Un espectacular monasterio, situado en una pequeña localidad extremeña, fue la última morada del emperador Carlos I de España y V de Alemania (Sacro Imperio Romano Germánico), el hombre más poderoso de su tiempo: rey de Nápoles, Sicilia y Cerdeña, archiduque de Austria, duque de Borgoña… así como los territorios de la corona de Castilla en América.
Hoy nos centramos en el Monasterio de Yuste. Última morada de Carlos V.
Contexto histórico
La vida monástica se extendió por Europa a partir del año mil. Se iniciaban así los siglos del arte románico, inaugurados por la Abadía de Cluny (Francia), pero el ascetismo de las órdenes religiosas se extendió durante los siglos del gótico (XII-XV) y el renacimiento (XVI). Es en este último contexto cuando se instaura en Castilla la orden de San Jerónimo, hallando un especial soporte en el espíritu de la unificación religiosa que desempeñaron los Reyes Católicos y, de un modo específico en Castilla, la reina Isabel (1451-1504).
Hablamos de un contexto social, durante la Baja Edad Media, que, tras la crisis de la peste negra y en un ambiente espiritual, movía hacia el pietismo y la oración.
En cuanto a Carlos V, mantuvo a lo largo de su reinado un sueño que no era otro que un Imperio Universal, que agrupara a todos los reinos de la cristiandad para la defensa del catolicismo. Pero tanto el rey de Francia, Francisco I, como el Papa Clemente VII estuvieron siempre en contra de esta visión unificadora. Los conflictos con Francisco I (las 4 guerras con Francia), con los turcos por el control del Mediterráneo y la defensa del sur de Europa, los conflictos internos en los antiguos reinos dentro de España y la aparición del protestantismo fueron desgastando poco a poco al monarca.
Historia del Monasterio de Yuste
Se encuentra en el corazón de la comarca de La Vera, un paraje sorprendente en la provincia de Cáceres. Situado en las estribaciones de la sierra de Gredos, junto a la localidad de Cuacos de Yuste.
Para encontrar los orígenes de su historia tenemos que viajar hasta comienzos del siglo XV, momento en que dos ermitaños anacoretas: Pedro Brañes y Domingo Castellanos, quienes buscando un lugar que les aportase mayor recogimiento, abandonaron la ermita placentina de San Cristóbal para instalarse en la de San Salvador de la Sierra, sita entre las localidades de Cuacos de Yuste y Garganta de la Olla. Esta ermita habría tenido cierta fama en su época pues recogería a varios prelados que huían hacia el norte durante la invasión musulmana de la península ibérica.
Pero la ermita tampoco era el lugar ideal, por lo que merced a una donación de tierras, que se produjo el día 24 de agosto de 1402, por parte de un vecino de Cuacos, Sancho Martín, sería el germen del actual Monasterio de Yuste.
El Monasterio de Yuste fue fundado a principios del siglo XV gracias al patrocinio del Infante Don Fernando, futuro rey de Aragón, y hermano de Enrique III.
La primera construcción fue una pequeña capilla y dos celdas que incorporarían elementos procedentes de la ermita de San Cristóbal, antes mencionada. Este nuevo recinto acogería nuevos miembros por lo que era preciso ampliar olas instalaciones. El rey Enrique III, en el año 1407 obtiene la bula papal necesaria para edificar un nuevo monasterio, bajo la advocación jerónima y la regla agustina. Y con la ayuda del Conde de Oropesa, serían admitidos en el seno de la Orden jerónima en 1415.
Juan II de Castilla, en 1434, concedió algunas gracias entre las cuales está el privilegio de poder llevar a pastoreo 200 cabezas de ganado ovejuno o cabrío por los cotos de los lugares de Cuacos, Collado, Aldeanueva, Jaraiz, Losar y demás tierras de Plasencia. También dispondría que no se perturbase a las personas y bienes del Monasterio.
Enrique IV, en 1474, dispuso que se le otorgase el privilegio de que no pagasen alcabalas de las yerbas que tenían en Trujillo.
Los Reyes Católicos les otorgaron en 1489, el privilegio de no pagar barcage en las barcas de los ríos Tajo y Tiétar. Además, en 1503, les concede 3.000 maravedis de juro anual sobre las alcabalas de Plasencia.
Carlos V eleva a 400 el número de carneros o cabras que para su sustento les había concedido Juan II en las tierras de Plasencia.
Felipe II, con ocasión de su visita al Monasterio en 1570, les libró por cinco años del impuesto de subsidio que habían de pagar en Plasencia para que con ello acabaran de realizar la cerca que rodea al Convento. Así mismo les entregó reliquias de santos en 1588 y un cáliz de plata sobredorada.
Con el paso del tiempo fue aumentando el número de monjes, que finalmente se acogieron a la Orden de San Jerónimo.
A comienzos del siglo XIX, durante la invasión francesa, el Monasterio de Yuste fue abandonado por los monjes Jerónimos y sufrió numerosos daños.
Con la desamortización de Mendizábal se subastó el edificio y el conjunto fue vendido y comenzó a ser víctima del abandono, hasta que en 1857 fue comprado por el Marqués de Mirabel, que lo reparó y reabrió la iglesia al culto.
Vista de Yuste, últimas décadas del siglo XIX
En 1931 fue declarado monumento histórico-artístico por Decreto y tras la Guerra Civil, una vez cedido al Estado, dio comienzo la restauración dirigida por José Manuel González-Valcárcel, iniciando las labores de rehabilitación en 1949 y concluyéndolas en 1958. A partir de 1959 se empezó a abrir al público.
Fue declarado Patrimonio Europeo en 2007, formando actualmente parte del Patrimonio Nacional de España. Además, ha recibido el Sello del Patrimonio Europeo que concede la Comisión Europea.
Descripción del Monasterio de Yuste
“Al mediodía de los aposentos, están dos cubos muy bien puestos, entre los cuales y al pie de ellos, sale una fuente que cae en un estanque de azulejos, donde para su majestad había tencas.
Está todo el edificio rodeado de ventanas, que es una de las cosas que más le adornan y hermosean y por todas ellas entran limones, cidras o naranjas, con que se recrean los ánimos de los que las ven. Al oriente de este cuarto, está un gran patio, con una fuente en medio de él. Y todo él es un jardín de limones, cidras y naranjos y de las muchas hierbas y flores, que su majestad mandó en él plantar.
Debajo del aposento de su majestad, estaba la huerta principal y jardines del monasterio, sobre los cuales caen todas las ventanas del aposento del emperador, señoreándolo todo. Esto es lo que tomó para su servicio, fuera de lo que mandó fabricar y fabricó de nuevo para sí. Puso hortelanos y jardineros en él”.
Fray Martín de Ángulo, 1558. Vida y fin que ha tenido la cesárea, sacra y real majestad de nuestro señor D. Carlos en este monasterio de San Jerónimo de Yuste.
El monasterio es un edificio pensado para la residencia y la autosuficiencia, por lo que dispone de estancias de habitación espacios comunes y salas domésticas. Además, no está concebido de forma aislada, sino que se integra en un conjunto arquitectónico que contiene también la iglesia, jardines y residencias.
El conjunto monacal está formado por la iglesia, dos claustros, estancias monacales, además de la casa-palacio del emperador.
Dos eran los principios fundamentales de la arquitectura jerónima: la del silencio en el recogimiento de los hermanos en las celdas y la condición eremíticas de los edificios.
El conjunto cuenta además con unos jardines y un estanque, diseñados para el emperador.
El Monasterio es un templo tardo-gótico, que presenta en la actualidad incorporaciones posteriores reformas renacentistas. La fachada occidental muestra ya una portada de hechuras renacentistas, de mitad del siglo XVI. El vano es de medio punto y se encuentra flanqueado por dos pilastras. Encima hay hornacinas y un frontón triangular. En la parte alta del muro hay un óculo circular.
En el interior se aprecia su sencilla estructura compuesta por una única nave de cuatro tramos, cubierta con bóveda de crucería estrellada y rematada por una cabecera poligonal. El arco triunfal es apuntado y muy decorado. Todas las dependencias son de gran austeridad.
La iglesia
Es una iglesia sencilla, de estilo gótico tardío, del siglo XV. Tiene una nave de considerable altura y bóvedas góticas de crucería estrellada.
En la entrada, en un piso superior, está ubicado el coro. Presenta un altar elevado (reforma realizada bajo Felipe II), con sillerías del maestro Alemán. Un retablo de madera policromada, del escultor Antonio de Segura, encargo de Felipe II, terminó de instalarse en Yuste en 1584, siendo pare ello necesario modificar el presbiterio y elevar, todavía más, su altura para dar mayor protagonismo a la nueva obra. En el ático aparecen las armas imperiales con el águila bicéfala explanada y el Toisón de Oro, símbolos de Carlos V. Las imágenes de los laterales representan las personificaciones de las virtudes: la Fe y la Esperanza, situadas a la derecha, y la Fortaleza y la Justicia, a la izquierda. La obra pictórica es conocida con varios nombres: El Juicio Final, La Gloria, Apoteosis de Carlos V o La Trinidad. El lienzo original de Tiziano fue encargado por Carlos V.
La obra llegaría a Yuste con el emperador que la apreciaba hasta el punto de pedir que se la mostraran en los últimos instantes de su vida. El cuadro se conservó en Yuste hasta 1574, fecha en la que Felipe II decide trasladarlo a El Escorial, y encargará algo más tarde el retablo y la copia que hoy podemos contemplar. La obra representa el juicio particular a Carlos V y su familia en presencia de los profetas y de los personajes del Antiguo y Nuevo Testamento, como Moisés (sosteniendo las tablas de la ley), Noé (con el arca y la paloma entre sus manos), Ezequiel, David, San Juan Evangelista, la que se ha interpretado como alegoría de la lglesia (la mujer con ropaje verde de espaldas al espectador), etc. San Jerónimo, figura trascendental en el proceso contrarreformista, también aparece como anciano concentrado en las escrituras. En la zona superior central se sitúa la Trinidad y a la derecha aparecen retrasados Carlos V e lsabel de Portugal en actitud orante, Felipe II, la princesa Dña. Juana y posiblemente Dña. María de Hungría. El matrimonio aparece cubierto tan sólo con una sábana en señal de pobreza y con la corona imperial a los pies del Emperador en señal de renuncia a los bienes terrenales. En el banco del retablo aparecen representados, en pintura sobre tabla, los cuatro Padres de la lglesia, San Jerónimo y San Agustín a la izquierda y, San Ambrosio y San Gregorio a la derecha.
Además, Yuste tiene dos claustros:
El Claustro gótico
Es el más antiguo, es de finales del siglo XV y tiene planta rectangular con dos pisos, abiertos al patio central mediante amplísimos vanos delimitados por arcos carpaneles que se funden con los pilares cilíndricos que hacen las veces de columnas.
Claustro gótico, hacia 1950
El patio interior tiene en la actualidad un jardín con una fuente en el centro. El conjunto de este claustro es de gran elegancia y severidad, por su casi completa falta de ornamentación.
El claustro servía de punto de acceso a todas las dependencias del monasterio, incluyendo las celdas de los monjes, que se encontraban en el piso superior.
El Claustro nuevo o Plateresco
También llamado claustro monacal. Es del siglo XVI, renacentista, construido en diferentes etapas constructivas, de acuerdo con la disponibilidad de recursos económicos. Es más amplio y luminoso que el claustro gótico. Es rectangular, pero más amplio que el anterior. Tiene también dos pisos. El inferior lleva arcos de medio punto y el superior arcos escarzanos o rebajados. Las columnas de apoyo son renacentistas decoradas con volutas y guirnaldas.
El patio tiene un jardín muy bien cuidado en el que crecen algunos cipreses. En el centro del patio hay una fuente de planta octogonal, con taza sobre columna con capitel jónico.
Las enjutas de los dos pisos parecen decoradas con blasones, en cuyo interior se disponen los símbolos de la orden Jerónima (el león y el capelo cardenalicio de San Jerónimo), así como varios emblemas heráldicos de las familias protectoras del Monasterio de Yuste: los Zuñiga (banda con cadenas), los Toledo (jaqueles orlados de castillos y leones), los Figueroa (hojas de higuera) y los Guzmán (calderos).
La Casa-palacio de Carlos V
Se trata de un pequeño palacio en el flanco meridional del convento, de dos plantas y con un gran desván. También muestra una gran austeridad. El edificio es sencillo y de fábrica humilde, a base de ladrillo y mampostería, con algunas partes de sillería. Sin apenas elementos decorativos.
Una suave rampa, sobre arcos elevados, permitía a Carlos V llegar a caballo a sus habitaciones, pues la gota le impedía caminar.
La planta principal tiene forma rectangular con un pasillo central que delimita dos áreas con dos salas en cada una. Las dos habitaciones interiores son la alcoba del emperador y una antecámara, mientras que las dos habitaciones exteriores tenían función de comedor y sala de audiencias y estaban abiertas al jardín exterior. Todas las estancias eran muy sobrias, con una decoración muy sencilla.
La sala de audiencias se debió de utilizar como espacio de recibimiento de las escasas visitas que tuvo Carlos V durante su estancia en Yuste. En el lado sur se encuentra uno de los cubos cuadrados sobresalientes, con vistas sobre el jardín y el estanque, en cuyo interior se encuentra una réplica de la silla-litera de viaje del siglo XVI (original en el Palacio Real de Madrid), se considera que fue la que trasladó al emperador hasta Yuste.
Si visitáis el Palacio, en esta sala encontrarás un Retrato armado de Carlos V, copia de un original de Tiziano, actualmente desaparecido, y un retrato de la emperatriz Isabel de Portugal, copia también de otro de Tiziano, actualmente en el Museo del Prado.
El Cuarto Real fue construido por Gaspar de Vega entre 1554 y 1555, según las instrucciones del propio Emperador. Con una asombrosa sencillez para ser la habitación de un rey, destaca su lógica distribución para un retiro religioso. Se practicó un vano que comunicaba con la iglesia del monasterio y que le permitía asistir a Misa desde su propia cama, hecho que su hijo Felipe II imitaría en el Monasterio de El Escorial, años más tarde.
El visitante del Escorial encuentra que la cama y las paredes aparecen decoradas, tal y como testimoniaba el cronista Sandoval, con colgaduras de terciopelo negro, como muestra de su viudez permanente por la muerte de la emperatriz Isabel de Portugal.
En cuanto a sus instalaciones, el emperador pudo disfrutar de una importante biblioteca, pues albergaba una notable colección de volúmenes que abarcaban temas tan variados como la teología, la filosofía y las ciencias naturales, muchos de los cuales eran rarezas bibliográficas para la época.
Entre las curiosidades cabe citar una fuente con orificio en la copa para que el rey pudiera beber con una cánula de plata.
Una inscripción en el muro del pórtico de acceso a la residencia del monarca refiere: “Su majestad el Emperador Carlos V, Nuestro Señor, en este lugar estaba sentado cuando le dio el mal, a los treinta y uno de agosto, a las cuatro de la tarde. Falleció el 21 de septiembre a las dos y media de la mañana. Año del Señor de 1558”.
Los jardines del palacio
Fueron diseñados para asemejarse a los que tenía la casa natal del monarca en Gante. El agua era uno de los protagonistas, con el estanque principal que se conserva en la actualidad y probablemente otros pequeños estanques alrededor del palacio. Estos jardines no sólo tenían un carácter ornamental, sino que además servían como huertos de verduras, plantas medicinales y árboles frutales.
La larga construcción del Monasterio de Yuste fue clave en los sucesos posteriores acaecidos al que llegó a ser el hombre más poderoso de la tierra. Y es que, el estanque construido para deleite del emperador sería causante de su fallecimiento, pues sus estancadas aguas fueron el lugar propicio para que prosperase el mosquito que transmite la malaria. Los síntomas narrados: fiebre alta combinada con fases de escalofríos, delirios y vómitos, apuntan a lo que entonces se conocían como unas tercianas, pero no era más que una forma de denominar al paludismo, enfermedad contra el que las sangrías y las purgas que se utilizaban, no resultaban eficaces.
El retiro del emperador en Yuste
Recordemos que Carlos nació el 24 de febrero de 1500 en Gante, en los Países Bajos, y fue miembro de la Casa de Habsburgo. Su reinado abarcó desde 1519 hasta 1556 y durante ese tiempo gobernó sobre un vasto imperio que incluía territorios en Europa, América y África. En su juventud, Carlos V se vio envuelto en conflictos políticos y militares. Durante su reinado, tuvo que hacer frente a numerosas guerras y enfrentamientos, como las guerras Italianas, las guerras de religión en Alemania, las guerras con Francia, por su rivalidad con el rey Francisco I.
Cansado, enfermo, achacoso y con el cuerpo en clara descendencia, se produjo su abdicación. Hecho este, y su retiro al Monasterio de Yuste es uno de los episodios más intrigantes de la historia española.
Después de décadas de gobernar vastos territorios y enfrentarse a múltiples desafíos políticos y militares, Carlos I tomó la decisión de abdicar en favor de su hijo, Felipe II. La abdicación se produce en los Países Bajos. El 25 de octubre de 1.555, el emperador Carlos celebró una ceremonia inesperada en el palacio de Coudenberg, en Bruselas. Apoyado en Guillermo de Orange, entró con paso cansino. Lo rodeaba su familia, y entre ellos, su heredero, su hijo Felipe. Carlos V subió al trono, y al poco, comenzó a hablar. En la sala se hizo el silencio y sólo su voz atronó. Poco a poco desgranó su labor como gobernante, recordando también cómo llegó al trono.
“Nueve veces fui a Alemania, seis en España, siete en Italia, diez a Flandes, cuatro en Francia, dos en Inglaterra y otras dos en África… sé que para gobernar estos Estados y los demás que me dio Dios ya no tengo fuerzas y que las pocas que me quedan se han de acabar presto…”
De ese modo, públicamente, Carlos V abdicó en su hijo su título como soberano de los Países Bajos, y poco más tarde sus restantes títulos.
El hombre más poderoso de la Tierra tenía el deseo de terminar en paz en un lugar que por entonces nadie hubiese imaginado.
Carlos V inició su último largo viaje hasta Yuste, partiendo desde Bruselas. Lo hace subido a la silla de mano, sostenida a pulso por sirvientes y vecinos. La primera parte del viaje, que al final integrarían un total de 150 personas, discurrió pues por territorio europeo. El 8 de agosto de 1556 él y su hijo Felipe hicieron juntos el trayecto entre Bruselas y Gante, la ciudad natal del Emperador, donde tuvo lugar una emocionante despedida entre ambos. En compañía de sus hermanas Leonor y María, Carlos continuó hasta Flesinga, en la actual Holanda. Desde allí partieron el 17 de septiembre, tras esperar unos días la llegada del momento apropiado, el Emperador, en su galera “Espíritu Santo”, y una flota de 60 embarcaciones. Después de algunas vicisitudes de navegación y recalar en Dover durante varios días por mal tiempo, arribaron al puerto de Laredo (Cantabria) el 28 de septiembre. Un lunes por la tarde, para más señas.
Tras unos días de descanso, el día 6 de octubre, empezó su ruta hasta el Monasterio de Yuste. La comitiva hace noches durante el mes de octubre en diferentes localidades: Ampuero (Cantabria), Lanestosa (Vizcaya), Agüera, Medina de Pomar, Pesadas y Hontomín, Burgos y Celada del Campo (en la provincia de Burgos), Palenzuela, Torquemada y Dueñas (en la provincia de Palencia), Cabezón del Pisuerga y Valladolid.
Ya en el mes de noviembre parten para Medina del Campo (Valladolid), Horca de las Torres (Ávila), Peñaranda de Bracamonte y Alara (en Salamanca), pasan también por el Barco de Ávila y la localidad cacereña de Tornavacas. Llega a Jarandilla de la Vera, al Palacio de los Condes de Oropesa (hoy en día convertido en Parador de Turismo), donde se queda hospedado de manera temporal hasta que finalizasen las obras del Monasterio. Por fin el día 3 de febrero de 1557 el emperador llega a Yuste, donde permanecerá hasta su fallecimiento, el 21 de setiembre de 1558.
El emperador llegó a su destino acompañado de un séquito de unas 60 personas. Una carreterita comunica Garganta la Olla con el monasterio, entre bosques y arroyos que sirvieron al emperador para encontrar la paz que buscaba lejos de la corte.
Durante los dos últimos años de su vida, el Emperador vivió en su pequeño palacio. Su séquito se componía de una cincuentena de servidores de distinta calidad. Su círculo más íntimo estaba integrado por su confidente Luis Méndez de Quijada, su secretario Martín de Gaztelu y su escribiente particular Martín de Soto. También le acompañaban un médico, Enrique Mathyus, cuatro barberos-sangradores, un boticario, un famoso matemático y relojero, Giovanni Torriano y un buen número de criados especializados, un cervecero, más personal de servicio, los encargados del orden y la justicia, el confesor, etc.
Carlos V y su relojero
En el monasterio de Yuste, tullido y sin apenas movilidad, se abandonó a sus aficiones más mundanas, como su colección de relojes, o sus creencias en las protecciones mágicas que bien demostraba con sus brazaletes plagados de huesos, su piedra filosofal o su pedazo de cuerno de unicornio que siempre portaba encima.
Tras las puertas del Monasterio de Yuste disfrutó también de su afición a la buena comida (sufría adefagia, enfermedad caracterizada por un apetito insaciable) y a la bebida, de las que no le faltaba nunca, pues de todos sus antiguos reinos llegaban los más exquisitos manjares. Sus médicos le recomendaron una dieta estricta, pero su apetito era voraz: carnes, pescados llegados de todos los mares y las aves más renombradas de Europa. Uno a uno, le fueron quitando los placeres. La cerveza, fue el último. Sabía próximo el final y quiso acercarse a Dios libre de pecado. Con el corazón limpio y el alma serena.
El Monasterio de Yuste ofreció a Carlos I un remanso de paz y tranquilidad, lejos de las intrigas de la corte y las responsabilidades del gobierno. Durante sus últimos años de vida, el monarca se dedicó a la oración, la reflexión y la lectura, lejos de los rigores del gobierno y la política.
Durante esta etapa de su vida, se dedicó principalmente a la oración y a la reflexión espiritual. Fueron frecuentes las visitas de los nobles de las cercanías, así como de los clérigos y de algunas personalidades. Pero a pesar de su retiro, Carlos V no ignoró los asuntos políticos del reinado de Felipe II. A Yuste acudieron pronto correos despachados por su hijo, que buscaba el consejo del experto emperador. Ya en 1558, Carlos V tuvo conocimiento de los brotes luteranos que se habían producido en Castilla y Andalucía. Esta noticia, unida a los recientes fracasos de los ejércitos de su hijo, a las complicaciones de la política internacional y a la muerte de su hermana Leonor de Austria, dañó profundamente su debilitada salud.
Quizá el episodio más intenso emocionante de su vida en Yuste fue cuando recibió la visita de su último hijo, el pequeño de 12 años, Jeromín, el futuro Juan de Austria, al cual Carlos I no había reconocido. Era hijo de Bárbara de Blomberg, una de sus amantes y que aquí en Yuste le revela su paternidad. Carlos reconoció a Juan de Austria como hijo y asignó a su madre una pensión.
A pesar de su retiro, Carlos V continuó manteniendo cierta influencia política y recibió visitas de dignatarios y líderes de diferentes partes de Europa. También se mantuvo informado de los acontecimientos políticos y militares en Europa a través de cartas y despachos.
La humildad para alcanzar los cielos, tal y como era entendida por el hombre que gobernó los mayores territorios del planeta con sus comidas copiosas, su cerveza y rodeado de su corte (aunque reducida), fue la compañera final del emperador hasta su muerte. Una muerte que le llegó en Yuste por un mosquito que le transmitió paludismo y provocó unas fiebres contra las que no pudo su cuerpo mayor y enfermo de gota, entre otros achaques.
El 31 de agosto de 1558, después de almorzar, se sintió mal. Fuertes dolores, fiebres… su estado comenzó a empeorar. Apenas si le dio tiempo de redactar un codicilo el día 9 de septiembre. Ya el día 20 de septiembre, el fin se acercaba.
Agónico, el emperador pidió el crucifijo que tuvo su esposa Isabel entre sus manos justo al morir, y a las 2 de la madrugada del 21 de septiembre de 1558, el emperador expiró. Contaba 58 años de edad.
Falleció en la cama de sus aposentos, adornados con colgaduras negras de terciopelo, símbolo de su viudez permanente desde la muerte de su esposa Isabel de Portugal en 1539.
El mismo año que pereció, el emperador ordenó que se ensayara su propio funeral. Se metía dentro del ataúd y escuchaba con las oraciones por su alma desde el interior. Este hecho insólito, en el que Carlos V quería estar presente, en vida, en su propio funeral, era una actividad que se repetía con asiduidad en el Monasterio de Yuste.
Tras su muerte, su cuerpo fue trasladado en la iglesia del monasterio, bajo el altar mayor, aunque posteriormente sus restos fueron trasladados, por expreso deseo de su hijo Felipe II, al madrileño Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde descansa hasta el día de hoy.
Todavía permanece en la cripta un viejo ataúd de madera, pero no existe la certeza de que fuese el ocupado en su día por el emperador.
¿Por qué Carlos V eligió el Monasterio de Yuste como última morada?
El marqués de Mirabel, don Luis de Ávila y Zúñiga, extremeño de nacimiento, recomendó al monarca la comarca de la Vera para su retiro.
Muchos años antes, pensando ya en su retiro, el emperador había hecho construir allí un modesto palacio semejante a las casonas de la nobleza italiana de la época, pero que estaba ricamente adornado con tapices flamencos y blasonado con el águila imperial.
El motivo de la elección del lugar, decisión personal sin duda del mismo emperador, se atribuye por algunos autores al fanatismo, mientras otros hablan de desaliento, e incluso hay autores que defienden que respondían al hecho de no querer irritar la impaciente ambición de si hijo Felipe.
Era un hombre muy inclinado a la melancolía y al retraimiento, solía buscar en la soledad del claustro y en el mudo espectáculo de la naturaleza, el alivio de sus quebrantos
En junio de 1554, antes de que su hijo don Felipe visitara el lugar, puso de manifiesto finalmente al prior general de la Orden fray Juan de Ortega que:
“[…] deseo retirarme entre vosotros a acabar la vida; y por eso querría que me labrácedes unos aposentos en San Jerónimo de Yuste, y para lo que fuera menester acudiréis al secretario Juan Vázquez de Molina, que él procurará dineros; para lo cual os envío el modelo de la obra […]”
En una carta que el 19 de enero de 1554 dirige a su hijo Felipe ya le manifiesta que: “Pienso, placiendo a Nuestro Señor, esforzarme cuanto fuere posible para irme por agosto o septiembre […]”
En la elección del lugar de Yuste, un lugar tranquilo, con abundante agua, poco accesible, alejado de los ambientes cortesanos, de clima templado, anejo a una comunidad de jerónimos, debieron influir, sobre todo, los juicios favorables de los nobles extremeños de su entorno, como Don Luís de Ávila y Zúñiga, Marqués de Mirabel, de la vecina ciudad de Plasencia, compañero de armas en las guerras de Europa; Francisco Álvarez de Toledo y Pacheco, Conde de Oropesa y Señor de Jarandilla; García Manrique, y otros nobles más.
Esta historia se puso en marcha tras el fallecimiento de su madre, Juana la Loca, en 1555 y tras el matrimonio de su hijo Felipe con María Tudor de Inglaterra, el emperador consideró que era el momento oportuno. El 22 de octubre de 1555 renunció al gran maestrazgo del Toisón de Oro, el 25 la corona de los Países Bajos, y el 16 de enero de 1556 la de España y sus dominios. No renunció aun a la del imperio de Alemania; porque su familia le suplicó que conservase el título de emperador, a fin de que no faltase ni a los Países Bajos ni a los Estados de Italia el apoyo de la Alemania.
Llegados a este punto, el emperador ya solo deseaba estar cerca de Dios, cerrar cuentas pendientes y decir adiós sin ruido ni pompa.
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Referencias
HistoriaUniversal.org. (2023). Carlos V: infancia, juventud, reinado, retiro, muerte y más. HistoriaUniversal.org. Recuperado de https://historiauniversal.org/carlos-v-infancia-juventud-reinado-retiro-muerte-y-mas/
Revista de Estudios Extremeños 2009. Tomo LXV. Número III. Enfermedades y muerte de Carlos V. De Guerrero Cabanillas, V.
https://www.arteguias.com/monasterio/yustemonasterio.htm
https://www.biografiasyvidas.com/monografia/carlos_v/fotos8.htm
https://historiageneral.com/2023/04/04/monasterio-de-yuste-carlos-v/
http://paulinosdeyuste.es/181,Nacimiento-del-Monasterio
https://siempredepaso.es/el-ultimo-viaje-del-emperador-carlos-v