Hoy queremos dedicar esta entrada a hablaros de uno de los monumentos más valiosos del románico español. Nos estamos refiriendo a la Real Colegiata de San Isidoro, en la ciudad de León.
Su riqueza tiene su origen en su condición de lugar mimado por la prestigiosa monarquía leonesa en la segunda mitad del siglo XI y la primera del XII.
Los orígenes de esta edificación se encuentran en un antiguo templo romano dedicado al dios Mercurio, sobre el cual se construyó una iglesia en el período pre-árabe. El edificio sería arrasado por los musulmanes de Almanzor y posteriormente reconstruido bajo el reinado del rey leonés Alfonso V, construyendo la Iglesia de San Juan Bautista y el Monasterio de San Pelayo, y en la que se empezaron a trasladar los restos mortales de reyes y reinas dando origen al Panteón de Reyes de la basílica.
Los restos de San Isidoro fueron traídos desde Sevilla en el año 1062, para lo cual se derribaron parte de las edificaciones de Alfonso V y se construyó un nuevo templo de tres naves y cabecera de ábsides planos. Esta basílica de tiempos de Don Fernando y Doña Sancha debió estar construida con piedra y mármoles, siguiendo todavía las pautas de la arquitectura prerrománica asturiana. La mayoría de los historiadores suponen que esta nueva iglesia no debía ser muy distinta que, por ejemplo, San Salvador de Valdediós.
El Panteón de los Reyes, situado a los pies de la iglesia, es un espacio cerrado. Su ámbito funerario conoció su monumentalización en el último tercio del siglo XI, de la mano de la infanta Urraca. El Panteón se apoya sobre las murallas de la ciudad. La parte central consiste en un espacio cuadrangular, dividido en tres naves de dos tramos, separados por medio de dos columnas. El espacio se cubre con seis bóvedas de arista que, en el siglo XII, se decoraron con uno de los conjuntos pictóricos más importantes del románico español. Estas pinturas se encuentras en tal grado de conservación que se le ha llegado a llamar la Capilla Sixtina del Románico. Conviene prestar atención a los capiteles, algunos con hojas de acanto y palmetas, otros con motivos zoomórficos, y cuatro más, con motivos historiados. Estos últimos representan el sacrificio de Abraham, la historia de Balaam, la curación del leproso, y la resurrección de Lázaro. Los dos primeros se sitúan en uno de los pilares de la entrada, y los otros dos a ambos lados de la antigua puerta de acceso a la iglesia, que se tapió en el último tercio del siglo XI, cuando se comenzó a construir el nuevo templo.
En el Panteón de Reyes reposan los restos mortales de los Reyes de León, en total 33 miembros de la corte leonesa.
En cuanto a las pinturas murales, las seis bóvedas que cubren que decoran el Panteón, están decoradas con pinturas murales realizadas al temple, sobre una base de estuco. Podemos dividir todas las escenas mediante tres temáticas: la Natividad, la Pasión y la Resurrección de Cristo.
Dentro de la Natividad encontramos: La Anunciación a los Pastores, donde destaca el naturalismo de la representación, incluyendo flora y fauna propia del monte leonés (cabras, ovejas, un mastín leonés, hojas de roble, bellotas, etc.). La Anunciación y la Visitación se encuentran a continuación, seguidas de la Huída a Egipto y la degolllación de los inocentes, con el rey Herodes sentado en su trono en el centro de la escena.
En la Pasión encontramos: La última cena y varias escenas de la Pasión y Crucifixión.
En la Resurrección podemos ver la glorificación de Cristo, la entronización del año (el famoso calendario agrícola) que demuestra que Dios está presente en cada momento (Cronocrator) y el Pantocrator con la representación de Dios con poder sobre todas las cosas. En él apreciamos a Cristo en Majestad (Maiestas Domini) sobre el arco iris envuelto en la mandorla mística y con las letras griegas alfa y omega en representación del principio y fin de todas las cosas. Con una mano bendice utilizando tres dedos (símbolo de la Trinidad) y con la otra sostiene el libro con la inscripción “Ego sum lux mundi”. Alrededor está el Tetramorfos (los cuatro evangelistas con sus nombres: el ángel – Mateo; el león – Marcos; el toro – Lucas y el águila – Juan).
El calendario agrícola se desarrolla en el intradós del arco y es la obra más conocida del Panteón:
- Enero es Jano bifronte, que inicio el año nuevo y cierra el año viejo, simbolizado por dos puertas.
- Febrero es un anciano calentando el fuego porque es un mes frío.
- Marzo es la poda de las vides.
- Abril es un personaje que planta dos árboles.
- Mayo es el mes de la guerra por lo que vemos a un personaje montando a caballo para ir a la batalla.
- Junio es el mes de la siega, y vemos a un labrador segando la cebada.
- Julio es un labrador segando el trigo.
- Agosto es un labrador que maja la mies.
- Septiembre es el mes de la vendimia.
- Octubre es un hombre dando bellotas a los cerdos.
- Noviembre es el mes de la matanza.
- Diciembre es un personaje sentado a la mesa junto al fuego, celebrando la natividad.
En la basílica, el interior sorprende al visitante por su intensa luminosidad debido a la gran cantidad de amplios ventanales de la nave central y del crucero sur. Posee una rica decoración en impostas de ajedrezado, motivo que se ve tanto en paramentos rectos como curvos. También los capiteles son ricos y numerosos.
La nave central es de gran altura y está cubierta con bóveda de cañón, mientras que las laterales tienen bóveda de arista. Los arcos de separación de las naves tienen un peralte muy acusado; los del crucero son polilobulados, detalle de supervivencia de la época mozárabe.
Sólo se pueden ver desde fuera la fachada meridional y el ábside meridional. El resto del edificio está rodeado por otras construcciones y la parte de poniente está oculta por la muralla (a excepción de la torre). Desde el exterior se aprecian las tres alturas de las naves. La cornisa de la nave central es ajedrezada y se apoya en modillones de influencia mozárabe.
En lo referente a las Capillas, el Altar Mayor se construyó a principios del siglo XVI, en estilo gótico, sustituyendo la de estilo románico que mandó construir la infanta Urraca. Posee un retablo gótico bastante importante, elaborado en 1530, lleno de pinturas religiosas y pasajes de acontecimientos históricos.
Otra de las Capillas de la Basílica de San Isidoro es la Capilla de la Trinidad o de Santo Martino, una capilla que el canónigo Santo Martino ordenó construir en 1191 para depositar las reliquias obtenidas durante sus viajes. Durante el Siglo XVI se trasformó en una capilla de estilo hispano-flamenco y se la cambió el nombre por Capilla de Santo Martino o San Martín de León, ya que es aquí donde reposan los restos del santo.
En cuanto a las portadas, San Isidoro tenía tres, aunque al día de hoy solo han llegado dos. Las dos grandes portadas del muro sur son conocidas como la puerta del Cordero, la más antigua, y la del Perdón. Ambas son ejemplos de románico pleno.
- La puerta principal del templo es la Puerta del Cordero ya que éste es el tema principal que aparece en el tímpano, el Cordero místico sostenido por ángeles, el sacrificio de Isaac, Sara a la puerta de la tienda, Ismael el arquero cabalgando por el desierto. En las enjutas, a ambos lados del tímpano, se encuentra a la izquierda figura San Isidoro, a la derecha San Pelayo. Completan el programa iconográfico, el rey David, cinco músicos y los signos del zodíaco. En el tímpano de esta portada hay una representación de El sacrificio de Isaac y, encima, el cordero místico, que enlazan con la historia de la redención.
- La Puerta del Perdón, que está consagrada a los peregrinos, presenta en su tímpano escenas de la muerte y resurrección de Cristo: el Descendimiento, las Marías ante el sepulcro y la Ascensión. A ambos lados encontramos a San Pedro y San Pablo. Un perro y un león, guardianes del templo, sostienen el tímpano con el Descendimiento de la Cruz, las Marías ante el sepulcro y la Ascensión.
En el conjunto también encontramos la Torre del Gallo, que actúa a modo de torre para las campanas. Está rematada con una veleta en forma de gallo (el original lo podemos ver en el Claustro) .
Por último, reseñar que el Museo de San Isidoro conserva importantes piezas de arte mueble, y ejemplos del arte medieval temprano, como por ejemplo cálices de piedras preciosas, obras de marfil y metales preciosos.
Una de las obras más sobresalientes es el Cáliz de Doña Urraca, un objeto suntuario de época romana, compuesto por dos cuencos de ágata, que fueron enriquecidos con oro, plata sobredorada, esmaltes y piedras preciosas en el siglo XI por doña Urraca.
La conocida como arqueta de los marfiles es un recipiente de madera, con cubierta en forma de artesa, destinada a guardar las reliquias de San Juan y San Pelayo. En la parte superior de la tapa se encuentra un relieve del Cordero místico; y en el tablero frontal de la misma hay una representación del arcángel Miguel matando al dragón.
La arqueta de san Isidoro, destinada a las reliquias del patrón de la basílica, también es de madera, con chapas de plata, figuras en relieve, y se encuentra forrada con telas en su interior.
Otras piezas de valor considerable son: la caja de los esmaltes, el Portapaz del Pantocrátor y el pendón de Baeza.
La biblioteca cuenta con unas 300 obras de origen medieval, numerosos manuscritos, así como la Biblia Mozárabe que data del año 960 y una versión traducida al latín del siglo VII.
También cuenta con un texto del código de leyes del siglo VII de los gobernantes visigodos antes de la conquista musulmana. El Cáliz de Doña Urraca es una de las piezas más importantes del Museo.
La Real Colegiata de San Isidoro es sin duda uno de los edificios más emblemáticos del arte románico español. Las pinturas de su panteón están consideradas la capilla Sixtina del Románico, por su calidad, y por su excepcional estado de conservación; pero también la escultura de sus portadas, y la propia arquitectura del edificio merecen una especial atención.
Si deseáis ampliar información os aconsejamos visitar esta web: http://www.sanisidorodeleon.org/