Para abordar el contenido de esta nueva entrada en el Blog, en primer lugar debemos situar la época conocida como Neolítico.
El Neolítico es uno de los períodos en que la historiografía tradicional divide la historia de la humanidad y que se caracteriza por la adopción de un sistema económico basado en la agricultura y la ganadería y la vida sedentaria en aldeas.
Esta era comienza con la finalización del Mesolítico, cifrándola en torno al año 6.000 a.C., y durando hasta el 3.000 a.C. Se trata de un período, que junto con el Paleolítico y el Mesolítico configuran lo que se viene en denominar como Edad de Piedra.
El propio término, Neolítico, está formado en base a dos raíces griegas: νέος (néos), cuyo significado es “nuevo”, y λιθικός (lithikós), que podríamos interpretar como “piedra”.
En una labor de síntesis podríamos afirmar que las principales características de este período es la domesticación del campo y del ganado, dando lugar a la agricultura y la ganadería. Adicionalmente, durante este período se produjeron cambios sustanciales en la forma de vida de los humanos de entonces: cambio del nomadismo permanente por sedentarismo, dando lugar a las primeras localizaciones físicas con carácter de mayor o menor continuidad en el tiempo, desarrollo de la alfarería y mejora de las herramientas en piedra pulida, cambios en la organización social, en las formas de alimentación, no dependiendo exclusivamente de la pesca, la recolección o la caza, etc.
Se suele afirmar que el cambio climático facilitó que los habitantes de aquella época decidieran formar asentamientos, potenciándose así las labores agrícolas y ganaderas, dando lugar a una verdadera revolución.
El establecimiento de las sociedades campesinas fue un hito histórico. No sólo porque se consiguiera la domesticación de animales y plantas sino todo lo que ello conllevó:
- Desarrollo de nuevas y mejores herramientas
- Excedentes para el comercio
- Nuevos contactos culturales
- Especialización profesional
- Sedentarización
- Nuevas formas de organización política y social
- Aumento de los núcleos de población
Cuando se habla del Neolítico se suele hablar de cambios e innovaciones. Pero estos son términos no del todo correctos. Por ejemplo, algunas de las técnicas del llamado “paquete neolítico”, como la cerámica o la industria de piedra pulimentada, ya existían en épocas anteriores. No obstante, será en el Neolítico cuando se generalizarán y se convertirán en elementos importantes para las poblaciones sedentarias y con economía agropecuaria. Y, asimismo, técnicas que nacieron en la época Neolítica, como la metalurgia del cobre, serán importantes para períodos posteriores.
Si pensamos que la aparición de los primeros homínidos, para algunos autores sería el Ardipitecus Ramidus, hace unos siete millones de años, hasta la actualidad, la evolución ha sido muy lenta, acelerándose tan solo a partir del Neolítico. Desde que surgiera el ser humano tuvieron que pasar millones de años para que camináramos sobre nuestras dos piernas. Otros tantos para controlar el fuego y añadir el consumo de carne a nuestra dieta o para que golpeáramos dos piedras entre ellas para conseguir esquirlas afiladas…
La agricultura y ganadería surgieron en reemplazo de la recolección de frutos y la caza. El cultivo de cereales, trigo, arroz y maíz fueron las primeras plantaciones de esta era. Además el cambio climático que provocó la desaparición de una buena parte de la fauna, recurso de alimentos hasta entonces, la sequía de algunos ríos, desaparición de bosques, desertización creciente. Todo ello conjugado con un período de crecimiento demográfico, provocaba escasez de recursos, lo que invitaba a parte de la población a buscar nuevas fuentes de alimentos y crear nuevos asentamientos. Durante este periodo se comienza a domesticar ciertos animales para ayudar en el trabajo diario. Así, después del perro, surge la domesticación de cabras, asnos, renos, caballos y ovejas.
La principal innovación del Neolítico fue el descubrimiento de formas propias de producción de alimentos a partir de la agricultura y de la ganadería. Este cambio no se produjo con la misma rapidez en todo el Próximo Oriente sino que estuvo causado por una serie de lentas transformaciones. Fue un proceso de domesticación realizado por selección artificial. Estas transformaciones convivieron con formas de vida típicas del Paleolítico. El trigo silvestre y la cebada fueron los primeros cereales que se domesticaron en el IX milenio a.C. en la región levantina de Próximo Oriente. Posteriormente se domesticaron otras especies como la lenteja, el guisante, la escanda y el lino.
Los perros fueron los primeros animales domesticados. En las aldeas se criaban ovejas y cabras, de las que se aprovechaba la carne, la leche y las pieles. Los machos más jóvenes y las hembras se protegían, sobre todo durante el periodo de gestación.Los otros animales que se domesticarían serían el uro y el jabalí. Estos animales pasarían a convertirse en el buey y el cerdo. Estos animales aportaron diversos beneficios a la sociedad: carne, productos lácteos, fuerza de trabajo y fibras textiles.
Los primeros poblados se localizaban en zonas donde hubiese posibilidades de caza y recolección de frutos, y agua abundante, normalmente a la orilla de los ríos. De esta forma surgen respuestas creativas a las nuevas necesidades de una organización social emergente como por ejemplo las viviendas o sistemas de riego. En Próximo Oriente tenemos los ejemplos de Jericó (Palestina), Tell Muraybet (Siria) y Çatal Hüyuk (península de Anatolia).
Los avances técnicos llegaron también a otras actividades como la fabricación de útiles y herramientas: piedras de molino o azadas y también de enseres de uso personal o familiar: tejidos, cerámica, piezas de alfarería, etc. Los útiles que se fabricarán serán variados según su uso. Destacaron las hachas de piedra pulimentada, los azadones, molinos, morteros, trituradoras y adornos.
Será en el Neolítico cuando se perfecciona la técnica de fabricación de la cerámica y se generaliza su uso como sistema de almacenaje. Este uso generalizado de la cerámica nació para dar solución a los cambios en los modos de producción y almacenamiento de alimentos. La cerámica proporcionó ventajas como resistencia al fuego, transporte de alimentos y variedad de formas.
Es también en el Neolítico cuando se producen cambios en la forma en que asumen la muerte de sus contemporáneos. Así se han encontrado las primeras tumbas de cerámica, y la constatación de que ya por entonces había un cierto tipo de culto que dedicaba tanto a los recién fallecidos como a los antepasados. Se desarrollan pues un conjunto de creencias que se sustentan y tienden a ser monopolizados por personajes emergentes como los hechiceros, brujos y chamanes.
Sus creencias son, en cierto modo, animistas, y rinden culto a elementos del mundo natural como la tierra, las montañas, el sol, el agua, o fenómenos naturales como los rayos, truenos, lluvia, viento. El siguiente paso, caso inmediato fue la creación intelectual de unos seres superiores, espíritus divinos o dioses.
La complejidad que va adquiriendo la sociedad neolítica hace que surja la necesidad de organizarse, y así se clasifica a los individuos en base a dos principios: la riqueza y el trabajo que desempeñan. Es el origen de la sociedad jerarquizada, siendo los campesinos y los ganaderos, la inmensa mayoría, los menos valorados; por el contrario los oficios emergentes como los fabricantes de tejidos, los alfareros, artesanos, mano de obra especializada, adquieren mucho más valor. La pirámide tiene en su cumbre a los jefes.
Gordon Childe fue el primero que abordó el estudio del Neolítico como una gran transformación en la vida del hombre. Influenciado por las corrientes históricas marxistas creó el término “revolución neolítica” para explicar esa gran transformación. Esta idea de revolución neolítica caló entre los prehistoriadores y arqueólogos del siglo XX. De hecho, es un término que aún suele emplearse por algunos académicos. En consecuencia, la revolución neolítica sería la transformación radical de la forma de vida del ser humano.
Y dedicamos la última parte de esta aproximación al Neolítico con un apartado dedicado al arte.
Debemos decir que el concepto de arte Neolítico no debe entenderse con muchos de los condicionantes y características con los que, de manera habitual y no profesional, se concibe actualmente. El arte neolítico es el desarrollado por el hombre prehistórico durante la última etapa de la Edad de piedra. Hablaríamos entonces de arquitectura, monumentos megalíticos, cerámica, escultura y pinturas, fundamentalmente.
El arte neolítico destaca por abarcar una amplia variedad de temas y por tener al hombre como figura central.
En el ámbito de la arquitectura hay que centrarse en los monumentos megalíticos: menhires, monolitos (a veces antropomorfos), dólmenes (tumbas formadas con piedras superpuestas), crómlechs (disposiciones circulares a base de monolitos, el más conocido el de Stonehenge). Hablamos de estructuras realizadas con varios bloques de piedra sin labrar, de gran tamaño. Habitualmente su finalidad era religiosa, funeraria, astronómica o como elemento de señalética.
En el ámbito de las esculturas y la pintura, el arte neolítico se caracteriza por su variedad de temas. En la pintura es habitual la representación habitual de animales (caballos, ciervos, bisontes, renos, uros, …), y de seres humanos (con aspecto algo primitivo aún y de colores monocromáticos). También aparecen, por primera vez, elementos artísticos relacionados con las creencias, la fertilidad, y las alegorías a la diosa madre. Otro de sus rasgos salientes fue el uso de símbolos en lugar de imágenes, donde ya no se buscaba representar de manera fiel a la naturaleza sino fijar ideas y conceptos abstractos. En cuanto al color, la mayoría de las obras son monocromáticas, con preponderancia del rojo y del negro. Los trazos suelen ser gruesos y abundan las formas esquemáticas, siendo más simbólicas que naturistas.
En cuanto a la escultura neolítica hay que destacar la importante aparición de estatuillas bien modeladas con arcilla o bien talladas en piedra. El tema principal suele ser el relacionado con la fertilidad, posiblemente vinculado al deseo de favorecer las cosechas.
Y por último se suele incluir en el ámbito del arte neolítico las producciones de cerámica y el tejido.
Fuentes:
- Santillana.
- Nociones de prehistoria general. Ariel historia.
- Los orígenes de la civilización, de Gordon Childe.
- Prehistoria I: las primeras etapas de la humanidad. Editorial Centro Estudios Ramón Areces.