Con el recién finalizado año 2021 se celebró una gran efeméride, el octavo centenario de un gran rey, Alfonso X el Sabio. Aprovechando la ocasión, publicamos este post para recordar su figura y obra.
Biografía de Alfonso X, el Sabio
Alfonso X era el hijo primogénito de Fernando III, el Santo, rey de Castilla, y de Beatriz de Suabia, alemana de origen, y perteneciente a la familia de los Staufen. La nacionalidad de su madre haría que Alfonso aspirase a la coronación imperial en Alemania, pero sobre este punto comentaremos algo más adelante.
Era por tanto nieto de la reina Berenguela y bisnieto de monarcas y emperadores de media Europa.
Alfonso X nació el 23 de noviembre del año 1221 en Toledo.
Hay poca información referente al periodo formativo de Alfonso, si bien se sabe que su padre cuidó la educación de sus hijos. Pasó la infancia lejos de la Corte, bajo la tutela de un noble, García Fernández de Villamayor, señor de Villadelmiro y Celada. En todo caso, debe concluirse que recibió una fuerte formación intelectual, tal y como se vería reflejado en su labor en pro de la cultura. Cabe reseñar también que pasó una buena parte de su juventud entre tierras gallegas y burgalesas.
Durante su infancia vivió diversas situaciones, pasando por la muerte de su madre cuando apenas tenía 13 años de edad, o participando, cuando contaba con diez años de edad en una ruta a caballo hacia tierras de los moros.
Durante su época como infante heredero del trono, tuvo la oportunidad de participar en varias incursiones bélicas, como por ejemplo la conquista del reino taifa de Murcia, o la pacificación de varias revueltas que se produjeron en las localidades de Cartagena, Mula y Lorca. También participó en la paz con Jaime I de Aragón, lo que conllevaría además el matrimonio de Alfonso con Violante, la hija del citado rey aragonés. Con ella tendría diez hijos.
Fue rey de Castilla y de León desde la muerte de su padre en el año 1252 hasta su fallecimiento en 1284.
En el momento de heredar el trono, Alfonso X recibió ya unidos los reinos de León y Castilla, territorios que incluían plazas como Córdoba, Murcia o Sevilla que fueron conquistados por Fernando III. Se trataba del reino más importante de toda la Península Ibérica.
Durante su reinado, Alfonso continuó con la conquista de nuevos territorios en Andalucía, como fueron los casos de Medina Sidonia, Lebrija, Cádiz o Huelva, además de promover políticas de repoblación de la Baja Andalucía. También tuvo que contener una sublevación de la población musulmana, e incluso hizo una incursión en África.
En cuanto al interés de Alfonso X por ser coronado emperador en Alemania, hay que decir que fue un fracaso, ya que la oposición del Papa, pese a que Alfonso había conseguido un buen número de electores que le apoyaría. Esto provocó que Alfonso renunciase a sus pretensiones en el año 1276 ras la elección de Rodolfo de Habsburgo. Sin embargo si sería elegido Rey de Romanos en el año 1256.
Las consecuencias de este intento de coronación imperial, que luego repetiría, con ciertas similitudes, Carlos de Habsburgo uno 250 años más tarde, ocasionó un gran malestar en su reino, pues las necesidades financieras y de dotación de hombres para sostener la Corte y las continuas guerras, llegaron incluso a provocar que se creases nuevos impuestos.
Durante su reinado también mantuvo, durante seis años, guerras con los benimerines de Marruecos.
El reinado de Alfonso X fue de suma importancia en el ámbito de la vida económica. No sólo se pusieron en marcha durante aquel reinado numerosas ferias, sino que, al mismo tiempo, se instituyó, en concreto en el año 1273, el “Honrado Concejo de la Mesta”, quizá el gremio más importante de la Europa de su tempo.
A nivel económico el reinado de Alfonso X se caracterizó por notables reveses, como el continuo alza de precios o las frecuentes devaluaciones monetarias. Y tal y como decíamos antes, su política fiscal ocasionó un gran descontento entre la población. A nivel regio, intentó fortalecer el poder del rey.
Procedió a la unificación de fueros y leyes de cada región por un código aplicable a todo el reino.
Por otro lado, Alfonso provocó con sus contradicciones un conflicto sucesorio: había promulgado las Partidas, según las cuales debía sucederle el hijo mayor del difunto Fernando de la Cerda; pero al morir éste prefirió declarar heredero en 1278 a su segundo hijo, Sancho IV, siguiendo la tradición castellana. Un intento posterior de hacer al infante de la Cerda rey de Jaén provocó la rebeldía de Sancho, quien buscó apoyo en Aragón y Portugal (mientras que Francia apoyaba a los de la Cerda) y se hizo reconocer por unas Cortes reunidas en Valladolid, que depusieron a Alfonso (1282). Se iniciaría ese mismo año una guerra civil, que trajo como consecuencia que el rey, abandonado por gran parte de su familia y la nobleza, se afincara en Sevilla, donde aún tenía apoyos- Pero Alfonso estaba minado por la edad, los desengaños y la soledad. En el ocaso de su vida es reseñable su testamento, en el que maldecía y desheredaba a su hijo: “Siendo así que el referido Sancho nos causó impíamente las graves injurias indicadas (…) sin temor alguno y olvidando de todo punto la reverencia paterna, lo maldecimos como digno de la maldición paterna, como reprobado por Dios y como digno de ser vituperado por todos los hombres (…) y lo desheredamos a él mismo como rebelde…, contumaz, ingrato y degenerado”.
Fallecería en Sevilla el día 4 de abril de 1284, y, pese a su disposición testamentaria y a sus maldiciones, Sancho el Bravo alcanzó el trono.
La obra cultural de Alfonso X el Sabio
Posiblemente la faceta más llamativa del reinado de Alfonso X tuvo que ver con la cultura. Alfonso desarrolló una enorme producción cultural. A efectos didácticos, podemos decir que trabajó en varias direcciones: obras científicas y paracientíficas, obras doctrinales y didácticas, obras legales, historiografía y poesía.
A Alfonso X se le considera el fundador de la prosa castellana, y, de hecho, puede datarse en su época la adopción del castellano como lengua oficial. Sus profundos conocimientos de astronomía, ciencias jurídicas e historia y su interés por las más diversas áreas del saber lo llevaron a impulsar la organización de tres grandes centros culturales que giraron alrededor de Toledo, donde se ubicaría la Escuela de Traductores, Sevilla y Murcia.
Su obra se caracteriza por su orientación práctica en su intento por conocer y actuar sobre la naturaleza y la ciencia, al tiempo que ofrece consejos sobre moral y conducta. También sentó las bases jurídicas para contribuir a la labor unificadora iniciada por su padre, Fernando III el Santo. El Fuero real de Castilla (1254) preparó la redacción de la que sería su gran obra, el Código de las siete partidas (1256-1263 o 1265), donde se recoge lo mejor del derecho romano para unirlo a las más vivas tradiciones de Castilla. Este código, de larga influencia en el ordenamiento castellano y español, supuso la recepción del derecho romano en Castilla y su incorporación a la corriente europea del “derecho común”.
También desarrolló una importante labor en el ámbito científico como veremos más adelante. Y en el ámbito histórico procuró proporcionar los pilares de una identidad colectiva y de una conciencia histórica.
Además, Alfonso realizó una importante obra poética, en algunos casos con contenidos relativos a las prácticas cortesanas y en otros marcados, por la inclinación mariana del rey, como por ejemplo con sus Cantigas de Santa María.
A nivel de mecenazgo cultural, Alfonso procuró que se utilizase la lengua vernácula. Muchas de las obras obtenidas eran fruto de un trabajo en equipo de varios autores, supervisados en la mayoría de los casos por el propio Rey. Un texto muy significativo de aquella época afirma lo siguiente: “El Rey faze un libro, non porquel escriva con sus manos, mas porque compone las razones del, e las emienda e yegua e endereça e muestra la manera de cómo se deven fazer, e desi escrívelas qui él manda, pero dezimos por esta razón que él faze un libro”.
Por otra parte, Alfonso X estaba sumamente interesado en la astrología. Esa disciplina interesaba mucho en aquella época porque se partía de la idea de que los astros ejercían una notable influencia en los seres humanos. El rey de Castilla fue también un innovador en el campo de la astronomía, a menudo mezclada con la astrología, y en su honor hay un cráter lunar bautizado con el nombre de “Alphonsus”. Las Tablas alfonsíes recogen la colocación exacta de los cuerpos celestes que se veían en Toledo (lugar de nacimiento de Alfonso X) en el momento en que fue nombrado rey (1252) y sus posteriores movimientos; la idea era formar una guía práctica que permitiera calcular la posición de los distintos planetas que se conocían, así como del sol y la luna.
Uno de los libros más curiosos de Alfonso X es “El Lapidario”, una obra en la que se abordan diferentes aspectos de la medicina, mineralogía y astrología. Esta obra recoge las propiedades curativas de las piedras y su efecto en función de la posición de los astros.
En materia de Historia, Alfonso impulsó la redacción de una especie de historia universal, la Grande e General Estoria, la cual, justo es reconocerlo, no pasaba del siglo I después de Cristo. Pero el trabajo de índole histórica más importante que se efectuó en tiempos de Alfonso X fue la denominada Primera Crónica General de España. Dicha obra, que percibe el término de España como un elemento unitario, ofrece, siguiendo la línea del famoso escritor visigodo Isidoro de Sevilla, varias “Laudes Hispaniae”.
Como dijo en su día el filólogo Emilio Alarcos, la lengua castellana “fue literariamente normalizada en el siglo XIII”. Asimismo impulsó Alfonso X el cultivo de la música, de los juegos, en particular del ajedrez, e incluso de las artes plásticas, plasmadas tanto en el estilo gótico de inspiración francesa como en el arte de procedencia islámica. No es posible olvidar, por otra parte, el impresionante empuje que dio el rey Alfonso X a la Universidad de Salamanca, en donde decidió fundar, en el año 1254, varias cátedras.
En el ámbito poético, Alfonso alentó la creación, así como escribir poesía en lengua gallega. Sus 453 composiciones, entre las que abundan las de “escarnio” vertidas en un lenguaje paródico o insolente que recurre a veces a la ironía mordaz, lo avalan como el primer lírico en dicha lengua. Sin embargo, es en su vertiente religiosa donde el rey alcanza sus mayores logros: las 420 canciones que componen las Cantigas de Santa María, dedicadas a enaltecer los milagros de la Virgen María, constituyen uno de los más preciados legados de musicalidad y variedad métricas. Alfonso X, en materia poética, realizó importantes aportaciones caracterizadas por su buen humor y por su procacidad popular.
Una faceta sumamente interesante del reinado de Alfonso X fue la relativa a las relaciones que mantuvo con las minorías musulmana y judía. En un principio Alfonso X llevó a cabo una fuerte lucha contra los musulmanes de al-Andalus e incluso contra los islamitas que estaban afincados en el norte del continente africano. Pero esos puntos de vista no impidieron, ni mucho menos, que hubiera una excelente comunicación entre las gentes de las tres religiones citadas, sobre todo en lo que se refiere al ámbito de la vida intelectual. Recuérdese, a este respecto, que los judíos supusieron un cuarenta y dos por ciento del total de los colaboradores de Alfonso en el ámbito de la cultura, interviniendo a su vez en un setenta y cuatro por ciento de todas las obras realizadas en aquella época.
Incluso en el ámbito de la cetrería, Alfonso X también tiene varios libros.
¿Por qué se conoce a Alfonso X, como el Sabio?
Realmente, cabría definir a Alfonso X más como un estudioso que como un sabio. Buscaba conocimiento para intentar difundirlo. Se trataba de un rey adelantado, que se ganó su apodo en la historia.
Aunque según algunos historiadores Alfonso X se creía elegido por Dios con una misión muy clara, que no era otra que difundir el conocimiento y la sabiduría, ambos atributos propios del ser supremo.
También una parte de la historiografía considera su reinado como un período que cabría calificar como de fracaso. Como escribe Carlos de Ayala: “eso sería ignorar que su proyecto político sería retomado por alguno de sus más brillantes sucesores, como Alfonso XI”. Pero eso, en todo caso, sería desde un punto de vista de valoración política, pues desde el punto de vista cultura, su aportación es innegable.
El penoso final ha llevado a algunos historiadores a calificar su largo reinado de fracaso político pero,
Se le atribuye al Rey Sabio una frase, seguramente apócrifa, que retrataría su personalidad: “Si hubiera estado junto a Dios en el momento de la Creación, el Mundo hubiera sido mejor”… Hoy diríamos que Alfonso X estaba encantado de haberse conocido, y motivos no le faltaban.
En todo caso, Alfonso X fue pionero en realizar códices de lujo regio estandarizando el castellano y el gallego, gestó un molde narrativo que se mantiene hasta la actualidad y supo ver “el valor de la imagen para la difusión de las ideas”. Favoreció el castellano y el gallego al copiar en códices de lujo regio estas lenguas, contribuyendo enormemente a su estandarización, beneficiando de esta forma el desarrollo terminológico del español, que mantiene en la actualidad muchos de los vocablos y formas de entonces, en especial en el ámbito jurídico.
Otra de las novedades que introdujo Alfonso X fue la atribución de la autoría en los textos. “Quería instituirse como el rey Sabio”, por lo que se atribuía los textos, que realizaban colaboradores, pero en los que participaba de forma activa en la estructura y el diseño.
Además, creó “un esquema narrativo estructural”, presentando en todas sus obras un autor, un prólogo justificativo del texto y un diseño moderno, formas que no existían en la literatura medieval y que no aparecerían de forma generalizada hasta el Renacimiento, y cuyo molde se mantiene en ocasiones en la actualidad.
También fue un monarca consciente de la importancia de la imagen en la difusión. Y es que en “Las Cántigas de Santa María” alababa a la virgen María y se retrataba gráficamente en una cántiga de cada diez. “No existen tantos retratos de ningún otro rey, ni siquiera de los Reyes Católicos”.
En el campo de la legislación, estableció una regulación del derecho eclesiástico, civil, administrativo, notarial, de las minorías o hacia los judíos y musulmanes. “Las siete partidas”’ funcionaron como derecho supletorio hasta el XIX en España, debido a su carácter tan exhaustivo.
Se proclamaba a sí mismo como el representante de Dios en la tierra. Así se convierte en mediador entre la Virgen y sus súbditos, forma parte de la cadena de poder desde Dios hasta los hombres.
En resumen, una enorme labor que de alguna manera se reconoce su aportación a la lingüística y la historia española, con la presencia de una estatua en la puerta de la Biblioteca Nacional de España.
Conclusiones
Varias revueltas nobiliarias, crisis económicas endémicas, paralización de las conquistas territoriales y un azar no siempre favorable dan una imagen de su reinado un tanto sombría, aunque la valoración histórica de Alfonso X debe permanecer sin duda abierta al debate.
Alfonso X fue un hombre del Renacimiento antes del propio Renacimiento; un rey entregado al conocimiento en unos años oscuros donde ciencia y magia iban cogidas de la mano. Como todos los reyes de la época, cumplió con sus funciones monárquicas y las múltiples extravagancias aparejadas a ellas.
Además de su obra como poeta, lingüista, historiador o legislador, la aportación de Alfonso X al “saber” también se mide con hechos, como su apoyo a las instituciones académicas. Gracias a él, la Universidad de Salamanca fue la primera en tomar ese título y es bajo su reinado, en 1255, cuando el Papa Alejandro IV da validez universal a los grados estudiados allí, convirtiéndola oficialmente en la primera universidad de España.
Nuestra lectura recomendada
Referencias
Alfonso X de Castilla. Libros del saber de Astronomía del Rey D. Alfonso X de Castilla. De M. Rico y Sinobas.
Alfonso X el Sabio en el VIII Centenario. De Fernández Ordoñez, I.
Alfonso X, el hombre, el rey, el sabio… De Llampayas, J.
http://www.cervantesvirtual.com/portales/alfonso_x_el_sabio/autor_biografia/
https://dbe.rah.es/biografias/6403/alfonso-x