La villa marinera de Luarca, del concejo de Valdés, en el Principado de Asturias, es una villa histórica que forma parte del Camino de Santiago.
Según un dicho muy popular y arraigado Luarca es la villa blanca de la costa verde, y es que lo primero que te llamará la atención es el blanco como color predominante cuando echas un vistazo general a esta ilustre villa. Sin duda es la más blanca de toda la costa asturiana.
Luarca, escalonada y nacida entre promontorios naturales, ofrece un paisaje de ensueño, especialmente desde la atalaya y desde el faro. Famosa por sus casas de indianos, por su Mesa de Mareantes – donde antaño los marineros tomaban decisiones estratégicas -, por su ambiente, por la calidad de su gastronomía marinera, o por su cementerio – que pasa por ser uno de los más panorámicos y vistosos del mundo -.
Esta villa es también famosa por sus personajes ilustres como Severo Ochoa, Premio Nobel de Medicina en el siglo XX y padre de la genómica moderna. Famosa por sus puentes y también por la leyenda de alguno de ellos, como la del Puente del Beso – que tiene como protagonistas a dos enamorados -.
Luarca, atravesada por un río, con hermosas playas, con importante puerto pesquero y deportivo, es ante todo, una villa marinera con solera donde las haya y una de las más animadas de toda la costa asturiana. Este antiguo y noble concejo está rodeado por mar, río y montaña, tres símbolos que definen el rico patrimonio natural de Luarca. Entre los lugares más visitados destacan el faro, el palacio del Marqués de Ferrera y los Jardines de Panrico.
Parte del territorio de la parroquia está incluido en la “Red Regional de Espacios Naturales Protegidos”, con algunas extensiones que también se incluyen en la “Red Natura 2000”.
Y en esta localidad, en la plaza del Ayuntamiento, durante los días 22, 23 y 24 de junio de 2018 se desarrolló el “Mercado Medieval Peregrino”. Pese a tratarse de un evento de pequeña envergadura, esta parroquia protagoniza año tras año un viaje en el tiempo para volver a la vida en pleno medievo, y lo hace, como tantas otras, en torno a un gran mercado medieval, en el que se concentran puestos de artesanía, alimentación, ludoteca infantil, carrusel ecológico y espectáculos musicales.
Para conseguir una mayor animación, se pudo disfrutar de pasacalles con personajes de fantasía, espectáculos de contorsionismo, espectáculos de trapecio y telas aéreas, además de un espectáculo de fuego.
Es una fiesta que pretende consolidarse, y sobre la que os iremos contando más cosas en próximas entradas del Blog.