Como en todos los lugares del mundo, Galicia cuenta con una serie de costumbres y tradiciones, desarrollados a lo largo de los tiempos, para la celebración de la Navidad. Estas tradiciones tienen su origen, en la mayoría de los casos, en costumbres del mundo rural gallego.
Una de las cosas que hacen de Galicia un destino con encanto es el apego a sus raíces. Hoy, con esta publicación, vamos a intentar hacer un compendio de las tradiciones navideñas en Galicia.
Cantar panxoliñas (villancicos)
En Galicia, estas canciones reciben el nombre de panxoliñas (similares a los villancicos), y son canciones navideñas que tradicionalmente se cantan a cambio de un agüinado, y que para su interpretación los que las cantan se hacen acompañar por instrumentos musicales gallegos, principalmente la gaita y las panderetas.
Esta tradición parece serse remonta al siglo XV, y que se suele centrar en los días más señalados de estas fiestas, esto es en la Nochebuena, la Navidad, la Noche Vieja y el día de Reyes Magos.
Estos cantos tienen su origen en antiguas piezas tradicionales transmitidas de manera oral. Los jóvenes gallegos, especialmente en el rural, se agrupaban para ir, casa por casa, cantando estas panxoliñas en las frías noches de Navidad.
En Nochebuena, al momento de comer los postres, se canta:
“Son voltas, son voltas son voltas que o mundo dá, na Noite da Navidá”
El día primero de año se cantan unas coplas llamadas Manueles y las Xaneiras, en honor al santo de este día:
“Eiras, eiras, Eiras xaneiras, milloradiñas as tres primeiras, Dios nos dea boas anadas, bos cabritos, boas cabras.”
Lo habitual es que el llamado Manuel, tras escuchar la copla, invite a una ronda de vino.
En Reyes, por su parte, se canta:
“Cantámosche os reis, cagallas de cabra. Cantámosche os reis, non nos deches nada”. “Deanno-los reis, señores por Dios, polo nacemento do Fillo de Dios”
Podéis ver más información en nuestro post, ya publicado: El origen medieval de los villancicos.
Cantar de reyes
Una antigua tradición consistente en que durante estas fechas, los grupos de hombres y mujeres jóvenes recorrían los caminos de las aldeas, visitando las casas, cantando panxoliñas, canciones de Navidad o canciones de Reyes. En todo caso, hermosas piezas de la literatura popular que fueron transmitidas oralmente a lo largo de los siglos.
A cambio de amenizar con sus canciones, los jóvenes solicitaban un aguinaldo en especie, esto es vino, pan, tocino, chorizos, dulces, etc, para luego juntarse todos y hacer una fiesta para degustar los productos recogidos.
A título de ejemplo, recogemos un fragmento de estas canciones, sería:
Déano-lo aguinaldo
anque sexa pouco
un touciño enteiro
e a metade doutro
Esta tradición se está intentando recuperar en la actualidad, merced a la Laborde diversas asociaciones, recopilación de canciones, publicaciones, grabaciones, etc.
Para profundizar en este tema, os recomendamos la lectura de nuestro post: Canciones de Navidad en Galicia.
El rito del tizón
En algunas zonas de Galicia, también se le conoce como el Cepo de Nadal.
Se trata de una antigua tradición gallega y se vincula con los aspectos mágicos con los que nacían este tipo de celebraciones.
Consiste en colocar un gran trozo de madera que se enciende en la lareira (lugar de la casa en que se hace fuego, tradicionalmente para cocinar), que debe estar perfectamente limpia y barrida. Se quema el tronco, pero solo hasta la mitad, dejando la parte que no se quemó por si hiciese falta utilizarlo en un nuevo fuego para salvar a la vivienda de un gran mal o de una gran tormenta.
Por otra parte las cenizas producidas por la combustión del medio tronco quemado, se utilizan como fertilizante en unos casos, y como un ingrediente especial para preparar emplastes o remedios contra algunas dolencias.
En algunas zonas de Pontevedra y de la provincia de Lugo todavía se conserva esta tradición gallega.
Hay que remontarse a los ritos paganos de los antiguos pueblos indoeuropeos y celtas para encontrar el origen de esta tradición, que tiene relación no con la Navidad, la tiene con el solsticio de invierno, el día más corto de luz solar. Se trata de la celebración del Yule. El Yule, que significa rueda, duraba en sus orígenes 13 días. Simbolizaba la destrucción de lo viejo para dar paso a lo nuevo.
La celebración del Yule se iniciaba con el sonido de las gaitas que acompañaba mientras duraba el festejo. Los habitantes se desplazaban a lo alto de una montaña y a lo largo de todo el día y noche celebraban este ritual en el que no faltaban la comida y la bebida.
Durante la celebración en honor al nacimiento del nuevo Sol y por ende de un nuevo año se quemaba parte de un tronco. El resto se conservaba todo el año, ya que al tronco a medio quemar se le atribuían propiedades mágicas.
Más tarde la Iglesia estableció como fecha para el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, fecha muy próxima en el tiempo a esta celebración de origen celta (21 de diciembre).
Una de las tradiciones más importante en estas fechas era el recorrido que se hacía por las casas para regalar a los familiares, amigos y conocidos una especia llamada clavo, a la que se le atribuían, entre otras, propiedades como la de servir como analgésico para los dolores de muelas.
A la entrada de las casas se colocaban acebos para indicar a las visitas que en nuestra casa reinaba la paz, que se encontraba libre de malos espíritus y que disfrutaríamos de unas buenas fiestas.
De la tradición del tizón, parece ser que procede el famoso tronco de chocolate o de mazapán, postre navideño destacado en la gastronomía gallega.
El rito de las Cédulas
Se trata de una costumbre enraizada en diferentes zonas de Galicia, aunque en ocasiones, como sucede en el municipio ourensano de Verín, recibe otro nombre: “estrechos o estrechas”.
Esta tradición consiste en juntar hombres y mujeres jóvenes en una rueca o en el patio de la iglesia alrededor del fuego nuevo para hacer un sorteo que los iguale. Se colocan los nombres de los hombres y las mujeres en dos botes diferentes y se toma alternativamente un papel de cada bote para formar las parejas.
El día de Año Nuevo celebraban una fiesta en la que cada joven iba acompañado de la chica que le hacía el papel, bailando solos entre ellos.
As tempas (el tiempo)
En la comarca del Condado, al sur de la provincia de Pontevedra, es común salir a la era con una vela encendida para saber de dónde viene el viento, a las 12 de la noche.
El lugar desde donde sopla el viento indicará cómo resultará el clima y las cosechas del próximo año. Así, el viento del sur indica un año húmedo, el del noreste advierte que será un año seco, el viento del este indica un año de hambre y el viento del oeste indica una cosecha abundante.
La cena de Nochebuena
Hasta tiempos recientes, la Nochebuena era un día de abstinencia, por lo que no se consumía carne. De ahí, que la gastronomía gallega tradicional, tenga como protagonista, por ejemplo, el bacalao con coliflor.
En algunas zonas de Galicia el plato principal era el pulpo, o las berzas o los grelos, o en casos concretos como en Verín, con la sopa de almendras, o en Lugo las peras en vino tinto.
El apalpador
El apalpador (también conocido en algunos lugares como o Pandigueiro) es un personaje que se está recuperando, y que en su día tenía protagonismo en las tierras montañosas lucenses y ourensanas de Galicia, especialmente en Os Ancares, O Caurel, Tierra de Trives y el Bierzo.
El apalpador, era un hombre entrado en años, bonachón, orondo, con cabello de color rojo, y de oficio carbonero, y que bajaba en las Navidades (en Nochebuena o en Nochevieja, según las zonas) a las casas para comprobar “palpando” el vientre de los niños, para saber si había comido bien durante el año. En caso afirmativo, este personaje les dejaba un poco de carbón; y en caso contrario un buen puñado de castañas en unos casos, o un pequeño obsequio para desearles un año de abundancia y prosperidad.
Hay algunas canciones populares relacionadas con este personaje que se cantan durante esa noche para advertir a los niños de su llegada y de la necesidad de que vayan a la cama. Y es que si no están dormidos, no vendrá.
Podéis saber más sobre el apalpador en nuestra publicación: El apalpador. Personaje mágico de la Navidad gallega.
Los trubincos
Es una tradición localizada en el municipio pontevedrés de Salcedo, y se relaciona con unos seres mitológicos, los Trubincos.
Se trata de unos trasnos, exclusivos de la Navidad gallega, muy aficionados a revolver las cosas y hacer pequeñas trastadas y enredar entre los habitantes del lugar.
En Nochebuena acceden a las viviendas a través de las chimeneas en busca de piñas cubiertas de brea. En caso de no encontrarlas, los trubincos ponen el lugar patas arriba. Con lo que nos encontramos con un personaje menos amable de lo habitual en los personajes asociados a la Navidad.
El antropólogo que dio a conocer a los trubincos fue Rafael Quintía Pereiro en un libro publicado en 2014 y del que se hace eco la enciclopedia virtual de Galicia encantada. Según expone en uno de sus artículos, los trubincos son originarios de la parroquia Pontevedresa de Salcedo. Quintía conoce la leyenda gracias a un vecino del lugar de Cancela, que descubrió con precisión las andanzas de estos curiosos trasnos.
Quintía explica que este tipo de seres, que viven en el imaginario popular, son muy habituales en los ciclos festivos del invierno. Y no se relación tan solo con la Navidad, sino también con un elemento imprescindible en este período del año: el fuego. Es una forma de entender que el mejor regalo que pueden recibir sean las piñas con brea, un excelente combustible para calentar las lareiras y chimeneas, y que de alguna forma, en esta época del año, cuando el Sol tiene menos potencia, estos rituales le ayudan a renacer.
La gastronomía
Un producto navideño típico de Galicia, aunque no el más habitual, es el capón, una especie que se cría fundamentalmente en los municipios lucenses de Muras, Xermade, Vilalba, Abadín, Pastoriza, Guitiriz, Begonte, Cospeito y Castro de Rei.
En Vilalba (Lugo) se organiza la Feira do Capón, el domingo de Diciembre anterior a la Navidad. Desde hace dos siglos existen referencias a la celebración de esta feria anual, cuya fama es ya internacional, y desde el año 2017 el Capón de Vilalba cuenta con la Indicación Geográfica Protegida para su comercialización.
En materia de postres, encontramos dulces con una fuerte antigüedad como son los mantecados, los polvorones, los bandullos y los bolicos.
Mantecados y polvorones seguro que son conocidos por la inmensa mayoría de lectores. El bandullo es una especie de pudding de textura suave. Se trata de un postre de aprovechamientos, pues está elaborado como una base de dulce de huevos, leche y restos de pan y bizcocho, al que en ocasiones se le añaden piñones, frutos secos, almendras,…
Los bolicos son un postre típico de la comarca coruñesa de O Barbanza, y consiste en una especie de buñuelo, hecho con harina de maíz y azúcar, y que se ríe en aceite.
Una tradición extendida por prácticamente todo el mundo, y que en Galicia encuentra numerosas presentaciones, algunas de las cuales, como las de Valga y Begonte son espectaculares.
Hay decenas de ejemplos, y a título de mero ejemplo, reseñamos algunos de los más reconocidos:
El Belén de Begonte, en la provincia de Lugo, se organizada desde el año 1972, y se trata de un belén animado, pues en él las figuras tienen movimiento, e incluso el cielo pasa del día a la noche y hay tormentas.
El belén de Valga, es un belén artesanal en movimiento, y que tiene como singularidad el hecho de que incorpora elementos de la actualidad rural gallega incorporados a lo largo del año. Está compuesto por casi 4.000 figuras, de las que aproximadamente un 10% están en movimiento.
Otros belenes interesantes son el del Liceo de Betanzos (A Coruña), un nacimiento mecánico, compuesto por unas 600 figuras, y ocupa un espacio superior a los 200 metros cuadrados. Es muy sorprendente asistir a un pase porque una narración con música va contando cada escena evangélica y las figuras se mueven e iluminan siguiendo el hilo narrativo.
El belén de la Orden Tercera en Ferrol (A Coruña) cuenta con más de 80 años de historia, y está considerado como uno de los mejores de España y Europa en su estilo. Un paje narra la escena mientras las figuras, unas 200, se van moviendo.
El belén gigante de Viveiro (Lugo) con figuras de tamaño real, intenta reflejar la vida diaria de la época a través de los oficios tradicionales. Así encontramos artesanos, pastores, canteros, etc.
El belén de Díaz Baliño, que se encuentra en la localidad coruñesa de Ortigueiras, es un belén diseñado por el pintor Camilo Díaz Baliño, padre de Isaac Díaz Pardo, enmarcado en un escenario teatral de gasa blanca. Iluminación, decorado y figuras elaboradas en 1924 y representan diferentes personas o personajes populares que se integran en este nacimiento.
El belén de Os Peares, en la Ribeira Sacra, es un belén peculiar, pues suele instalarse al aire libre. Las figuras son elaboradas por sus creadores, vecinos del lugar, que se turnan para instalarlo cada año desde hace 40 años. Ángeles, ovejas, las figuras tradicionales como el misterio y los reyes magos, y una miniatura de la característica estación del tren de la localidad.
Aquí no hablamos de una tradición, sino de una actividad que ha alcanzado gran notoriedad por la dimensión que adquiere en algunos casos.
A estas alturas, ya no queda ni un solo español que no conozca la iluminación de Vigo, auqnue también encontramos otras localidades con alumbrados navideños de categoría, como es en el caso de las localidades pontevedresas de Cambados y Sanxenxo, en las ciudades de A Coruña, Santiago de Compostela, Ferrol, Lugo, Ourense y Pontevedra.
Otras tradiciones curiosas en Galicia
Aunque no habituales en la actualidad, si hemos recogido algunas tradiciones navideñas en tierras gallegas son:
- No recoger ni limpiar la mesa después de cenar. Esta costumbre se basaba en la creencia de que los restos son para las ánimas de los difuntos de la familia que acudirán a lo largo de la noche.
- No barrer la cocina. Era la forma de garantizar que las meigas no entrasen en las casas, a no ser que se recite algún conjuro para evitar su aparición.
- Un detalle curioso de la Navidad en Galicia que ya pocos recuerdan es que el 28 de diciembre la tradición gallega mandaba no trabajar y ello por una buena razón: el insensato que se atreviera a romper la festividad de día con su trabajo, rompiendo con ello la tradición, sería maldecido con el nacimiento de un animal deforme.
Por otro lado, si queréis saber algo más sobre el origen de las tradiciones navideñas, podéis consultar nuestros post:
El origen de las tradiciones navideñas.
El origen de la celebración del día de los Reyes Magos.
La celebración de la Navidad en la Edad Media.
El origen de la tradición del árbol de Navidad.
El origen del Belén de Navidad.
El belén navideño en el mundo.
El origen del roscón de Reyes.
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Referencias
https://orgullogalego.gal/o-nadal-galego/