Como no podía ser de otra manera, en la sociedad medieval, totalmente estratificada, se manifestaban las enormes desigualdades que afectaban a todos los ciudadanos, y la vestimenta no era una excepción, por lo que las ropas que utilizaban los individuos reflejaban el estrato social al que pertenecían.
Las leyes suntuarias, o leyes sobre el gasto, restringían el vestido de moda para la clase noble. Dentro de la clase noble, había otras leyes que marcaban el rango de una mujer, por ejemplo, sólo la Reina llevaba piel cibelina, que era la piel de una animal llamado marta, y joyas de oro. Las mujeres nobles del Renacimiento debían seleccionar sus adornos y telas según el rango de sus padres o hermanos.
Las ropas usadas en el Imperio Romano fueron siendo sustituidas paulatinamente por nuevos ropajes. De esta forma las togas y túnicas, propias de la época romana, dieron paso a nuevas prendas de punto y malla.
De gran importancia resultaron también las aportaciones realizadas por los bárbaros, ya que introdujeron prendas como las bragas, que eran unas prendas parecidas a los pantalones o calzas y que se ajustaban a las piernas mediante correas.
Durante la Edad Media se siguieron usando las capas de lana rectangulares (clámides) adquiriendo mayor amplitud e incorporando mangas.
Por su parte, también Bizancio hizo aportaciones en el mundo de la ropa, pues de allí llegó el lujo y la variedad de telas, destacando sobre todo la seda y los bordados en oro y piedras preciosas. En sus vestimentas destacaba el uso predominante de los flecos y adornos.
Con la llegada de los árabes al occidente europeo, se empezaron a utilizar nuevas telas, en especial los pantalones anchos (zaragüelles), la faja, el turbante y la túnica corta abotonada y ajustada (aljuba).
Durante la época de contiendas entre cristianos y árabes en la Península Ibérica, los primeros solían vestir la camisa como ropa interior, y luego varias túnicas superpuestas, que terminaban con el rial, ceñido al cuerpo hasta la cintura (jubón).
El pellote era una especie de vestido largo y abrigado ya que se forraba habitualmente con piel de conejo. Las cabezas eran adornadas con sombreros cilíndricos o birretes.
Para la guerra se usaban cotas de malla, sobre túnicas de lana, armaduras, escudos y yelmos de hierro, pues las luchas eran cuerpo a cuerpo, y cinturones para sostener las espadas.
En cuanto a las mujeres, se hizo común el uso de faldas de forma cuadrada, con un agujero en la cintura y cuatro picos en el extremo inferior. Predominaban las líneas rectas y las mangas ajustadas. Cubrían sus cabezas con cofias o tocados, sujetas con cintas que se ataban debajo de la barbilla. Se protegían del frío con mantas o capas. También al igual que los hombres, usaban pellotes. No usaban calzas ya que las piernas no se cubrían. En el caso de las mujeres jóvenes se toleraba un discreto escote (a veces tapado con un velo de lino), pero la falda siempre muy larga y los brazos tapados por una camisola de lino o seda.
Por su parte los niños quedaban confinados a una túnica de saya, que lucían a media pierna, generalmente descalzos y sin otra ropa.
Respecto a la ropa de trabajo son abundantes las menciones de delantales y calzones de pieles baratas (conejo u oveja)para el invierno, también sobre gorros o sombreros que identifican al propietario con determinado gremio o profesión.
Las clases privilegiadas se ataviaban con una mayor gama de colores vistosos. Además sus ropajes eran más largos. En lo relativo al uso de los tejidos las clases bajas usaban el lino y las altas la seda bordada en oro ribeteada de pieles traídas de lugares exóticos. Pero las pieles más habituales eran el zorro y el lobo.
El estamento del clero, con gran importancia en la Edad Media tenía su propia indumentaria. En los acontecimientos importantes, los obispos utilizaban la miltra o toca alta y puntiaguda, el báculo pastoral (bastón), la capa y la dalmática (túnica abierta por los lados y muy adornada con materiales preciosos).
Los villanos y los siervos utilizaban materiales como el lino, la lana o pieles baratas para abrigarse. En cuanto al uso de los colores, estos dependían de la facilidad de tinte y del precio de las mismas.
Las clases menos privilegiadas apenas usaban tintes en las telas, eligiendo el color natural de las mismas. Estos eran pigmentos como el gris o el marrón. Vestían camisolas con distintas larguras de manga, pero estas nunca superaban la cadera. El largo de la camisola llegaba a la rodilla y con el tiempo se fue acortando, quedando por encima de la rodilla. En época de duelo se cubrían con trajes negros o blancos, que eran trajes relativamente baratos en dicho período.
En cuanto al calzado, ambos sexos usaban una especie de zapatillas abiertas fabricadas con cuero, de cabra para las clases más adineradas, o de vaca para el común de la población. A veces, los hombres llevaban botas o zapatos con una prolongación en forma de punta.
En lo que respecta a la fabricación de las prendas de ropa, la mayoría de la ropa era hilada, cortada y cosida por las mujeres de la familia. Las familias criaban ovejas y cultivaban lino. Se utilizaba el lino, la lana y pieles para el abrigo. En el caso de la nobleza, algunos tejidos eran hechos de hilos de oro o plata y las ropas decoradas con piedras preciosas.
El lino era más apropiado para las ropas de los más pobres, mientras que la seda era el tejido que empleaban los más poderosos, engarzada y bordada con oro, a menudo con forros de pieles exóticas, incluyendo raras importaciones del África o del medio oriente, pero el zorro, el lobo y en las regiones más frías el oso parecen haber sido las más populares.
Respecto a los colores, que se obtenían de tintes naturales, entre los pobres abundaban los colores naturales de las telas, gris y marrón. Generalmente son representados con camisolas diversos largos de manga, pero con un largo no superior a la terminación de la cadera.
Lilas, negro y blanco (para el duelo), escarlatas, celestes, azules, dorados, rojos, plata, verdes puros, amarillos, rosa y Púrpura. Son mencionados como los colores utilizados por las elites del periodo, cabe resaltar que los colores se usaban en tintes brillantes, ya que esto requería una cantidad de tintura mayor y por lo tanto demostraba un mayor poder adquisitivo.
Las telas aumentaron en suntuosidad cuando los cruzados introdujeron el algodón, la diáfana muselina (cuyo nombre se deriva de Mosul, en Irak), el damasquino (de Damasco) y la gasa (de Gaza, en Palestina). Estos materiales transformaron la indumentaria medieval y le dieron un aire exótico.
Con las nuevas telas, aparecieron tocas con puntas, de las que pendían velos de gasa. Los hombres vestían de colores moteados o con diseños de franjas. A partir del siglo XIV, las ropas se adornaban con cortes en zigzag en los bordes, o en diversas formas.
Los nobles usaban con frecuencia túnicas ultracortas; de esta manera mostraban las piernas cubiertas con mallas. Era una moda que los clérigos no aprobaban de buen grado. Los zapatos largos y en punta, propios de los más sofisticados, se hicieron tan alargados que era necesario atar las puntas a la rodilla, para que fuese posible caminar con ellos.
Podríamos sacar algunas características comunes para dos grandes períodos de la Edad Media:
- Durante el Medievo románico (de 900 a 1200), la vestimenta se caracterizaba por el uso de largos calzones, bragas», y cinto (elementos germánicos) y la persistencia de túnicas y capas (elemento romano).
- En el período del Medievo gótico (de 1200 a 1450), se tendió hacia las formas perfiladas y esbeltas. Los sastres de la época crearon vestidos muy largos y sueltos, semejantes para hombres y mujeres. Se llevaba una almilla con mangas largas y un jubón sin mangas. Casi todos los vestidos eran de lana, y los ricos los adornaban con bordes de piel, bordados y joyas.
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