La vida en la Antigua Roma se desarrollaba manteniendo una gran variedad de tradiciones, y una de ellas, foco de atención de numerosas novelas, películas, representaciones teatrales o actividades de recreación histórica son las protagonizadas por los gladiadores.
La lucha de gladiadores se concibe hoy en día como un paradigma de grandeza y épica.
El origen del término gladiador lo encontramos en el latino de “gladiator”, que etimológicamente hace referencia a aquel que lucha con la espada. Recordemos que “gladius” significa espada, o el que portaba la espada.
En la época la figura de un gladiador era una inversión, por lo que la mortalidad en los combates no era tal y como la hemos visto en las películas, sino que en muchas ocasiones se perdonaba la vida de los vencidos, y si se les mataba, era para aliviar su sufrimiento, clavándoles un arma blanca entre la clavícula y el omóplato hasta llegar a su corazón, considerando esta una forma de muerte más digna que dejarle perecer por sus heridas en la arena.
¿Qué y quiénes eran los gladiadores en la Antigua Roma?
Los gladiadores eran unos combatientes, que armados de diferente manera, eran guerreros por naturaleza, la violencia era una de sus características principales. Competían en luchas para entretener al público en la época de la Antigua Roma, durante el enfrentamiento en la arena.
Competían entre ellos, frente a animales o contra condenados a muerte. Solo obtenían el reconocimiento de las personas que entretenían por su gran valentía.
En cuanto a su origen, muchos gladiadores fueron hombres libres, pero que habían perdido sus derechos como ciudadanos. En otros casos, la minoría, podían ser esclavos, criminales o prisioneros de guerra.
En líneas generales, era un grupo que contaba con unos derechos muy reducidos. Solían organizarse por especialidades, ocupando los primeros puestos de cada especialidad aquellos que contaban con más luchas victoriosas. En el caso de los esclavos y prisioneros, los combates suponían el modo de conseguir la liberación, la cual quedaba evidenciada por la entrega de la rudis o espada de madera.
Los aspirantes a gladiadores hicieron un juramento sagrado (llamado gladiatorio sacramentum) obligándolos a morir con honor (o de lo contrario ser golpeados, quemados y apuñalados). Así que no era algo para tomarse a la ligera.
Origen de los gladiadores
Aunque se registra que este tipo de conmemorativo funerario también pudo haber tenido lugar en Grecia, se suele considerar como antecedente de los gladiadores de la gloria época romana, a los gladiadores del pueblo etrusco, entre los siglos VIII y I a.C., pueblo del que descienden los romanos. En esa época los gladiadores participaban en las ceremonias funerarias, y consistía en que, con el difundo ardiendo en una pira funeraria, los gladiadores, mayoritariamente prisioneros, luchaban entre ellos.
Con el tiempo esta costumbre funeraria se convertiría en un espectáculo público, ampliamente presente en el mundo romano, pues servía como forma de que los gobernantes procurasen el apoyo y reconocimiento de su pueblo.
Con la llegada de la República, los políticos romanos decidieron transformar este ritual en un espectáculo a fin de obtener el reconocimiento o el favor de los habitantes a tal punto que se lanzaba a los espectadores comida, como por ejemplo pan, para con ello poder ser elegido en los comicios próximos.
Con la llegada del Imperio las luchas de gladiadores llegaron a ser grandes eventos, algunos de los cuales eran organizados por los propios emperadores. Las luchas fueron parte importante de la sociedad de los romanos hasta el fin del Imperio Romano.
Numerosos criminales de condición libre, condenados a morir degollados por la espada a la vista del pueblo (damnatio ad gladium, eran ejecutados durante el intermedio que separaba el fin del combate matutino con fieras (venatio), y el espectáculo gladiatorio (munus), que se desarrollaba a partir de mediodía.
En cuanto al origen personal de los gladiadores, en cuanto a su capacidad o personalidad jurídica (que diríamos en los tiempos actuales), había cinco tipos diferentes:
- Hombres libres condenados a muerte que salían a la arena sin armas (noxi ad gladium ludi damnati).
- Hombres libres condenados a trabajos forzados (ad gladium). Una vez superado el combate obtenían la libertad.
- Esclavos destinados directamente a este tipo de espectáculos.
- Hombres libres que se sometían voluntariamente.
- Esclavos alquilados por los propietarios para que actuaran en los munera.
Las escuelas de gladiadores
Las escuelas de gladiadores, llamadas ludus gladiatorus, se repartían por la capital y las provincias, alcanzando alguna de ellas una gran fama en la época.
Roma tenía tres escuelas de entrenamiento notables, incluida Capua, que era conocida por el calibre de gladiadores que producía. Los agentes buscarían gladiadores potenciales para tratar de persuadirlos de que vinieran a luchar por su honor. Estas escuelas de gladiadores ofrecían tanto seguridad como encarcelamiento.
Otras escuelas de gladiadores que alcanzaron gran fama, estaban las de Pompeya, Roma o Rávena. Estas escuelas eran estatales, siendo la figura más importante la del entrenador, llamado doctor o magister, la mayoría de ellos eran gladiadores veteranos ya retirados.
Comparable a un régimen carcelario, ofrecían la comodidad y seguridad de tres comidas abundantes al día y la mejor atención médica posible. Sin embargo, los reclutas, que eran hombres libres, tenían que vivir con grilletes y no se les permitía hablar durante las comidas.
Tanto los hombres como las armas eran propiedad del director de la escuela.
Los gladiadores eran un producto bastante costoso, y por esta razón, atendían al menos sus necesidades básicas. Los trataban como atletas, tenían un régimen de dieta y entrenamiento bastante estrictos. Como todo actual deportista, los gladiadores debían seguir una dieta especial a base de proteínas con el fin de obtener un cuerpo lo suficientemente fuerte como para poder soportar las heridas. Además, al ser una fuente de ganancias, recibían el cuidado especial de los mejores médicos.
El adiestramiento estaba confiado a un maestro, el doctor o magister, cargo desempeñado generalmente por un antiguo gladiador veterano.
Los aprendices practicaban con un florete de madera y se batían contra una estaca fijada en el suelo. Con una mano sostenían la espada y con la otra, un escudo de mimbre. Estos ejercicios recibían el nombre de batualia, del que deriva nuestra palabra batalla. Las armas se mantenían siempre fuera de su alcance, custodiadas en un arsenal del que únicamente podían extraerse con la autorización y vigilancia de un procurador.
En muchos aspectos, la vida en un ludus era semejante a la vida en la prisión. Los gladiadores se alojaban en pequeñas celdas y los condenados pasaban, la mayor parte del tiempo, encadenados.
En todo caso, cabe recordar que los gladiadores eran entrenados para someter a su oponente, en lugar de acabar con él.
A cambio de los duros entrenamientos, los gladiadores obtenían buenas dietas, masajes y cuidados médicos diarios, algo al alcance de muy pocos en la época.
La escuela, normalmente, se estructuraba en base a:
- Sala común. Una gran sala polivalente, posiblemente para reunirlos.
- Baños. Un complejo formado por salas interconectadas, se utilizaban para que los gladiadores pudiesen recuperarse tras los duros entrenamientos.
- Salas de entrenamiento.
- Arena de entrenamiento.
- Centro médico.
- Letrinas.
- Cocina.
- Refrectorio.
- Habitaciones o celdas de diferente tamaño y ornamentación en la que se alojaban los gladiadores y sus entrenadores.
- Zona de administración. Lugar de residencia del propietario de ludus.
Armaduras y armas de los gladiadores
Al igual que los jugadores de fútbol de la actualidad o los luchadores de la WWF, los gladiadores romanos podían ganar renombre y fortuna empuñando sus armas, incluida la destreza física, en las arenas. Los deportistas modernos firman contratos; los antiguos hicieron juramentos. Los jugadores modernos usan acolchado y son reconocidos por la vestimenta del equipo; los antiguos se distinguen por su armadura y armamento.
Los valientes y fuertes gladiadores romanos no solo tenían su fuerza para llevarlos al foso, sino también sus espadas. El tipo de armaduras y armas con las que lucharon dependía de su rango social como gladiador.
Los gladiadores empleaban diversos tipos de armas en sus combates.
Las más conocidas eran la espada corta de hoja recta (gladius), la espada curva o sica, el tridente o fascina, la red y el puñal, pero también empleaban espadas cortas y largas, así como lanzas.
Además, los gladiadores utilizaban protectores, que se colocaban sobre brazos y/o piernas. Uno de ellos era la greba, que se ponía sobre la pierna izquierda, pero también estaba el galerus, que se colocaban en el brazo izquierdo, y la manica, que hacía lo propio en el derecho. Asimismo, solían portar escudos rectangulares, así como cascos y escudos pequeños.
¿Cómo vivían los gladiadores?
La vida de los gladiadores se caracterizada por la violencia, la brutalidad e incertidumbre. Pero siempre, como decíamos anteriormente, había un motivo que los llevaba a este extremo: o bien los escogían como gladiadores, o voluntariamente se ofrecían a serlo para evitar la ejecución. Algunos de ellos eran esclavos, y los vendían a escuelas porque tenían un buen potencial físico.
Se les había privado de libertad, eran bienes de mercado y estaban entrenados para matar. Sin embargo, los gladiadores encarnaban los valores de masculinidad exaltados por la sociedad romana, y podían convertirse en héroes populares y objetos de deseo para las mujeres.
Muchos gladiadores morían, pero algunos se convertían en verdaderos ídolos de las multitudes, eran muy admirados por su público debido a sus grandes habilidades. Existen pruebas consistentes de que algunos senadores y jinetes deseaban luchar como estos héroes del entretenimiento. Sin embargo, las leyes se lo prohibían. Los poetas dedicaban sus poemas a estos grandes guerreros.
Cuando se inauguró el Coliseo en el año 80 d.C., ser gladiador resultó ser un movimiento profesional lucrativo y gracias a este cambio, se establecieron escuelas de gladiadores para entrenar a combatientes voluntarios. Las escuelas atrajeron a los hombres libres con la esperanza de ganar una apuesta del dinero del premio y, en última instancia, la gloria. Estos nuevos combatientes incluían soldados retirados, guerreros y hombres desesperados por ganarse la vida. Algunos eran incluso caballeros y nobles que querían demostrar su pedigrí y mostrar sus habilidades de lucha.
Los gladiadores eran una inversión cara para quienes dirigían las escuelas de gladiadores, por lo que era preferible que los luchadores no murieran en el campo, lo que significa que tenían que ser lo suficientemente fuertes para durar más de una pelea. Contrariamente a la creencia popular, no muchos gladiadores lucharon hasta la muerte. Algunos historiadores dicen que uno de cada cinco murió en batalla, otros uno de cada diez, pero la mayoría solo vivió hasta los veintitantos años.
Los gladiadores vivían como una comunidad, una especie de “hermandad”, y en algunos casos se organizaron en lo que se podría llamar sindicatos, o, con más propiedad en la época como «colegios«, eligiendo a sus líderes y representantes.
Cuando un guerrero caía en batalla, estos grupos se aseguraban de que recibiera un funeral apropiado y una inscripción en honor a sus logros de lucha en la arena. Y, si el fallecido tenía esposa e hijos, se les entregaba una compensación monetaria para paliar su pérdida en la medida de lo posible.
En cuanto a la alimentación, diferentes relatos encontrados en textos antiguos apuntaban ya a que estos luchadores se alimentaban muy bien y se sometían a un régimen especial para acumular mucho peso.
La dieta de los gladiadores romanos era, mayormente, vegetariana, según un análisis de los huesos de varios luchadores hallados en un cementerio en Éfeso (Turquía). La comida típica consistía en alimentos a base de trigo, cebada, judías, frutos secos y granos, y consumían muy poca carne.
Los investigadores creen que los gladiadores de otras regiones del imperio consumían más proteína animal.
En todo caso, los médicos de la antigua Roma eran los responsables de asegurar que la comida de cada guerrero era la adecuada para garantizar un mejor desarrollo muscular y la suficiente potencia y resistencia para dar el mejor espectáculo posible en el combate. Estos especialistas eran los encargados de hacer un riguroso seguimiento a cada luchador para garantizar que seguía la alimentación adecuada.
Así, cuando se pasaba a formar parte de la escuela de entrenamiento para gladiadores, “ludus”, cada luchador debía cambiar sus hábitos de comida por completo. Se le obligaba a seguir una rigurosa dieta establecida por los expertos de salud de la época, que se apoyaban en tres ingredientes esenciales para su elaboración: la cebada, el trigo y las habas.
El examen de los huesos nos deja evidencias de que tomaban una bebida hecha con cenizas de plantas. Este brebaje era una suerte de tónico saludable, que ingerían para recuperarse tras una lucha o una sesión de entrenamiento.
Mujeres gladiadoras
Cuando pensamos en los antiguos gladiadores romanos tendemos a estereotipar y pensar en hombres, guerreros o esclavos. Pero, curiosamente, las esclavas también fueron obligadas a entrar en el pozo para luchar junto a sus contrapartes masculinas, o como prefería el emperador Domiciano, para enfrentarlas a los enanos para su entretenimiento particular. Las mujeres lucharon en luchas de gladiadores durante 200 años, hasta que el emperador Septimio Severo prohibió su participación en estos juegos sanguinarios.
Lo cierto es que no hay una certeza entre los historiadores del momento en que se inició la participación de las mujeres en la lucha en la arena del Coliseo, pero se estima que en el siglo I después de Cristo se habían convertido en un elemento común en los juegos.
Existen elocuencias, como un relieve de mármol que data de alrededor del siglo II d. C. proveniente de Halicarnaso (Turquía), que muestra un combate entre dos mujeres gladiadoras, armadas con espadas y con dos nombres grabados: Amazon y Achillia, junto con la inscripción Apeluthesan (fueron liberadas).
Tipos de gladiadores
Había una amplia variedad de gladiadores, pues estaban preparados con armamentos diferentes, pensados para las características de su oponente. Provenían de todas las provincias romanas de Europa, Norte de África y Asia Menor. De entre ellos destacaron los Africanus y los Hispanos, quienes eran famosos por su resistencia y coraje, así como los Asiaticus por ser ligeros y rápidos.
Pero en la Antigua Roma los gladiadores se distinguían no sólo por su procedencia sino por diferentes aspectos. Eran conocidos por el nombre de su origen, su indumentaria, armamento o manera de combatir.
- Hoplomachus. Basado en los hoplitas griegos, usaba perneras acolchadas, taparrabos, un cinturón, un par de espinilleras largas o grebas (ocreae), una protección para el brazo (manica) en el brazo armado y un casco con ala que se podía adornar con un penacho de plumas en la parte superior y con una pluma a cada lado. Estaba equipado con un gladius y un escudo pequeño, generalmente redondo. También llevaba una lanza (hasta) típica de los hoplitas, que el gladiador debía lanzar antes de acercarse para el combate cuerpo a cuerpo.
- Murmillos o Murmillones. La mayoría procedían de la Galia. Su equipamiento se basaba en el que portarían los prisioneros galos. Llevaban túnica corta y un cinturón ancho y un caso con una cresta en forma de pez. Armados con una gladius y protegidos con un escudo rectangular como el de los tracios, pero mucho más grande y curvado. Se les solía enfrentar con los tracios, los reciarios o los hoplomachus.
- Reciarios. Se enfrentaban normalmente a los sectores. No llevaban protección, ni en la ara ni en la cabeza, tan sólo portaban una túnica con un cinturón ancho de cuero. Sus armas características eran un puñal, un tridente y una red. La túnica solía ser muy ligera y a veces llevaban un brazalete y un protector que les cubría el hombro por completo.
- Samnitas. Tomaban su nombre del armamento de los samnitas, un pueblo itálico. Portaban un gran escudo oblongo ornamentado, un casco con visera, una protección en la pierna, un brazal que cubría brazo y hombro, y una espada corta. Fue el primer tipo de gladiador del que se tiene conocimiento. Utilizaban una espada corta y recta.
- Secutores. Eran los gladiadores más equipados y protegidos. Portaban espada, escudo, casco esférico con visera y que le cubría casi toda la cara, con la excepción de dos pequeños agujeros para los ojos. Llevaba una armadura casi completa y una espada. El contrapunto a su amplio armamento era la pérdida de movilidad por el peso de su equipamiento.
- Tracios. Procedentes del pueblo griego de Tracia. Estaban armados con una especie de espada curva y protegidos por un pequeño escudo rectangular No llevaban casco habitualmente, si lo portaban era con visera con ala ancha. Llevaban también protectores en las espinillas.
Había otros tipos de gladiadores menos representativos, pero que formaron parte de este espectáculo sangriento:
- Andabatae. Utilizaban casos sin agujeros para los ojos, esto es no veían y luchaban prácticamente a ciegas. Normalmente no habían pasado por una escuela, eran condenados a morir en la arena, por lo que eran obligados a competir.
- Besiarii. Similar a los venatores. Realmente no era gladiadores, eran profesionales que combatían contra animales salvajes o también reos condenados a morir devorados por las bestias. Tenían su propio ludus. Iban armados con lanza o con un pugio (cuchillo o espada corta).
- Bustuarii. (de bustum, o pira funeraria) son el más antiguo tipo de gladiadores y luchaban a muerte en los llamados “juegos funerarios” celebrados en honor a un ciudadano importante fallecido. Su oponente debía ser otro bustuarius. Su arma era el gladius de estilo griego (gladius graecus) copiada de las que usaban los hoplitas griegos. No llevaban casco. Su única defensa era un escudo pequeño. Los bustuarii eran esclavos entrenados para luchar y en los primeros tiempos de Roma los supervivientes eran sacrificados durante la ceremonia.
- Catervarii. No luchaba en parejas, lo hacían varios juntos.
- Cestus. Luchaban con los puños o un tiño de guante duro. Generalmente no solían utilizar armadura.
- Dimachareii. Armados con dos cuchillos o espadas cortas. Se protegían brazos y piernas, pues no utilizaba escudo.
- Eldimanchaerii. Usaban dos espadas y protecciones para el cuerpo.
- Equites. Luchaban a caballo. En sus primeras versiones estaban poco armados, con espada o lanza. Tenían armadura de escamas, un escudo de caballería redondo de tamaño mediano y un caso de ala ancha con dos plumas decorativas. Con el tiempo, incorporarían grebas para proteger las piernas, una manica en el brazo derecho y túnicas sin mangas y con cinturón. Según la iconografía son los únicos que luchaban calzados.
- Essedarii. Peleaban sobre carros de guerra celtas, jalados por caballos.
- Galli. Equipados con armas y armaduras galas, luchaban al estilo galo.
- Gladiatrix. Mujeres gladiadoras. Solían combatir sin corazas, aunque con el paso de los años las irían incorporando. Luchaban contra otras mujeres o contra animales.
- Laqueadores. Usaban una soga o lazo para atrapar a sus adversarios. También estaba equipado con un gancho afilado que utilizaba una vez que atrapaba a su oponente. Llevaba galerus sobre el hombro izquierdo y no utilizaba casco ni greba.
- Meridianii. Estaban ligeramente armados.
- Ordiarii. Luchaban por parejas de forma habitual.
- Paegniarii. Utilizaban como arma un bastón curvo por uno de sus extremos. También podían utilizar un látigo, una maza y un escudo que se ataba en el brazo izquierdo con correas.
- Parumlarii. Eran gladiadores que utilizaban una parmula (escudo pequeño). Para compensar su sistema defensivo, utilizaban dos grebas.
- Provocatores. Eran los primeros en iniciar. Estaban armados como los Samnitas. Llevaban un escudo con la efigie de la Gorgona. Eran los únicos gladiadores protegidos con una pechera. A finales de la era republicana y principios de la imperial, su armamento era un reflejo del de un legionario romano.
- Rudiarii. Gladiadores a los que se les reconocía como grandes luchadores. Eran el máximo grado de excelencia entre los gladiadores. Como símbolo de esta distinción, recibían una espada de madera, la rudis, lo que implicaba su libertada, aunque muchos decidían continuar de manera voluntaria. Por su destreza eran muy populares entre el público. Cuando se retiraban definitivamente podían pasar a ser árbitro, magister en un ludus, o incluso lanista, con su propio ludus. Debido a su gran ventaja de atacar a distancia, solo se enfrentaban entre sí o, a lo sumo, al iaculator (lanzador de jabalinas).
- Sagittarii. Utilizaban arcos curvos orientales y flechas. Se protegían con un casco puntiagudo y una armadura de escamas.
- Scissor. Utilizaba un cono metálico que terminaba en una especie de hoja de hacha en forma de media luna en el que el gladiador introducía el brazo izquierdo hasta el codo y que podía utilizar para defenderse y como arma. Se protegía con un yelmo de secutor y armadura de escamas y no utilizaba escudo.
- Scutarii. Gladiadores que utilizaban escudo grande.
- Venatores. Sinónimo de los bestiarii. Se encargaban de luchar contra los animales salvajes. Su armadura era igual a la de los secutores, con pequeñas variaciones.
Gladiadores famosos
En la Antigua Roma, ser gladiador era ser el protagonista de épicas batallas en la arena, siendo seguido y vitoreado por miles de personas. En base a su valentía, esfuerzo y victorias se construían una fama. Veamos algunos de los que más gloria alcanzaron:
Espartaco. Es sin duda el gladiador más famoso dela historia de Roma. Numerosas representaciones y recreaciones de su vida se han materializado en novelas y largometrajes cinematográficos.
En la realidad, Espartaco fue un soldado tracio, que tras ser capturado fue vendido como esclavo. Posteriormente se convirtió en un gran gladiador. No obstante su mayor fama proviene de su liderazgo en la revuelta de esclavos que tuvo lugar en el año 73 a.C.
Su final estuvo marcado por la intervención de Licinio Craso, quien junto con 50.000 hombres entrenados para dar caza a Espartaco, le derrotó en el año 71 a.C. En esta batalla encontró la muerte y unos 6.000 de sus seguidores fueron crucificados a lo largo de la Vía.
Carpóforo. Su gran fama proveía principalmente de haber conseguido matar a un total de veinte fieras, incluidos un león, un oso y un leopardo, en un solo día. También se dice que en una ocasión derrote a un rinoceronte con una lanza.
Fue uno de los primeros gladiadores elegido para actuar en la gran inauguración del Coliseo. Llegó a ser comparado con el mismo dios Hércules.
Spiculus. Parece ser que era un gladiador que mantuvo una cierta relación con el emperador Nerón, de ahí que llegase a ser uno de los gladiadores de mayor fama y que más riqueza acumuló en el siglo I d.C.
Parece ser que cuando Nerón fue derrocado en el año 68 d.C., éste pidió morir a la mando de Spiculus, algo que no vio hecho realidad.
Cornelius Átticus. Este gladiador era un atleta que vivió y posiblemente murió en la ciudad romana de Pollentia (actualmente: Alcúdia-Mallorca) en el siglo I d.C. Muy conocido por participar en pruebas de atletismo, dicen que también se prestaría en los juegos de gladiadores.
Otros gladiadores que recuerda la historia son: Marco Atilio, Tetraites, Crixo, Flamma.
¿Cómo eran las luchas entre gladiadores?
Los combates entre gladiadores tenían lugar en los juegos públicos (muneras) y comenzaron a organizarse como herramienta político-propagandística. El cargo político que los organizaba llamado “editor”, podía llegar a arruinarse y todo ello para conseguir fama y prestigio entre los romanos, incluso se lanzaba comida a los espectadores para poder ser elegido en los comicios próximos.
Los munera se celebraban en los anfiteatros durante el mes de diciembre y duraban diez días. El primero de ellos se organizó en el año 264 a. C. a cargo de Décimo Junio Bruto para enaltecer la memoria de su padre. Se enfrentaron tres parejas de esclavos en un espectáculo que gustó mucho al pueblo.
Los primeros munera fueron financiados por manos privadas; a partir del 105 a. C., la financiación pasó a ser pública. Según Suetonio y Tácito, eran organizados por los cuestores desde época Claudia: en el año 47 el senador Publio Dolabela sugirió que, a modo de celebración, estos organizaran luchas de gladiadores cuando tomaban posesión de su cargo. En otras ocasiones, eran los arcarii, funcionarios romanos, los encargados de gestionarlos.
Existía una compleja red de reclutamiento y formación por todo el Imperio dirigida por procuradores, contando cada provincia con una sede de la escuela imperial. En provincias como Hispania, los encargados de las gladiatura eran los magistrados, flamines (sacerdotes) y evergetas (benefactores).
Los combates duraban habitualmente entre tres y seis días, y se anunciaban por medio de pintadas en las fachadas de casas, edificios públicos y tumbas. La víspera de los combates, los espectadores hacían cola a las puertas del anfiteatro para recoger las entradas gratuitas. Durante la noche, las fieras salvajes eran llevadas en jaulas hasta los subterráneos del anfiteatro desde los vivaria, los parques en los que estaban confinadas, situados al nordeste de Roma, cerca de los campamentos de la guardia pretoriana. Mientras tanto, los gladiadores celebraban en público una cena libera, en la que el pueblo podía ver de cerca a los héroes que más admiraba.
En Hispania encontramos uno de los relatos más antiguos sobre el origen de los combates de gladiadores, este hecho se produjo durante la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.), según el historiador Tito Livio tras la muerte de los dos hermanos Escipiones, Cneo Cornelio Escipión y Publio Cornelio Escipión, en el año 212 a.C. de la mano de los cartagineses, su hijo Publio Cornelio Esción “El Africano”, decidió vengar la muerte de su padre y su tío, de ese modo, en el 209 a.C. “El Africano” vence a los cartagineses y conquista Carthago Nova. Tras la conquista en el 206 a.C. “El Africano” realiza unos funerales en Carthago Nova por su padre y su tío, la celebraciones tuvieron como eje central los votos a los dioses y los combates entre personajes ilustres como Corbis y Orsua, primos hermanos, que lucharon a muerte por el principado de la ciudad de Ibes.
El espectáculo empezaba con el desplazamiento de los gladiadores combatientes, hasta el anfiteatro de la ciudad. Esta procesión tenía lugar por las mañanas y recibía el nombre de Pompa.
Dentro del recinto, el espectáculo comenzaba con los venitaros cazando animales o con animales peleando entre ellos.
Ya en horario de tarde tenían lugar los Mietifisnii, que eran ejecuciones de reos realizados en la arena. A continuación comenzaban los combates para los que los gladiadores primero harían un calentamiento, luchando entre sí varios entre sí y utilizando armas romas o de madera.
Los gladiadores salían a la arena entre los gritos de un público enfervorizado y saludaban al patrocinador de los juegos antes de comenzar la lucha.
Los lanistas, las personas que compraban y vendían a los gladiadores, escogían a los gladiadores que iban a competir en el espectáculo.
En el combate propiamente dicho, los gladiadores debían combatir hasta que uno de ellos cayese derrotado. Los combates solían durante entre 10 y 15 minutos. En ese momento, el vencedor espera el veredicto del público, que debe decidir si le condena a morir o le perdona la vida. Lo cierto, es que parece ser que en la mayoría de los casos, el público salvaba a los derrotados, aunque lamentablemente algunos de los inicialmente supervivientes terminasen falleciendo por las heridas recibidas durante la pelea.
Por el contrario, en los casos en los que los gladiadores derrotados eran sentenciados a muerte por el público, el ganador clavaba su arma en el corazón del adversario, para dar una muerte rápida al perdedor. El gladiador sentenciado a muerte no ofrecía resistencia, afrontando su muerte con dignidad.
Los combates probablemente iban acompañados de música, cuyo tempo podía cambiar para adaptarse al del combate. Los instrumentos típicos utilizados eran una trompeta larga y recta (tuba), un gran instrumento de metal curvado (lituus) y un órgano de agua (organum).
Los gladiadores que morían durante las luchas eran llevados al espoliario por los esclavos que trabajaban en las arenas. Los esclavos se servían de un garfio y los sacaban por la llamada Puerta de la Muerte. La puerta daba al Spoliarium, dependencia donde se depositaban los cadáveres, y donde se les quitaban las prendas y las armas.
Durante el Bajo Imperio, la capacidad para perdonar o condenar a muerte la tenía solo el emperador, perdiendo este derecho el público del evento. El emperador también podía dar la libertad al gladiador, entregándole una espada roma, como símbolo de que podía dejar la profesión de gladiador.
Los combates se desarrollaban bajo estrictas reglas, y en ellos había una figura, el “suma rudis”, que sería algo parecido a lo que hoy conocemos como un árbitro en una competición. Solían ser, en la mayoría de combates, dos. Vestían con una túnica blanca y sostenían un palo que utilizaban para la lucha. Su función consistía en que se desarrollara sin trampas y que fuera lo más equilibrado posible. Aunque las reglas del juego las desconocemos casi por completo, sabemos que si un gladiador resbalaba se paraba el juego, si se producía rotura en alguna de las armas o el combate se alargaba demasiado también se paraba para recuperar el arma o el aliento.
Los ganadores de las batallas recibirían una hoja de palma y un premio en efectivo. Por actuaciones especialmente destacadas se otorgó una corona de laurel (aunque el premio más grande probablemente fue no estar muerto).
Gladiadores contra animales
Si bien era una práctica no habitual, la lucha contra animales era un acontecimiento propio de la apertura de los juegos, momento en el que se sacrificaban decenas de animales por parte de los “venatores” y los “bestiarii”, que eran unas clases especiales de guerreros que se enfrentaban a todo tipo de criaturas: avestruces, ciervos, leones, cocodrilos, osos e incluso elefantes.
Según el historiador romano Tito Livio, la primera de ellas se organizó en el 186 a. C. a cargo de Fulvio Nobilior, y en ella se pudieron ver sobre la arena panteras y leones.
Se estima que unos nueve mil animales fueron masacrados durante una ceremonia de 100 días para conmemorar la apertura del Coliseo, y otros 11.000 lo fueron más tarde, como parte de un festival de 123 días celebrado por el Emperador Trajano en el siglo II después de Cristo.
Mientras que la mayoría de los animales fueron simplemente sacrificados por “deporte”, otros fueron entrenados para hacer trucos o incluso enfrentarse entre sí en peleas. Los animales salvajes también sirvieron como una forma popular de ejecución. Los delincuentes y cristianos condenados a menudo fueron arrojados a perros, leones y osos hambrientos como parte del espectáculo del día.
Personal asociado a las luchas de gladiadores
Había numerosas personas, con diferentes funciones, en torno al mundo de los gladiadores, las escuelas de gladiadores y los espectáculos y luchas. Algunos de ellos son:
- Editor. Era el patrocinador y financiador de los combates de gladiadores (munus gladiatorum), el promotor de los espectáculos.
- Lanista. Ya citado anteriormente, era el entrenador y dueño de una compañía de gladiadores. Comerciaba con gladiadores esclavos y los alquilaba al productor (editor) que organizaba los juegos.
- Lorarius (de lorum, ‘correa de cuero’, ‘látigo’), o incitador era un asistente que azotaba a combatientes o animales reacios para que lucharan.
- Rudis. El summa rudis, asistido por el seconda rudis, era el árbitro que se encargaba de hacer cumplir las reglas por las que se regían los combates. Recibía este nombre por el bastón de madera (rudis) que utilizaba para dirigir o separar a los combatientes.
El fin de las luchas de gladiadores
Aunque los gladiadores romanos pueden haber parecido bien equipados, la fuerza y el coraje que debieron haber tenido para dar un paso en la batalla y enfrentar la muerte de manera regular es insondable. El motivo del final de los combates gladiadores lo encontramos después del Edicto de Milán promulgado por el emperador Constantino I en el año 313, que acabó con las persecuciones al cristianismo y con lo cual que disminuyera en gran cantidad el número de combates. Aunque no fue un fin definitivo, pues esta brutal forma de entretenimiento llegó a su fin en el 404 d.C., gracias al emperador Honorio que cerró las escuelas de gladiadores.
La plebe, según Tertuliano, consumía la carne de leones y leopardos, y pedía las tripas de los osos, “donde se encuentra todavía mal digerida la carne humana”. Ante nada retrocedían los romanos en su pasión por los espectáculos de gladiadores y nada los disuadió de acudir al Coliseo durante largo tiempo, ni siquiera el triunfo del cristianismo; el último espectáculo registrado en el gran anfiteatro fue una venatio, en el año 523.
Resumen, en números, de las características de los gladiadores
En la mayoría de los casos, los gladiadores solamente peleaban un par de veces al año.
La esperanza de vida de un gladiador se fija en unos 25 años, mientras que la de un ciudadano romano, en esa época, alcanzaba los 27 años de edad.
La prohibición de participación de mujeres en las luchas de gladiadores se produjo en el año 200 a.C.
Algunas curiosidades en torno a los gladiadores
Organizar juegos y luchas de gladiadores agrandaba la fama de los emperadores romanos entre el pueblo. Algunos dieron un paso más y realmente participaron en el combate. Varios gobernantes actuaron en la arena, incluidos Adriano, Calígula y Tito, aunque en condiciones muy controladas para no sufrir daño alguno, como no podía ser de otra forma. Para eso eran emperadores de la gran Roma.
Los zurdos tenían una categoría especial entre los gladiadores ya que era una cualidad muy apreciada debido a las mismas razones que hoy en día: la mayoría de los competidores eran diestros. Teniendo en cuenta esto, los diestros, al estar acostumbrados a enfrentarse a diestros, tenían problemas para enfrentarse a zurdos ya que todo el esquema de la lucha es inverso. Sin embargo, los zurdos estaban acostumbrados a medirse con diestros así que no tenían tanto problema.
Atrevidos grafitis encontrados en Pompeya revelan que los luchadores exitosos se convertían en símbolos sexuales.
Aunque los romanos de alta cuna a menudo no consideraban que este deporte estaba a su altura, algunos sucumbían ante el glamour del estilo de vida que llevaban los gladiadores.
La célebre frase: “Los que van a morir te saludan”, parece ser que responde más a una licencia reciente que a un hecho real. La única fuente escrita que la recoge son los escritos de Suetonio que alude al célebre “morituri te salutant”, al describir un episodio ocurrido en el Lago Fucino bajo el reinado del emperador Claudio (41 d.C – 54 d-C) en el que un nutrido grupo de condenados a muerte protagonizó una naumaquia (batalla naval) como ofrenda antes del drenaje del lago.
Otro gran mito sobre la sociedad romana son los denominados “vomitorios”. Nos ha llegado la imagen de que los romanos los utilizaban con la finalidad de evacuar la comida después de ingerirla para seguir degustando de uno de los placeres de la vida. Realmente es una mala interpretación, los romanos denominaban vomitorios a los pasillos que servían para alcanzar una grada en las grandes infraestructuras públicas como coliseos, teatros o circos.
Si bien los expertos todavía hoy en día debaten sobre si era real o ficción el hecho de que se utilizase el conocido gesto del pulgar hacia abajo para instar al vencedor a rematar a su oponente, lo cierto es que en un fresco de Pompeya se muestra que los gladiadores heridos se rendían levantando un dedo. En todo caso, los patrocinadores eran partidarios de perdónales la vida, toda vez que su formación suponía una inversión considerable. La realidad es que el pulgar hacia abajo pedía clemencia para el vencido, a través de un gesto que significaba volver a envainar la espada. Para la señal de muerte hay varias versiones. Algunos expertos aseguran que se simbolizaba con el pulgar hacia arriba (espada al aire) y otros que en posición horizontal, simbolizando el degollamiento del vencido.
Por otro lado, es generalmente conocida la obsesión que los romanos tenían por la orina como agente purificador e incluso, combinada con ciertos alimentos, como elixir para afligir distintos males. No obstante, no cualquier tipo de orina era útil. Solo la orina de las personas que comían coles regularmente. Según Catón el Viejo este singular líquido era un vigorizante sin rival y además servía para curar los problemas de visión o los dolores musculares y de cabeza, todo un elixir. Y para ello se apreciaba la orina de los gladiadores.
En la misma línea sentían una especial atracción por la sangre del gladiador, capaz, en sus creencias, de aliviar cualquier mal. Sabemos a través de Plinio el Viejo, uno de los mejores escritores sobre la naturaleza y la ciencia de la era clásica, que las personas quienes sufrían de síntomas similares a los de la epilepsia buscaban beber la sangre de los gladiadores caídos en batalla debido a que se pensaba que la misma contenía la fortaleza y la vitalidad del gladiador. La sangre de gladiador mezclada con distintos aceites también era utilizada a manera de ungüento para aumentar el vigor y la aptitud física de las personas.
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Referencias
Gladiadores. El gran espectáculo de Roma (Ariel Historia), nueva edición actualizada. De Mañas, A.
-CABRERO PIQUERO, Javier, CORDENTE VAQUERO, Félix. “Los oficios de la diversión en Roma”. De Cabrero Piquero, J. y Cordente Vaquero, F.
https://historia.nationalgeographic.com.es/temas/gladiadores
https://guerrerosdelahistoria.com/gladiadores-honor-y-muerte-en-la-arena/
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/10/141023_gladiadores_vegetarianos_dieta_lp
https://revistadehistoria.es/clases-de-gladiadores/