Hoy dedicamos esta entrada a recopilar la suficiente información para tener una visión global de la grandeza y relevancia del Castro de Castromao. Como señala el arqueólogo Luis Otero, que participó activamente en la excavación de este castro, Castromao es un yacimiento importantísimo porque llega desde el final de la Edad de Bronce hasta la romanización, mientras que otros castros solo marcan unas épocas concretas, de pocos años.
Escondido bajo tierra durante siglos y empezando a mostrar parte de su riqueza histórica, el castro de Castromao se encuentra bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Esta instalación fue ocupada de forma continuada desde la primera Edad de Hierro, pasando por la Edad Media y llegando a la actualidad. Entre todo el conjunto de los bienes que conforman el yacimiento, figuran una serie de estructuras defensivas visibles en la actualidad, como es el caso de los restos de murallas, cuevas y antecastros. Es precisamente la gran cantidad de restos conservados del asentamiento, lo que hace que Castromao destaque entre los demás yacimientos gallegos.
El yacimiento arqueológico de Castromao se localiza en la parroquia de Santa María de Castromao, término municipal de Celanova, provincia de Ourense. Cuenta con viviendas circulares, elípticas y rectangulares.
El nombre de Castromao (castro malo) se debe, según fuentes medievales, a su mal emplazamiento para el aprovechamiento agrícola.
Se trata de un Castro de la cultura castreña originario de la Edad del Hierro, posiblemente del siglo VI a .C., durante la época conocida como cultura castrexa. Posteriormente pasó a romanizarse en torno al siglo I d.C. debido a la cercanía del paso de la Vía XVII del itinerario Antonino, que discurría por el Val do Limia. Estando habitado hasta el siglo II d.C. y capital de la tribu de los Coelernios.
Una muestra de la romanización de la zona es presencia en O Freixo de uno de los pocos puentes de Galicia que se pueden considerar de fábrica genuinamente romana que pertenecía a un ramal que desde el Aquis Querquennis de dirigía a Ourense.
Según Eduardo Breogán Nieto, arqueólogo municipal de Celanova, Castromao era la capital de uno de los poblados que habitaban o norte da antiga Gallaecia. Hay la hipótesis de que la economía romana que generaría alrededor de las explotaciones de oro, aunque no tanto como en las Médulas (León), llevaría a esa búsqueda del dominio del control de la zona, por estar cerca del rio Miño y de Braga.
El yacimiento arqueológico de Castromao se sitúa en un monte sobre el lugar de Santa María de Castromao, con 732 metros de altitud, a unos dos kilómetros de la Villa de Celanova. Desde él se domina un amplio horizonte en el valle del rio Arnoia. Se configura como un recinto fortificado, con restos de muros de contención, nivelación, muralla y construcciones circulares y cuadradas así como una calle pavimentada en pizarra. La zona superior llana de reducidas dimensiones con restos de la cimentación de una ermita medieval en la esquina SE ya destruida
Además de esta plataforma superior hay una especie de anillo más ancho por las zonas N y E, o plataforma llana que rodea la cumbre. Esta plataforma presenta unos muros de contención por la parte superior, lo que hace que la pendiente sea más escalonada, y una fuerte muralla en la zona inferior que la circunda y que determina la horizontalidad de la plataforma. Esta muralla tiene una longitud de 485 m. La superficie de la zona amurallada llegaría hasta los 20.000 m2, y el eje máximo del recinto defendido por la muralla sería de 155 m. Las excavaciones llevadas a cabo en el castro han dejado al descubierto más de 70 viviendas y una calle enlosada.
En la zona alta del castro encontramos principalmente viviendas de forma circular, estas eran las usadas principalmente por los primeros habitantes. Posteriormente, con la llegada de los romanos, se puede apreciar como en la parte baja de Castromao, predominan las construcciones de forma rectangular. Estas nuevas construcciones rectangulares que encontramos en el castro de Castromao las ubicamos en los siglos I y II d.c.
Además de conjunto arqueológico es un excelente mirador con una panorámica de la comarca de Celanova y de la Baja Limia.
Se estima que este castro estuvo habitado durante el período comprendido entre el siglo VI a.C. y el siglo III d.C. De esta época data precisamente su nombre que se debe, según fuentes documentales medievales, a su mal emplazamiento para el aprovechamiento agrícola.
En cuanto a los restos arqueológicos localizados, hay que decir que la riqueza del conjunto arqueológico, se concreta en los hallazgos de material cerámico, vasos, vasijas, “sigillatas” romanas, tégulas, fíbulas de bronce, hornos de cerámica, monedas, elementos arquitectónicos decorados destacando un trisquel calado de piedra, y un conjunto de monedas del siglo I. Todo esto conservado en el Museo Arqueológico Provincial de Ourense.
La zona más excavada del yacimiento corresponde a la época posterior a la ocupación romana. Desde el año 1875 se empezó a documentar el castro, pudiendo destacar entre las intervenciones y autores que intervinieron, a García Rollan que en el año 1965 inició la labor de prospección sistemática, lo que arrojó resultados como la localización de estructuras habitacionales y una gran abundancia de materiales como: monedas, bronce, cerámicas, hierro, etc. Años más tarde, entre1969 y 1974 los encargados fueron Ferro Couselo y Xaquín Lorenzo, quienes descubrieron nuevas estructuras, monedas del siglo I d.C. y, tal vez lo más relevante, una “Tessera Hospitalis” del año 132 d.C. Aunque hay discrepancias sobre si se trata de una tessera o una tábula. Cuestión que abordaremos más adelante. Esta pieza se encuentra en la actualidad den el Museo Arqueolóxico de Ourense. Entre los hallazgos arqueológicos hay que destacar también el trisquel calado, posiblemente configurado en su día como parte de una ventana
En los años 70 y 80, ya bajo la dirección del Museo Arqueolóxico de Ourense se hicieron nuevas excavaciones arqueológicas que dieron como resultado la localización de restos cerámicos del siglo VI a.C. Los trabajos de excavación y mantenimiento, siguen, con variaciones en intensidad hasta la fecha, posibilitando además de la consolidación y delimitación del Castro, la obtención de una gran cantidad de materiales: fíbulas de bronce, hornos de cerámica, esculturas zoomorfas, etc.
Otras piezas muy interesantes que se hallaron en Castromao fueron la escultura del simio, una figura zoomorfa del siglo I a.C., encontrada en la campaña arqueológica de 1993, además de material cerámico de muy diversa procedencia, con algunas piezas datadas en Francia. También se recuperaron herramientas de uso cotidiano, trisqueles de todo tipo, cerámicas procedentes de muchas partes del imperio (lo que refrenda los contactos y flujos comerciales de largo alcance)
Retomando el tema de la tessera (o ¿tábula?), hay que decir que la de Castromao es un documento de extraordinaria importancia para el estudio de la organización social y del proceso de romanización del Noroeste peninsular.
Para algunos autores, de forma inexacta se le viene denominando tessera de hospitalidad, cuando tanto por la forma como por la función, respondería a una tábula de hospitalidad.
Es preciso señalar que tessera y tábula de hospitalidad son expresiones que hacen referencia a realidades diferentes, en cuanto a su forma y función, aunque a menudo se usan de forma confusa, como viene ocurriendo con la tábula de Castromao, conocida tanto a nivel divulgativo como en publicaciones científicas como tessera.
Morfológicamente, las tesserae son de pequeño tamaño y formas variadas: jabalí, pescado, delfín, manos entrelazadas, etc.; mientras que las tabulae, de forma laminar, rectangular a veces rematada en frontón triangular como la del Courel o las de Vila Nova de Gaia, son de mayor tamaño y peso.
Por lo que respecta a su función, las tesserae tienen el cometido de identificar a las partes que intervienen en el pacto, a modo de documento de identidad, de ahí su carácter portátil, fácilmente transportable, frente a la tábula que sirve para dar fe pública de la relación que se establece, y como tal es custodiada en un edificio público de la comunidad, en un lugar visible para todo los miembros.
En el caso concreto de la pieza de Castromao este carácter de tábula está aún más acentuado si cabe, por el hecho de que el asa de bronce aparecida en la estancia de la tábula pertenece a esta, como ponen de manifiesto los restos de soldadura que se pueden ver en su reverso, una vez sometida a un proceso de limpieza y consolidación, lo que facilita que pueda ser colgada y expuesta fácilmente.
Todo este tipo de documentos, bien sean de hospitalidad o de patronato, están redactados por lo general de la misma forma: Fecha por el consulado, nombre del primero sujeto, tipo de pacto y segundo sujeto, concluyendo con la fórmula final en la que se indica el delegado que interviene en el pacto.
Se sabe que este pacto tuvo lugar en el año 132 d. C. porque este año corresponde a los cónsules que aparecen en él: Gneo Julio Serio Augurino y Gneo Trebio Sergiano, ya que en Roma los años se databan con el nombre de los cónsules que eran elegidos cada año.
Esta pieza fue descubierta con motivo de las excavaciones que en 1970 realizaron, el entonces director del Museo Arqueológico Provincial de Ourense, D. Xesús Ferro Couselo y D. Xaquín Lorenzo Fernández.
Los trabajos, que se centraron en la zona norte de la plataforma protegida por la muralla, exhumaron un complejo e interesante conjunto habitacional. Junto a la estancia en la que apareció la tábula, rectangular, con dos ventanas, una en la pared norte y otra en la sur a nivel del pavimento, destaca una particular construcción circular, sobre la que se edificó otra rectangular con vestíbulo, en la que se encontró un tesorillo formado por 63 denarios y un áureo de Claudio.
La tábula es una placa rectangular de bronce, con marco moldurado, y con un apéndice a modo de lengüeta en la parte superior, en la que se recoge un pacto de hospitalidad entre los coelernos y un prefecto de la primera Cohorte de los Celtíberos, con un texto epigráfico en el que se puede leer:
G(neo) IVLIO. SERVIO. AUGURINO. G(eneo) TREBIO.SERGIANO. CON El(n)S(ulibus).
COELERNI. EX-HISPANIA. CITERIORE.
CONVENTUS. BRACARI. CVM. G( neo). AN
TONIO. AQUELLO. NOVAUGUSTANO
PRAEF(ecto). COH(ortis). I. CELTIBERORUM.
LIBERIS. POSTERISQUE. EIVS. HOS
PITIUM. FECERUNT.
G(neus). ANTONIVS. AQVILVS. CUM. COELER
NIS. LIBERIS. POSTERISQUE. EORUM.
HOSPITIUM. FECIT.
LEGATUS. EGIT
P(ublius). CAMPANIVS. GEMINVS.
Siendo cónsules Gneo Julio Augurino y Gneo Trebio Sergiano, los “Coelerni” de la Hispania Citerior y del convento de Braga, hicieron un pacto de hospitalidad con Gneo Antonio Aquilino Novaugustano, prefecto de la primera Cohorte de los Celtíberos con sus hijos y descendientes. Gneo Antonio Aquilo hizo pacto de hospitalidad con los “Coelerni”, con sus hijos y descendientes. Actuó como legado Publio Campanio Gémino.
Este texto sirvió para fijar el nombre de uno de los cónsules como Julio y no como Junio, como se venía haciendo hasta el momento. Otra forma para contar los años era “ab urbe condita” es decir, desde la fundación de la ciudad, que según la tradición fue en el año 753 a. C.
En cuanto a los intervinientes en el pacto, hay que decir que de los Coelernos se tenían noticias por las fuentes literarias, sobre todo Plinio y Ptolomeo, y por aparecer entre las diez civitates del convento de Braga, en el denominado Padrao dos Povos de Chaves, columna inscrita en la que estos pueblos rinden homenaje a Vespasiano. La tábula permite situar su capital Coeliobriga en el recinto castreño de Castromao.
La práctica del hospitium está bien testimoniada en el mundo antiguo, tanto en Grecia como en Roma, lo mismo entre comunidades, como éstas con particulares, y particulares entre sí, por medio de la que un ciudadano romano y un extranjero, se comprometían a representarse en sus respectivas comunidades.
Llama la atención en la “tábula de Castromao” que en fechas tan tardías como el año 132 d. C. se siga manteniendo la figura del hospitium en lugar del patronatus, más usual en estos momentos, por medio del que el acuerdo no se realiza entre partes iguales, sino que una de las partes, la de mayor importancia, es nombrada patrona de la comunidad, lo que implica un sometimiento, a cambio de que los represente ante el poder romano.
Por lo que respecta a la otra parte del pacto, Gneo Antonius Aquilus Novaugustanus, prefecto de la primera Cohorte de los Celtíberos, se piensa que pudiera ser hijo de Lucio Antonio Aquilo, que aparece en una inscripción de Barbadillo del Pez (Burgos), lo que permitiría situar el municipio de Nova Augusta, conocido tanto por los testimonios epigráficos como por las fuentes literarias, en una área, cuyo centro urbano estaría en la actual localidad burgalesa de Lara de los Infantes.
De la Cohorte I de los Celtíberos sabemos que a finales del siglo I d. C. estuvo en el norte de África (Mauritania), instalándose años más tarde, a principios del siglo II, en el campamento romano de Cidadela (A Coruña), donde permanece hasta el IV, en que pasa a Iuliobriga en Reinosa (Santander).
Como notario para autentificar el pacto actuó un representante del poder político-administrativo, el legado Publius Campanius Geminus
Por otro lado, cabe reseñar que desde el Ayuntamiento de Celanova se impulsó la recreación del poblado ficticio, creando una réplica del asentamiento poblacional, para efectuar en él el rodaje de una película (“Galaicus”, de la productora española ZircoZine, que estaría interpretada por el actor Luis Tosar en el papel del general romano Décimo Junio Bruto) y, posteriormente, dedicarlo al turismo.
De esta manera, a escasos metros del complejo arqueológico de Castromao, asoman estas reproducciones de viviendas castrexas y de influencia romana.
Además, el Ayuntamiento de Celanova puso en marcha la campaña Revive Castromao, por medio del vídeo “Revive Castromao 2020” para ensalzar el valor de este importante castro.
Y para finalizar, cabe decir que durante unos años, cada mes de agosto, normalmente el segundo sábado, con ocasión de las fiestas de Celanova, se celebraba el Folión Castrexo para conmemorar el pacto de hospitalidad que se firmó entre romanos y castrexos en el año 132 d. C., formalizado entre un prefecto de la primera Cohorte de los Celtíberos (Cohors I Celtiberorum) y representantes del poblado castreño, del cual ha quedado constancia a través de la Tessera Hospitalis, que comentábamos en párrafos anteriores
Si estáis interesados en el mundo de los castros, os recomendamos la lectura de algunos de nuestros post ya publicados:
- El Castro de San Cibrán de Lás
- El Castro de Viladonga, un viaje al pasado
- El Castro de Elviña. A Coruña
- El Castro de Baroña. Legado histórico
Bibliografía:
García Rollan. M. “Memoria de la excavación arqueológica de Castromao (Caeliobriga)”. Archivo Español de Arqueología 44.
García Rollan. M. “Hitos importantes en la excavación de Castromao (Caeliobriga)”. Boletín Auriense 34.
Fariña Busto, Francisco “Dos notas a propósito de Castromao”, en Cuadernos de Estudios Gallegos, Tomo XXXIX, Fascículo 104.
Enlaces web:
https://elretohistorico.com/tabula-de-hospitalidad-romana-castromao/
https://viatorimperi.es/castromao/
http://www.galiciamaxica.eu/Sitios/OURENSE/celanova/castromao.html
http://castrosgalaicos.blogspot.com.es/2008/03/yacimiento-castreo-de-castromao.html