, en la cripta un gran mural pictórico, con la representación de esquemáticas figuras, que por su hábito son los monjes del Císter.
En otra pared, otra escena de profundo misticismo. Arrodillándose ante la llegada del Espíritu Santo y del otro lado, el Ángel de la trompeta.
La Sacristía
Del siglo XVI, es una obra clasicista, construida entre los años 1569 y 1572, es obra de Juan de Herrera. Es un excepcional conjunto del Renacimiento gallego.
Sobresale por la armoniosa combinación de los distintos órdenes clásicos. En la portada, un arco de medio punto enmarcado por pilastras jónicas que soportan un frontón triangular. Este mismo esquema habrá de repetirse en el interior de la sacristía. En unos medallones que hay en la entrada aparece representada la Anunciación; luego vendrán los símbolos de la pasión de Cristo, labrados bajo la cúpula.
Como curiosidad, a la entrada de la misma, en el dintel, se puede leer en latín:
“Mundamni Qui Fertis Vasa Domini: Isaias 52“
“Purificaos los que lleváis los vasos del Señor”.
Los claustros
En el monasterio de Sobrado dos Monxes se encuentran tres claustros:
- El claustro de la Hospedería o de Peregrino, próximo a la entrada del monasterio. Es de estilo herreriano, de ahí sus austeras líneas, y desde él se accede a la biblioteca y a la hospedería. Los arcos de las pandas son de medio punto. Fue construido entre 1625 y 1635 y se acometió su rehabilitación en 1972. De planta cuadrada, está compuesto por dos pisos diferenciados en estilo, jónico el superior y dórico la planta baja.
En su ala izquierda se encuentra la escalera principal, conocida bajo el apelativo de “Maristella” en honor del himno a la Virgen María, cuyo himno es “Ave maris stella”, el cual se cantaba cuando los monjes subían escalera arriba y por estar presidida por una talla de la Virgen.
- El claustro de las Procesiones o de las Caras o Medallones, se hizo sobre los restos del antiguo claustro medieval, siendo el claustro original de la construcción cisterciense del siglo XIII, aunque posteriormente rehecho entre los siglos XVI y SVIII.
Está adornado con altorrelieves en forma de medallón donde aparecen representados abades, obispos e incluso papas relevantes de la época.
Presenta una planta rectangular con dos cuerpos: uno inferior con arcos de medio punto, y otro superior, con un número doble de tramos, donde sobresalen los treinta y seis medallones que muestran rostros de distintos personajes: apóstoles, obispos, santos, reyes caballeros, personajes bíblicos, Almanzor, etc.
Además de las caras hay, en las esquinas, escudos y otros bajorrelieves. Esta es la esquina del lado noroeste, bajo las torres, donde se representa la Anunciación de la Virgen, donde esta está leyendo y se le aparece el ángel Gabriel, representado arriba. Delante de María está el profeta Miqueas, quien profetizó su existencia y, a su izquierda, San Lucas, quien escribiría de la Anunciación…
Este escudo, en otra de las esquinas, es el de la Congregación de Castilla. Arriba a la derecha sería el monje Alberto, llamado Faber en la documentación medieval, de los que llegarían con la primera comunidad cisterciense desde Claraval en 1142.
Los apóstoles y Evangelistas, entre ellos Santiago, están representados con aureola.
Como es lógico, este claustro está comunicado con las pocas dependencias que todavía se conservan del monasterio medieval, como la sala capitular, el refectorio y la cocina.
El claustro fue reconstruido en el siglo XX debido al estado de abandono y deterioro sufrido por el conjunto en los años anteriores.
- El Claustro Grande, cuya construcción se inició en el siglo XVI y no sería terminado hasta el siglo XVIII. Es de grandes dimensiones, de ahí su denominación, pues cuenta con unas dimensiones de 58 x 55 metros.
Existe una zona del Claustro Grande destinada a residencia de los monjes, y por tanto de acceso restringido en caso de visita.
La sala capitular
De los años 1215-1220, se abre al claustro procesional o reglar. Desde éste claustro se accede a la sala por una estructura todavía románica y muy atrayente. Presenta una gran luminosidad y elegancia. El vano de la puerta se encuentra rodeado por un amplio conjunto de arquivoltas aboceladas de medio punto que caen sobre pilares rodeados por múltiples parejas de columnitas románicas. A ambos lados de la puerta se abren sendos ventanales de idéntica estructura. Es obvio que tan espectacular conjunto de columnas servirían para recoger los nervios de la bóveda de crucería de las pandas del claustro, al modo hispano-languedociano. Aquellas bóvedas de crucería fueron reemplazadas por las actuales renacentistas.
Una vez dentro de la sala capitular, observamos el típico espacio ortogonal abovedado con cuatro soportes constituidos por ocho columnas unidas cuyos capiteles comunes rematan en cimacio ochavado.
Los nervios de las bóvedas, además de en estas columnas se apoyan sobre columnas acodilladas en las esquinas del cuadrado y en mensulones de los muros. Es uno de los escasos ejemplos medievales conservados en abadías cistercienses de la Península.
La cocina
Del siglo XIII. Es un espacio abovedado, al estilo de una sala capitular, cuyos nervios son soportados por cuatro grandes pilares cilíndricos, a modo de columnas cuyos cimacios son ochavados. El espacio central de esta sala y rodeados por las columnas es la campana de la chimenea.
De esta cocina dijo Otero Pedrayo, una de las grandes figuras de la literatura gallega, que era la más hermosa de Galicia.
Otros elementos de interés
El monasterio de Sobrado dos Monxes es un lugar perfecto para encontrar un clima de acogida y sosiego con la posibilidad de asistir a las oraciones de la congregación desde la madrugada. Sobre las nueve y media de la noche, al final de completas, los monjes le cantan a la virgen la Salve Regina antífona cuya composición se le atribuye al abad de Sobrado, Pedro de Mezonzo. Presenciar este cántico casi celestial es, sin duda, un momento memorable, un recuerdo imborrable para cualquier visitante.
Un gran cruceiro está emplazado en el campo del monasterio.
Desde el cruceiro y en este mismo campo monacal vemos la iglesia parroquial de San Pedro, donde se guardan tallas románicas de lo que fue el convento medieval.
Más atrás, en este hermoso campo tras la iglesia del convento, llegaremos al molino que, con agua canalizada de A Lagoa de Sobrado, molía el grano para hacer el pan del monasterio.
Próximo al Monasterio de Sobrado dos Monxes y formando parte de los edificios propiedad del mismo, encontramos la Casa del Arco (Antigua Casa de audiencias). Actualmente se utiliza como Hospedería.
Por otro lado, a aproximadamente 1 km del monasterio está la laguna, construida por los monjes entre los años 1500 y 1530, represando las aguas de varios arroyos que forman las fuentes del río Tambre. El objetivo del embalse, aparte de llevar agua corriente a las cocinas del monasterio, era regar sus prados y mover su molino. Otro motivo, no menos importante, era disponer de pesca, especialmente las truchas. Transcurridos cinco siglos, las aguas de la laguna siguen llegando al monasterio y atravesando su finca, aunque hoy ya no tengan la misma función de antaño.
El albergue del monasterio de Sobrado dos Monxes que atienden los monjes cistercienses del mismo, continúan una actividad de la que existen referencias desde el siglo VI, pero en la época moderna se recuperó en 1966, cuando los monjes volvieron a habitar el recinto. En el 2008 fue la última reforma del albergue.
Conclusiones
La importancia histórica de Sobrado dos Monxes viene dada por su monasterio cisterciense de Santa María, durante siglos motor espiritual y económico, pero siempre refugio de peregrinos y otras almas en busca de retiro.
Se trata de una muestra ilustre del barroco gallego. Representa una obra de arte a nivel global, en el sentido de que elementos como la sala capitular o la propia cocina son obras de arte dignas de mención.
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Referencias
Sobrado dos Monxes. Primer Monasterio Cisterciense de España. De Ordoñez, S.
Monasterio de Sobrado de los Monjes. De varios autores. Editorial Anaya
http://www.arteguias.com/monasterio/sobradodosmonxes.htm
https://deliciasmonasticas.es/monasterios/cistercienses/monasterio-de-santa-maria-de-sobrado/
https://galiciapuebloapueblo.blogspot.com/
https://www.viajesyrutas.es/2021/03/monasterio-de-sobrado-dos-monxes.html