Con esta publicación vamos a intentar narrar, de una forma estructurada, lo que aconteció en el denominado “el desastre de Annual”.
Lo primero que hay que decir que estamos hablando de una derrota militar española, frente a las tribus rifeñas, entre el 22 de julio y el 9 de agosto del año 1921, cerca de la localidad marroquí de Annual (ubicada entre la Bahía de Alhucemas y la ciudad de Melilla).
Este acontecimiento marcaría el final de la monarquía de Alfonso XIII y tras la aceptación de la Dictadura de Primo de Rivera por parte del Rey, llegaría la II República española.
Pobre y mal armado, corroído por la corrupción, el ejército español sufrió una derrota en Marruecos que sacudió al propio cuerpo y la política del país
Antecedentes y contexto
Aunque ya habían confeccionado un acuerdo secreto en el año 1902, en la Conferencia de Algeciras de 1906 se había acordado el reparto de Marruecos entre España, que se quedó con la franjar norte del país y Francia, que se quedaría con la mayor parte del territorio. España con su presencia en Marruecos buscaba recuperar el prestigio nacional, tras las pérdidas coloniales de 1898, no dejar a Francia como única potencia en la zona, mantener el equilibrio estratégico en el estrecho de Gibraltar y garantizar el orden en la región del Rif (entre Ceuta y Melilla), escenario de constantes conflictos entre las tropas españolas y las tribus locales.
Inmediatamente empezaron los conflictos por parte de los indígenas, sobre todo tras haberse agrupado las cábilas (tribus locales) del Rif en torno a Abd-el-Krim, provocando importantes reveses como los del Barranco del Lobo, cerca de Melilla.
Hasta el establecimiento del servicio militar obligatorio en 1912, los ciudadanos españoles que tenían dinero se podían librar de la incorporación a filas, mediante el pago de una cuota demasiado elevada para las posibilidades económicas de las clases bajas, lo que explica el antimilitarismo popular. El caso es que la situación en Marruecos provocó el descontento popular a causa de los reclutamientos forzosos de tropas para una guerra que solo interesaba a dos grupos sociales minoritarios: el ejército y los capitalistas interesados en la explotación de las minas de hierro del Rif.
Pero en 1909 se produjo la convocatoria de una huelga general lo que provocaría que la autoridad militar proclamase el estado de guerra, lo que a su vez generó una oleada de violencia. Empezaba la llamada “Semana trágica de Barcelona”, que ocasionaría más de mil detenciones y que dictaran 17 penas de muerte. Se produjo una ola de protesta internacional que provocaría la dimisión del presidente del Gobierno, el conservador Maura.
Además, la guerra de Marruecos dividió a los militares en dos bandos irreconciliables. Los ascensos por méritos de guerra tuvieron la culpa. Los africanistas tenían muchísimas probabilidades de ascender y mejorar sus condiciones mientras que los militares destinados a la península no podían optar a esos ascensos. Finalmente, en 1918, el gobierno acabó con la concesión de ascensos por méritos de guerra.
En 1910 para reforzar y ganar eficiencia en la estructura militar en la zona, se crea la Capitanía General de Melilla, al mando de un Teniente General.
La reacción por parte de los colonizadores fue un pacto entre Francia y España, ya en 1912, para un nuevo reparto del territorio. No existía un Protectorado español, sino una “zona de influencia española”, donde la autoridad civil y religiosa era el sultán, que gobernaba a través de un delegado: el jalifa. En la práctica, España inició la conquista militar del territorio, un territorio muy montañoso (la cadena del Rif), con vías de comunicación escasas y difíciles, con escasos recursos y con una enorme belicosidad delas tribus rifeñas.
En enero de 1919, Berenguer es nombrado Alto Comisario de España en Marruecos, con consideración de Ministro, abandonando el cargo que ocupaba por entonces, Ministro de la Guerra. Seis meses más tarde Silvestre es nombrado comandante General de Ceuta, y en enero del año siguiente Comandante General de Melilla.
En setiembre de 1920 es nombrado General en Jefe del Ejército de África, con el cargo de Alto Comisario, el general de División Dámaso Berenguer y Fusté.
En todo caso, el rey Alfonso XIII que tenía una clara vocación militar y deseaba que el país siguiera las directrices que desde el ejército se daban. Apoyó al general Silvestre como su gran favorito y posteriormente al general golpista Miguel Primo de Rivera como su tabla de salvación. Y esto acontecía en un momento en que la clase política se encontraba en plena descomposición y sin alternativa de país, y una crisis económica y social de suma gravedad.
Los acontecimientos de 1921
En 15 de enero las tropas españolas toman Annual, y tras unas semanas expansivas, empiezan las derrotas que culminan con la retirada de Annual el día 22 de julio, iniciándose el desastre. En ese momento es cuando Silvestre se suicida.
En 18 días, entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, más de 10.000 soldados perdieron la vida frente a las tribus rifeñas. Muchos murieron de sed en sus fortines, otros fallecieron tiroteados mientras intentaban huir, y otros tantos, torturados después de entregarse.
Annual es una explanada cercana a una aldea de varios cientos de habitantes, a 60 kilómetros de Melilla y a 50 de la ciudad de Nador. Ahí fue donde cayó el general Silvestre, el general más joven del Ejército español, con 50 años, que venía de fraguar una carrera heroica en la guerra de Cuba. Silvestre fue derrotado por un hombre que no presentaba ninguna experiencia militar: Abdelkrim el Jatabi, un traductor al servicio de España, colaborador del periódico español El Telegrama del Rif, que había sido nombrado en 1914 kadí kodat, o juez de jueces, en Melilla. O sea, la máxima autoridad judicial en “asuntos indígenas”.
En julio de 1921 el comandante de Melilla, el general Fernández Silvestre, cometió un error militar cuyo trágico desenlace provocó consecuencias imprevistas. Desde Melilla emprendió una campaña para alcanzar Alhucemas, a unos 30 kilómetros de Annual y someter a la más peligrosa tribu rifeña, pero su imprudencia y sus errores tácticos, en contraste con la eficaz actuación del dirigente rifeño Abd-el-Krim. Ante el ataque de sus hombres, las tropas españolas huyeron en desbandada en dirección a Melilla. El camino quedó moteado por miles de cadáveres.
El día 22 de julio más de 5.000 hombres con 20 cañones y casi 1.800 cabezas de ganado, retrocedían apresuradamente, sin órdenes concretas. Muchos se atropellan por pasar y el estrecho camino que está dominado por alturas considerables, se convierte en una trampa mortal. Así fue relatada la retirada:
“Se abandona la posición con todos sus elementos, sin órdenes, sin instrucciones, con prisas, sin conocer ni plan ni dirección, revueltas las fuerzas, confundidas, sin jefes, puede decirse acosadas por el enemigo, y sin más idea visible que la salvación individual, por la huida, vergonzosa en unos, inexplicable en otros y lamentable en todos, siendo inútiles los esfuerzos de unos cuantos para contener esta avalancha que tan impremeditadamente se había dejado desbordar…”
Abd-el-Krim, sorprendido, comprende que es el momento y ordena un ataque general contra aquel ejército de fugitivos.
En los días siguientes las refriegas con serios reveses para las tropas españolas, se van produciendo hasta la rendición de Monte Arruit, donde la guarnición es masacrada con más de 3000 muertos.
Los más de 13.000 muertos (13.363 según el informe Picasso) del desastre jalonaron durante meses los caminos y barrancos desde Monte Arruit a Annual y los españoles consiguieron salvar Melilla más por la indecisión de Abd-el-Krim y por la resistencia los primeros días de Monte Arruit, que por los efectivos disponibles.
Ya a mediados de agosto dimite el Gobierno de Allende Salazar. Berenguer presentará su dimisión de Alto Comisario pero no será aceptada. De la Cierva nuevo Ministro de la Guerra. Empieza en los meses sucesivos la reconquista de diversos territorios.
Por su parte, Abd-el-Krim se convirtió en el líder indiscutible del Rif y su hermano M´hamed en jefe de su ejército. Creó un Estado en el Rif con moneda, comunicaciones, ejército y hacienda propios y encendió una llama que mantuvo ocupadas a dos potencias europeas, Francia y España, durante seis largos años de campaña sangrienta.
En setiembre de 1925 se produce el desembarco de Alhucemas, y en mayo de 1926 se reconquista Annual. Ab el Krim se entrega a los franceses. La paz con Marruecos se firma en 1927.
¿Cuáles pudieron ser las causas del desastre de Annual?
Resulta tarea no sencilla determinar exactamente cuales pudieron ser las causas que desembocaron en esta gran derrota del ejército español. Y es que es difícil explicar esta derrota, pues las tribus rifeñas no eran muy numerosas, ni estaban bien armadas, aunque si contaban con fusiles construidos en Europa. El ejército español no contaba con la suficiente preparación y las tropas en general estaban mal equipadas. A pesar de esto, esta derrota, según muchos historiadores, solo es posible entenderla por los grandes errores del mando del ejército español en África, con un plan excesivamente ambicioso y precipitado.
El ejército español contaba en esas fechas en Melilla con 25.790 hombres, de los cuales unos 5.000 eran tropas indígenas y casi la totalidad de estas tropas indígenas desertaron y se unieron a los rifeños.
Desde luego, con la retirada, caótica, del campamento de Annual, se generalizó un ambiente de pánico, provocando la caída sucesiva de los diferentes puntos controlados por los españoles. Pero hay que buscar los
Algunos historiadores consideran que la actuación del general Fernández Silvestre se debió a que se había sentido menospreciado al nombrarse como Alto Comisionado en Marruecos a su compañero, el general de división, Dámaso Berenguer, y no él.
Sin embargo, otros historiadores, consideran que siguió las órdenes directas de Alfonso XIII, saltándose la cadena de mando. Esto fue lo que le llevó al desastre y a su propio suicido para salvar el papel del rey.
Las consecuencias del desastre de Annual
“Cuerpos mutilados, momias cuyos vientres explotaron. Sin ojos o sin lengua, son testículos, violados con estacas de alambrada, las manos atadas con sus propios intestinos, sin cabeza, sin brazos, sin pernas, serrados en dos”. Así relataba el sargento de ingenieros Arturo Barea lo que se encontraron al reconquistar el territorio perdido de Annual.
De aquel desastre afloró una radiografía de España que puso de relieve todos los males del país: un ejército corrupto, mal instruido y peor armado para las ínfulas coloniales que tenía; un monarca, Alfonso XIII, de vocación militar, que apoyó al general Silvestre como su gran favorito y después al general Miguel Primo de Rivera como su tabla de salvación; y una clase política que no pudo depurar responsabilidades.
El historiador Juan Pando escribió en su Historia secreta de Annual: “Nunca, hasta entonces, había perdido la España contemporánea un ejército al completo. En bloque y de la forma espantosa —asesinado, en su mayoría, luego de capitular en sus posiciones—”.
Y el periodista Manuel Leguineche, autor de Annual 1921. El desastre de España en el Rif, se refirió a ella como “la peor guerra en el peor momento en el peor sitio del mundo (…). Una batalla que nadie quiso oír durante 75 años”.
El desastre de Annual provocó una terrible crisis política. El gobierno se vio obligado a dimitir, y en agosto de 1921, el rey Alfonso XIII encargó a Antonio Maura formar un gobierno de concentración nacional del que formaron parte todos los grupos políticos.
El Ejército español sufrió una crisis de prestigio de proporciones incalculables. El impacto en la sociedad española de la derrota de Annual fue brutal, no sólo por la derrota, sino por la cantidad de muertos que generó.
Para delimitar responsabilidades, y debido al clamor popular, las autoridades españolas ordenaron confeccionar el expediente Picasso, elaborado por una comisión a cuyo mando estaba el general Juan Picasso, que ordenó el procesamiento de Berenguer y Navarro, sometidos ya a una dura inquisición política y popular. El informe había soslayado las causas políticas para esconder una posible responsabilidad del monarca y se había centrado en las militares. Berenguer renunciaría a su inmunidad como senador vitalicio para someterse a juicio. Por primera vez en mucho tiempo, un Gobierno español enjuiciaba a los responsables de una catástrofe militar.
A pesar de las serias dudas de la labor que debía realizar el general Picasso, éste hizo un intenso trabajo de nueve meses, escribiendo un detallado expediente, que iba mucho más allá del típico informe judicial. El informe Picasso se convirtió en una dramática sucesión de muestras de incompetencia militar, de cobardía y desorganización, reveló el desastre en toda su crudeza y no escatimó en detalles sobre los vicios y corruptelas del Ejército.
El general Picasso sintetizaba el informe de esta manera:
“En resumen: hemos sido, como de costumbre, víctimas de nuestra falta de preparación, de nuestro afán de improvisarlo todo y no prever nada y de nuestro exceso de confianza; y todo ello constituye, a juicio del declarante, una grave responsabilidad, que el país tiene derecho de exigir a todos; porque si es cierto que las autoridades e incluso ex Ministros han visitado el territorio y encontrado todo perfectamente, y que el Mando ha felicitado por los resultados alcanzados, que después se desplomaron como un castillo de naipes, no lo es menos, por desgracia, que la oficialidad, en su misión de preparar el instrumento que ha de usarse para combatir, ha olvidado que cuando por medios que podrán tener excusas, pero que eran graves, obtuvo ventajas materiales, prometió solemnemente dedicar todos sus esfuerzos, en primer término, a mejorar la condición de soldado y la capacidad del Ejército, y ha dejado incumplida esta promesa, en perjuicio de la Patria, que necesita, no un Ejército que se sacrifique, sino un Ejército que triunfe, preparándose en los periodos de paz, porque en la guerra no se aprende nada”.
El 23 de junio de 1924 terminaba el juicio a los militares Berenguer y Navarro por sus responsabilidades en el Desastre de Annual. Quedaban todavía dos años para la capitulación de Abd el Krim y el final de la República rifeña, pero el Gobierno español, en plena dictadura del general Miguel Primo de Rivera, había abandonado el inmovilismo de fin de siglo y había resuelto juzgar a los presuntos responsables del desastre.
La amnistía regía desde el año 1924 hizo que no se depuraran responsabilidades, de tal forma que los posibles culpables quedaron impunes. Tras esta humillante derrota para España, la guerra continuó durante seis años.
En mayo del año 1926, Abd-el-Krim se rindió a los franceses, y el diez de julio del año 1927, finalizaron los combates, al producirse la pacificación total del territorio, que permaneció bajo dominio español hasta la independencia de Marruecos en el año 1956.
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Nuestra recomendación de hoy
Documental en youtube de CanalGalaxia7
La Guerra del Rif (Desastre de Annual 1921) – Documental – YouTube
Referencias
Annual 1921: el desastre de España en el Rif. De Leguineche Bolla, M.
Annual 1921, crónica de un desastre. De Francisco, L.M.
La Porte Fernández-Alfaro, Pablo. El desastre de Annual y la crisis de la Restauración en España (1921-1923). De La Porte Fernández Alfaro, P.
XL Semanal. 1750, del 9 al 15 de mayo de 2021
https://desastredeannual.bogspot.com
https://el-desastre-de-annual.webnode.es/
https://www.rah.es/annual-1921/