Volvemos a la antigua Roma, en esta ocasión en búsqueda de información sobre las prácticas médicas, o similares, combinando ciencia y superstición para formular una manera de atender la salud en su tiempo. Hoy nos centramos pues en la medicina en la antigua Roma.
Y es que, en la antigua Roma, los médicos desempeñaban un papel crucial en la sociedad, pero su enfoque y métodos diferían bastante de los que conocemos en la actualidad.
Los etruscos, los habitantes primarios de Roma, no desarrollaron un corpus médico significativo, pero la progresiva importancia de la ciudad hizo que muchos médicos griegos se instalasen en ella y practicaran curaciones. En parte, la guerra fue un incentivo para mantener la presencia de médicos en Roma.
En la encrucijada de civilizaciones y culturas, en el corazón del Imperio Romano, se gestaron conocimientos médicos que perduran en el tejido mismo de la medicina moderna.
¿Cómo entendían la medicina los romanos?
La medicina en la antigua Roma se desarrolló a lo largo de los siglos, pasando de ser un conjunto de ritos mágicos a convertirse en una ciencia más avanzada. En sus inicios, los romanos se basaban en el uso de plantas medicinales y ungüentos, cuyos conocimientos eran principalmente manejados por el pater familias.
En todo caso, la medicina romana se encontraba a años luz del saber griego y ésta no tardaría en imponerse, de hecho, no podemos decir que hubiera una medicina romana, ya que prácticamente todos los médicos eran de procedencia helénica. El griego permanecería como lengua científica y Alejandría y otras ciudades griegas del Mediterráneo oriental como centros del saber médico. En concreto, encontraron en Hipócrates (médico griego del siglo V a.C.) una gran fuente de inspiración y ayuda, pues dejó por escrito una detallada descripción de todas las enfermedades con que trató.
Pero también es cierto que, aunque la medicina romana era esencialmente la griega, aportó tres contribuciones fundamentales:
- los hospitales militares, o valetudinarias, necesarios sobre todo cuando las acciones militares y las batallas acontecían lejos de Roma. Estos hospitales estaban reservados para esclavos y soldados. Los hospitales romanos antiguos se establecieron en el siglo I a. C. como hospitales militares conocidos como valetudinaria. La valetudinaria comenzó como un pequeño grupo de tiendas y fortalezas dedicadas a los soldados heridos. Los hospitales originales se construyeron a lo largo de las carreteras principales.
- el saneamiento ambiental que tuvo un desarrollo muy temprano en Roma, gracias a las obras de la cloaca máxima, un sistema de drenaje que se vaciaba en el río Tíber y que se data del siglo VI a.C. La construcción de acueductos, baños públicos y sistemas de alcantarillado en Roma, contribuyeron a mejorar las condiciones de la salud pública. Además, en la Ley de las Doce Tablas (450 a.C.) se prohiben los entierros dentro de los límites de la ciudad, se recuerda a los ediles su responsabilidad en la limpieza de las calles y en la distribución del agua. El aporte de agua se hacía por medio de 14 grandes acueductos que proporcionaban más de 1 000 millones de litros de agua al día, y la distribución a fuentes, cisternas y a casas particulares era excelente, pero en los barrios menos opulentos no tan buena. El agua se usaba para beber y para los baños, una institución pública muy popular y casi gratuita; también se colectaba el agua de la lluvia, que se usaba para preparar medicinas.
- el establecimiento de una legislación de la práctica y la enseñanza médica. Durante la República la mayoría de los médicos eran esclavos o griegos, o sea, sujetos en una posición subordinada, pero en el Imperio (ca. 120 d.C.) Julio César concedió la ciudadanía a todos lo que ejercieran la medicina en Roma. Además, se estableció un servicio médico público, en el que la ciudad contrataba a uno o más médicos (archiatri) y les proporcionaba local e instrumentos para que atendieran en forma gratuita a cualquier persona que solicitara su ayuda. Los salarios de estos profesionales los fijaban los consejeros municipales. También se organizó el servicio médico de la casa imperial, y muchos de los patricios retenían en forma particular a uno o más médicos para que atendieran a sus familias. Con el tiempo también se legisló que la elección de un médico al servicio público debería ser aprobada por otros siete miembros de ese servicio. Las plazas eran muy solicitadas porque los titulares estaban exentos de pagar impuestos y de servir en el ejército. El gobierno los estimulaba a que tomaran estudiantes, por lo que podían recibir ingresos adicionales.
La medicina en la antigua Roma combinaba varias técnicas usando diferentes herramientas, metodología e ingredientes.
Además, la medicina, al estar estrechamente relacionada con la religión, posibilita la presencia de varios dioses y diosas asociados con la curación y la medicina, como Aesculapius y Hygeia.
El decreto de Constantino del año 335 terminaría con el culto a Esculapio, y tras la adopción del cristianismo como religión oficial del Imperio, el declive de la cultura romana y la elevada mortalidad que ocasionaban las epidemias, crecería la desconfianza hacia los médicos. Así fue como la religión cristiana se presentó como la única forma de salvar a los humildes y desesperados, pues Cristo aparecía como el médico de cuerpos y almas.
Tras la división del Imperio Romano en el año 395 por el emperador Teodosio el Grande, el imperio Bizantino pasaría a convertirse en el depositario de los textos griegos de la cultura clásica y sus médicos no pasarían de ser simples transmisores de esa medicina. Esto no quiere decir que en Constantinopla no hubiera escuelas médicas, pero nunca llegaron a rivalizar con las de Alejandría, Atenas y otros lugares de Asia Menor.
Características de la medicina romana
La medicina romana presenta, en su revisión, una serie de características que permiten hacerse una idea aproximada de la concepción que tenían sobre el cuidado de la salud:
- Tenía influencia griega, pues se basaba fundamentalmente en los conocimientos de los griegos, especialmente en los escritos de Hipócrates y Galeno.
- Era una medicina práctica, enfocada en tratamientos prácticos y efectivos para heridas, especialmente en contextos militares.
- Influenciada por las creencias religiosas. Creían que algunos de sus dioses podían curar enfermedades, como Esculapio (dios de la medicina). Por otra parte, los avances en la medicina se vieron frustrados por creencias y supersticiones. Por ejemplo, prácticas como la disección estaban prohibidas, lo que impidió avances en anatomía.
- Templos de Asclepio: En Roma y otras ciudades del Imperio, se erigieron templos dedicados al dios de la medicina, Asclepio.
- Importancia a la salud pública e higiene.
- En cuanto a las terapias y tratamientos, empleaban una amplia variedad de tratamientos, que incluían hierbas medicinales, baños termales, masajes y prácticas espirituales. También realizaban intervenciones quirúrgicas como amputaciones y extracciones dentales.
- Seguían la teoría de los humores, como los griegos, (sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema). Se creía que las enfermedades eran causadas por un desequilibrio en estos humores y los tratamientos se orientaban a restaurar ese equilibrio, a menudo a través de sangrías o purgas.
- Empleaban una amplia variedad de plantas y hierbas para tratar enfermedades.
- Desarrollaron primitivos conocimientos quirúrgicos para tratar heridas, abscesos y huesos rotos. También se realizaron algunas trepanaciones (perforaciones en el cráneo).
- Encontramos médicos esclavos y libres. En Roma, los médicos podían ser esclavos o ciudadanos libres. Algunos esclavos médicos recibieron educación avanzada y fueron muy valorados por sus habilidades.
- Crearon escuelas de medicina.
- Prevención. Los romanos tenían una fuerte creencia en la prevención de enfermedades a través de hábitos saludables, como una dieta equilibrada, ejercicio físico y baños regulares. También había énfasis en evitar los excesos, lo que consideraban clave para mantener la salud.
Los médicos en la sociedad romana
Los médicos en la Roma antigua eran importantes en sociedad, aunque sus métodos y enfoque de la medicina eran muy diferentes a los actuales. Eran altamente valorados y respetados, y sus funciones iban más allá de los cuidados de la salud, pues también eran considerados como consejeros y confidentes.
Los médicos romanos, conocidos como “medici”, se destacaron por su habilidad en la cirugía y el tratamiento de heridas de guerra. Utilizaban hierbas medicinales, como el ajenjo y la mandrágora, y practicaban la sangría y la aplicación de vendajes con maestría.
En la antigua Roma ya existía la división entre médicos privados y médicos públicos. Estos últimos ejercían bajo la supervisión de las autoridades; prestaban su concurso en el ejército, en las escuelas de gladiadores, en las corporaciones, etc.
Estaban organizados de una manera que puede considerarse precursora de las modernas especialidades: médicos generales (medici), cirujanos (medici vulnerum, chirurgi), oculistas (medici ab oculis), dentistas y especialistas en el oído.
Al igual que los médicos griegos, los médicos romanos se basaban en observaciones naturalistas más que en rituales espirituales; pero eso no implica una ausencia de creencia espiritual. Las hambrunas y plagas trágicas se atribuían a menudo a castigos divinos; y se creía que el apaciguamiento de los dioses mediante rituales aliviaba estos acontecimientos. Se consideraba que el miasma era la causa fundamental de muchas enfermedades, ya fuera por hambrunas, guerras o plagas. Se formuló el concepto de contagio, lo que dio lugar a prácticas de cuarentena y mejora de la sanidad.
Uno de los primeros doctores prominentes de Roma fue Galeno. Se convirtió en un experto en la anatomía humana diseccionando animales, incluyendo monos, en Grecia. Debido a su prominencia y experiencia en la antigua Roma, Galeno se convirtió en el médico personal del emperador Marco Aurelio.
Desde los inicios de la República, se empezaron a crear escuelas de medicina en Roma, donde los futuros médicos tenían que aprender todo tipo de habilidades médicas.
Celso, médico y enciclopedista sobre medicina, que vivió en Roma en el siglo I, enumera las dotes de un buen cirujano: “Debe ser joven o por lo menos, no muy entrado en años. Debe tener mano firme, nunca temblorosa. Debe ser hábil tanto con la mano izquierda como con la derecha. Debe tener vista aguda y coraje. Debe hallarse desprovisto de compasión como para no dejarse impresionar por los gritos del paciente, cuando éste lo incite a apurarse o a cortar menos profundamente de lo necesario”.
Para los desdichados enfermos sometidos a operaciones quirúrgicas en esa época, los únicos anestésicos eran el jugo de mandrágora y la atropina. Sin embargo, la cirugía estaba mucho más adelantada que la terapéutica. En efecto, de las excavaciones de Pompeya se han extraído numerosos instrumentos quirúrgicos que revelan una técnica avanzada. Según las descripciones de Celso, los cirujanos sabían extirpar las amígdalas, operaban en los ojos e intervenían hernias estranguladas. También había farmacopeas (farmacéuticos).
De la creciente importancia que los médicos adquirían en la sociedad romana, surge la necesidad de reconocer el papel de los médicos griegos, por lo que Julio César, en el año 46 a.C. ofreció a todos los médicos griegos nacidos libres el derecho a la ciudadanía romana: “Julio César concedió el derecho de ciudadanía a cuantos practicaban la medicina en Roma o cultivaban las artes liberales, con la intención de fijarlos de este modo en la ciudad y atraer los que estaban fuera (Suetonio, Julio César, 42)”.
A mediados del siglo II, en tiempos de Antonino Pío, comenzaría a regularse la profesión de manera más evidente. Se limitaría a un número determinado de médicos por ciudad -según el número de habitantes- y para obtener ese rango (vale doctis) se debía demostrar que poseían los conocimientos necesarios. Las villas pequeñas podían tener hasta cinco médicos, las grandes siete, las mayores diez, y en Roma (sin contar los barrios), catorce.
Los privilegios que obtenían los médicos debían ser compensados de alguna forma, así, como contrapartida, debían asistir gratis a los pobres y enseñar la medicina a los aspirantes a médico, ya que solo había en todo el Imperio una escuela de medicina, la de Alejandría. Se promulgó la Lex de decretis ab ordini faciendi, que exigía la aprobación por el colegio de los médicos como condición para ejercer la medicina. Los médicos públicos municipales eran elegidos por los ciudadanos con derecho a voto, debiendo pasar un examen de sus colegas y recibir un mínimo de siete votos, entonces el prefecto de la ciudad comunicaría el nombre al emperador.
El servicio médico público proporcionaba a los médicos (archiatri) un local, generalmente de grandes dimensiones para poder albergar un laboratorio, salas de operaciones, de consulta, de hospitalización e incluso la propia vivienda del médico, así como instrumentos.
Con el emperador Alejandro Severo (siglo III) se construirían las primeras aulas oficiales para la enseñanza de la medicina, dejando de ser un asunto particular entre maestro y alumno.
En cuanto a la presencia de mujeres en la medicina romana, y siguiendo el ejemplo de Grecia también se tiene constancia de mujeres que practicaban la medicina (normalmente tenían algún parentesco con otros médicos) como Antioquis de Tlos, hija de Diodoto, o Metilia Donata. En Roma, se dedicaban principalmente a atender a los problemas y enfermedades de las mujeres, aunque algunas también trataron afecciones oculares o de otro tipo, sin llegar a alcanzar la misma consideración social que los hombres. En cualquier caso, se puede hablar de tres categorías médicas en el caso de las mujeres:
- La Obstetrix (literalmente, “la que se coloca delante”, en una alusión obvia a la posición que ocupa la comadrona en el parto). Su función principal era asistir a las parturientas, aunque, a veces, también administraban drogas para provocar abortos o lograr la fertilidad. Curiosamente, otra de sus funciones era mediar en disputas legales ligadas a herederos póstumos o con las mujeres que decían no estar embarazadas en los divorcios para privar de un heredero a su exmarido, también corroboraban la virginidad de las esclavas jóvenes (con el cristianismo pasarán a hacer lo mismo, pero con las aspirantes a órdenes religiosas, a las que se exigía demostrar que eran vírgenes).
- La Medicae, aunque era difícil diferenciar entre estas y las anteriores, se suele aceptar que la medicae tenía mayor nivel de instrucción, además, no limitaban su campo de práctica a la ginecología y la obstetricia, se ocupaban también de otros sectores de la medicina.
- La Iatromea: no queda nada claro en ningún estudio cuales eran las funciones o grado de instrucción de estas profesionales, lo que parece claro es que estaban en un rango intermedio entre la obstetrix y la medicae, lo que implicaría el conocimiento de ambas disciplinas.
Instrumentos y tratamientos médicos romanos
Los médicos romanos utilizaban una variedad de instrumentos médicos para diagnosticar y tratar enfermedades. Aunque algunos de estos instrumentos pueden parecer rudimentarios o incluso crueles en comparación con los que utilizamos hoy en día, los médicos romanos los utilizaban con destreza y conocimiento. Los instrumentos más utilizados eran: fórceps, ganchos, pinzas, escalpelos, paletas, agujas, ventosas, tijeras, sierras, etc.
En cuanto a los tratamientos, los médicos romanos utilizaban una combinación de terapias físicas, medicamentos y rituales para tratar enfermedades. Algunos tratamientos comunes incluían la sangría, el uso de hierbas medicinales, la aplicación de vendajes y cataplasmas, así como la prescripción de dietas especiales. Aunque algunos de estos tratamientos pueden parecer ineficaces o incluso dañinos en retrospectiva, en ese momento representaban el conocimiento y las prácticas médicas más avanzadas.
La cirugía era una parte importante de la práctica médica en la Roma antigua. Los médicos romanos realizaban intervenciones quirúrgicas, como amputaciones, extracciones dentales y tratamientos de heridas.
También practicaban la incubatio, un ritual importado de Grecia en el cual el enfermo pasaba la noche en un templo y el dios correspondiente le mostraba en un estado de conciencia entre la vigilia y el sueño los pasos a seguir para su curación.
También hay que decir que, a diferencia de algunas culturas antiguas, los médicos romanos reconocían la importancia de la salud mental. Consideraban que el bienestar emocional estaba estrechamente relacionado con la salud física. Por lo tanto, además de tratar enfermedades físicas, los médicos romanos también se ocupaban de trastornos mentales y emocionales.
Entre los medicamentos más utilizados en la antigua Roma encontramos:
- Jugo de mandrágora y atropina: utilizados como anestésicos durante los procedimientos quirúrgicos.
- Beleño: empleado como hipnótico y sedante.
- Centáurea: utilizada como cicatrizante de heridas.
- Opio y escopolamina: analgésicos utilizados para aliviar el dolor.
- Ácido acético: utilizado para lavar heridas.
Además, también utilizaban ciertos alimentos con propiedades medicinales: los higos se usaban para remover el pus y la sangre coagulada de las heridas; el ajo se utilizaba para mejorar la salud del corazón y el vino se empleaba contra la diarrea.
Y si buscamos nombres, tendríamos que hablar de:
Dioscórides (40-90 d.C.), un botánico, farmacólogo y médico griego que ejerció en Roma durante el reinado de Nerón. Se convirtió en un famoso médico del ejército. Dioscórides escribió una enciclopedia de 5 volúmenes, De materia médica, que enumeraba más de 600 curas con hierbas, formando una farmacopea influyente y duradera. De materia medica fue usada extensamente por los médicos durante los siguientes 1500 años.
Sorano de Éfeso, un médico griego, nacido en Éfeso, que vivió bajo el mandato de los emperadores Trajano y Adriano (98-138). Ejerció en Alejandría y posteriormente en Roma. Fue el principal representante de la escuela de médicos de la escuela metódica.
Galeno (129 -d.C. a 200 ó 216 d.C.) de Pérgamo fue un prominente médico griego, cuyas teorías dominaron la ciencia médica occidental durante más de un milenio. Aunque Galeno estudiaba el cuerpo humano, la disección de cadáveres humanos iba en contra de la ley romana, por lo que en su lugar utilizó cerdos, simios y otros animales. Se trasladó a Roma en el 162 donde pronto se ganó una reputación como médico experimentado, atrayendo a su práctica un gran número de pacientes.
Galeno
Asclepíades, quien estudió medicina en Alejandría y la practicó en Asia Menor y en Grecia antes de trasladarse a Roma en el siglo I a. C. Su conocimiento de la medicina le permitió prosperar como médico. Desarrolló su propia versión de la estructura molecular del cuerpo humano. El modelo atómico de Asclepiades contenía átomos de múltiples formas que pasaban por los poros del cuerpo. Se requería que los dos estuvieran en sincronía para evitar enfermedades. Asclepiades creía firmemente en los baños calientes y fríos como remedio para la enfermedad; sus técnicas no infligían a propósito un dolor severo al paciente. Sus otros remedios incluían: escuchar música para inducir a la sedación, y consumir vino para curar el dolor de cabeza y la fiebre. Asclepiades es el primer médico documentado en Roma que utiliza la terapia de masaje.
Asclepiades
Aulus Cornelius Celsus. Celso (25 a.C.–50 d.C.), enciclopedista romano que escribió una enciclopedia general sobre muchos temas. La única obra que sobrevivió de su enciclopedia más grande es De Medicina. Esta obra contiene ocho volúmenes, dos de los cuales tratan sobre cirugía. De Medicina proporciona algunos de los mejores relatos de la medicina romana durante su tiempo.
Conclusiones
La medicina de la Antigua Roma desempeñó un papel fundamental en el desarrollo del campo de la medicina.
Las contribuciones de la medicina romana a la anatomía, la farmacología y la filosofía médica siguen siendo fundamentales en la práctica médica contemporánea. La sabiduría acumulada a lo largo de los siglos nos recuerda que, en el estudio y la comprensión del pasado, encontramos las raíces que sostienen el árbol del conocimiento.
«La única diferencia entre los ladrones y los médicos de Roma, es que mientras los ladrones matan en el campo, los médicos en cambio, lo hacen en la ciudad”, Galeno, médico griego, siglo II d.C.
“El enfermo no busca un médico que sepa hablar bien, sino uno que sepa curarlo”, Séneca. Filósofo -s I d.c- Cartas 75.1
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Referencias
Lifeder. (16 de septiembre de 2024). Medicina romana. Recuperado de: https://www.lifeder.com/medicina-romana/.
https://academia-lab.com/enciclopedia/la-medicina-en-la-antigua-roma/
https://arraonaromana.blogspot.com/2016/10/la-medicina-en-la-antigua-roma.html
https://www.hahistoriayarte.com/las-mujeres-que-ejercieron-la-medicina-en-la-antigua-roma/
https://historiaybiografias.com/medicina02/
https://revistadehistoria.es/la-medicina-en-la-antigua-roma/