La Meiga, cuya denominación parece provenir del latín “magicus”, es un término que se emplea, sobre todo en Galicia y Asturias, para referirse a un tipo de persona que posee poderes extraordinarios o mágicos y que puede llegar a pactar con él.
Las meigas suelen ser respetadas por ser curanderas y tener poderes de videncia. Según la tradición, una Meiga es una mujer con conocimientos de magia y artes ocultas, además de “menciñeira”. Muchas personas se acercan a ellas, para poder ser curadas gracias a sus reescritos, conjuros o ensalmos. Pero, también, aparecen como mujeres que son capaces de hacer hechizos, realizar el mal de ojo, curarlo a quienes lo tengan, especialmente dotadas para la adivinación y pueden, además, provocar otros males. La figura de la Meiga se acerca a una mujer de aldea con cierta edad. La Meiga rivaliza en popularidad con la propia Santa Compaña, y se acerca bastante a la figura de la curandera de los druidas.
Hay una expresión típica, muy conocida, referida a las meigas:
Eu non creo nas Meigas, mais habelas hainas.
(Yo no creo en las brujas, pero haberlas, las hay)
El “Meigallo”
El “meigallo” es el hechizo que realizan las meigas. Un ensalmo muy común es “¡Meigas fóra!”, que es acompañado del gesto de la figa. Se suele considerar como fruto de la envidia. Se introduce en el cuerpo de la persona que ha sido elegida, y que es generalmente una joven abandonada por su novio, o una mujer que se cree víctima de una envidia.
La persona que padece este embrujamiento no entra de buen grado en la iglesia ni atiende a la misa; pero los parientes y amigos o amigas le obligan a oír la misa cantada; (…) no cesan de decirle un poco sobrecogidos y autoritarios: ¡bótao fòra! ¡bótao fòra!”. (¡échalo fuera!, ¡échalo fuera!)
Una explicación de este meigallo o encantamiento es que en las zonas rurales se tenía a la enfermedad como un castigo mágico. De ahí la cantidad de lugares que en estas tierras tiene una fuente o cueva con propiedades sanadoras, como es el caso de San Andrés de Teixido, y la multitud de medallones y talismanes.
Hay muchos tipos de Meigas; cada una con poderes diferentes. Las más conocidas son:
- Agoreira: Estas meigas envejecen prematuramente, pero viven muchísimos años.
- Asumcordas, o brujas callejeras: se trata de unas brujas que se dedican sobre todo a vigilar a los vecinos en sus casas, controlando quienes entran y salen de las mismas.
- Cartuxeira: Se trata de unas meigas, cuyas habilidades dicen poseer hoy en día muchos intermediarios con intereses comerciales. Concretamente su especialidad consiste en ser expertas echadoras de cartas, logrando vaticinios que siempre se cumplen.
- Dama de castro: Estas meigas viven bajo castros milenarios o bajo tierra en un castillo de cristal, llevan siempre un largo vestido blanco de cola y siempre atienden a solicitudes de la gente. Ya que goza de bienestar y fortuna ningún tipo de halago o favor sirven para recibir de ella consejos o regalos; al contrario suele aparecerse a personas afligidas por alguna situación difícil de su vida, y a esas personas de condición humilde otorga sus favores. Todo aquel que se encuentre con esta meiga no recibirá más que bien si le pide ayuda o consejo.
- Feiticeira (Hechicera): Son meigas que suelen vivir cerca de los ríos y riachuelos. Su aspecto es el de una mujer anciana y su presencia no la delata pues su apariencia es normal. Las feiticeira utiliza su voz, una hermosa voz, para realizar cantos con los que captar la atención e hipnotizar a los jóvenes que pasan cerca del río, atrayéndolas hacia su interior, hasta que finalmente terminan por morir ahogados.
- Lavandeira: Esta meiga mientras se encuentra en un lavadero en el que lava la ropa, invita al caminante que por allí pasa a que le ayude a escurrir las prendas que lava, con manchas de sangre todavía tibia, a consecuencia, según se dice, de un mal parto. La persona ha de tener cuidado de torcer la ropa en el mismo sentido que ella, porque de lo contrario, la desgracia caerá sobre su casa. palabra alguna.
- Lobismuller (mujer loba): Son unas meigas que tienen como nota común el haber nacido en Nochebuena o Viernes Santo, o bien ser la séptima o novena de una familia donde todas las hijas son mujeres.
- María Soliña: no queda ninguna huella física de María Soliña, pero a pesar de esto la supuesta bruja de Cangas permanece en la memoria popular por su triste historia. Su padre y su marido, ambos marineros, fueron víctimas de la piratería turca. Sola y desamparada, ya de anciana mendigó por los caminos y se llegó a decir de ella que era bruja hasta caer en las garras del terrible tribunal del Santo Oficio. Se llegó a afirmar que tenía tratos carnales con el demonio, por lo que fue torturada hasta que confeso aquello de lo que se le acusaba. Falleció pocos días después y sus restos fueron enterrados lejos de suelo sagrado por lo que se desconoce el lugar donde yacen sus restos.
- Marimanta: Es la meiga del saco, roba niños y los hace desaparecer. Su aspecto es el de una anciana, fea y encorvada, que porta sobre su espalda jorobada un saco pidiendo humildemente limosna. Se cree que Marimanta no es del país, sino que vino de lejos, probablemente por mar en la época de los celtas.
- Meigas chuchonas, (o chupadoras): posiblemente las meigas más peligrosas pues su apariencia puede variar e incluso transmutarse en animales como abejorros u otros insectos e incluso como vampiros. A veces se presentan con distintas caras o caretas. Su peligro reside en que su intención es asaltar a los niños para robarles la sangre y la grasa corporal, que luego utilizará la meiga para elaborar sus pociones y ungüentos.
- Meiga de los dientes verdes: es una bruja coma cualquier otra con la particularidad de que tiene los dientes verdes y roba niños para hacer con ellos filtros y unturas, o, en ocasiones, para comerlos.
- Vedoira: Esta es una meiga bastante atractiva. Son las más hermosas y agradables. Se trata de una mujer esbelta y muy afable y agradable en el trato. Su principal habilidad consiste en tener una gran capacidad adivinatoria además de ser muy eficientes en el contacto con el más allá. Su finalidad es intermediar para que los interesados en ello puedan saber del propio fallecido, donde se encuentra, cielo o purgatorio, y en consecuencia si está ya disfrutando eternamente del cielo o todavía penando.
- Voladoira: Como su nombre indica, son meigas que son capaces de volar y hacer piruetas acrobáticas en el cielo.
Las brujas son por tanto seres a los que, normalmente, será conveniente evitar. No obstante son conocidas diferentes medidas y amuletos para defenderse de ellas. Estos son algunos de ellos:
- Colocar una escoba vuelta del revés tras la puerta de la entrada.
- Llevar un diente de ajo, una castaña pilonga. Llevar una higa (mejor de azabache compostelano) colgada del cuello o unos cuernos de vacaloura (ciervo volante)
- Tener en casa tierra bendita de los cementerios o ramas de laurel bendito el Domingo de Ramos.
- Buscar garras de fiera o dientes de lobo.
- Poseer en forma de varitas, colgantes o pectorales, trozos de azabache, ámbar y distintas piedras capaces de rechazar los venenos y encantamientos.
- Tradicionalmente se cree que saltando la cacharela de San Juan tres veces o múltiplo de tres se espanta a las meigas.
Si indagamos un poco en la historia, nos encontraremos con que la referencia más antigua de la existencia de personas que en Galicia recurren a algún tipo de magia es de finales del siglo XIII: un sínodo reunido en Santiago de Compostela en 1289 prohíbe a los clérigos, bajo ciertas penas, que sean adivinos, augures, sortílegos y encantadores. La prohibición se extiende a todo tipo de personas en el siglo siguiente bajo pena de excomunión.
Posteriormente, ya en el siglo XVI se menciona la existencia de «mujeres hechiceras» que hacen hechizos y maleficios a los hombres. Así, en el sínodo del obispado de Orense celebrado en 1543-1544, se proclama la excomunicón de todas aquellas «personas así varones como mujeres, [que] queriendo saber lo que no saben, o lo que ha de ser… va[n] a agoreros y a encantadores, hechiceros y hechiceras». El sínodo denuncia que al estar el «santo olio … en la pila del bautismo , hechiceros y hechiceras con sacrílega temeridad y atrevimiento diabólico lo han hurtado para mezclar con sus hechizos y supersticiones erróneas». Por otro lado, ni la palabra bruxa ni la palabra meiga aparecen en la documentación de la época.
El tribunal de la Inquisición española de Santiago de Compostela, que comenzó a actuar en la segunda mitad del siglo XVI, se ocupó de los «hechiceros» y de las «hechiceras», pero algunos de ellos habrían sido considerados brujos y brujas por otros tribunales debido a los «tratos» que mantenían con el demonio. Los primeros casos datan de 1565 cuando se acusó a un sastre de «hechicero» e «invocador de demonios», al que acudía la gente para preguntarle «cosas futuras y escondidas» y a un ciego de ser «hechicero e invocador de demonios que llamaba [en sus conjuros y prácticas] a…Bercebú». En un tercer caso se menciona, probablemente por primera vez, a las brujas, cuando un campesino acusado de invocar a «Satanás y a Barrabás» declara que le habían llevado un joven para que lo curara y que «eran tres brujas [las que] hacían mal al muchacho».
En 1579 una hechicera es interrogada y torturada por «haber tenido invocaciones, tratos y cópula con el demonio»; en 1582 otra «hechicera e invocadora de demonios» «confesó el pacto que tenía con el demonio y cómo a veces… había tenido con él acceso carnal, unas veces de día y otras de noche y haberse ofrecido [en] cuerpo y ánima al demonio, ofreciéndole así mismo la sangre del dedo». O más claramente en el caso de un «hechicero… [que] iba donde andaban las brujas… de noche».
A partir de 1612, sólo dos años después del proceso de las brujas de Zugarramurdi en Logroño, la actividad del tribunal de la Inquisición de Santiago se dirige más contra las «brujas» que contra las «hechiceras». Y es precisamente en esa segunda década del siglo XVII cuando aparece la palabra meiga para referirse a la bruja maléfica cuyo propósito es enmeigar, es decir, hacer el mal a personas y animales.
En las décadas siguientes la bruja-meiga reproduce los rasgos de la idea de la bruja que predomina entonces en Europa Occidental y que llega a Galicia a través de la brujería vasca. Así en las actas del tribunal de Santiago aparecen todas las fantasías atribuidas en Logroño a las brujas de Zugarramurdi : «respetan una jerarquía entre ellas, se untan para salir de casa y volar, reniegan de la fe y cumplen con el ósculo infame y, asimismo, después de la apostasía tienen relación carnal con el demonio (en figura de cabrón) por sus partes traseras«; «se casan con el diablo que las marca con la uña por suyas, destruyen los frutos de los campos en salidas nocturnas, matan a niños, entran en aposentos para poner hechizos a los que duermen y para consumirles la vida». Se reúnen junto a una fuente de Cangas en la noche de San Juan.
En el pueblo de O Mato en Orense, dos mujeres conocidas como “Las Rita” son posiblemente las últimas representantes de unas prácticas ancestrales que poco a poco han ido desapareciendo. Vivían en un establo en ruinas con una fachada decorada con cruces blancas y un montón de muñecas que encontraban en la basura y las colgaban en las paredes. Practicaban ritos de brujería. La fachada de su casa estaba recubierta por cruces y restos de muñecas que utilizaban para sus rituales de protección. Los vecinos más próximos las oían rezar a altas horas de la noche, pero nadie sabía a ciencia cierta lo que hacían. Pero un gran incendio acabó con toda la chabola en 1996 y ellas terminaron sus días en un asilo sin que nadie lograra entenderlas. Y así fue como se llevaron el misterios de sus prácticas al más allá.
Por último, creemos oportuno referirnos a la Queimada, que con su conxuro permite alejar a las bruxas y encantadoras. La queimada es una bebida alcohólica de la tradición gallega y propia de su gastronomía. Según la tradición, esta bebida tomada tras la pronunciación del conjuro funciona como protección contra maleficios, además de mantener a los espíritus y demás sere
s malvados alejados del que la ha bebido.
La queimada es uno de los muchos rituales que tienen que ver con el fuego, una tradición que se debate entre lo pagano y lo misterioso, una pócima mágica cuyo origen se pierde entre las sombras de noches ancestrales plagadas de meigallos y hechizos, de almas en pena, y de cuerpos arrebatados por rituales de meigas que sentados en la oscuridad y formando un círculo alrededor de la tartera de barro, buscan la purificación del cuerpo y la salvación del alma mientras revuelven el brebaje que espantará los malos espíritus y atraerá los buenos.
Algunas fuentes nos hablan del origen castreño de la tradicional. Los celtas dejaron su herencia cultural plasmada en los abundantes petroglifos que se encuentran a lo largo y ancho de la comunidad gallega. Son recurrentes los símbolos con forma de espiral, destacando el trisquel, figura con tres cabezas que dibuja una especie de cruz. Han sido muchas las interpretaciones que los historiadores han dado a este símbolo, pero la más conocida es aquella que sostiene que el trisquel representa los tres elementos fundamentales en la vida del hombre: La tierra, el agua y el fuego.
El ritual de la queimada lleva también de forma intrínseca la fusión de estos tres elementos, en un ritual que no sería posible de no existir este componente mágico, heredado de nuestros antepasados celtas y transmitido a través de los tiempos. La tierra se simboliza mediante la tartera de barro, el agua se ve representado por el aguardiente que se agita y remueve fundiéndose con la tierra mientras el fuego danza libre entre los elementos que conforman esta pócima mágica alumbrándonos, dándonos calor al cuerpo y purificando las almas.
Si os interesan especialmente estos temas, os animamos a leer nuestros post dedicados a los mitos y leyendas gallegas (5 en total), y por su relación con esta entrada, especialmente la dedicada a las criaturas presentes en mitología gallega.
Y para finalizar, os dejamos el conjuro que se pronuncia con la elaboración de la queimada:
Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.
Demos, trasnos e dianhos, espritos das nevoadas veigas.
Corvos, pintigas e meigas, feitizos das mencinheiras.
Pobres canhotas furadas, fogar dos vermes e alimanhas.
Lume das Santas Companhas, mal de ollo, negros meigallos, cheiro dos mortos, tronos e raios.
Oubeo do can, pregon da morte, foucinho do satiro e pe do coello.
Pecadora lingua da mala muller casada cun home vello.
Averno de Satan e Belcebu, lume dos cadavres ardentes, corpos mutilados dos indecentes, peidos dos infernales cus, muxido da mar embravescida.
Barriga inutil da muller solteira, falar dos gatos que andan a xaneira, guedella porra da cabra mal parida.
Con este fol levantarei as chamas deste lume que asemella ao do inferno, e fuxiran as bruxas acabalo das sas escobas, indose bañar na praia das areas gordas.
¡Oide, oide! os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse no agoardente, quedando asi purificadas.
E cando este brebaxe baixe polas nosas gorxas, quedaremos libres dos males da nosa ialma e de todo embruxamento.
Forzas do ar, terra, mar e lume, a vos fago esta chamada: si e verdade que tendes mais poder que a humana xente, eiqui e agora, facede cos espritos dos amigos que estan fora, participen con nos desta queimada.
En castellano:
Buhos, lechuzas, sapos y brujas.
Demonios maléficos y diablos, espíritus de las nevadas vegas.
Cuervos, salamandras y meigas, hechizos de las curanderas.
Podridas cañas agujereadas, hogar de gusanos y de alimañas.
Fuego de las almas en pena, mal de ojo, negros hechizos, olor de los muertos, truenos y rayos.
Ladrido del perro, anuncio de la muerte; hocico del sátiro y pata del conejo.
Pecadora lengua de la mala mujer casada con un hombre viejo.
Infierno de Satán y Belcebú, fuego de los cadáveres en llamas, cuerpos mutilados de los indecentes, pedos de los infernales culos, mugido de la mar embravecida.
Vientre inútil de la mujer soltera, maullar de los gatos en celo, pelo malo y sucio de la cabra mal parida.
Con este cazo levantaré las llamas de este fuego que se asemeja al del infierno, y huirán las brujas a caballo de sus escobas, yéndose a bañar a la playa de las arenas gordas.
¡Oíd, oíd! los rugidos que dan las que no pueden dejar de quemarse en el aguardiente quedando así purificadas.
Y cuando este brebaje baje por nuestras gargantas, quedaremos libres de los males de nuestra alma y de todo embrujamiento.
Fuerzas del aire, tierra, mar y fuego, a vosotros hago esta llamada: si es verdad que tenéis más poder que la humana gente, aquí y ahora, haced que los espíritus de los amigos que están fuera, participen con nosotros de esta queimada.
marimanta es el hombre del saco pero en mujer
Gracias por tu comentario Adrián. Tal y como decimos en el post, efectivamente Marimanta es la versión femenina del tal conocido hombre del saco.
hola a mi me gustan mucho las brujas
Hola,
me podéis recomendar algún libro con el que profundizar en este tema? Gracias
Hola.Gracias por leernos.
Hay muchas publicaciones muy buenas sobre la Mitología gallega. A nosotros nos gustan mucho: Galicia encantada, de Antonio Reigosa; Mitoloxía de Galizaz de Vitor Vaqueiro (en gallego) y Mitos, Ritos y Leyendas de Galicia, de Pemón Bouzas y Xosé A. Dímelo.
Esperamos que te sirvan de ayuda.
Saludos