Con este post pretendemos mostrar y analizar algunos de los elementos propios del románico que recogen en su conformación la representación de los Reyes Magos, intentando hacer una interpretación, tanto iconográfica como ideológica. Hemos elegido algunas piezas que permitan ilustrar lo que se expone.
Para una más fácil y amplia comprensión del contenido de esta entrada, os recomendamos la lectura previa de nuestro post: La representación de los Reyes Magos en el arte románico hispano.
Diversas iglesias ubicadas en el camino de peregrinación que conduce a la tumba del Apóstol Santiago, registran en piedra el pasaje de la Epifanía, en el que además de los protagonistas principales: el Niño, la Virgen María, San José y los Magos, suelen aparecer otros personajes como ángeles, santos o, incluso, donantes. Son representaciones escultóricas, donde el desplazamiento físico de personajes vinculados a la vida de Cristo se proyecta sobre el caminar del peregrino. En este mismo sentido, tres Reyes Magos se dirigen o “peregrinan” desde Oriente hacia su occidente – Palestina- para ofrendar al recién nacido Niño Dios oro, incienso y mirra. Inician su camino por una razón espiritual de respeto, esperanza y renovación, siendo guiados por una estrella.
Los Reyes de los reinos hispanos en turno, dirigieron el paso del camino por sus territorios, favoreciendo la construcción de puentes y la fundación de ciudades. En las iglesias ubicadas a lo largo de la ruta seguida por los peregrinos, había una rica iconografía de carácter peregrinante que trataba de llamar su atención. En muchas portadas se desarrolla el tema de la Epifanía a la par de camino que seguían quienes iban en Santiago.
Seguidamente presentamos las obras que hemos seleccionado para ilustrar el contenido de este post:
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Epifanía en el tímpano de la Iglesia de Ahedo de Butrón, Los Altos, Burgos
La construcción de esta iglesia se inició a finales del siglo XII. De ella nos ha llegado una preciosa puerta, que en su tímpano muestra una depurada composición de la Epifanía.
Hay que tener presente que la asunción de un papel principal de la Virgen en las composiciones románicas se va aseverando a lo largo del siglo XII. El proceso, acorde con la creciente importancia del culto mariano promovido por cluniacenses y cistercienses, comienza a presidir portadas, sobre todo en las escenas de la Anunciación y la Epifanía. A la materialización de la Encarnación se asocia ya un carácter de visión celestial en el tímpano de Ahedo de Butrón, al rodearse la Epifanía del cortejo de los ancianos del Apocalipsis.
La representación de esta Epifanía se divide en dos mitades: la de la izquierda la ocupan los Reyes y la Sagrada Familia la de la derecha. En la escena podemos ver:
- Los tres Reyes Magos: el primero, el más próximo a la Virgen, arrodillado sobre su pierna derecha, con su corona sobre la rodilla, en las manos la ofrenda que está abriendo. El segundo Rey, de pie girando su rostro hacia el tercero, parece el más joven y mira hacia atrás hacia la estrella, con su ofrenda en la mano izquierda. El tercero, puede que por la pérdida de espacio, se arrodilla al igual que el primero en genuflexión, con su correspondiente don.
- La Virgen María, sedente, lleva una granada en la mano derecha, aquí levantada, y con la mano izquierda sostiene al Niño, sentado en su regazo. El Niño, ligeramente de perfil, levanta la mano derecha y en la izquierda porta un cetro. Ambos visten diadema. La Virgen María tiene un tamaño mayor, posiblemente para equilibrar la escena.
- A la derecha, sentado, San José, parece dormido, su cabeza cubierta con un gorro, se apoya en un bastón, permaneciendo como ajeno a la escena.
Cabe destacar los cuidados detalles en el trabajo escultórico, así, por ejemplo, podemos observar el magnífico tallado de las orejas. En cuanto a la vestimenta de los personajes, vemos unos pesados mantos, con numerosos pliegues.
Destaca en el estilo del maestro principal un rasgo característico de buen número de obras del ambiente aragonés y burgalés de fines del siglo XII, como son las pequeñas incisiones triangulares -a veces difícilmente perceptibles por la erosión de la piedra- que contornean el interior de los pliegues abombados de los paños, generalmente en las articulaciones, cadera y espalda para marcar la tensión del tejido.
Las pinturas, de considerable tamaño (196×300 cms), se encontraban en el ábside de la Iglesia románica de Nuestra Señora de la Asunción, que fue levantada en fechas del siglo XII. Se trata de una pintura integrada por dos escenas de la infancia de Jesús: la Adoración de los Magos a la izquierda y la Huida a Egipto a la derecha.
Estas pinturas estuvieron durante siglos ocultas, encaladas o cubiertas por retablos, sin conocer su existencia. Hechas originalmente en fresco y templa, para su conservación, fueron arrancadas y traspasadas a lienzo, para trasladarlas al Museo Diocesano de Jaca, donde permanecen en la actualidad.
Como explica la web del Museo, la Virgen está representada de modo sedente sujetando a Jesús en su regazo, bajo un arco de medio punto con cortinajes blancos atados a las columnas. Ambos llevan nimbos y aparecen ligeramente girados hacia su izquierda, dirigiendo sus miradas hacia los Reyes Magos, quiénes, con coronas de tres puntas, portan sus presentes en diferentes actitudes: Gaspar arrodillado ante el Niño le hace entrega de un objeto, Melchor en el centro contempla la escena y sujeta su presente y Baltasar señala al cielo con su dedo índice. Completa esta escena la estrella que aparece sobre el arco. El fondo está dividido en dos bandas cromáticas horizontales: azul la superior (representa el cielo) y verde la inferior (representa la tierra). Tanto los personajes como las propias escenas están identificados mediante inscripciones de color blanco.
Los Magos visten túnicas, mantos y coronas, como Reyes más que Magos. Gaspar, el más anciano, Tras él, Melchor, un hombre maduro y Baltasar (joven e imberbe) están interactuando; representan así las tres edades del hombre y, posiblemente los tres continentes conocidos en aquella época. Baltasar le está mostrando la estrella que está sobre el portal. Tanto en esta escena como en la que el Niño hace intención de coger el presente que le ofrece Gaspar y la mano que la Virgen apoya en el hombro de su Hijo podemos ver un intento de enlazar a los personajes unos con otros, para romper el hieratismo de la escena.
Son magníficas estéticamente, gracias a su buena figuración y las tonalidades azuladas dominantes, tarea realizada por el denominado “Maestro de Navasa”. La pintura muestra una transición desde la pintura del románico que utilizaba un estilo más hierático, utilizando en estas pinturas un arte más descriptivo. En el fondo se ven inscripciones que identifican a los personajes, lo que refuerza el fin didáctico para los fieles que contemplaban las pinturas. El dibujo es sobrio y firme. Remarcando las figuras con gruesas líneas negras, y pintadas aquellas con colores vivos. Muy al modo bizantino. Pinta a los reyes como reyes de la tierra, las coronas, las cenefas de los ropajes.
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Epifanía en capitel de San Martín de Frómista, Palencia
Esta iglesia fue levantada en la segunda mitad del siglo XI como parte del monasterio de San Martín, hoy desaparecido. El capitel que representa la Epifanía está presente en la iglesia con una copia totalmente nueva, que sustituyó al original, deteriorado, y que hoy en día se encuentra en el Museo de Palencia. Se trata de una singular primicia del románico español ya que muestra un importante dominio de la plástica para tratarse de una obra de finales del siglo XI.
Uno de los hechos más notables de la escultura de Frómista es que trabajó en ella el famoso “Maestro de la Orestíada” o “Maestro de Jaca-Frómista”. Sus esculturas -de gran calidad plástica- recuperan parcialmente el naturalismo y perfección del cuerpo humano desnudo propios de la escultura grecorromana clásica.
En la escena vemos:
- La Virgen, en la cara central del capitel, sostiene al Niño, que porta nimbo crucífero. Detrás la Virgen aparece un personaje femenino.
- A la derecha de la Virgen, en la cara lateral del capitel está representado San José, con su bastón en T, empuñadura en forma de roleo, de pie y con el brazo derecho en alto; y uno de los Magos. San José se encuentra relegado o manteniendo una sospechosa frontalidad.
- En la cara lateral opuesta están los otros dos Magos con sus ofrendas, el primero de los cuales está entregándosela al Niño, que la recoge con su mano izquierda, mientras bendice con la derecha. La estrella aparece sobre la desproporcionadamente pequeña cabeza de la Virgen.
- Inscripción sobre la Virgen: “Iosep” y ” Tres magi venerunt ab oriente…”.
Esta pieza posiblemente procede del Monasterio Premostatense de la vecina Arenillas de San Pelayo. Representa la Adoración de los Reyes Magos, Sansón matando un león, el Santo Obispo y San Jorge luchando con un dragón. Está datada a finales del siglo XI, principios del siglo XII.
Hay que decir que no siempre se utilizaron las pilas bautismales en las ceremonias de este sacramento. En la era apostólica, este sacramento se realizaba en la costa, arroyos, estanques de agua o ríos. A partir de la construcción de las iglesias del siglo IV las pilas se incluyen en los baptisterios, tomando la misma forma de estanque circular u octogonal, dispuesto por debajo del nivel del suelo o parcialmente levantado por encima de él por un brocal bajo de mampostería accesible por escalones. Con el paso del tiempo la religión mayoritaria fue el cristianismo y por ello se dio un aumento del bautismo de niños ya criados en la fe cristiana. Esta evolución del bautismo de adultos a niños provoca un cambio en la estructura de las pilas bautismales, reduciendo su tamaño.
La pila bautismal de Renedo de Valdavia es de forma troncocónica invertida, y descansa sobre un amplio podio o basamento con decoraciones circulares y con adornos en las esquinas. La pila aparece decorada en la parte superior con una serie de círculos tangentes que enmarcan motivos florales a base de flores de cinco y ocho pétalos que se van alternando. En la parte inferior muestra, a lo largo de diez arquillos de medio punto, varias escenas. En los dos primeros, dos Reyes Magos a caballo y en el siguiente al tercero, descabalgado, realizando la ofrenda. En el arquillo siguiente, se muestra la Virgen con el Niño sentado sobre su rodilla izquierda. A continuación, San José que aferrado a la columnilla con su diestra porta bastón de peregrino en la izquierda y asiste -como es habitual- en segundo plano a esta escena, aparece girado hacia la Virgen y apoyando su mano en la columna del arcosolio, como si fuera la puerta del pesebre.
La presencia de la Adoración a los Reyes en la pila asociada por tanto al Bautismo reside, por una parte, en que el 6 de enero la primitiva Iglesia celebraba conjuntamente la Epifanía, el Bautismo de Cristo y las bodas de Caná.
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Epifanía en relieve en San Juan de Camba, Castro Caldelas, Ourense
Diversas fuentes documentales dan fe de la existencia de un antiguo monasterio en San Juan de Camba, pueblo de las tierras de Castro Caldelas, fundado por el obispo Diego a mediados del siglo X. Del antiguo edificio no quedan restos, excepto los que alberga el Museo Arqueolóxico provincial de Ourense desde mayo de 1897.
En uno de estos relieves, labrados en sillares graníticos, aparece la escena de la “Adoración de los Magos”. De escasas dimensiones (58 cms x 53,5 cms x 25,5 cms), presenta un arco liso rodea la escena. Precisos perfiles redondeados marcan de manera ruda sus trazos fisonómicos, visten túnicas que no les llegan a los pies y en las que se insinúan unos ligeros doblajes.
En el extremo izquierdo aparece sentada en rústica silla, que realza su dignidad, la Virgen Madre. Con sus brazos sostiene al Niño que, sentado en el regazo, alarga la mano para recibir el don que le ofrece el primer mago. Viste María una larga túnica con unos casi inapreciables pliegues verticales en el fondo. Túnica que, aparentemente, no se ciñe a la cintura y que deja ver algo de las piernas y los calzados pies. De modo semejante van vestidos, tanto el Niño como los tres Reyes Magos. De pie, frente a María y al Niño, ofrece su don el primer Mago. El que le sigue lo hace puesto de rodillas y, también de pie, ofrenda el tercero.
Lo realmente singular en esta escultura de San Juan de Camba es el hecho de estar arrodillado el segundo Mago. Ya en el siglo XI y desde el XII en adelante, hasta el último gótico ya flamígero, quien hace este gesto de adoración será siempre el primer Mago, ya convertidos los tres en Reyes. Este primer Rey Mago lo hace siguiendo un muy concreto proceso evolutivo. En una muy sintética exposición de todo aquel largo proceso, diremos que al principio sólo inicia una genuflexión, que luego se irá prolongando hasta el suelo, para terminar después postrado con las dos rodillas. A la vez empieza elevando su mano izquierda hasta la corona. Inicialmente tan sólo la toca. La alza luego un poco a modo de saludo, ofreciendo el don con la otra mano. Andando el tiempo meterá un brazo dentro de la corona y ofrecerá con las dos manos, para terminar dejando la corona en el suelo. Los otros dos Reyes estarán siempre de pie, haciendo el segundo el gesto de señalar la estrella con un dedo de la mano derecha alzada. Ya en el Renacimiento se postrarán de rodillas los tres Reyes.
Resulta singular y cabe destacarlo que la Virgen María se ha convertido en el trono vivo del Niño Jesús, de superior tamaño al resto de los personajes, hierática, representada casi como una emperatriz.
Iglesia construida a finales del siglo XII y remodelada en el siglo XVI. La Epifanía se encuentra en el tímpano de la portada meridional de la Iglesia. En el cuerpo superior se desarrollan las arquivoltas, la menor de las cuales acoge escenas relacionadas con los Magos. En el tímpano se reúnen los Magos que, ataviados a la moda cortesana caminan y van a postrarse ante María, trono coronado del Niño (que ha perdido la cabeza como la Virgen el brazo). Bajo sus pies yace un dragón. Sumamente apartado, de forma poco ortodoxa, San José parece dormir sentado y apoyada la cabeza en hombro (gesto que indica “sueño”) y con su bastón en forma de Tau. Todas estas figuras están conformadas en bulto, apoyados sobre el dintel y con el fondo liso de los sillares, en otro momento pintados.
Los tres Magos se aproximan por la izquierda, como es habitual el segundo Mago se vuelve hacia el tercero y parece señalar la estrella. El primero parece empezara a arrodillarse y con las manos abre el recipiente de la ofrenda. El tercer Rey tiene la mano derecha alzada y con el dedo índice levantado, como si estuviera pidiendo turno para hablar. Tal vez sea esa la explicación de este gesto: “estoy hablando”. Conviene distinguir cuando se alza uno o dos dedos: en el caso de dos dedos estaríamos ante una bendición. Los tres Reyes visten túnicas, mantos y coronas, como reyes más que como magos.
Desde el punto de vista político, la adoración presentación de dones, es una continuidad de la refrendación de la conducta que los romanos imponían a los pueblos vencidos bajo la forma de “procesión tributaria”. Vemos como el Rey Gaspar, el más anciano, hinca su rodilla en el suelo, como el acto medieval de “homenaje del vasallo a su señor”. Algo que será una permanente en toda la iconografía de esta escena.
Hay que tener presente que la conformación plástica de la Epifanía partió de la iconografía imperial donde los vencidos rendían obediencia al emperador en forma de procesión tributaria, representación tomada a su vez del ritual oriental. De hecho, en el arte bizantino –o de influencia bizantina– es frecuente encontrar a los Magos ofreciendo los presentes con las manos veladas en señal de respeto.
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Epifanía en el tímpano de la Iglesia de San Pedro el Viejo, Huesca
Esta iglesia románica, una de las más antiguas de España, se encuentra en el casco antiguo de la ciudad de Huesca. Su construcción se inició en la segunda década del siglo XII, durante el reinado de Alfonso I el Batallador.
La Epifanía se localiza en la parte inferior del tímpano de la portada oeste de la Iglesia. Muestra un curioso caso de “pose fotográfica”: los Reyes, el Niño, La Virgen María y San José miran hacia la imaginaria cámara con atención.
En la representación de los intervinientes de la escena, llama la atención la jovialidad del San José, lo que denota que se trata de una obra de temprana datación, puesto que desde mediados del siglo XII se le suele representar como un anciano.
La estrella es muy llamativa, tiene siete puntas. Geométricamente es dificilísima de realizar. Que tenga siete puntas podría representar a los siete planetas conocidos que dieron lugar a los siete días de la semana: Luna-lunes; Marte-martes; Mercurio-miércoles; Júpiter-jueves; Venus-viernes, Saturno-sábado y Domingo-sol.
Vemos una tosca rigidez en los personajes, con las manos y brazos desmesuradamente largos las caras redondeadas y vistas de frente, mientras los cuerpos aparecen de perfil, los trajes rígidos, todo esto da una grandeza extraña e inhumana a esta escultura, cuya técnica es de un rigor totalmente abstracto. Los ropajes se despliegan en abanico sobre las piernas de los personajes: el palmo de tela sobre el cual el primer Rey ofrece su presente al Niño ocupa el centro de la composición y destaca en la de tal suerte que diría tratado en exclusiva.
Según algunos autores, esta obra es atribuible al Maestro que realizó el sepulcro de Doña Sancha de Santa Cruz de la Serós, que se conserva en el Monasterio de las benedictinas de Jaca.
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Epifanía en capitel en la Iglesia de Santa María a Real de Piasca, Cabezón de Liébana, Cantabria
Iglesia fechada a finales del siglo XII. Sin duda estamos ante uno de los maestros tallistas más notables del románico montañés.
En la zona cabecera del templo destaca el capitel central del lado del Evangelio, donde aparece tallada una Epifanía completa. En realidad se trata de un capitel doble.
En esta magnífica escena de la Adoración de la Magos podemos ver:
- La Virgen, en la cara central del capitel, cubre su cabeza con un velo que le cae por delante de los hombros. Sentada en posición frontal, sostiene al Niño sobre su pierna izquierda.
- El Niño, coronado, representado de perfil sobre las rodillas de María como si de un trono se tratase, recoge el presente que le entrega el primer Mago.
- Los Reyes Magos. El primero aparece postrado y con las manos cubiertas, en señal de respeto. Los otros dos Magos, junto a las cabezas de los tres caballos, ocupan la cara este del capitel. También llevan con las manos cubiertas sus ofrendas. Por desgracia la cabeza del Mago del medio se ha perdido.
- Al otro lado de María, San José está sentado y sujetando un objeto en forma de T.
- La estrella aparece sobre la cabeza del Niño en forma de roseta de siete pétalos.
- Cubre toda la cara central del capitel una serie de construcciones que evocan la representación arquitectónica de Jerusalén.
- En la cara oeste del capitel, y dando la espalda a la anterior escena, un ángel precede a un clérigo de inferior tamaño que porta una cruz. El ángel coge sobre sus manos parte de su túnica, como si se dirigiera reverencialmente a algún personaje que ha desaparecido.
Resulta ilustrativa la presencia de los caballos, enmarcados en una herradura en el lateral derecho del capitel, que remiten a su consideración como peregrinos.
Se trata de un capitel elaborado con una técnica muy depurada caracterizada por una gran minuciosidad y barroquismo, atento a los detalles como por ejemplo en los ropajes de los personajes, las alas del ángel, o el cinturón de la Virgen, minúsculo pero totalmente decorado Quedan restos del policromado.
En la lápida de dedicación del templo, en la que figura la fecha de 21 de febrero de 1172, se deja constancia de la dedicación por parte del obispo Juan de León, y en ella se cita al maestro Covaterio, como responsable de su edificación.
Y entrando en tierras de Galicia, permitidnos que primero hagamos una mención a la influencia de la obra del Maestro Mateo.
El coro pétreo de la Catedral de Santiago, se realizó durante la campaña constructiva dirigida por el Maestro Mateo y su taller, hacia el año 1200. Esta sillería coral se utilizó hasta que fue derribada a principios del siglo XVII. Muchas de sus piezas se reutilizaron en la propia catedral y fuera de ella.
El mensaje que penetraría en el peregrino cuando veía el coro de Mateo, en la nave mayor sería el de la epístola de San Pablo, definición del “Templum Dei”, imagen de la iglesia. Así aparece en el tímpano, al centro de la escena con el Niño sentado en su regazo. Por su izquierda, se desarrollaría el cortejo de los Reyes Magos ocupando parte de los arcos completando el sentido eclesiológico de la escena, pues en ella se realiza la manifestación de la divinidad de Cristo y su reconocimiento por los gentiles, dando lugar al comienzo de la fe cristiana.
El modelo de Epifanía de los talleres orensanos representa a la Virgen entronizada sedente con el Niño; Éste bendice con la diestra y porta un fruto con la siniestra; Melchor arrodillado le ofrece un bote de ofrendas. El Rey más joven –Baltasar– se sitúa en el centro de todas las representaciones burgalesas, orensanas, compostelanas y betanceiras, que también se justifica por la filiación burgalesa de los talleres orensanos. En el claustro burgalés y en los tímpanos de San Fiz y San Benito de Santiago se destaca el color negro de su rostro. En su momento todas las esculturas estuvieron policromadas y entonces también se diferenciaba el color de los rostros de los Reyes. Baltasar y Gaspar, en actitud de diálogo, portan sendos botes de ofrendas. Baltasar –imberbe– mira hacia Gaspar –barbado– y con el dedo índice –de tamaño mayor del natural– señala la estrella que les ha guiado ante el Niño. A la derecha se sitúa san José sedente dormido apoyando su cabeza sobre un bastón en tau. Un esquema muy parecido muestra el capitel de la Epifanía de Santa María del Campo (A Coruña), situado en el primer tramo de la nave del Evangelio.
La persona de maestro Mateo es desconocida, de su origen, formación e intervención en otras obras nada se sabe. Aunque se sabe que conocía el arte de Francia Italia y la península ibérica, en sus vertientes almohade y cristiana. El 23 de febrero de 1168, el rey Fernando II de León, lo puso al frente de las obras de la catedral compostelana con una dotación económica hasta su muerte. Su obra pregona no solo su genialidad, sino también la de sus colaboradores y canteros de su taller quienes difundieron su arte por Galicia y Zamora.
La originalidad del Maestro Mateo en este tema, estriba en que su Epifanía representa con motivos iconográficos diversos, la triple escena de peregrinación, adoración y ofrenda. Los dos últimos en la forma clásica, con los Magos ofreciendo sus regalos mientras el primero se arrodilla ante su señor. Pero también representa el acto de peregrinar, mediante unos caballos colocados detrás de una torre a la izquierda de la escena principal del tímpano. Esta forma iconográfica de representar la Epifanía es muy original, tal que desde Santiago mediante el camino, influyó en numerosos lugares tan lejanos como en la desaparecida “jubé” de la catedral de Chartres, en las puertas del reloj de la catedral de Toledo o en la puerta principal de la de Tarragona.
El estilo orensano lo protagoniza el de la iglesia de San Fiz de Solovio y se repite en Santa María de Noya donde vemos una cabeza de este animal detrás del primer Mago, así mismo los vemos en la Corticela, en la iglesia de Santa María de Coruña, Santa María y San Francisco de Betanzos.
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Epifanía en el tímpano de la Capilla de Santa María da Corticela, Catedral de Santiago de Compostela
Está situada por delante del brazo norte del transepto de la actual Catedral, al lado de la puerta norte, por la que entran habitualmente los peregrinos del Camino Francés. La iglesia fue creada a finales del siglo IX y al surgir la Catedral queda casi unida a esta. Al inicio del siglo XIII es ampliamente remodelada y se construye la actual portada con un tímpano en el que se representa la adoración de los Reyes Magos.
La portada de la Corticela es de arco de medio punto. En el centro del tímpano la Virgen-Madre, coronada afrontada y sentada en silla de tijera, que remata en cabezas de monstruos, porta en su mano una gran flor –con apariencia de cetro-, que descansa sobre el hombro. En la pierna izquierda, el Niño, de medio perfil, mostrando un libro abierto y bendiciendo. El manto de la Virgen baja en zig-zag desde la rodilla derecha, recordado el estilo de Mateo. A la derecha del tímpano, San José, de pie, con la muleta, que sirve de apoyo al codo de su brazo derecho, en cuya mano descansa la mejilla. En el lado izquierdo, un Rey, rodilla en tierra, la mano izquierda en la corona, y en la derecha los dones. Trae larga y curva espuela. Y el manto, como si fuera hecho de una piel de animal, cae a su espalda pareciendo rematar en una cabeza. La escena del tímpano se completa con figuras de la arquivolta izquierda. Ligeramente inclinados, adaptándose a la curvatura de la arquivolta, están los otros dos Reyes, coronados, con veste de gruesos pliegues paralelos, portando sus dones. En las arquivoltas del mismo lado están las cabalgaduras, rebosando ingenuidad y gracia.
Resulta curioso que el Rey que lleva a cabo la genuflexión no apoya su rodilla derecha, como suele ser habitual, sino la izquierda, de manera que la pierna derecha, flexionada y en ángulo recto es la que queda más a la vista.
Las figuras de María con el Niño, José y el primero de los Magos están talladas en piezas independientes, encajadas en el tímpano, según la técnica empleada en el propio Pórtico de la Gloria, y ocupan la totalidad de éste; los otros dos Magos y sus caballos se colocan en el arranque izquierdo de los arcos, disposición que no repite ninguna otra de Galicia.
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Epifanía en el tímpano de la Iglesia de San Fiz de Solovio, Santiago de Compostela
La Iglesia original está considerada como la más antigua edificada en Santiago de Compostela, algunos autores la sitúan en el siglo V ó VI. La iglesia primitiva fue destruida por Almanzor en el año 997, y posteriormente fue levantada por el arzobispo Xelmírez. El edificio actual, es un compendio de reconstrucciones y añadidos realizados casi a lo largo de ocho siglos. En la actualidad solo la portada es románica. El tímpano policromado que representa en relieve la Adoración de los Magos fue realizado en 1316. La policromía de San Fiz de Solovio no es la original, desconociendo pues el primitivo color. La ubicación actual fue realizada en el año1952.
El primer tímpano del modelo compostelano es el de de San Fiz de Solovio, financiado por el rector Juan de Ben en 1316, que se incorpora a la escena como donante arrodillado. Esta escena fue realizada por el maestre F. París, formado en el taller de la Catedral de Santiago.
En el lado izquierdo del tímpano, figuran los Reyes dos de pie y el de delante, genuflexo con la corona en la mano y con la otra ofreciendo los presentes. En el centro, la Virgen, coronada, sostiene al Niño en la rodilla izquierda, que coge con una mano los dones y con la otra imparte su bendición. A la derecha la figura del donante, cuyo nombre lo sabemos porque aparece en la cara inferior del dintel; y detrás de él San José con el bastón en forma de Tau.
A la derecha, el Rey Merchor, que quitó su corona en señal de respeto al redentor del mundo, le entrega el oro; a su lado, Baltasar, de pie, hace ademán de quitarse también su corona porque está próximo su momento; y en tercer lugar aparece Gaspar, también en pie, con el cofre de incienso en las manos y la corona en la cabeza, esperando su turno.
Llama la atención la imagen de la Virgen, entronizada, sedente con el Niño, en actitud frontal, como si se tratase de una imagen de culto, conocida popularmente como la «Virgen de los Reyes». Las figuras que le acompañan se asocian a ella como si fuesen sus atributos. A la izquierda se localiza a Melchor de perfil al espectador, adorando al Niño; a Baltasar y a Gaspar, de pie mirando al espectador, aunque Baltasar suele girar la cabeza hacia Gaspar y señala la estrella con el dedo índice de la mano diestra.
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Epifanía en la portada de Platerías en la Catedral de Santiago de Compostela
La portada de Platerías es el único pórtico románico, exterior, que se conserva de la Catedral de Santiago de Compostela. Se edificó entre 1103 y 1117, aunque recibiría algunos elementos posteriores. La fachada de las Platerías es uno de los conjuntos escultóricos más singulares del románico, por presentarse en una doble puerta y por la densidad escenográfica de contenidos.
Examinando las descripciones del Codex Calixtino hemos de reconocer que el estado actual de la portada responde, en sus líneas generales, a como la vio el autor del Códex antes de 1140.
En las Puertas de Platerías asistimos a una composición especialmente abigarrada con una tendencia evidente al “Horror vacuii“, donde no sólo se acumulan figuras en sus tímpanos, jambas y friso superior, sino que las enmarcan todo tipo de elementos arquitectónicos, arcos lobulados, “mochetas“, columnas sogueadas, etc. Aunque esta acumulación de piezas ornamentales, que llegan a adquirir una cierta apariencia caótica, es también producto de las vicisitudes por las que ha pasado la Puerta a lo largo del tiempo, de tal forma que su aspecto actual dista mucho del original, entremezclándose esculturas procedentes de otras puertas junto a las originales.
El tímpano muestra una construcción realizada a “modo de relleno”. En la puerta de la derecha, la escena de la Epifanía, en pésimo estado de conservación, aparece desplazada en la parte superior, y se rellenó con otras escenas esculpidas por el Maestro de la Traición. Esta escena completa el mensaje con simbolismo de la universalidad de Cristo, al que, desde todos los confines de la Tierra se viene a adorar.
Se ven los tres Reyes arrodillados, cuando en el románico lo habitual es que esa posición solo la presente el primero. Los otros dos parecen hablar y curiosamente es el tercero, y no el segundo el que vuelve la vista hacia atrás. A la altura de las cabezas podemos ver unas flores similares a otra de menor tamaño situada a la izquierda de la cabeza de la Virgen, alguna será la estrella aunque es difícil discernir cual.
Al parecer, la Epifanía fue diseñada por el Maestro de las Tentaciones (o de Conques) en el primer proyecto de Platerías donde querían encajar en este tímpano la Infancia y la Pasión de Cristo; en el segundo proyecto quedó ligeramente desplazada de su posición original (justo en el centro) y sufrió algún recorte (nimbo).
Nuestra Recomendación:
Confiamos en que esta nueva entrada os haya resultado de interés.
Referencias
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