A falta de programación de fiestas de recreación histórica en estas fechas, un año más (tercero consecutivo) acudimos a la cita con la Feria Medieval de Monforte, y, desde nuestro punto de vista, la organización es bastante deficiente.
Empecemos por aclarar que el marco arquitectónico y urbano, así como el gran número de asistentes y la alegría y hospitalidad de los habitantes de este municipio son absolutamente inmejorables, pero por lo demás parece imposible que tras 17 ediciones, la Feria no haya alcanzado unos mínimos exigibles a cualquier evento de este tipo que quiera consolidarse y adquirir personalidad propia. Vayamos por partes.
En primer lugar es inconcebible la tardanza en hacer público el programa de actividades, siendo este el atractivo que debe atraer y concretar los espacios horarios en que cada uno pueda estar interesado. Por si fuera poco, no hay ninguna señalética, ni directorios, ni ningún tipo de información, más que un punto de entrega de los trípticos con el programa.
La decoración medieval de la Feria brilla por su ausencia, no se ha procurado ni la ambientación de las calles, plazas y muchísimo menos los establecimientos hosteleros y comerciales. Pocos participantes ataviados y caracterizados al modo medieval, y algunos “infiltrados” (romanos, castrexos, mosqueteros, etc).
De la cena medieval fuimos incapaces de conseguir más información como menú y precio. De la oferta en los establecimientos hosteleros solo decir que hemos pagado el mismo precio que en las terrazas de la Marina en A Coruña, sin ninguna contrapartida adicional, como decoración, ambientación, caracterización de los propietarios, etc.
Pero lo peor son las actividades de entretenimiento y animación, muy pobres, una aburridísima función de acróbatas, por no hablar del lamentable espectáculo de la quema del Palacio de los Condes, donde además de la inseguridad y riesgo que transmite tal aglomeración de personas, es imposible que nadie más allá de las dos primeras filas, pueda ver algo del espectáculo. Las justas medievales están bastante bien, aunque todos los años sea el mismo espectáculo.
Creemos que es necesario que la fiesta de un paso al frente, procurando que personas con experiencia y conocimiento se encargue de su organización, anticipando información para que los potenciales asistentes configuren sus agendas, procurando una mayor participación, de manera más activa de los establecimientos hosteleros y comerciales, poniendo puntos de información en diferentes ubicaciones del casco urbano, con un directorio de actividades en cada plaza en la que se vayan a producir, trasladar las actividades a la plaza del Colegio PP. Escolapios, más llana y por tanto con mayor visibilidad para los asistentes, organizar con criterios de seguridad (muchísima gente en un espacio muy limitado) la Quema del Palacio de los Condes, ampliar y mejorar las actividades de animación, procurar una mejor representación de puestos de artesanos con productos de calidad y sobre todo de la época. Incentivar que los participantes se vistan y caractericen al modo medieval, dotar de mayor contenido cultural y divulgativo el evento (exposiciones paneles informativos, monólogos, títeres, teatro en la calle, poblados con ambientación, etc.)
Una fiesta que por localización, historia de la villa, animación de sus habitantes y fechas en que se realiza, está llamada a ser una de las mejores fiestas de Galicia, pero visto lo visto, les recomendamos a los promotores se den una vuelta por las Ferias Medievales de Pontedeume, Betanzos, Mondoñedo, Corcubión o Noia, por citar algunas similares, para conocer referencias que les permitan mejorar en futuras ediciones.