En nuestro recorrido por los hermosos monasterios gallegos hoy viajamos hasta el Real Monasterio de Santa María de Oia
Galicia es una tierra de leyendas e historia y ente su rico patrimonio destacan sus impresionantes monasterios sitos en las cuatro provincias gallegas.
En general todos los antiguos cenobios de As Rías Baixas, en la provincia de Pontevedra, son unos impresionantes remansos de paz, todos ellos localizados en parajes de enorme belleza. Estos templos religiosos guardan un rico legado. Cruzar sus muros traslada a las y los viajeros al pasado, a una época de reyes, de familias nobles gallegas, de quietud, retiro, cultivo de la tierra, batallas y revueltas.
En un entorno natural privilegiado, en la agreste y rocosa costa pontevedresa, entre las localidades de A Guarda y Baiona, encontramos este monumental Monasterio. Es uno de los pocos ejemplos de abadía junto al mar existentes en Galicia, ya que la mayoría se construían en lugares interiores para eludir los ataques de piratas y corsarios que durante siglos azotaron las costas gallegas.
El monasterio de Santa María de Oia, es uno de los monumentos más bellos y emblemáticos del Sur de la Provincia de Pontevedra, un ejemplo de cómo Galicia durante siglos fue uno de los refugios monacales más importantes del mundo, legado que nos dejó innumerables recuerdos en forma de monasterios e iglesias de gran calado artístico.
A los pies del monasterio hay una pequeña ensenada. Un muro de piedra, denominado la Camboa, la cerraba por un lado de forma que, al bajar la marea, los peces quedaban atrapados en ella y eran capturados con redes. Los monjes bajaban a la playa por un pasadizo desde el patio de armas. Esta ensenada es también la única existente entre A Guarda y Baiona, por lo que servía de refugio a los barcos en caso de temporales o de ataques marítimos.
Historia del Monasterio de Oia
Las primeras noticias de la fundación del monasterio nos vienen desde el siglo XII, cuando se fusionaron tres pequeñas comunidades de ermitaños que estaban en la comarca: la de Oia, agrupada en torno a una capilla dedicada a Nuestra Señora, la de San Cosme y San Damián, en la feligresía de Bahíña, y la de San Mamed de Loureza. Así, estas tres comunidades se agruparon en una sola, bajo la autoridad del primer Abad conocido, don Pedro Laicense. Este abad se mantendría al frente hasta el año 1157.
La denominación del Monasterio, Oia, se debe a que es el nombre del lugar donde se levantaron las primeras edificaciones, para acoger a los monjes reunidos en la observancia de la Regla de San Benito y bajo la disciplina de un solo Abad.
La primera prueba documental que tenemos de este monasterio, y que nos permite fijar no la fundación, sino la fecha conocida de su existencia, es la donación que el Rey Alfonso VII, hizo en el año 1137 al Abad Pedro del Monasterio de Oia de la mitad de las iglesias de Erizana y La Guardia, y de la totalidad de las de Burgueira, Pedornes, Mougás, Loureza y El Rosal.
De manera sucesiva los reyes Alfonso VII, Fernando II y Alfonso IX, Sanco IV, Enrique III,… concedieron a los monjes de Oia enormes posesiones y privilegios, sabedores de la importancia estratégica de su localización, ya que lindaba con la frontera portuguesa.
En 1185 pasó a formar parte de la Orden del Císter, sometiéndose a la abadía de Claraval, lo que nos deja motivos ornamentales discretos y sencillos.
En el año 1201 se produce la donación de la iglesia de Baiona, por parte de Alfonso IX, al tiempo que exime al monasterio de pagar tributo en su puerto. Además en este año apare ela primera alusión a la cría de caballos salvajes en los montes de Oia.
Desde su fundación, a mediados del siglo XII, hasta la actualidad, este monasterio ha sufrido un gran número de transformaciones, no sólo físicas, sino también en cuanto a su utilización.
En el año 1228, el rey Alfonso IX dona la isla de San Martín, de las Islas Cíes.
Fernando III, su mujer doña Beatriz y sus hijos, con el consentimiento de su madre doña Berenguela, n el año 1231, confirman al monasterio de Santa María de Oia todas las heredades, iglesias, donaciones, libertades y privilegios que le habían sido concedidos por Alfonso VII, Fernando II y Alfonso IX.
En el año 1280 el rey de Portugal Dionisio I los toma bajo su guardia y protección junto con todas sus propiedades en Portugal
En 1547 se integró a la Congregación Cisterciense de Castilla, siguiendo lo ordenado para la reforma de los monasterios. Así, perdió su independencia para quedar sometido a la Autoridad de los Capítulos y Generales de la Congregación. Esto tuvo ventajas, en el orden de la disciplina y observancia y no faltaron inconvenientes por la marginación en la que durante muchos años se tuvo a los monjes de los monasterios gallegos.
Durante la Edad Media el recinto había ido en auge y su área de influencia se había extendido tanto hacia el norte, incluyendo una de las islas del archipiélago de Cíes, como hacia el sur rebasando la frontera con Portugal. También había ido en aumento la atención que atraía sobre sí en el tablero de las disputas entre nobles y monarcas. De hecho, Pedro Madruga (para saber algo más sobre él ver nuestro post Pedro Madruga. Personaje y leyenda) destruyó su fortificación a mediados del siglo XV con la intención de consolidar sus posiciones en Baiona.
El cenobio desempeñaba también un papel crucial en la vida económica y social de la zona. Introdujeron la cría de caballos salvajes en estado de libertad, la práctica de los curros y la Rapa das Bestas, una tradición que ha pervivido hasta nuestros días en diversos puntos de Galicia y que tiene, precisamente, en Oia una de sus manifestaciones más destacadas.
Además, implantaron el cultivo de la vid según las prácticas de las abadías francesas cistercienses. Actualmente podemos disfrutar por todo el mundo los sabrosos caldos con la denominación de origen Rías Baixas.
El monasterio fue asimismo escenario de una famosa leyenda local, la de la Virgen del Mar. Cuenta la tradición que en 1581 agricultores locales encontraron en una playa próxima una imagen de una virgen unida por una cadena a un perro y que la trasladaron hasta el monasterio asombrados por el hecho de que el mar la hubiese arrastrado hasta allí sin haberla destrozado contra los acantilados de la zona.
A partir del siglo XVI, la Compañía o Guarnición adquiere cierto carácter oficial. Así, estaba integrada por soldados voluntarios, vasallos del Monasterio y algunos monjes, que atendían a la defensa de la ensenada y la costa próxima al Monasterio, utilizada por los barcos como lugar de refugio y para los desembarcos.
En siglo XVII se hace la cocina vieja, la despensa, los nuevos dormitorios, se amplía la biblioteca y la bodega, además de las obras para la defensa de la costa y fortificación del monasterio con la muralla de clausura y la de la playa, y la creación de la plaza de armas con sus merlones y troneras.
Por otro lado, gracias a su estratégico emplazamiento al encontrarse junto a la orilla del mar), Santa María de Oia jugó un importante papel como baluarte defensivo de la cosa. Desde sus muros, los propios friales repelían ataques con artillería y daban cobijo a los que lo precisaban. Así, en 1624 los monjes, liderados por Fray Anselmo, ex capitán de los tercios de Flandes, lograron desbaratar un ataque de cinco embarcaciones (bajales) turcas, consiguiendo hundir dos de esas naves y poniendo en fuga a las restantes. Esta gesta llevó al Felipe IV a conceder al monasterio el título de “Real” y otorgarle nuevos privilegio a los frailes, con lo que consiguieron grandes posesiones.
El monasterio mantuvo su importancia hasta comienzos del siglo XIX. Pero con la invasión napoleónica comenzó su declive y tras la Desamortización de 1835 continuaría su caída. El primer comprador fue un vecino de Madrid, Fernando Fernández Casariego, quien abonaría 200.000 reales por hacerse con su propiedad.
Por otro lado, la iglesia empezaría a funcionar como templo parroquial a partir de 1837, tras su designación por el obispo de Tui.
En 1870 sería adquirido por un vecino de la próxima localidad de A Guarda, Bernardo Alonso abonaría por él un total de un millón de reales.
Luego pasaría por diferentes manos, como en el año 1912 en que fue ocupado por jesuitas portugueses expulsados de Portugal y que permanecieron en él durante 20 años; también, indianos… llegando incluso a convertirse en una cárcel, durante la Guerra civil española, llegando a albergar hasta 3.000 reclusos. Este uso nos lo recuerda una exposición permanente que se puede ver en el recinto y que recoge las inscripciones y dibujos realizados en los muros por aquellos presos durante su cautiverio.
En el año 1942 el monasterio sería vendido de nuevo a un indiano, y es que en el siglo XX tuvo hasta cinco propietarios privados diferentes. En la actualidad es propiedad, desde noviembre de 2004, de Residencial Monasterio de Oia, S.A., sociedad que pretende abordar la rehabilitación del edificio para su uso con fines turístico, convirtiendo en un hotel-monumento, con spa de agua marina y centro de congresos y convenciones.
En los años 80 del siglo XX comenzó una tímida restauración que concluyó con la adquisición de la abadía por parte de un grupo hotelero que el siglo XXI pretende convertir el monasterio en un espacio vacacional y turístico.
En la actualidad tiene una superficie construida de más de 7.500m2, sin contar con la iglesia, actualmente dependiente del Obispado.
En los momentos de apogeo del monasterio, su riqueza e debía principalmente a las generosas donaciones reales, contando con privilegios sobre la representación de las parroquias, impuestos por la botadura de buques al mar, sobre la pesca con red y la explotación de prioratos y granjas en ambas orillas del río Miño.
El monasterio fue declarado Bien de Interés Cultural, o Monumento Nacional el 3 de junio de 1931.
El conjunto arquitectónico del Monasterio de Oia
El monasterio de Oia es un fiel representante del espíritu sobrio y refrenado del Císter. Su apariencia actual es el fruto de distintos estilos de su conjunto. Cuenta con elementos del románico, gótico y barroco, todo ello fruto de las diferentes reformas que el edificio fue acumulando hasta finales del siglo XVIII.
En los siglos XVI y XVII se construyen la sacristía, un coro alto, el claustro procesional, el piso bajo de las estancias monacales y las cocinas.
Uno de los claustros del monasterio es una obra maestra de cantería, con arcos de medio punto que permiten asomarse al patio central y bóvedas nervadas que arrancan de elegantes ménsulas.
En los exteriores, la plaza de armas, con sus dos hileras de plataneros, es una de las zonas más llamativas del conjunto. En su alto muro se aprecian las troneras donde se ubicaba una potente batería de entre 9 y 11 cañones.
Cuenta con un espacio dedicado a huerta de unos 4000 m2, localizado justo detrás del monasterio y en la actualidad se conserva en un estado muy parecido al primigenio, y que permitía que aquellos moradores del monasterio dispusiesen de alimentos y medicinas. Cultivaron hasta 120 especies de plantas medicinales que procesaban en su botica.
El interior del templo es de una solidez extraordinaria, destacando las bóvedas con nervaduras que forman ricas filigranas decorativas. Siendo lo más llamativo sus inmensos pilares en forma de T, sujetados por basas de escalón.
La iglesia, de estilo inicial románico, presenta tres naves dispuestas en planta de cruz latina. Su cabecera consta de cinco absidiolos escalonados de planta rectangular, muestra de la influencia francesa. Las bóvedas son de cañón en el crucero, así como en las capillas de la cabecera. Destaca la bóveda estrellada que se sitúa por encima del coro del siglo XVI. El retablo mayor es manierista del siglo XVII, y está presidido por una imagen de la Virgen del Mar.
La sillería del coro es del siglo XVIII. El baptisterio, que acoge la pila bautismal, con una curiosa forma de huevo, se localiza en un espacio cerrado por una verja de hierro, pero magníficamente iluminado por un ventanal.
El edificio presenta una escasa decoración escultórica como indican las directrices de la orden Bernarda, dicha decoración aparece de forma tímida en las ventanas de los absidiolos y en las cornisas lisas que abundan en la iglesia, aunque donde mayormente se concentraría el ornato fue en la fachada occidental que tuvo que ser totalmente reformada en época moderna.
La fachada del templo es puramente barroca y se realizó en el año 1740. También es barroca la torre del campanario construida en el XVIII y que nos recuerda las torres de la escuela compostelana. En el interior del cenobio destaca el claustro renacentista, realizado sobre uno románico del siglo XIII.
Lugares y actividades de interés en la proximidad del Monasterio de Oia
Esta zona es un lugar idóneo para senderistas, peregrinos y visitantes en general.
En su extremo sur fue creciendo una pequeña población, el barrio de O Arrabal, que conserva edificios del siglo XVIII, muestras muy interesantes de la arquitectura marinera gallega, con balcones floridos y pequeñas tascas.
En el Cabo Cillero encontramos un faro y ruinas de emplazamientos bélicos defensivos.
Muy próximo a la localización del monasterio pervive la tradición ancestral de las rapas de los caballos salvajes (rapa das bestas en gallego) que viven por toda la Serra da Groba, y que se realiza cada primavera en varias parroquias.
También encontramos varios yacimientos de petroglifos en A Cabeciña, y contemplar los restos de un castro fortificado que estuvo en uso hasta la Edad Media.
Algunas cascadas, de mayor o menor caída, dependiendo la estación del año, las Pozas de Mougás, el pequeño río llamado el Peito, el asentamiento castrexo de Cano dos Mouros y los petroglíficos de A Pousadela, donde los antiguos habitantes de Oia grabaron escenas de caza, una embarcación o diseños geométricos sobre lienzos graníticos muy bien llamados la Pedra do Cazador o la Pedra dos Chetos.
Además, por esta localidad pasa también una etapa del Camino portugués por la costa, con destino Santiago de Compostela.
Conclusiones
Hablar del Real Monasterio de Santa María de Oia es hacerlo de casi un milenio de la historia de todo un municipio y realizar un viaje en el tiempo para descubrir un relato en el que tienen cabida monjes, piratas, reyes, presos e, incluso, estrellas del mundo del espectáculo.
Este hermoso monasterio está pasando un por un, ya muy largo período, de languidecimiento, presentando un estado de abandono impropio de un patrimonio protegido, mientras el proyecto de sus actuales propietarios para su rehabilitación y conversión en un hotel-monumento sigue agonizando al ritmo de la lenta burocracia.
Y cerramos este post contando el uso de los exteriores de este conjunto para diferentes proyectos audiovisuales. Destaca su uso para el rodaje, en el año 1969 y bajo la dirección del cineasta español Mario Camus, del largometraje “Esa mujer”, protagonizado por Sara Montiel. También otros productos como la película “22 ángeles”, rodada en el año 2016 y que narra la travesía de la Expedición Balmis (podéis saber más sobre esta increíble expedición, leyendo nuestro post: Expedición Balmis, los niños de la vacuna contra la viruela), la serie “Vivir sin permiso”, y varios documentales.
Y rematamos esta publicación, confiando en que, pese a su larga extensión, haya resultado de vuestro interés, y en ese caso nos gustaría que nos lo hicieseis saber pulsando en el botón “Me gusta”. Además, te animamos a aportar algún comentario, y si tienes interés, suscribirte gratuitamente a la Newsletter del Blog para mantenerte siempre informado sobre las nuevas publicaciones del Blog.
Por último, si os ha gustado lo suficiente como para compartirlo en vuestras redes sociales, estaríamos realmente encantados de que así lo hicieseis.
Referencias
Monasterios y Conventos de la Península Ibérica. De Río Ramos, L. y Liñera Vázquez, X.M.
Conventos e mosteiros de Galicia. De González Montañés, J.I. y Sastre Vázquez, C.
Monasterios de Galicia. De VVAA. Editorial Everest
Estoy interesado en saber el nombre del propietario ó propietarios del monasterio Santa Maria de Oia en el 1969
Gracias
Hola Antonio,
En primer lugar, gracias por leernos.
Respecto a la cuestión que planteas, decirte que, como es habitual, recopilamos información de diversss fuentes para redactar nuestro post. Obviamente no publicamos todo, pues sería muy extenso. La información que, a mayores, podemos facilitarte es la siguiente:
Tras desamortización de Mendizabal, en el año 1835, es adquirido por Fernando Fernández Casariego, vecino de Madrid, por 200.000 reales.
Muy pronto la vendió , por un bajo precio por Bernardo Alonso (según alguna fuentes también a su hermano Joaquín Alonso), vecino de A Guardia, quien reclamó el pago a los antiguos foreros, desatando así protestas y tumultos que, provocarían, entre otras consecuencias, un incendio en el Monasterio.
Cambió de manos varias veces en entre 1910 y 1932, siendo arrendado en este año por los jesuitas portugueses, quienes crearon un colegio.
En 1932 es incautado por el Estado al pensar que es propiedad de los Jesuitas, orden que ocupaba el Monasterio y que debió abandonar. Pasaría a ser administrado por el alcalde de Oia.
En los años de la guerra civil fue utilizado como campo de prisioneros. Posteriormente volvió a manos de los Herederos de Bernardo Alonso.
En 1945, sus herederos la transmitieron a los hermanos Daniel u Javier Bouso Arias (este último, sacerdote), por 60.000 pesetas. Estos hermanos eran naturales de Lugo, pero residían en Madrid.
Según algunas fuentes, en 1964 pasaría a manos de José García, quien lo adquiere por 6.400.000 pesetas.
En 1973 lo adquiere José González Troncoso, vecino de Tui.
Sus hijos lo venderían a la familia Masaveu, en 1989 por 261 millones de pesetas.
Y ya, a finales de 1999, sería adquirido por el “Grupo La Toja, S.A.”, perteneciente al Banco Pastor por 200 millones de pesetas, para un proyecto hotelero, que no se ejecuta.
El 24 de noviembre de 2004 es adquirido por el grupo por “Residencial Monasterio de Oria”, filial del grupo “Vasco gallega de consignaciones”, hoy llamado “Kaleido Ideas & Logistics”. El importe de la operación fue de 2,4 millones de euros.
Confiamos en que te haya servido de ayuda.
Saludos