Alejandro III de Macedonia, comúnmente conocido como Alejandro Magno, fue un rey del antiguo reino griego de Macedonia y miembro de la dinastía Argéada. Con treinta años, había creado uno de los imperios más grandes del mundo, que se extendía desde Grecia hasta el noroeste de la India. Invicto en batalla, está considerado como uno de los militares más exitosos de la historia.
La figura de Simón Bolívar es un ejemplo de cómo la historia puede ser interpretada de diferentes maneras. Su legado es objeto de controversia y debate, pero lo que es indudable es que su lucha por la libertad y la justicia social inspiró a muchos y sigue siendo relevante hoy en día.
Cleopatra es una figura histórica que trasciende el mito y la realidad. Su vida estuvo marcada por decisiones políticas astutas, alianzas estratégicas y un final trágico que ha cautivado la imaginación de generaciones. A través de sus relaciones con Julio César y Marco Antonio, tuvo un impacto profundo en la política romana, y su legado cultural perdura hasta hoy.
La influencia de Sumeria en las civilizaciones posteriores es incalculable y se puede rastrear en diversas áreas de la vida humana. Su huella es indeleble en la historia de la humanidad.
El término olmeca fue acuñado por los arqueólogos en el siglo XX para referirse a los característicos vestigios de esta cultura. La palabra olmeca significa en lengua náhuatl “gente del país del hule (goma)”. Este nombre se relaciona con la existencia en la zona de árboles de los que extraían el látex. No se sabe cómo se llamaban a sí mismos, solo nos ha llegado el nombre con el que los aztecas se referían a los olmecas.
Lo cierto es que la figura de Pelayo, como caudillo astur, se ha ido construyendo a lo largo de los tiempos, dotándole una personalidad y un aura heroico, casi sobrehumano.
Sobre Pelayo hay muchas incógnitas y pocas certezas.
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