Hablar de marginación resulta complicado si lo que se pretende es explicar en qué consiste, como se inició, en que se fundamenta. Es un fenómeno extremadamente complejo, pero un fenómeno real, padecido por etnias, sexos, creencias, etc.
En este post vamos a intentar hacer un repaso a la situación de los marginados durante la Edad Media.
Los pobres y marginados o no trabajaban o estaban excluidos de esta sociedad estamental, subsistiendo a través de la beneficencia, la delincuencia o la autosuficiencia.
La marginación surge dentro de las organizaciones sociales en las que hay un grupo dominante, caracterizado bien por la presencia de un grupo de personas, o por la primacía de determinadas ideas, creencias, formas de comportamiento,… En todo caso ese grupo dominante es el que fija lo que es correcto, y en consecuencia lo que está al margen.
¿Quiénes eran los marginados durante la Edad Media?
Fundamental esta pregunta. La respuesta es sumamente compleja, por ello vamos a recurrir, en un primer momento, a lo expresado por Jacques Le Goff, medievalista y escritor francés especializado sobre todo en los siglos XII y XIII, quién afirma que durante la Edad Media los marginados podrían agruparse en cuatro tipologías diferentes:
- Aquellos cuya actividad por ilícita, inmoral o delictiva les confería la cualificación de excluidos. En este grupo entrarían, por tanto:
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- los criminales de todo tipo, ladrones, bandidos, asesinos, rufianes, etc,
- los que faltaban a las creencias religiosas, moral y “buenas costumbres”: las prostitutas, alcahuetas, herejes, suicidas, etc
- los que tenían comportamientos sociales no aceptados, como eran los vagabundos, etc.
- El segundo grupo estaría formado por los individuos que la sociedad del medievo despreciaba, en base a su actividad u ocupación. En este grupo se enmarcarían:
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- los inválidos e impedidos, los enfermos crónicos, fundamentalmente leprosos,
- pero también aquellos que sufrían el desprecio por su naturaleza o condición. Nos referimos a las mujeres, niños, viejos, bastardos, pobres,…
- El tercer grupo sería el de los marginados propiamente dichos. Esto es aquellos que no disponían de las condiciones ni recursos para sentirse integrados. Estaría conformado por caballeros pobres, usureros, orates, mendigos,…
- Y el último grupo sería el formado por los marginados de carácter imaginario, y que se caracterizan por sus características negativas. En este grupo estarían los monstruos, gigantes, duendes, dragones y otros seres fantásticos.
Sin embargo esta lista, claramente es insuficiente, pues echamos en falta una serie de personas que también sufrían la marginación durante la época medieval. En un rápido repaso encontramos las brujas y brujos, los esclavos, los miembros de las comunidades judía y musulmana, los gitanos, los extranjeros, los sodomitas, los pícaros,…
Además, y si bien con un grado de marginación diferentes, según los casos, por si fuera poco, si seguimos buscando aún encontraríamos más grupos de marginados, vinculados sobre todo a actividades consideradas tabúes. En este sentido todos los personajes que estaban señalados por haber cometido pecados, caían también en la marginalidad: avaros, prostitutas, usureros, los taberneros por su vinculación con la bebida y los cocineros por la gula.
La suciedad era una señal adicional de impureza y por tanto un foco de atención para despreciar no solo a quienes la practicaran, si no también a quienes dedicasen sus oficios a tareas relacionadas con la misma. En este grupo entrarían las lavanderas, personas que se dicasen a aplicar tintes en ropajes
En el caso de las actividades relacionadas con la sangre también existía una tendencia a la marginación ya que las personas que estaban en contacto con esta roja sustancia, eran personas que, por definición, se consideraban sucias, por ello aquellos que hacían prácticas “médicas”, “de carnicería o matanza” , o “aseo” con posible contacto con el flujo sanguíneo, pasaban a engrosar el grupo de marginados. Obviamente en este grupo encontramos los barberos, cirujanos, médicos, curanderos, mujeres parteras, verdugos, carceleros, carniceros, cocineros, etc.
Como podemos ver, estamos hablando de un gran número de personas, sin duda un porcentaje importante de la población del Medievo.
En todo caso, los maginados eran personas que, por propia definición, estaban en los márgenes de la sociedad.
La comunidad judía
Hay que tener presente que había una separación radical entre las comunidades cristiana, judía y musulmana.
La presencia de judíos en tierras hispanas, espacio geográfico en el que circunscribimos lo dicho en este post, tenía siglos de antigüedad, y su marginación dentro de la sociedad estaba, como es fácil suponer, relacionado con la base de sus creencias religiosas.
Por si no fuera motivo suficiente, la sociedad medieval marginaba también a la población judía por el tipo de vida que llevaban, diferente en sus tradiciones y costumbres a las generalmente practicadas por la población cristiana, y que era la supuesta valedora de “la legitimidad” de las creencias y formas de vida.
Como es lógico, hubo momentos muy diferentes a lo largo de los numerosos años que se enmarcan dentro del período conocido como Edad Media. Y más en este colectivo que en determinados momentos históricos y espacios geográficos alcanzó una gran presencia en el ámbito económico, lo que les hizo imprescindibles en determinados momentos, y foco del odio popular y persecución estatal en otros.
La marginación se manifestaba incluso dentro de las ciudades, pese a que los miembros de las diferentes confesiones religiosas solían vivir, mayoritariamente en barrios distintos y rigurosamente aislados.
Para su identificación se llegaría a imponer la obligación de que los judíos vistieran una indumentaria que permitiese diferenciarlos del resto de la población.
Pensemos, además, que la comunidad judía tenía su propios sistema de justicia y jueces, sinagogas, cementerios, etc.
Además, la persecución a los judíos en los reinos cristianos hay que relacionarla con la crisis bajomedieval, pues de malos judíos vivían en relativa paz en los reinos cristianos peninsulares durante los siglos XI y XIII. Pero se iría incrementando la corriente popular antijudía y de esta manera se convirtieron en el chivo expiatorio de los males que por entonces padecía la sociedad. Así, a partir del siglo XIV empezó a crecer la violencia contra las juderías, especialmente en Navarra, e incrementándose esta presión con la llegada de la Peste Negra.
Alfonso X promulgó leyes que decían que si un cristiano se volvía judío, había que matarlo, y al judío que yacía con una cristiana también.
Y la presión se iría incrementando, pasando de la violencia física a la represión legal. De esta forma, en el año 1405 se prohibió la usura judía, y a partir de 1412 se fijó que, tanto moros como judíos, debían estar estrictamente encerrados, se abolió la autonomía judicial de las aljamas, se estipuló una lista de oficios cuyo ejercicio quedaba prohibido para los judíos (médicos, boticarios, herradores, tundidores, carniceros, peleteros, zapateros), se prohibió el uso del tratamiento de “don” y se les obligó a lucir barba y pelo largo para ser fácilmente identificados, así como llevar una rodela roja cosida en su ropa que, además, debía ser modesta, sin lujos. El objetivo de esta política no era otro que el hacer la vida muy difícil a los judíos para que se convirtieran.
Como sabréis, en el año 1492, con el reinado de los Reyes Católicos se concretó un hecho de gran relevancia. Nos referimos a la expulsión de los judíos.
La población gitana
Respeto a los miembros de esta comunidad, se suele afirmar que llegaron de manera numerosa a Europa a principios de siglo XV.
Si bien en un principio no se les perseguía, gradualmente se iría desconfiando de ellos, siendo en muchos casos denunciados por supuestos robos de ganado, rapto de niños, espionaje a favor de los musulmanes, incendios, envenenamientos,… Imaginamos que en algunos casos serían verdad, pero en otros sería el pretexto perfecto para personas que los utilizaban como chivos expiatorios.
Los componentes de este grupo étnico realmente nunca gozaron de una situación ajena a la marginación.
La suma de una serie de factores favoreció la construcción de una especia de leyenda negra sobre los gitanos, fruto seguramente de la conjunción de una serie de factores, características, tabúes, y la habitual persecución a todos aquellos que no siguen las normas establecidas por el poder y las prácticas de la mayoría de la población. Por si fuera poco, mostraban una actitud sumamente reacia al control civil y eclesiástico.
Sus costumbres y tradiciones eran muy diferentes a las seguidas por los pobladores mayoritarios. No en vano su tipo de organización, de base tribal, caracterizada por la utilización de su propia lengua y una vida, contraria al sedentarismo propio del resto de habitantes, pues practicaban el nomadismo.
Además, a ello se unía el hecho de que muchos de los miembros de esta comunidad se dedicaban a prácticas relacionadas con el “mundo oculto” a través de actividades como la brujería o la adivinación, al resto de pobladores.
Los sarracenos
En primer lugar recordemos que sarraceno es una de las denominaciones utilizadas por el mundo cristiano medieval para denominar de manera genérica a los árabes o musulmanes.
Los sarracenos conformaban un grupo de la población, no excesivamente numeroso dentro del ámbito territorial hispano, que no alcanzaba el número de integrantes de por ejemplo la comunidad judía. Pero al igual que ellos, vivían concentrados en zonas dentro de las ciudades, en aljamas o morerías.
A diferencia de la comunidad judía, no destacaban en el ámbito económico, pues sus actividades mayoritariamente practicadas eran las relacionadas con la agricultura y asimiladas.
Los moriscos
Los moriscos eran los musulmanes catolizados, aunque en esa época la acepción que se solía utilizar para referirse a este grupo era la mudéjares (hoy en día este vocablo es utilizado en la historiografía para hablar de los musulmanes que estaban en territorio cristiano antes de 1502, el año de su conversión formal al cristianismo).
En este caso claramente el origen de la marginación de los moriscos reside en sus creencias religiosas. La población cristiana veía en ellos el pasado islámico de los territorios hispanos.
Al final de la Edad Media fue consolidándose una tendencia discriminadora hacia las minorías religiosas no cristianas que culminó con la política de unidad religiosa de los Reyes Católicos. Así tras la conquista de Granada en 1492, aunque en las capitulaciones se les garantizaba la libertad de culto y la conservación de sus mezquitas, se impuso una política restrictiva que forzaba a las conversiones al cristianismo; como resultado se produjeron diversas revueltas, que fueron sofocadas. Tras la conquista de Granada se obligó a los mudéjares castellanos a bautizarse o a ser desterrados. Desaparecían así los mudéjares y pasaban a ser moriscos o musulmanes convertidos al cristianismo. Años más tarde, el temor a que pudiesen prestar su ayuda a una hipotética invasión turca o de los piratas berberiscos, y también el hecho de que se convirtieran el objetivo de la Inquisición, puesto que se les consideraba falsos conversos, fue el pretexto para su expulsión definitiva en 1609-1614, durante el reinado de Felipe III. Solo en los reinos de Aragón y Valencia, se calcula que salieron unos 150.000 moriscos.
La mujer
Posiblemente la acepción maginadas, no sea la más correcta, debiendo utilizarse la de oprimidas.
Con los ojos de hoy en día, podría resultar complicado entender el por qué la mujer era una persona marginada. La respuesta reside en la concepción ideológica de aquella sociedad que entendía que la mujer era un ser débil, con poca capacidad y que por tanto, precisaba siempre de alguien que la protegiera.
Sin duda la Edad Media es uno de los períodos históricos en el que las mujeres han estado más infravaloradas y subordinadas por la sociedad teológica y masculina.
La mujer, en las sociedades patriarcales, debe desarrollar su vida en espacios domésticos y atender a las actividades relacionadas con el mantenimiento y bienestar de la familia. Esto es, sienta las bases de una sociedad desigual, en el que el protagonismo de la creación, el pensamiento, el desarrollo y la riqueza corresponde al hombre, mientras la mujer se dedica a la actividad, poco valorada, de desarrollo de la familia.
Desde el punto de vista eclesiástico la visión de la mujer obedece a los criterios de la cultura monástica, por tanto de una minoría que veía a la mujer de una forma negativa, en parte porque estaban sometidos al celibato. En este sentido encontramos intervenciones de autores como San Agustín: quien defendía la idea de que la mujer debía ser un individuo subordinado, quedando reducida a tres papeles: el de tentadora como instrumento del diablo, el de esposa como instrumento del marido y el de madre como instrumento de Dios.
Otros autores como Santo Tomás de Aquino, decía que “La mujer es como un varón impotente”.
Un caso singular es de las alcahuetas, prostitutas y busconas. Estamos hablando de mujeres que estaban privadas del derecho al honor por lo que se les podía ofender y denostar.
La alcahueta sería la mujer que actuaba como intermediaria amorosa en situaciones difíciles.
Las prostitutas, también llamadas rameras o cortesanas, y en la peor de las acepciones la buscona que es la mujer que utiliza artimañas para poder vivir de otros.
Los niños
En el caso de los niños, como en los demás colectivos, nos encontramos también con realidades bien distintas.
De alguna manera, la infancia era considerada como una enfermedad que se curaba únicamente con la disciplina, gracias al régimen político-religioso impuesto en la época, la infancia no fue valorada ni tenida en cuenta como una etapa fundamental del ser humano. El objetivo de la educación era crear personas al servicio de Dios.
La infancia en la Edad Media carecía de importancia, los niños y niñas eran vistos como seres pecadores llenos de maldad y por lo tanto los adultos no presentaban el más mínimo interés en el desarrollo físico y mental de éstos. Las niñas no eran tomadas en cuenta, su objetivo de vida era crecer sumisa a los hombres.
De manera general podríamos decir que habría grupos claramente diferenciados: los niños esclavos, los aprendices, los criados y los huérfanos.
Los delincuentes
Personas que por su actividad, en contra de las leyes y comportamientos sociales exigidos, vivían al margen de la ley. Su origen partía de situaciones de pobreza o violencia.
Incluiríamos, entre otros a los ladrones, que en unos casos entraban en las casas a través de las ventanas, por lo que recibía el nombre de ventosos, o por medio de garfios atados a una cuerda, ladrones que recibían entones el nombre de volteadores, o aquellos que accedían escalando las paredes, recibiendo la denominación de escalonas.
Pero existían también los descuideros, los rateros, los ladrones urbanos, los campestres, los que robaban animales, los que lo hacían en las iglesias, sobre todo en las cajas de limosnas e imágenes, retablos, etc.
Podían actuar solos haciéndose acompañar por sujetos de la misma calaña.
Los mendigos
Nos referimos a todas aquellas personas que para vivir recurrían a la caridad pública, aunque en sus motivaciones podía haberlas por padecer verdadera pobreza o dificultad para ganarse la vida, pero también había mendigos que se aprovechaban del prójimo fingiendo carencias para así poder subsistir de una manera “cómoda”.
Encontramos bribones, holgazanes, pícaros,… En muchos casos o padecían o simulaban padecer enfermedades, mostrar llagas, demostrar cojeras, ceguera o padecimientos que compadecieran a los viandantes y les conmoviera otorgándoles unas monedas.
En algunos casos, sobre todo los denominados pícaros, procuraban una puesta en escena a través de su propia imagen, con atuendos deficientes y supuestas minusvalías, reforzando su petición de una dádiva por medio de la sintaxis evangélica, con la cual pedían una ayuda por el amor de Dios, de la Virgen o de algún santo, al tiempo que aludían a un supuesto pasado como trabajadores y a los que la desgracia había llevado a un camino sin salida.
Durante la Baja Edad Media los territorios hispanos vieron crecer de manera importante el número de mendigos y vagabundos, que huyendo de la pobreza y miseria del campo llegaban en gran número a las ciudades, dedicándose entonces a pedir limosna. Para intentar paliar estos comportamientos, la mendicidad y el vagabundeo fueron regulados en diversas regiones de la Península Ibérica desde el siglo XIV, intentando con la imposición de penas a los mendigos paliar su creciente número.
Los esclavos
Ocupaban el lugar más ínfimo dentro de la escala social.
Su número, que siempre tuvo una cierta importancia se vería incrementado con un buen número de moriscos tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos.
Conclusiones
Resulta obvio que lo que se entiende por marginación es algo que conlleva una carga subjetiva importante y además hay que contextualizarla en la época o momento histórico que analicemos.
Hay numerosos factores, de toda índole: sociales, económicos, culturales, religiosos, políticos, e incluso las coyunturas del momento con las epidemias, guerras, catástrofes naturales, etc eran causantes de la caída en la marginación de una parte muy importante de la población en la Edad Media.
Además, debemos tener presente que cuando hablamos de personas en la marginación, nos referimos a un grupo muy heterogéneo, lo que complica todavía más una posible relación causa-efecto y el análisis del mismo.
Si bien es cierto que hay que aclarar que en la mayoría de los casos la situación de marginación durante la Edad Media no era muy diferente a la que se vivía en otras sociedades o culturas, tanto anteriores como posteriores en el tiempo.
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Referencias
MANUAL DE HISTORIA MEDIEVAL. De García de Cortázar, J.A.
MARGINADOS EN LA EDAD MEDIA. De Godoy V. y otros.
MEDIEVALISMO. LOS MARGINADOS EN LAEDAD MEDIA. Revista de la Sociedad Española de Estudios Medievales.
RELEGADOS AL MARGEN. MARGINALIDAD Y ESPACIOS MARGINALES ENLA CULTURA MEDIEVAL. De Monteira Aras,I. y otros.
https://sites.google.com/site/cuidemoslacosta2016/los-marginados-en-el-mundo-medieval-y-moderno
https://www.anthropologies.es/la-mujer-en-la-edad-media/
https://www.lacrisisdelahistoria.com/los-pobres-marginados-espana-siglo-xvi/