Dedicamos esta entrada a una protagonista de “leyenda”, y nunca mejor dicho, pues la “historia” de la Reina Lupa está vinculada al traslado a Galicia de los restos del Apóstol Santiago, y su asentamiento en la futura Compostela.
Este personaje legendario ocupa en la tradición oral un papel muy similar al de las “mouras” o “encantadas”, teniendo su homónimo en Asturias en la mítica y pagana reina Urraca, a la que también se le atribuyen castros y suntuosas tumbas principescas.
El nombre de Lupa parece derivar del latín lupus [lobo; prostituta]. En relación con el segundo significado, en gallego se conserva el vocablo lurpia para referirse a una mujer perversa.
En la Hispania antigua, y particularmente en Galicia, el término loba (lupa) aplicado a un ser humano se asumía como mujer de fuerte temperamento y voluntad, que se impone al hombre en su actividad y en especial en labores de autoridad y gobierno, mirando con celo protector el destino de los suyos.
También citada como Luparia, Luporia y reina Lupa. Poderosa dama pagana, señora de las tierras donde se encuentra la actual ciudad de Compostela y de sus contornos.
¿Quién era la Reina Lupa?
No hay indicios constatados de la existencia real de este personaje, no obstante, hay un relato legendario y magnificador, en línea con la tendencia existente en esa época de sacralizar los relatos como una manera de dotarles de un valor extraordinario y sobrenatural.
En la realidad histórica se entremezclan continuamente lo real y lo imaginario, hasta el punto de que ambos pueden considerarse como dos caras de una misma moneda. Pero a veces ocurre que lo imaginario se transforma en pura fantasía, ya sea en el ejercicio del juego de la ficción o en la creación de fantasías y falsificaciones que esconde la defensa de intereses de todo tipo: económicos, de prestigio social, etc.
Según algunas crónicas, una poderosa mujer ostentaba la autoridad territorial de las tierras de Amaiae finibus, un valle que se extendía entre los ríos Sar y Sarela, que ya se concebía como el Fisterrae del Noroeste hispano, por cuanto más allá de sus costas no existía otras tierras conocidas, allí terminaba el mundo conocido.
Aunque la “historia” sobre la reina Lupa que aparece en el Códice Calixtino, y que más adelante detallaremos, es la más conocida y extendida, lo cierto es que del legado de la Reina Lupa encontramos diversas historias (o leyendas).
Así, por ejemplo, en una zona del territorio costero que abarca desde el municipio de Arteixo hasta el Cabo Finisterre, conocido como Costa da Morte, se sitúa el municipio de Carnota, sobre el que se eleva el Monte Pindo. Las enormes rocas de granito poseen hoy, debido a la erosión de millones de años, formas susceptibles a diversas interpretaciones místicas. Existe un relato popular que sitúa la fortaleza de una reina, llamada Lupa, en el Castillo de San Xurxo, actualmente en ruinas. Pero eso no es todo, la leyenda cuenta que los restos de la mismísima reina están enterrados bajo Laxe da Moa (una de las zonas del monte), junto a un tesoro de incalculable valor. Eso explicaría las gigantescas rocas que se sitúan en ese lugar, como forma de protección del camino hacia el sepulcro donde Lupa descansa en paz.
Reina Lupa, ¿historia o leyenda?
Una leyenda es una narración que se construye a partir de datos que en ocasiones pueden ser totalmente imaginarios, mientras que en otras pueden ir aunados con datos y vidas de personajes históricos auténticos. Lo que la diferencia de la narración histórica es esta capacidad de crear datos y personajes, pero también el hecho de que su estructura narrativa no tiene por qué coincidir con la sucesión real de los acontecimientos en el tiempo.
Una vez entendido que la leyenda no se corresponde con la verdad histórica, lo cierto es que las leyendas siempre tienen una lógica y una estructura interna que intenta explicar algo, un hecho, un suceso… En este caso, la leyenda en torno a la Reina Lupa intenta explicar cómo las reliquias de Jacobo llegaron a Hispania desde Palestina en una época muy antigua y mucho antes de que el tráfico de reliquias desde Palestina, Roma y el Mediterráneo hasta Europa fuese un hecho habitual.
Se trata de una historia de conversión de un rey, una reina y señora y todo un reino por parte de un Apóstol, pero no de un Apóstol vivo sino muerto, ejerciendo el papel de predicadores sus discípulos. En esa misma historia se trata de enterrar un cuerpo santo, que va a ser el talismán o signo que le otorgue prestigio a ese reino. Esto se debe a que la historia intenta demostrar la legitimidad de unas reliquias sobre las que caben dudas. De otro modo la historia no sería necesaria.
Se nos cuenta que los discípulos y el cadáver del Apóstol llegan a un reino en el que supuestamente había predicado ya, pero en el que parece ser que todo el mundo es aún pagano, y el papel clave en la conversión lo desempeñan un rey y una poderosa señora. Pero esta leyenda tiene sentido si la situamos en otro contexto histórico, el posterior a fines del siglo VI, en el que por iniciativa del Papa (Gregorio Magno), los reyes o los obispos, diferentes predicadores, luego santos, consiguieron convertir a reinos enteros tras convertir a sus reyes. En esos procesos, tras la decisión del rey de convertirse, como la del rey de Hispania o la de Lupa, se obliga a convertirse a los súbditos, y se va imponiendo el nuevo culto. Durante una o dos generaciones suele pervivir el culto anterior, sobre todo en el mundo rural, pero con el transcurso de las generaciones y sobre todo gracias a la fundación de parroquias rurales la vieja religión va cayendo en el olvido. En este caso la predicación legendaria no la hace un apóstol real, Jacobo, sino su cadáver, gracias a sus milagros, y sus discípulos. Jacobo es esencial como cuerpo santo, como reliquia, pero una reliquia.
Lo cierto es que las primeras menciones a la Reina Lupa (Luparia) las encontramos en el Códice Calixtino (Codex Calixtinus, siglo XII), en el libro III.
Hacia el 1140 Aymeric Picaud escribe la considerada como primera guía turística de la historia. El libro V del “Codex Calixtinus”, también llamado “Liber Sancti Jacobi”, incluye una detallada descripción del camino francés, el más transitado. Además de la descripción física, Picaud escribe sobre la cultura de los pueblos, sus lenguas, sus costumbres, los peligros del camino, la gastronomía. Sobre la Reina Lupa, en esta obra medieval encontramos la siguiente narración:
Tras el ajusticiamiento del Apóstol Santiago el Mayor (Jacobo de Zebedeo), en Jerusalén, por mandato del rey Herodes Agripa en el año 44 d.C., dos de sus discípulos: Teodoro y Atanasio se hicieron con el cuerpo del apóstol y lo llevaron hasta el puerto de Jaffa, en la actual Palestina, desde donde, a bordo de una embarcación, partieron hacia occidente, con el fin de alejar sus restos de las influencias del Imperio romano y del mundo judío, y en la búsqueda de un lugar lejano y adecuado para dar noble sepultura a uno de los apóstoles más destacados de Cristo.
Tras un largo periplo por mar Mediterráneo (el Mare Nostrum romano), llegarían al puerto de Iria Flavia (actual Padrón, en la provincia de A Coruña). En aquellos contornos había volcado sus esfuerzos evangelizadores, por lo que confiaban en encontrar en aquel territorio un lugar adecuado para su descanso eterno, donde organizar un modesto culto, allí donde ejerció su labor predicadora.
Una vez en tierra, tras caminar una gran distancia, se acercan hasta el Castro Lupario (tradicionalmente identificado con el yacimiento castrexo existente en el lugar de Francos, a medio camino entre Iria y Santiago), un lugar fuertemente fortificado y regido por una noble hispano-romana que la leyenda identifica como la Reina Lupa, los discípulos se dirigen a ella para solicitar su ayuda para proceder al entierro del Apóstol en un pequeño templo.
Lo cierto es que, practicante de la religión pagana, por desconfianza, temerosa de que el culto a las deidades romanas se viese amenazada por el cadáver del apóstol de la nueva fe que se estaba extendiendo por todo el imperio, Lupa envía a los viajeros hacia el Norte, a las tierras de Duio (actual zona de Finisterre) para pedir allí, ayuda al Rey Dugio, en la confianza en que éste se deshará de los viajeros. (En otras citas los envía a ver a Regulos, el sacerdote del Ara Solis).
Al llegar a destino los viajeros son arrestados por orden del Rey (o Regulos, según la versión que se siga), pero milagrosamente consiguen escapar de la cárcel, y en su fuga, tras pasar un puente sobre el río Tambre, este se viene abajo, frustrando así la persecución de sus adversarios.
Los viajeros deciden volver a presencia de Lupa, y, tras contarles la ayuda de Dios en su huida, en esta ocasión es para solicitarle que le facilite animales de tiro y una carreta para transportar los restos del Apóstol. Lupa, aún desconfiada, los envía al Monte Ilicini (actual Pico Sacro, en el municipio de Boqueixón), a recoger unos bueyes. Les dice: “coged los bueyes que tengo en aquella montaña, ungirlos a mi carro, traer el cuerpo de vuestro Maestro y construid la tumba en el sitio que queráis”.
Lo cierto es que Lupa sabía que en ese lugar no había bueyes, lo que había eran toros salvajes y un dragón. El dragón sería derrotado, y los bueyes amansados, en el momento en que los viajeros hicieron el signo de la cruz. Antes de que los discípulos abandonaran la montaña, la bautizaron con el nombre de Pico Sacro.
Al contemplar Lupa la muerte del dragón y ver los toros amansados creyó en la misión religiosa de aquellos hombres y del misterio que el cuerpo de Santiago encerraba. La Reina Lupa, asombrada ante tales milagros, solicita bautizarse para convertirse al cristianismo y ofrece a los discípulos un sepulcro para enterrar al Santo. Pusieron el cuerpo sobre el carro, ungieron los toros y dejaron que caminaran libremente. Andadas tres leguas los animales, sedientos, se pararon y comenzó a brotar un manantial de aguas milagrosas, hoy la Fuente del Franco. Era el lugar asignado por la reina Lupa y allí se levantó una pequeña capilla. El lugar recibió el nombre de “Liberum domun” o Libredón.
Cuando la Reina Lupa ve a los discípulos aparecer con los bueyes mansos, reconoce los admirables milagros y cede ante su petición. Lupa se convierte al cristianismo, e instruida por inspiración de Dios otorga en sus dominios un espacio para enterrar los restos del Apóstol. Además ordenaba derribar los lugares célticos de culto, como el Ara Solis.
Los siete lugares que aparecen en la imagen anterior, del mapa de Castellá Ferrer,en el que podemos ver el itinerario seguido en el traslado del Apostol Santiago por las tierras de la Reina Lupa, con los pasos numerados por el investigador Conde García, en su tesis doctoral de 2015, son:
- La llegada de la barca, con el cuerpo de Santiago sobre una laja de piedra, a la localidad de Padrón, cerca de Iria Flavia.
- La visita que los discípulos hicieron a la Reina Lupa para solicitar su ayuda.
- A Raíña Lupa, lejos de ayudarlos emplea argucias sutiles para enviarlos a visitar al Rey de Dugio –ciudad marítima al norte do Cabo Fisterra-, conocedora de que este reyi pagano era especialmente cruel con los cristianos.
- Los discípulos huyen de Dugio, al sospechar que el Rey quiere su muerte. En su huida cuenta con la ayuda divina y consiguen salvar a vida al derrumbarse un puente a su paso (puente de Ons) frenando a sus perseguidores.
- La Reina Lupa intenta engañarlos de nuevo y los envía al Monte Ilcino (actual Pico Sacro) donde se supone que tiene unos bueyes que les ayudarán a trasladar el cuerpo. Los discípulos ascienden al Monte donde se encuentra con una serpiente alada (dragón) y con unos toros bravos. Con todo, los discípulos consiguen derrotar al dragón y amansar a los bueyes.
- Finalmente, frente a tales proezas, La Reina Lupa se convierte al cristianismo y concede un lugar para el sepulcro donde os discípulos trasladan el cuerpo de Santiago ayudados por los toros ya mansos.
- Santiago es enterrado en el sepulcro, situado en una montaña entre los ríos Sar y Sarela. Posteriormente también los discípulos, Atanasio e Teodosio, son sepultados a su lado.
En esta leyenda cabe incluso una situación previa, y es que cuando la barca con los restos del Apóstol y los discípulos llegan a tierras gallegas, en concreto a Bouzas, se encuentran con que en ese lugar está teniendo lugar la celebración de la boda de un personaje, Lobecio Privano, quién sería hijo de la Reina Lupa y de Lobo Lobecio, Señor de Castro Lupario. Con motivo de esta celebración tienen lugar una serie de festejos, entre los que se incluyen unas justas caballerescas, durante las cuales, el contrayente, Lobecio, tras desbocarse su caballo, se precipita al mar y se hunde inmediatamente debido al peso de su armadura. En ese momento el caballero es salvado de morir ahogado merced a la intervención del Apóstol, pues Lobecio emerge al lado de la barca y queda flotando cubierto de vieiras.
Otra variante cuenta que cuando desembarcan al Apóstol y depositan su cadáver en una roca, este se funde milagrosamente formando un sarcófago de piedra.
Casi ocho siglos más tarde, hacia el año 813 según la leyenda, unos pastores observaron una estrella que poseía una luminosidad extraña. La luz iluminaba el monte Libredón, futuro asentamiento de Santiago de Compostela (Campus Stallae, Campo de las Estrellas), que fue limpiado de maleza por orden del obispo. Bajo la maleza se halló el arca de mármol con unos restos, que el obispo Teodomiro, por revelación divina, aseguró que pertenecían al Apóstol Santiago. El rey astur Alfonso II el Casto visitó el lugar y ordenó construir la primera iglesia dedicada a Santiago. La noticia, que llega a oídos de Carlomagno de boca del propio rey astur, se propaga rápidamente por Europa.
El inicio de los datos históricos y el “abandono de la leyenda” lo podemos cifrar a partir del año 950, con la llegada del primer peregrino documentado, el obispo francés Godescalco de Puy. Durante sus dos primeros siglos el Camino va adquiriendo cada vez mayor notoriedad entre el orbe cristiano. Se consolidan las principales rutas, construyéndose puentes, albergues, hospitales, monasterios e incluso pueblos que atenderán las necesidades comerciales y asistenciales de esta primera ruta turística. El establecimiento en la península de la orden de Cluny, que realizará labores de asistencia a los peregrinos, y el nacimiento de la Orden Militar de Santiago, para defenderlos, son muestras del increíble auge que adquirió el camino.
Como vemos, toda esta historia legendaria forma parte de los orígenes de la ciudad de Santiago.
Relatos populares sobre la Reina Lupa
Encontramos, por el contrario, numerosos relatos populares que nos hablan de la Reina Lupa. Veamos algunos de ellos:
Destaca en primer lugar el monte Pindo, en Carnota (A Coruña). Allí, en una formación rocosa que se divisa a la izquierda del macizo del Pindo, visto desde el valle de San Mamede, se encontraba el castillo de la Reina Lupa. J. Barreiro Barral coloca en el monte Pedrullo, Quilmas, el palacio de la Reina Lupa, en unas ruinas que afirma que fueron el castillo de San Jorge, que fue desapareciendo bajo la acción de los buscadores del tesoro de la Reina que allí estaba escondido.
Según otros relatos, la Reina Lupa está enterrada bajo la Laxa da Moa, la gran superficie de color blanquecino que corona el macizo del Pindo. A los pies tiene enterrados siete millones en oro, y otros tantos a la cabecera La relación entre el monte Pindo y el Apóstol también se marca de alguna otra forma, aunque en las tradiciones populares no se recoge nada relacionado con la traslación. Así, se afirma por un lado que desde la Laxa da Moa se ve Santiago en los días claros, y que existen rocas con huellas de herraduras que corresponderían al caballo de Santiago, que las dejó marcadas cuando fue a la Moa precisamente a expulsar a los mouros.
En Lestedo, al pie del Pico Sacro, cuando narran la historia de Lupa y los toros salvajes, añaden algunos detalles que convierten a la Reina en una moura: vive en las galerías que se abren en la cumbre del Pico Sacro, y se encontraba hilando cuando los portadores del cuerpo llegan para pedirle unos bueyes para trasladar el cuerpo. También cuentan que un arriero se encargaba de suministrarles vino a la Reina y sus soldados, elemento que también está muy presente en las relaciones entre humanos y mouros
Una trinchera abierta en las piedras del Pico Sacro conocida como el Camino de la Reina Lupa; la denominación del municipio vecino de Touro, que se atribuye a los bueyes de la leyenda; la Fonte do Carme, en Padrón, que escenifica la conversión al cristianismo de la Reina Lupa a través del bautismo; y la Fuente de Santiago, en Vedra, que recrea en piedra el episodio del dragón, son algunos de los vestigios del relato que une a esta reina con el fenómeno jacobeo. Pero su legado y su huella en Galicia va más allá de la historia del Apóstol.
Otra narración en la que aparece la Reina Lupa del Pico Sacro se repite frecuentemente en las historias del mouros: en el Pico Sacro vivía la Reina Lupa. Había un criado de una casa que llevaba al monte a los cerdos a pastar. Percatándose de que algunos otros cerdos que allí también se alimentaban engordaba en mayor medida. Intrigado por el motivo de esa diferencia, un día los siguió llegando así a la cueva en la que estaba la Reina Lupa. Entabló conversación con ellas, ofreciéndose ésta a encargarse de la alimentación de los cerdos que llevaba el criado, a cambio de que cuando llegase el momento e la matanza, le entregase los mejores ejemplares de chorizos del mejor de los cerdos. Cuando se enteró la dueña de los cerdos, en vez de llevarle los chorizos mejores le llevó unos malos, y la Reina Lupa le echó en cara el engaño y le dice que le va a imponer un castigo ejemplarizante, así, los chorizos se convierten en culebras que la devoran.
Asimismo, desde el municipio pontevedrés de Ponte Caldelas reclaman ser el lugar de nacimiento, o al menos una de sus moradas, de la reina Lupa.
En las tierras ourensanas de Os Blancos se sitúa otra historia que tiene a la Reina Lupa como protagonista central, pues en la citada localidad había un castillo, situado en la aldea de Cobas, donde vivía una reina que cobraba tributos a los habitantes del lugar. Un día que iban a pagarlos, y aprovechando un momento en que la reina se inclinaba sobre el precipicio al que se asomaba el castillo, dos hombres, hartos de sus abusos y tributos, la empujaron al vacío y acabaron con ella. Una canción recuerda el hecho:
“Matastes a Reina Loba,
Carqueixos e Pixeirós,
matastes a Reina Loba,
fidalgos quedastes vos”
Se ha llegado a citar que la dama cuyo nombre aparece en una lauda reutilizada en el primer altar de Santiago (s. IX) [Atia Moeta] podría haber sido la misma Lupa. En este sentido, una placa al principio de la galería derecha de la cripta de la catedral compostelana, casi imposible de ver por el público, recuerda, desde las excavaciones de 1879, que bajo sendas losetas de esa parte y de la izquierda reposan unos restos que la tradición considera los de la reina Lupa y dos de sus familiares.
Nos encontramos entonces con que tenemos una muestra de todas las posibilidades de relación entre mito culto y mito popular que existen.
Conclusiones
Lo cierto es que al margen del ciclo mítico de la traslación del cuerpo de Santiago, el Libredón y demás, no aparece información sobre la Reina Lupa en ningún lado. No se han encontrado testimonios arqueológicos o documentales que acrediten su existencia real.
Lo más misterioso de toda esta historia, es que a día de hoy todavía no se conoce la verdadera identidad de la Reina Lupa, ni dónde descansan sus restos. Hay versiones que los sitúan en la propia Catedral de Santiago, otros en el Fin del Mundo (Finisterre)…
En todo caso, la leyenda relatada sobre la Reina Lupa se erige como una nueva victoria del cristianismo sobre la antigua religión, y por eso aparece no sólo en el Códice Calixtino sino también en el “Rationale Diviniorum Officiorum” de Juan Beleth, de fines del siglo XII, entre otros. Aunque parte de los episodios narrados ya aparecen en “Los varones de la Bética”, de Floro de Lyon, en el 860.
En la versión culta de la leyenda asociada al apóstol Santiago, aparecen el Pico Sacro y el Santo Lupario como residencia de la Reina Lupa. Pero la reina Lupa pasa a ser una moura que vive en las galerías subterráneas del Pico, que se encuentra hilando cuando los discípulos le solicitan unos bueyes.
En cuanto a la repercusión artística de la Reina Lupa, en particular relacionada con el mito xacobeo, encontramos en el lugar de Outeiro, una parroquia del municipio coruñés de Vedra, un magnífico ejemplar de fuente barroca, al pie de una pequeña ermita, conocida como la Capilla de Santiago. Ambos monumentos se fundaron en el año 1676 cerca del Pico Sacro, trasladándose para su emplazamiento actual en el año 1724.
En la fuente aparece grabado en la piedra un extenso relato en el que se narra el encuentro de los discípulos de Santiago con la Reina Lupa, de su peregrinaje hasta el monte sagrado, lo allí acontecido y la conversión final de la Reina Lupa.
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Recomendación de lectura
Referencias
El Rey de Hispania, la señora Lupa y el sepulcro del Apóstol Jacobo. Estructura y génesis de una leyenda hagiográfica. De Bermejo Barrera, J.C. y Llinares García, M.
Mitoloxía de Galicia. Lendas, tradicións, maxias, santos e milagres. De Vaqueiro, V.
Mitología gallega. De Alvarez Peña.A.