Hoy nos centramos en una civilización surgida en el Egeo a finales de la Edad de Bronce, la Civilización micénica.
Esta civilización estuvo vigente ente los años 1650 y 1100 a.C., aproximadamente, y se extendió gradualmente desde el sur de la Grecia continental hasta el mundo egeo en su conjunto, que por primera vez experimentó una cierta unidad cultural.
Surgió en la fértil isla de Creta, que se localiza en las rutas marítimas entre Asia, África y Europa Oriental.
Esta civilización fue descubierta por el arqueólogo pionero alemán Heinrich Schliemann, que excavó sitios como Micenas y Troya.
Contexto histórico
Antes de la aparición en la Grecia continental de un sistema sociopolítico jerarquizado y con una economía centralizada ya se habían cumplido una serie de condicionantes previos: aumento de la población, incremento de la productividad, expansión del comer exterior, y fortalecimiento del poder económico y político de las autoridades.
La leyenda cuenta que el primer rey, Minos de la ciudad de Cnossos, dominó toda la isla y creó la civilización minoica.
No se sabe con seguridad cuál es el origen de los micénicos, existiendo teorías que hablan de que eran griegos y otras que les denominan aqueos. El estudio de la lengua micénica hace que se relacione más fuertemente con los griegos, ya que las lenguas griegas como el jonio son más parecidas a esta lengua que a los dialectos característicos de los aqueos.
Características de la civilización micénica
De la civilización micénica poco se sabe. De hecho, se produce una mezcla entre realidad y leyenda. Así, los cantos atribuidos a Homero, la Ilíada y la Odisea, fueron compuestos algunos siglos más tarde del colapso de esta civilización.
Los orígenes de Micenas son confusos. La leyenda atribuye la fundación de la ciudad a Perseo, el héroe griego.
La mayor ciudad (aunque no era la capital tal como hoy lo entendemos) era Micenas, construida sobre una impresionante colina fortificada a unos 278 metros sobre el nivel del mar, donde se conservan los restos de grandes construcciones palaciales y cientos de tumbas y fosas, incluyendo nueve tumbas de colmena, o tholos.
La clase dominante está compuesta por los guerreros llamados “aristoi” ( los mejores). Se constituye la aristocracia, el gobierno de los mejores. Había una clase media de artesanos, navegantes y comerciantes, una clase baja de campesinos y finalmente los esclavos.
La economía micénica se basaba en la agricultura, la ganadería y el comercio marítimo, fundamentalmente.
La tierra era trabajada por los esclavos y los campesinos que cultivaban trigo y cebada. Empezaban a hacerse famosos y muy solicitados los higos que se usaban también como moneda de pago. Criaban ovejas y cabras de las que obtenían lana para sus ropas y leche para su alimentación.
En cuanto a los artesanos, desarrollaban diversos oficios, así encontramos orfebres, carpinteros, alfareros, etc.
La industria textil era uno de los principales sectores de la economía micénica. Se trabajaba la lana y el lino. Mientras en Creta está atestiguada una gran cantidad de ganado ovino que producía una importante cantidad de lana, en Pilos era más importante el trabajo del lino.
Respecto al área metalúrgica, se trabajaban al menos cinco metales: oro, plata, cobre, estaño y plomo. El cobre y el estaño se utilizaban para la formación del bronce. Las fuentes escritas registran grupos de broncistas a los que se les distribuía el metal para que realizaran sus trabajos. Se ha calculado que en Pilos se empleaba a 400 obreros en estos menesteres. Con el bronce se producían recipientes, herramientas y armas. Además de la confección de objetos de orfebrería, se atestigua el uso del oro en ornamentos que decoraban los muebles.
La industria de la perfumería también está atestiguada. Las tablillas describen la fabricación de aceites perfumados: con olor a rosa, a salvia, etc. Asimismo, los textos atestiguan la producción de cuero, muebles, pasta de vidrio, ruedas y carros de guerra.
Practicaban un comercio activo, tal y como atestiguan las evidencias de cerámica encontradas en diferentes lugares del Mediterráneo y en la zona de Oriente. Como consecuencia eran unos grandes navegantes a fin de poder hacer posible estas transacciones comerciales. Intercambiaban sus coloridos tejidos y sus utensilios de bronce por madera y lino, con Siria, Egipto, Chipre y el resto de Grecia, donde fueron imponiendo la moda cretense, tanto en las ropas como en las costumbres.
La sociedad micénica estaba organizada en torno a palacios fortificados, como el de Micenas y Tirinto. Estos palacios eran centros administrativos, económicos y religiosos. El palacio era el centro de todas las actividades de Creta. Era el lugar donde vivía el rey, el centro religioso y ritual, y el centro de la vida comercial.
El rey era a la vez el sumo sacerdote. Los nobles asistían al rey, vivían en los alrededores del palacio y practicaban deportes como el boxeo y la tauromaquia (algo parecido a las corridas de toros). El gobierno era ejercido por un soberano supremo, al que denominaban “wanax”, quien desarrollaba su labor con la colaboración de un consejo de ancianos “gerontes”, y delegaban algunas funciones en los jefes locales, los “basileus” y el “lawagetas” (eje militar supremo).
La cultura micénica desarrolló diversos tipos de construcciones residenciales donde, las más pequeñas de ellas, solían de entre 5 y 20 metros por cada lado, siendo estas cuadradas. Estas viviendas solían pertenecer a la población de menores recursos, todas podían constituir entre una y más habitaciones. Las viviendas de mayor tamaño eran construcciones mucho más elaboradas, cuyas medidas eran entre 20 y 35 metros de cada uno de sus cuatro lados. La mayoría tenían un patio central y diferentes habitaciones.
Como todas las culturas pre-helénicas, los micénicos también desarrollaron una arquitectura funeraria de gran importancia. Los rangos sociales se vieron expuestos a través de sus enterramientos, especialmente al disponer de espacios específicos y especiales para el desarrollo de sus tumbas.
Éstas, no solo se mostraron adornadas de formas impresionantes, sino que a los cadáveres se les disponía joyas, armas y máscaras realizadas con oro primordialmente.
La lengua hablada en esta civilización era un dialecto del griego que se ha designado convencionalmente como “micénico” y es el que recogen los textos de las tablillas de lineal B que se han conservado. Se trata de un dialecto que es bastante homogéneo en todos los centros en los que se han hallado testimonios, aunque se han encontrado algunas diferencias en la morfología derivacional y en el léxico, incluso dentro de un mismo centro. Algunas de estas variaciones se atribuyen a que habría diferencias entre el micénico hablado de manera corriente y el micénico más formal propio de la administración de los palacios.
En cuanto a la escritura, se han encontrado muchos archivos constituidos por tablillas de arcilla. Los ingleses Michael Ventris y Jhon Chadwick develaron el secreto de la escritura silábica (llamada lineal B por oposición a la lineal A, más antigua y la jeroglífica minoica primitiva) muy de moda en el siglo XV a.C., comprobaron que el lenguaje de estas inscripciones es el griego, la misma que utilizaron Platón y Homero, muchos siglos después.
La Guerra de Troya
La ciudad de Troya, en el norte de la actual Turquía, era una fuerte competidora comercial de Micenas y estaba ubicada en un punto clave de las rutas comerciales, era el paso obligado hacia el Mar negro, zona productora de trigo y compradora de los productos micénicos. Hacia el siglo XIII a. C. esta rivalidad comercial derivó en una cruenta guerra por el control de los mercados, que es explicada por Homero en la Ilíada (los micénicos llamaron Ilión a Troya) por motivos amorosos. Según Homero, Paris, el hijo del rey de Troya, raptó a Helena, la mujer más bella del mundo, esposa del rey de Micenas, Menelao. Esto desencadenó la guerra que duró diez años y tuvo episodios fantásticos como el del caballo de Troya, un enorme animal de madera que apareció en la ciudad como un regalo de los dioses, pero en realidad contenía en su interior a los mejores guerreros micénicos que bajaron de él y sorprendieron a los troyanos.
Aspectos culturales y artísticos de la civilización micénica
La civilización micénica, heredó en muchos aspectos los elementos culturales de los cretenses pero al entrar en contacto con los pueblos de Oriente, alcanzó su máximo desarrollo cultural.
El arte micénico, expresado en frescos, cerámica y joyas, el gusto minoico por las formas naturales y los diseños fluidos, fue adoptado por los artesanos micénicos, pero con una tendencia hacia representaciones más esquemáticas y menos realistas.
Entre otros centros culturales micénicos destacan: Tirinto situado más al sur de Micenas, próximo al mar y Troya, ubicada en Asia Menor, cerca del Elesponto.
En la arquitectura, hay que destacar sobre todo las fabulosas murallas ciclópeas. Estos muros alcanzan los 13 metros de altura y llegan hasta los 8 m de grosor. Los mejor conservados están en Micenas, Tirinto y Tebas, y contrastan vivamente con los desprotegidos palacios de la Creta minoica. Destaca, especialmente por su grandiosidad, la llamada puerta de los leones.
Una tumba en tholos es una tumba monumental construida por la civilización micénica, con un techo en forma de cúpula y un pasillo de entrada largo y estrecho. Estas tumbas contenían los restos de importantes líderes y miembros de la élite de la sociedad micénica.
Esta civilización se caracteriza particularmente por sus palacios-fortalezas, sus diferentes tipos de cerámica pintada que se encuentran en todo el mar Egeo, así como su escritura, lineal B, la escritura más antigua conocida que se transcribe del griego.
Los complejos palaciales eran construidos alrededor de un amplio salón rectangular, o megaron. El megaron micénico fue el precursor de los posteriores templos griegos, en los periodos arcaico y clásico. Consistía en un porche de entrada, un vestíbulo y el salón. Este era el corazón del palacio y en el centro había un hogar circular (normalmente de más de 3 m de diámetro), con cuatro columnas de madera sosteniendo un techo abierto o iluminado por un tragaluz. Era, también, el salón de trono del gobernante o wanax. Normalmente había una segunda sala, más reducida, a menudo llamada el megaron de la reina, muchas dependencias privadas y áreas anexas para la administración, el almacenamiento y la manufactura. Las habitaciones estaban ricamente decoradas con frescos en las paredes y suelos enyesados y pintados. En cuanto a los materiales, las viviendas se construían con relleno de escombros y paredes apuntaladas con vigas, recubiertas con yeso en el interior y con bloques de piedra caliza en el exterior. Las columnas y los techos solían ser de madera pintada con algunos añadidos de bronce.
Respecto a la pintura, los micénicos emplearon el estuco ejecutando sus obras con frescos coloridos tales como el rojo, el amarillo, el azul y el blanco principalmente, empleando de igual manera el negro para remarcar. Reproducían escenas mitológicas o religiosas, pero también de guerra o caza, así como figuras geométricas empleadas, principalmente, en las vasijas de cerámica que realizaban.
En los palacios de Tirinto y Pilos se descubrieron algunos de sus frescos. Acá se encontraron escenas decoradas con figuras geométricas y delimitadas con un marco, siendo, además, las figuras bastante rígidas. Los temas que destacan acá son tanto el de megarón en Pilos, como el de cacería de jabalíes en Tirinto.
En este último palacio, también se halló la representativa Dama oferente, cuya particularidad es la voluptuosidad de los pechos de la figura femenina, con una particular ofrenda que lleva entre sus manos, un peinado bastante sofisticado. Tal dibujo es muestra del geometrismo característico de esta cultura.
En relación con la escultura, se desarrolló vinculada a la arquitectura, destacando la antes citada puerta de los leones.
Religión micénica
La religión micénica conservó siempre un cierto grado de originalidad, aunque compartiera o tomara algunos elementos concretos de la religión minoica. Entre estos elementos compartidos, se encuentra su primer objeto de veneración, una diosa representada en los frescos micénicos y en los anillos de oro y plata, y los símbolos religiosos minoicos: serpientes, pájaros, toros, cuernos de toro, dobles hachas, vegetales…
En la época micénica no existían templos o edificios dedicados especialmente a los dioses, la mayor parte de las ceremonias tenían lugar en cuevas o santuarios en las cimas de las montañas. Los palacios minoicos tenían santuarios más numerosos y elaborados que los micénicos, donde el megaron era el principal escenario de las ceremonias religiosas.
El palacio controlaba la organización religiosa del Estado, tal y como se puede comprobar en las tablillas en las que se recogen las ofrendas en forma de tierras, animales, objetos preciosas o incluso mano de obra humana que el palacio realizaba a los dioses, con el objetivo de mantener los santuarios y sus sacerdotes y sacerdotisas.
Los dioses principales habitan en el monte Olimpo y descienden de Cronos. Zeus, dueño del cielo, es el más poderoso, sus hermanos Poseidón, dios del mar y Hades, divinidad de las profundidades y los muertos; sus hermanas, Hestia, diosa del hogar, Démeter, diosa de la tierra cultivada y la fertilidad y Hera, hermana y esposa de Zeus, vela por los matrimonios. Los hijos de Zeus son numerosos: Apolo, dios de la adivinación, la música, la medicina y la poesía, Artemisa, la Luna, diosa de la naturaleza salvaje, Afrodita, la diosa del amor, Atenea, diosa de la sabiduría, Hermes, el mensajero del Olimpo, dios de los viajeros y comerciantes, Ares, dios de la guerra, Hefaisto o Hefestos, el dios del fuego y Dionisio, dios del vino y la vegetación.
No existía una clase sacerdotal y la relación con los dioses la manejaban los jefes de familia. El rey rendía culto al dios protector de la ciudad.
Mitología micénica
El pasado de los griegos solo se conoce desde hace mucho tiempo por las leyendas de las epopeyas y las tragedias.
Del gran caudal de mitos de la mitología griega la mayoría son micénicos o de época micénica: los micénicos fueron los griegos que trajeron el panteón (todavía incompleto) de dioses configurado totalmente un poco más tarde, al tiempo que todos los héroes son herederos de una sociedad guerrera (y la primera sociedad guerrera en suelo griego fue la micénica); a ello hay que sumar que los mitos que no eran originariamente micénicos (los de los minoicos y otros provenientes de Egipto y Asia Menor) se confundieron o se fundieron con mitos micénicos (como se ha visto en el caso de Minos); es por ello que no se van a exponer aquí ningún mito y se va a hacer referencia única y exclusivamente a la Ilíada y a la Odisea , pero también de modo sucinto para tratar la problemática del reflejo del mundo micénico en la obra homérica.
Minos, tenía dos hermanos Sarpedón y Radamantis que no aceptaban que se quedara con todo el poder a la muerte del rey Asterion, el padre de los tres. Pero Minos se quedó igual con el poder y les dijo a sus hermanos que esta era la voluntad de los dioses y para probarlo les aseguró que le darían lo que él pidiera. Le rogó a Poseidón, dios del mar, que hiciese salir un toro del océano y le prometió sacrificarlo en su honor. Poseidón cumplió y el toro salió del agua. Minos fue entonces rey indiscutido de todo Creta pero no quiso sacrificar al toro por considerarlo extraordinario. Cuenta la leyenda que su esposa, Pasifae, se enamoró del extraño animal y concibió al minotauro, un hombre con cabeza de toro. Minos, avergonzado mandó construir un enorme laberinto en el palacio de Cnossos, donde encerró al Minotauro. Cada año sacrificaba a 14 jóvenes atenienses que eran devorados por el monstruo. Hasta que un día el joven Teseo se integró voluntariamente al grupo y gracias a la ayuda de Ariadna, consiguió matar al animal y encontrar la salida del laberinto.
Colapso y fin de la civilización micénica
La civilización micénica desapareció en un pequeño período de tiempo, desconociéndose con certeza el motivo de la misma, aunque se suelen considerar tres posibles causas:
- Invasiones: Se habla principalmente de la invasión de los pueblos dorios, siendo estos los antecesores de los espartanos. Los dorios no sólo invadieron Micenas, sino que conquistaron una gran cantidad de regiones al sur de Grecia.
- Naturaleza: Otros historiadores piensan que el fin de la civilización micénica se debió a causas naturales. Se piensa en una posible sequía, una erupción volcánica, o un terremoto. Esta teoría se considera falsa, ya que es complicado que un factor natural acabará con una civilización que tenía unas ciudades tan alejadas las unas de las otras.
- Conflicto interno: Se piensa en una lucha entre las distintas clases dentro de la sociedad micénica, o entre los distintos líderes de los palacios. También pudo ser por superpoblación, conflictos internos sociales y/o políticos,…
Legado de la civilización micénica
La Civilización micénica tuvo una influencia significativa en el desarrollo posterior de la cultura griega, especialmente en la épica homérica. Se cree que la Ilíada y la Odisea, atribuidas a Homero, reflejan aspectos de la sociedad micénica.
Aunque la civilización micénica colapsó alrededor del siglo XII a.C. debido a posibles razones como invasiones o desastres naturales, su legado perduró en la memoria histórica de Grecia y contribuyó a la formación de la identidad griega.
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Referencias
Las primeras civilizaciones. De Lévéque, P. y otros
González, María y Guzmán, Jorge (2018, 3 03Europe/Madrid septiembre). La Civilización Micénica. Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/civilizacion-micenica.
Sonia Ruz Comas. (2023, septiembre 8). Civilización Micénica: ¿qué fue y cuáles fueron sus características?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/cultura/civilizacion-micenica
https://historiaeweb.com/2016/09/02/religion-micenica/
https://www.historionauta.com/2010/04/creta-y-micenas/
https://redhistoria.com/arte-micenico-resumen-de-sus-caracteristicas-principales-y-estilos/
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11147/la-civilizacion-micenica/