Con la finalidad de albergar las reliquias del apóstol Santiago, fue construida una catedral que es hoy en día uno de los monumentos más importantes del mundo, siendo además de uno de los principales centros de peregrinación del cristianismo. Una obra maestra de la arquitectura. Estamos hablando de la Catedral de Santiago de Compostela.
La dedicación de este templo al apóstol Santiago el Mayor, hay que considerarla teniendo presente que Santiago es uno de los 12 discípulos predilectos de Jesús que está, según los Evangelios, presente en la Ultima Cena y además es un personaje que está siempre, con Pedro y Juan, al lado de Jesús.
Los orígenes de la Catedral de Santiago
Parece demostrado que, prácticamente desde época protohistórica, ya había una población en esa colina donde está actualmente el casco histórico y la Catedral de Santiago de Compostela, población que luego fue ocupada por los romanos y acabará siendo un territorio bajo dominio de los suevos, que construyeron allí una necrópolis.
Pero demos un salto en el tiempo… Corría el año 813 cuando un ermitaño, llamado Pelayo (Pelagius) fue a presentarse ante Teodomiro, el poderoso arzobispo de Iria Fravia (actual Padrón), principal obispado católico en Galicia. El motivo, informarle que estando en el campo había visto unas extrañas luces, una prodigiosa lluvia de estrellas sobre el bosque de Libredón. El arzobispo quiso saber el origen de las luces y se desplazó hasta allí, y tras un ayuno de tres días, y asistido por “la gracia divina”, penetró en la maleza y descubrió un pequeño túmulo, un sepulcro de piedra, donde reposaban tres cuerpos. De inmediato (desconocemos con qué medios) los identificaron como Santiago el Mayor y sus discípulos Teodoro y Atanasio.
Este hecho sería la confirmación definitiva de una tradición según la cual Santiago, el apóstol de Cristo, había predicado en Hispania y había sido también enterrado allí de modo milagroso, después de que sus discípulos recogieran su cuerpo martirizado en Jaffa, donde sería ejecutado en el año 844, y trasladado en barco hasta tierras de Hispania, acompañados por sus dos discípulos Atanasio y Teodoro. Dice la leyenda, historia o fe (cada uno que elija la acepción que más le convenza) que el apóstol al llegar a tierras gallegas lo haría remontando la Ría de Muros y Noia, desembarcando a la altura de Iria Flavia, una tierra regida por una noble, la Reina Lupa.
Santiago sería enterrado en un monte mágico, llamado Libredón. Con los años esta tumba quedaría relegada al olvido hasta que Pelayo (el ermitaño antes citado) diese con ella. En realidad, esta creencia se había difundido sobre todo en el siglo VIII, en plena invasión de la Península por los musulmanes, como un modo de animar a la resistencia de los cristianos. El descubrimiento del sepulcro no hizo sino aumentar el entusiasmo. La necesidad de acoger y venerar este hallazgo fue el motivo que promovió la construcción de un pequeño santuario. Así, dice la tradición que el rey Alfonso II de Asturias, conocido como el Casto, acudió en persona desde Oviedo (sede de la Corte) al lugar del milagro, convirtiéndose, en consecuencia, en el primer peregrino de la historia (Fernando II reposa en la actualidad en el panteón real de la Catedral). Esa primera capilla fue construida sobre los restos de la tumba del apóstol, ordenada por el citado rey Alfonso II. Esta primera construcción sería una sencilla capilla de piedra y arcilla.
Historia de la construcción de la Catedral de Santiago
Ampliamente difundida la noticia del hallazgo de los restos del apóstol, su tumba pasó a ser un foco de gran atracción para toda la Cristiandad, sobre todo tras la difusión por todos los rincones del mundo cristiano, por iniciativa del papa León III. Estas noticias provocaron la llegada de numerosos peregrinos, procedentes de todo el continente europeo, a partir del siglo X. El Camino de Santiago se convirtió así en la mayor vía de peregrinación de Occidente, y Compostela, la ciudad surgida junto a la tumba, en destino de un incontenible movimiento en el mundo cristiano.
A la capilla le siguieron con el paso de los años varias construcciones y ampliaciones: una primera iglesia en el año 829 y una iglesia prerrománica en el 899, a iniciativa del rey Alfonso III el Grande, quien encargó la construcción de un templo de piedra en estilo asturiano, con tres naves y cabecera rectangular. Cuando Compostela empezó a crecer de manera importante, en el siglo X, empezaron a llegar monjes, mercaderes y campesinos.
En el año 997 Almanzor “el victorioso”, comandante del ejército del Califa de Córdoba, y su ejército asolaron la ciudad de Santiago, quemaron templos y destruyeron todo a su paso, pero las crónicas sostienen que respetó la tumba de Santiago.
Hacia el año 1000, el obispo San Pedro de Mezonzo ordenó la construcción de una nueva iglesia. Pero la construcción de la actual catedral se inició en 1075, bajo el reinado de Alfonso VI de León y Castilla, y el obispado de Santiago a cargo de Diego Peláez. La Catedral fue construida según el mismo plano que la iglesia de ladrillo monástica de San Sernín de Toulouse, probablemente el mayor edificio románico de Francia. El templo fue construido fundamentalmente en granito. La construcción se detuvo en distintas ocasiones y, según el Liber Sancti Iacobi, la última piedra fue colocada en 1122 y la catedral fue consagrada en 1128. Según el Codex Calixtinus, los arquitectos fueron «Bernardo el viejo, un maestro maravilloso», su ayudante Galperinus Robertus y, más tarde, posiblemente «Esteban, maestro de catedrales». En la última etapa «Bernardo, el joven» (que posiblemente era hijo de Esteban) terminaba el edificio, mientras que Galperinus estuvo a cargo de la coordinación.
Un gran promotor de las obras de la Catedral sería Diego Gelmírez Gelmírez (ver nuestro post: Diego Gelmirez, primer arzobispo de Santiago), quien se implicó de manera muy directa en esta empresa, revisando los planos, consultando las nuevas técnicas y buscando la belleza para crear un templo digno de su proyecto.
Desde el principio, la Catedral se concibió como una iglesia de peregrinación, de modo que pudiera acoger a un gran número de peregrinos sin por ello interrumpir los oficios. De ahí que se planeara una iglesia con planta de cruz latina, con un gran crucero y una enorme cabecera con girola, una galería en torno al ábside por la que los fieles podían transitar. Las puertas laterales del crucero permitían la entrada y salida de fieles que recorrían el deambulatorio hasta llegar a la tumba de Santiago, situada en una cripta bajo el altar mayor; todo ello sin pasar por la nave central ni afectar al culto catedralicio. Del mismo modo, tanto el cuerpo central de la iglesia como el crucero están compuestos por tres naves para favorecer el flujo incesante de peregrinos. Otro elemento característico de las iglesias de peregrinación que encontramos en Santiago es la tribuna, una galería situada sobre las naves laterales que permitió alojar un mayor número de peregrinos en esta segunda planta abierta a la nave central.
Durante un tiempo, por decisión del papa Nicolás I, la iglesia sirvió de concatedral junto a la de Iria Flavia, pero fue el 5 de diciembre de 1095 cuando por fin los fieles pudieron conocerla como la gran catedral de Santiago.
Por otro lado, a principios del siglo XI, entre la mitra compostelana empieza a extenderse la creencia de que Santiago debiera contar con una basílica acorde al gran número de caminantes que ya recibía y al estatus que el santuario jacobeo tenía como faro del cristianismo. Se piensa en un modelo similar al de las grandes catedrales de peregrinación, presentes en varios de los puntos franceses de donde partía la ruta. Tras comenzar los trabajos por el ábside y el transepto, a finales del siglo XI tiene lugar una de las épocas más fructíferas al concluirse las capillas de la girola y el altar mayor, levantarse el palacio episcopal e iniciarse las fachadas románicas de Azabachería y Platerías.
Pasados los primeros años de construcción, por diversos motivos las obras no avanzaban de manera adecuada. Nos encontramos ya en el año 1100, y las obras corren a cargo del Maestro de Platerías. En esta época fueron decoradas las dos puertas de los cruceros de la Catedral, la de las Platerías y la de la Azabachería, con ambiciosos programas escultóricos, dirigidos a los peregrinos que terminaban allí el largo camino. La primera de ellas fue concluida en 1104. Pero unos años después, cuando la iglesia sufrió un incendio en el curso de una revuelta popular, la puerta del crucero norte, de la Azabachería, resultó muy dañada. Ello hizo que sus relieves fueran reaprovechados adosándolos a la puerta de las Platerías. De este modo, esta magnífica obra quedó convertida en un extraño e interesante conglomerado de añadidos.
La estructura exterior y las fortificaciones de las portadas se dan por acabadas en el año 1128 mientras que el claustro románico se concluye seis años después.
En el siglo XII, el rey de León Fernando II reivindicaba el derecho de proclamarse rex Hispaniae (“rey de España”), rex hispanorum (“rey de los españoles”) o rex Hispaniarum (“rey de las Españas”). Reclamaba ese derecho para su reino porque era el directo heredero del reino visigodo que inició la Reconquista desde Covadonga y Asturias. Deseaba que sus pretensiones se sustentases también en obras de prestigio. Nada mejor que terminar la Catedral de Compostela y hacer de ella una capital religiosa y cultural de las más importantes de Europa.
Fue Fernando II, rey de León quien, en el mes de febrero del año 1168, a un joven escultor, el maestro Mateo, le encargó la dirección y supervisión de la edificación de la fachada principal de la basílica de Santiago, así como el resto de las obras pendientes de rematar. Hay que tener presente que si León era la capital política del reino, Compostela era la capital espiritual, meta de una peregrinación internacional que prestigiaba el reino que tuviese en su territorio a un centro religioso y cultural tan importante como la ciudad de Santiago.
Es importante resaltar que la realización de continuas obras en la Catedral, llevó hasta Compostela a los mejores constructores del momento, como es el caso del Maestro Esteban (autor de la catedral románica de Pamplona y escultor de los portales de San Isidoro de León), o años más tarde, el Maestro Mateo, quien se encarga de la terminación de la misma, incluyendo el cierre occidental, la cripta, el Pórtico de la Gloria y la construcción del Coro en la nave mayor, de manera que el 3 de abril del año 1211 se celebra la consagración de la Basílica con la presencia de Alfonso IX, en un acto presidido por el arzobispo Pedro Muñiz (que está enterrado en la Catedral)
Cuando la Catedral fue consagrada en el año 1211, la Catedral ya gozaba de un privilegio increíble: todo aquel que visitase la Catedral en un Año Santo vería perdonadas las penas de sus pecados.
El Barroco influyó enormemente en la Catedral. Otro prelado, Alonso de Fonseca y Acebedo, vigilará el inicio de nuevas obras en 1521.
La ciudad de Santiago era rica en propiedades y podía permitirse tener la iglesia más hermosa para el apóstol, que fue nombrado patrón de España en 1630. A partir de ello, se fueron añadiendo y cambiando las capillas y enriqueciendo los retablos.
En los tiempos del arte gótico, la Catedral se disfrazó de fortín con torres y almenas. Pero la mayor revolución llegó con el Barroco, el elegante estilo que hoy vemos en el altar mayor, en la fachada del Obradoiro y en las plazas monumentales que rodean a la Catedral. Se distinguen por sus volutas de piedra, sus ristras de flores y frutas, sus calados geométricos en el duro granito, unas cornisas erizadas de pináculos, sus poderosas chimeneas y sus estilizadas torres… Aunque la estructura medieval se ha mantenido en lo fundamental, a lo largo de los siglos la Catedral ha ido variando su fisonomía con la construcción en el Renacimiento del Claustro y sus espacios anejos y, sobre todo en el Barroco, época, como decíamos en párrafos anteriores, en la que se realizan obras como la capilla mayor, los órganos, el cierre de la cabecera o la fachada del Obradoiro entre otras importantes actuaciones. Durante el Neoclasicismo se realiza la nueva fachada de la Azabachería y en los últimos cien años se han seguido realizando diversas actuaciones.
En definitiva, hablamos de una Catedral milenaria, con una riquísima historia. Aquí se han coronado reyes y arzobispos; se han producido incendios y batallas; se han acuartelado soldados invasores y se han arrodillado millones de hombres y mujeres llegados de todas partes del mundo.
Cabe reseñar que la Catedral de Santiago es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, desde el año 1985.
El entorno de la Catedral de Santiago
El trazado definitivo de las plazas monumentales que rodean la Catedral y de muchos de los edificios colindantes, fue obra de los maestros barrocos de la Catedral, Vega y Verdugo, Domingo de Andrade, Fernando Casas y Novoa. Bien puede decirse que el Barroco saltó de la catedral a las plazas, a los monasterios y a las casas nobles, para convertir a Compostela en la urbe imaginativa, escenográfica y dramática que hoy es reconocida como “la ciudad barroca por excelencia de España”.
Palacio Xelmírez
Situado al lado norte de la Catedral, hacia la plaza del Obradoiro encontramos el Palacio arzobispal de Xelmírez, quien hizo construir esta residencia a partir de 1120, tras la destrucción de su palacio en una revuelta popular surgida a raíz de sus enfrentamientos con las primeras asambleas ciudadanas. El resultado es un extraordinario ejemplo de la arquitectura civil del románico. La fachada actual, añadida en el siglo XVIII, protege un palacio medieval con cocina, caballeriza, patio flanqueado por la Catedral y salas reformadas en siglos sucesivos. Entre ellas destaca el salón sinodal del siglo XII, cuya inmensa bóveda muestra escenas de un banquete medieval. El interior puede visitarse adquiriendo la entrada del Museo de la Catedral.
Hostal de los Reyes Católicos
De cara a la Catedral, a la izquierda se encuentra el Hostal de los Reyes Católicos, el espléndido Hospital de Peregrinos fundado en 1492 tras la reconquista de Granada, y uno de los ejemplos más importantes y elegantes del estilo plateresco español (fue un hospital en funcionamiento hasta 1954).
Colegio San Jerónimo
En el lado sur de la Plaza del Obradoiro encontramos el Colegio de San Gerónimo, fundado por el arzobispo Fonseca (1507 – 1523), cuya fachada de finales del siglo XV fue rescatada del antiguo Hospital de la Azabachería. En sus jambas destacan las figuras de Santo Domingo de Guzmán, San Juan Evangelista, Santiago, San Pedro, San Pablo y San Francisco de Asís, y en el tímpano, la Virgen con el Niño. Actualmente es la sede del Rectorado de la Universidad de Santiago.
Enfrente a la Catedral se encuentra la impresionante fachada neoclásica del Palacio de Rajoy, construido por el ilustre arzobispo Bartolomé Rajoy y Losada (1751-1772) siguiendo los planos del arquitecto francés Charles Lemaur. Su tímpano está decorado por el relieve de la Batalla de Clavijo, aquella primera contienda en la que, según la leyenda, se apareció la figura del Apóstol guerrero, para ayudar en el combate de la invasión musulmana. Santiago, representado como patrón de la Reconquista, corona la construcción. En la actualidad es el ayuntamiento y en él tiene su sede una parte de la Xunta de Galicia.
Las fachadas de la Catedral de Santiago
La fachada barroca del Obradoiro
Esta fachada obtiene su nombre del gran número de talleres de canteros (obradoiros en gallego), que durante los siglos XVII y XVIII se centraron en construir la gran portada barroca.
La fachada occidental de la Catedral medieval ha llegado a nuestros días a través de los dibujos realizados por Vega y Verdugo. En el siglo XVI se hacen las primeras reformas de la fachada y en los primeros años del XVII, Ginés Martínez hace la escalera renacentista por la que se accede a la Catedral.
En tiempos de Vega y Verdugo, en la segunda mitad del XVII se acometen diversas intervenciones en la fachada y en las torres, aunque no será hasta 1738 cuando Fernando de Casas derribe la antigua fachada e inicie la construcción de la actual, caracterizada por sus grandes vanos y una gran riqueza decorativa e iconográfica, en la que participarían importantes artistas compostelanos de la época. Las remodelaciones barrocas, que a la postre sirvieron como absoluta renovación del exterior del templo, se inician en el año 1650. Varios constructores como Domingo de Andrade, Peña de Toro o Casas y Novoa elevan e igualan las torres en sus 74 metros de altura.
A la derecha se sitúa la Torre de las Campanas y, a la izquierda, la Torre de la Carraca, nombre que se deriva de un instrumento musical instalado en ella y que se hacía sonar en las celebraciones de Semana Santa como símbolo de duelo por la muerte de Cristo. Sustituían al sonido de las campanas aunque, en la actualidad, está muy en desuso. La fachada se compone de cuatro cuerpos en los que se adivinan multitud de motivos jacobeos, como el arca y la estrella, una cruz de Santiago o, sobre todo, la imagen del Apóstol peregrino que corona el templo y al que rinden culto dos reyes españoles.
Para acceder al templo los peregrinos ascienden por la escalinata del Obradoiro y detrás de sus rejas se esconde la cripta, erigida por el Maestro Mateo, entre 1180 y 1200, como base para soportar el peso del Pórtico de la Gloria. Simboliza la Tierra situada a los pies del Cristo del Pórtico. Con ella, el maestro Mateo también logró salvar el desnivel que había en el Obradoiro.
También desde el Obradoiro se puede acceder al claustro renacentista del siglo XVI, de estilo plateresco. Antes de llegar a él hay que atravesar unas salas con los hallazgos encontrados en las excavaciones realizadas en la tumba del Apóstol y debajo del templo. Como curiosidad histórica se conserva un tramo de una antigua rúa o calle. En este lugar también se reconstruyó el coro de piedra del Maestro Mateo que ocupó durante siglos la nave central de la Catedral.
La desaparecida fachada del Paraíso o Francígena
Esta fachada fue derribada en el año 1758. A pesar de que en el exterior de esa Puerta Francígena se ubicaba un hospital para peregrinos (al que se refiere el Códice), hoy desaparecido, muchos de los cansados romeros pasaban la noche en ese templo por el que tantos kilómetros habían recorrido (esta posibilidad se mantuvo hasta el año 1768). La catedral se mantenía abierta día a noche, algo que solo cambió tras la colocación de las puertas exteriores en el siglo XVI.
La puerta Francígena era la principal entrada de los peregrinos, donde se desprendían de sus ropas a los pies de la “Cruz d’os Farrapos”, que tomaría su nombre de los harapos que allí dejaran los peregrinos
La fachada de la Azabachería
Es la fachada norte. También conocida como Inmaculada. Sustituyendo a la fachada Francígena, fue proyectada por Lucas Ferro Caaveiro, y terminada por su discípulo Domingo Lois Monteagudo, en 1769, en estilo Neoclásico, aunque mantiene algunas fórmulas barrocas. Las obras contaron también con el trabajo del famoso Ventura Rodríguez.
Con la destrucción de la antigua fachada, algunas de sus obras se trasladaron a la de Platerías y otras se conservan en el Museo Catedral de Santiago. Al mismo tiempo que se construyó la nueva fachada, se reorganizó todo el espacio de la actual Plaza de la Inmaculada, con la fachada del Monasterio de San Martín Pinario y el nuevo Palacio Episcopal.
El Códice Calixtino, primera gran guía de peregrinación a Santiago, permite al lector imaginar cómo era de aquella el aspecto exterior de la Plaza de la Inmaculada, conocida popularmente como Azabachería, por la tradicional presencia en su entorno de talleres dedicados al azabache. Esta fachada románica de Azabacheria posiblemente fuese derribada por la precaria conservación; en ella se representaban escenas del Paraíso, con la caída en pecado y promesas de redención; la actual, barroca y neoclásica, conserva varios motivos jacobeos, como un Santiago peregrino adorado por reyes. Aún hoy es donde desembocan los Caminos Francés e Inglés.
La fachada de A Quintana
Se encuentra en el este. Destaca por su sobriedad y el predominio de imponentes piedras. Presenta un largo muro barroco coronado por pináculos con el que en el siglo XVII se trató de dar una imagen de conjunto a esta fachada este. Conectada con la plaza de las Platerías por una escalinata y la Torre del Reloj o Berenguela. Dividida en dos niveles: Quintana de los Muertos (abajo) y Quintana de los vivos (encima). Tiene dos puertas:
- La Puerta Santa o del Perdón, la más cercana a las escalinatas, generalmente cerrada por una reja, solo se abre en los años jubilares, el día 31 de diciembre del año anterior. Fue una de las siete puertas menores y estuvo dedicada a San Pelayo (cuyo monasterio está justo enfrente). La función que tiene ahora data del siglo XVII, cuando se concedió a la Catedral el privilegio del jubileo. Sobre la puerta está Santiago y a sus costados sus discípulos Teodoro y Atanasio, esculpidos por Pedro del Campo en 1694. A ambos lados de la puerta están colocadas veinticuatro estatuas sedentes de Apóstoles, patriarcas y profetas, todos ellos procedentes del coro románico del maestro Mateo, que fue desmantelado. Por esta puerta se accede a un pequeño patio y al fondo está la verdadera Puerta Santa, levantada en el siglo XVI, por la que se entra al ábside. Se abre el 31 de diciembre del año anterior al Año Santo. El privilegio del Año Santo data del siglo XII, mediante bula del papa Alejandro III, sobre una idea anterior del papa Calixto II, y se celebra cada vez que el 25 de julio (festividad de Santiago) coincide en domingo. Quienes la traspasan, cumpliendo las condiciones de confesión y comunión, ganarán el Jubileo.
- La Puerta real, entrada por la que accedían los reyes. Hoy acoge la tienda catedralicia. Encima va el escudo real que le da nombre y, más arriba, se aprovecha como balcón el entablamento, detrás un escenográfico pedestal sostuvo un Santiago ecuestre.
Sobre las escaleras de la Quintana está la Puerta de los abades o de la Corticela, de 1662, con el escudo del arzobispo Carrillo.
La fachada de la Berenguela
Uniendo las plazas de A Quintana y Praterías se alza majestuosa, la Torre del Reloj, la más bella de la catedral, y conocida por todos los compostelanos como Berenguela por haber sido el arzobispo francés Berenguel de Landoira quien finalizó su cuerpo inferior, de estilo gótico, en el siglo XIV. Sobre esta construcción el arquitecto Domingo de Andrade levantó la torre octogonal, que se presenta adornada con motivos jacobeos y formas vegetales. La linterna superior se enciende durante los años santos para marcar el rumbo a los peregrinos. La torre alberga la mayor de las campanas de la catedral, conocida también como Berenguela.
La fachada de las Platerías
En el extremo sur del Crucero, se trata de la única fachada románica que queda de la Catedral, manteniendo su arquitectura original sin apenas transformaciones, a excepción de la incorporación de relieves procedentes de otras partes de la Catedral y la construcción a los lados de la Torre del Reloj y de la Fachada del Tesoro. Está delimitada por la Catedral y el claustro en dos de sus lados. Data del año 1078 o 1103 y se atribuye al maestro Esteban. Por ella accedían al templo los romeros que llegaban a Santiago por la Vía de la Plata y por el Camino Portugués. Entre la sucesión de escenas que se representan en sus relieves, cabe destacarse distintas escenas de la vida de Jesús, como la Encarnación, Predicación y Pasión. Un incendio, en el año 1117, impidió que hoy en día podamos ver toda su esbeltez. Debido a la reconstrucción y añadidos posteriores procedentes de la fachada de Azabachería, su iconografía aparece, hoy en día, desordenada. En el centro, y junto a Cristo, se localiza a Santiago, mientras que el doble portal se centra en la naturaleza humana y divina del Hijo de Dios. Vemos: la Epifanía, Flagelación, Coronación de Espinas, etc. en el del lado derecho y en el izquierdo, se narran las Tentaciones de Jesús en el desierto. Algunas de estas obras proceden de la antigua Fachada del Paraíso (Norte), destruida en 1758. Santiago entre Cipreses, la Reprensión de Adán y Eva y, sobre todo, la imagen de David, del Maestro de Platerías, son algunas de las escenas más destacadas.
La cabecera de la Catedral de Santiago
En cuanto a la cabecera de la Catedral empezaremos diciendo que la cabecera de la Catedral románica era una sucesión de capillas y puertas con apariencia irregular y asimétrica. Por ello, con la finalidad de ornamentar la cabecera y estructurar el espacio circundante, el Canónigo Vega y Verdugo proyecta un cierre para la misma, trabajos que se prolongaron hasta el siglo XVIII. El resultado es un cierre ornamental de piedra, tras el que se encuentra buena parte de la estructura original, organizado en tres lienzos en los que se abren igual número de puertas: la Puerta Real, la Puerta Santa y la de los Abades.
El Pórtico de la Gloria
Respecto al Pórtico de la Gloria, la obra cumbre del templo y del románico hay que decir que se trata de un sublime conjunto que plasma en piedra un denso mensaje teológico. En él se muestra a los fieles la Jerusalén Celeste que alcanzarán tras el Juicio Final. La obra, que incluye más de 200 figuras de granito, de gran realismo y expresividad, y entre las que, incluso, algunas parecen mantener una secular conversación, se compone de un gran arco central dividido por una columna o parteluz y por dos arcos laterales.
En esta publicación, a fin de no hacerla excesivamente densa, no os hablaremos sobre el Pórtico de la Gloria, pero podréis encontrar otra publicación nuestra en este enlace: El Pórtico de la Gloria Catedral de Santiago.
Las torres de la Catedral de Santiago
Además, la Catedral cuenta con tres torres, la de las Campanas, la de la Carraca y la del Reloj. Las dos primeras eran románicas, las actuales barrocas y tienen una altura de 80 metros. La del reloj es posterior, de 1316, y en 1680 le añadieron dos plantas, alcanzando los 75 metros de altura, en 1833 se le colocó el reloj del que toma su nombre.
El interior de la Catedral de Santiago
La catedral de Santiago de Compostela presenta a sus pies un nártex, en el que se sitúa el Pórtico de la Gloria, y en la construcción primitiva se situaban torres de planta cuadrada. Situada sobre un área de ocho mil metros cuadrados, consta de una planta en cruz latina (en alegoría a la cruz de Cristo), de tres naves con un crucero también de tres naves. La girola, para facilitar la circulación de los fieles alrededor de las reliquias del apóstol) está compuesta por diversas capillas románicas y cuenta con dos ábsides en cada uno de los brazos del crucero. Podemos observar también el transepto, las tribunas, los pilares y columnas y los tres monumentales pórticos de acceso. Dispone de dos grandes órganos situados en la parte central de los tramos altos de la nave principal, de principios del siglo XVIII.
El interior de la catedral se divide en tres naves longitudinales: La central, que posee un ancho de 10 metros y alcanza una altura de 22, cubriéndola con una bóveda de cañón y las naves laterales con bóvedas de arista. Podemos identificar la catedral como una obra de carácter abovedado. Sobre las naves laterales se alzan las tribunas, permitiendo aumentar el número de fieles en el interior de la catedral, y que asoma a la nave central mediante arcos geminados y se prolonga por el transepto.
Cómo elementos sustentantes destacamos las bóvedas que se sostienen mediante pilares compuestos, y las columnas adosadas a estos soportes que se prolongan hasta el arranque del arco fajón. El peso también recae sobre los muros y las naves laterales, que trasladan el peso a los contrafuertes exteriores.
La Catedral tiene forma de cruz latina y mide 98 metros de largo y 67 de ancho en el crucero, con una nave con bóveda de cañón dividida por arcos de medio punto. Una galería recorre todo el edificio. Sobre el crucero hay una cúpula central de 32 metros de altura. La girola une las naves detrás del altar mayor, rasgo característico de las iglesias de peregrinos, de las que esta catedral debe ser el ejemplo supremo. Como lo describe Picaud en la “Guía del Peregrino”:
“En esta iglesia no hay ningún fallo; está admirablemente construida, es grande, espaciosa, luminosa, de dimensiones armoniosas, bien proporcionada en cuanto a longitud, anchura y altura; es más espléndida de lo que las palabras pueden expresar. Cualquiera que recorra las partes superiores y que haya empezado infeliz, se sentirá feliz y contento después de haber contemplado la perfecta belleza de esta iglesia”.
El periplo interior por la catedral hace una nueva parada ante el altar mayor, desbordante conjunto barroco levantado en torno a un considerable baldaquino piramidal sostenido por columnas salomónicas y ocho ángeles.
En la obra, coronada por un Santiago ecuestre y un inferior Santiago peregrino, se reserva espacio para el camarín donde descansa la famosa imagen medieval del Apóstol (adornada posteriormente con un bordón y una esclavina), estatua a la que todos los peregrinos y visitantes no dudan en dar un abrazo. Esta tradición, la del abrazo al Apóstol, parece ser que ya se inició en el siglo XIII. Todo el espacio interior del templo está organizado de manera que los fieles (tras concluir aquí su peregrinación hasta la tumba del apóstol Santiago) pudiesen acceder a la catedral por la portada de los pies y recorrerla hasta llegar a la girola, en cuyo espacio central se encuentra el sepulcro del citado apóstol. Todo este camino interior o deambulatorio del edificio permite que puedan desarrollarse sin interferencias las ceremonias religiosas. Tras este ritual el peregrino acostumbra a descender a la cripta apostólica, ubicada bajo el Altar Mayor, donde descansan los restos de Santiago y de sus discípulos Teodoro y Atanasio.
En lo referente a las capillas, en sus inicios, fueron nueve, pero luego llegarían a ser dieciséis. Estos espacios sirvieron también para la distribución del tesoro catedralicia. A este número de capillas hay que añadir la cripta apostólica, la cripta del Pórtico de la Gloria y una parroquia independiente, la Corticela.
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La Capilla Mayor
A pesar de sucesivas obras, esta capilla conserva su forma románica, reformada durante el Barroco. Se encuentra condicionada por acoger a la tumba del apóstol. El altar fue construido sobre el sepulcro del Apóstol, con tres representaciones del santo. En la actualidad, está protagonizada por dos elementos principales: el platal barroco del artista salmantino Juan de Figueroa, y el baldaquino sustentado por ángeles, obra de Domingo de Andrade según os deseos de Vega y Verdugo.
En el brazo izquierdo encontramos cuatro capillas, ninguna de las cuales pertenece a la planta románica. Las de la izquierda son:
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La Capilla de la Comunión, o del Sagrado Corazón
Fue fundada en 1451 y se accede a ella a través del nártex donde se conserva una imagen gótica de la Virgen del Perdón. Es una capilla de planta circular y con una cúpula sustentada a través de 8 columnas y la cual tiene un gran óculo que comunica con el exterior. De estilo neoclásico en ella se encuentran los sepulcros del arzobispo Rajoy y el de Lope de Mendoza, su fundador.
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La Capilla del Cristo de Burgos o del arzobispo Pedro Carrillo
(Su fundador) compuesta por una planta de cruz griega, presidida por un crucifijo datado en el siglo XVIII incluido en el retablo. Debe su nombre a la talla realizada en Burgos en 1754 de autor anónimo. Fue construida como capilla funeraria, cuenta con planta de cruz griega y dos altares de estilo barroco.
A la derecha:
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La Capilla de las Reliquias y Panteón real
Diseñada y erigida por Juan de Álava en 1521, se mantuvo en funcionamiento la Sala Capitular hasta 1614. Dos décadas más tarde, Bernardo Cabrera completó el retablo y en 1641 ubicaron ahí las reliquias. El incendio de 1921 dañó la obra de Cabrera, aunque no afectó a las reliquias, por lo que las autoridades eclesiásticas encargaron otro a Rafael de la Torre, sufragado con fondos facilitados por la emigración gallega en Cuba. Contiene 132 reliquias entre las que podríamos destacar el cráneo de Santiago el menor, que llegó a ser obispo de Jerusalén. En su interior cuenta con varios sepulcros: Raimundo de Borgoña (marido de doña Urraca), Berenguela de Barcelona, Fernando II, Alfonso IX y Juana de Castro.
En cuanto a las capillas de la girola, las cinco capillas de la cabecera y los cuatro absidiolos de los brazos se transformaron en notables capillas, algunas de las cuales muestran estructura románica con retablos y ornamentos góticos, renacentistas, barrocos o neoclásicos. En la girola se suceden de izquierda a derecha:
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La Capilla de Santa Fe o San Bartolomé
De planta poligonal formada por una sucesión de medio punto en cada uno de sus tramos. Tiene un retablo plateresco en mármol policromado, con las imágenes de la Virgen del Buen Consejo, de san Bartolomé y de Santiago. Contiene el sepulcro renacentista de Diego de Castilla, bisnieto del rey Pedro I el Cruel.
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La Capilla de San Juan
En la actualidad presenta su estructura románica inicial, modificada para ampliar la capilla en su cabecera durante los siglos XVI -SVII, poreso entre la bóveda primitiva y la nueva se abre una linterna de formas propias del barrco de Santiago. En su retablo se representa escenas de la vida de San Juan, modificado en el siglo XX. Antiguamente se denominaba Capilla de Santa Susana.
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La Capilla de Nuestra Señora la Blanca, o de los España
Fundada a finales del siglo XIII por Juan de España, aunque su estructura actual es del siglo XV, está presidida por una talla barroca que preside un retablo neogótico de inicios del siglo XX, sobre el arco de acceso de la capilla hay unas cruces de consagración de la Catedral en el siglo XIII. En un lateral vemos la imagen de la Virgen de Montserrat. Es en la que el gremio de plateros da culto a San Eloy.
En el centro de la girola:
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La Capilla del Salvador o del rey de Francia
(por en los capiteles de la entrada ser la capilla en la que los antiguos peregrinos podía confesarse en diferentes idiomas y recibir la compostela). Se puede leer una inscripción que data su construcción en tiempos del rey Alfonso (siglo XI), por el maestro Bernardo el Viejo, como demuestran las inscripciones de dos de los capitales de su arco de entrada, en el que se puede leer: “Regnante principe Adefonso Constructum opus” (reinando el príncipe Alfonso se construyó esta obra). Contiene un retablo de mármol policromado de estilo plateresco, siglo XVI, en el que preside una imagen gótica del Salvador donde muestra sus llagas.
Las siguientes capillas, en dirección sur son:
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La Capilla de la Azucena o de San Pedro
Mantiene casi intacta su fábrica medieval, situada junto a la puerta Santa, en esta hay una serie de pinturas murales descubiertas en 1998 tras procesos de restauración de la capilla. En su interior encontramos el sepulcro de Mencía de Andrade, fundador de la Capilla en el año 1571. Cuenta con un retablo barroco con las imágenes de la Virgen de la Azucena.
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La Capilla de la Piedad o Mondragón
Fundada en 1521 por el canónigo Juan de Mondragón, es de estilo ojival gótico flamígero y destaca por el relieve en terracota de la Lamentación sobre Cristo muerto, realizado en Sevilla.
Y en el extremo derecho del deambulatorio se halla:
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La Capilla del Pilar
Fue construida como la nueva sacristía de la Catedral. Concluída en 1712, está formada por las antiguas de San Andrés y San Fructuoso. El retabalo tiene la imagen de piedra de la Virgen del Pilar. Fue sacristía hasta el año 1879, año en el que pasó a tener una función única como capilla. En su interior está el sepulcro del arzobispo Antonio Monroy, representado en actitud orante. Destaca por una gran riqueza de ornamentos y materiales, así encontramos mármol y jaspe, sobre todo para el retablo.
Hacia la puerta de Azabachería, hay un mayor número de capillas:
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La Capilla de la Prima o de la Concepción
Del siglo XVI, ocupa dos tramos de la Catedral románica. En ella destaca su retablo dedoblealtar, que se encunetra decorado con una imagen de la Inmaculada y por un relieve el Descencendimiento, también del siglo XVI
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La Capilla de Sancti Spiritus
Es una capilla que se encuentra vinculada a la familia Moscoso, cuyas armas coronaban y decoraban la portada de dicho lugar, en ella se encuentran varias personas enterradas. Ubicada en el brazo norte del crucero, fue fundada en el siglo XIII. Está decorado con una serie de pinturas murales del siglo XV, y posee un retablo del barroco de la Soledad con el que se cerraba el transcoro de la Catedral. Destacan en ella los magníficos sepulcros y la imagen de la Virgen de la Soledad de 1666.
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La Capilla de Corticela
La más antigua de las existentes. Fundada en el siglo IX, en cuyos inicios estaba separada de la catedral pero posteriormente en el siglo XVIII se uniría a través de un pasillo, la capilla fue reedificada en el siglo XII. Ya integrada a la basílica desde el siglo XVIII. Esta capilla también tiene especial significación entre los estudiantes compostelanos quienes solían dejar peticiones y deseos académicos de todo tipo ante una imagen que hay en ella de Jesús en el Huerto de los Olivos.
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La Capilla de San Andrés
Tuvo como uso principal, al tener puerta al exterior, a inicios del siglo XVII fue como cuarto de guardias, a finales de dicho siglo se transformó en capilla, su retablo es de principios del siglo XVIII.
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La Capilla de la San Nicolás
Es desde el siglo XVII vía de tránsito de la Corticela. Se trata de una de las pequeñas capillas absidiales de la catedral románica, era la llamada “Parroquia de extranjeros” donde se pueden ver distintos elementos arquitectónicos muy originales.
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La Capilla de San Antonio
También se encuentra junto a la puerta de la Azabachería, se trata de una pequeña capilla que posee un retablo del siglo XVIII.
Al otro lado se ve el pequeño altar de Santiago Matamoros (siglo. XVIII) y
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La Capilla de Santa Catalina
Se encuentra junto a la puerta de la Azabachería, está en la ocupación original del Panteón Real, que fue trasladado en el siglo XVI.
En el noroeste del Claustro encontramos:
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La Capilla del Alba
Fundada en 1529. Su retablo representa la Transfiguración de Jesús, del siglo XVIII. Para su parte baja, se reutilizaron imágenes del taller del Maestro de Prado de un retablo anterior.
Otros elementos interesantes de la Catedral de Santiago
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La Puerta del Perdón
Permanece abierta sólo en los años santos. Se encuentra flanqueada por dos imágenes procedentes del coro Pétreo del Maestro Mateo.
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La Puerta del Perdón, Catedral de Santiago
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El Baptisterio
Situado en el ángulo sudeste de la Basílica, es una pila prerrománica, sobre su muro sur hay un calvario gótico del antiguo transcoro de la Catedral.
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El Platal barroco
Enmarca la imagen en piedra de Santiago Sedente (siglo XIII), revestido con una esclavina de plata.
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El Baldaquino
Se accede a esta capilla a través de un crucero, donde se encuentran púlpitos de bronce.
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La Cripta sepulcral
Por temor a los piratas ingleses en 1589 las reliquias del santo se enterraron en el ábside del templo al lado de la capilla mayor. En 1879 se desenterraron y se realizaron obras en la cripta, que desde entonces muestra las mismas en una urna de plata, colocada sobre un altar de mármol.
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La Sacristía
Se accede a ella a través de la portada de la Plata que pertenece al conjunto del claustro. Está compuesta por bóvedas de crucería, y guarda las mejores pinturas de la catedral.
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El Tesoro catedralicio
Al lado de la capilla de las Reliquias se encuentra una capilla gótica que contiene diversos tesoros catedralicios. Entre ellos destaca la custodia procesional, de 1544, que mide metro y medio de altura y tiene cuatro pisos. Está presidido por un retablo neorrenacentista, en los laterales del altar se encuentra un tríptico regalado por Orense en 1953, también posee un retablo policromado donde se presenta la vida de Santiago. El tesoro es un espacio rectangular cubierto de bóvedas de crucería asentadas sobre ménsulas, en los lunetos hay una serie de pinturas murales. Se muestran cruces pertenecientes a diversos arzobispos y de diferentes épocas, imágenes de plata de los siglos XVI y XVII, crucifijos de marfil así como una Virgen, también de marfil, del siglo XVI.
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El Antetesoro
Vestíbulo con bóvedas nervadas que comunica el interior de la Catedral con la Capilla de Reliquias.
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El Claustro
Uno de los principales de España, es de mediados del siglo XVI. Tiene una planta cuadrada de 34 metros de lado. Es de estilo gótico-renacentista de la escuela castellana y se corona con una balaustrada calada con pináculos. Como es habitual en los antiguos claustros existen sepulturas de personajes relacionados con la catedral y en el centro tiene la “fons mirabilis” talla gallonada del año 1122. En un ángulo del claustro se encuentran las campanas originales de la torre del reloj.
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Sala Capitular y Archivo Biblioteca de la Catedral
Se accede a estos recintos desde el Claustro. Ahí se encuentran manuscritos como el Codex Calixtinus, del Liber Sacncti Iacobi, entre muchos otros libros y documentos que hacen referencia a la catedral y a la historia de Galicia desde la Edad Media hasta nuestros días.
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El botafumeiro
Frente al altar mayor se encuentra uno de los mayores símbolos de la catedral de Santiago, el botafumeiro. Es un inmenso incensario (de unos 60 kilos, vacío, y 1,6 metros de altura) de latón bañado en plata que necesita la atención de ocho especialistas o tiraboleiros para columpiarlo por el interior de la catedral. La cuerda que lo sostiene, atada al crucero de la Catedral, en la actualidad es de un material sintético, tiene una longitud de 5 metros, 5 centímetros de diámetro y pesa 90 kilógramos (con anterioridad las cuerdas eran de esparto). El botafumeiro se llena con 40 kilos de carbón e incienso. Suspendido a 20 metros de altura mediante un sistema de poleas, alcanza una velocidad de 68 km/h, desde la puerta de la Azabachería a la de Platerías, describiendo un arco de 65 metros y una altura máxima de 21 metros, necesitando para ello 17 recorridos completos.
El uso del botafumeiro ya aparece recogido en el Códice Calixtino, en el que se le llama “Turibulum Magnum”. En la Edad Media se quemaba incienso por una razón profiláctica porque hay que tener en cuenta que se acogían peregrinos que dormían en la Catedral. Lo que hace el botafumeiro es mediante ese sistema de cuerdas que manejan los canónigos era distribuir por toda la catedral el incienso para quitar esos malos olores.
Actualmente se conservan dos botafumeiros, uno de latón, del año 1851 y es obra de José Losada (sustituyó al robado durante la ocupación francesa, y eselque se utiliza habitualmente), y el segundo es una réplica de plata del anterior y fue regaldo al Apóstol por los Alféreces Provisionales en 1971.
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Una colección de tapices
Que se encuentra en cinco salas habilitadas para su exposición. Una de ellas dedicada sólo para los doce de Francisco de Goya, que fueron legados a la Catedral en el año 1814 por Pedro Acuña y Malvar, realizados en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara por encargo del Rey Carlos III. En las otras salas se muestran diferentes tapices de David Teniers, Mariano Salvador Mallea, Ramón Bayeu y Peter Paul Rubens.
Curiosidades y anécdotas en torno a la Catedral de Santiago de Compostela
La Catedral de Santiago es un lugar santo para la cristiandad, también un lugar mágico e inspirador para los paganos y, como no, un lugar de leyendas, dichos y creencias populares: unas reales, otras no.
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Paseo por los tejados de la Catedral
Desde la última década una posibilidad que tienen peregrinos y turistas es la de visitar los tejados del templo, una opción tan solo habilitada antaño a grupos escogidos. En la Edad Media, sin embargo, los caminantes accedían libremente a estas cubiertas. Quien recorre por arriba las naves del triforio, aunque suba triste, se vuelve alegre y gozoso al contemplar la espléndida belleza del templo.
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Santiago de Compostela, como Campo de estrellas
Surge la idea del Camino de las Estrellas, el Camino de Santiago, para ir a rendir culto a los restos del apóstol que tanto había querido esta tierra. Según algunas fuentes, la ubicación de los restos del apóstol no sería aleatoria, pues el ”Campo de las estrellas” era un lugar conocido desde la antigüedad por ser utilizado para ciertas ceremonias paganas y así como lugar habitual de enterramiento, por lo tanto para los antiguos ya era una especie de lugar sagrado.
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Los restos del Apóstol
Como decíamos al principio de esta publicación, tras el desembarco de los restos del apóstol en Iria Flavia, y al ser conocedora del hecho, la Reina Lupa, sin saber qué hacer con aquellos forasteros los envió al encuentro de un sacerdote pagano de la comarca de Fisterra, que acabaría apresando a los discípulos. En este determinado momento se produjeron dos intervenciones de la providencia, por un lado la fuga de su celda de los seguidores de Santiago y por otro la milagrosa elevación del cuerpo del apóstol con destino a la cima del Pico Sacro, un promontorio montañoso cercano a la actual Compostela, tras el intento de la Reina Lupa de apoderarse del mismo. Tras su fuga, Teodoro y Atanasio regresaron al encuentro de la Reina Lupa y está acabó por cederles unos bueyes para transportar el féretro; pero resulto que los bueyes no eran mansos sino salvajes, las fieras atacaron a los discípulos, pero a través de las oraciones consiguieron vencer su voluntad y fueron a recoger al Pico Sacro los restos de Santiago. Ya con el carromato lleno los bueyes avanzaron hasta que los mismos se detuvieron ante un manantial, la actual fuente do Franco, siendo imposible que retomasen el camino, por lo que los discípulos interpretan el gesto como una señal divina y determinan que este deberá ser el lugar para el eterno descanso de su maestro. Mientras tanto, la Reina Lupa es conocedora de los sucesos acontecidos y decide convertirse al cristianismo y cede un panteón familiar existente en las cercanías del manantial para servir de lugar de culto eterno a la memoria de Santiago; la localización de esta primigenia iglesia, caería pronto en el olvido como consecuencia de las persecuciones a los cristianos realizadas por parte de las autoridades romanas.
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Pérdida y recuperación de los restos del Apóstol Santiago
Las reliquias del Apóstol fueron ocultadas el siglo XVI ante el temor de que unos corsarios ingleses pudieron llevárselos. En el siglo XIX, y mientras las peregrinaciones a Compostela sufren su mayor declive, surge la necesidad de volver a encontrarlas (estaban perdidas en el templo). Se inicia su búsqueda y en el año 1879 se localizan unos huesos en la actual capilla de la Magdalena. El papa León XIII confirmaría su autenticidad tan solo cinco años después a partir de una bula que logró revitalizar el número de caminantes hacia Santiago.
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¿El Apóstol Santiago o Prisciliano?
Algunos historiadores consideran que allí realmente estaban enterrados los restos de Prisciliano, un hereje cristiano del siglo IV, que creo una especie de secta basada en maniqueísmo y gnosticismo que contó con cientos de seguidores en vida, los cuales tras su muerte peregrinaban a Compostela para rendirle homenaje. Es probable, que Teodomiro transformase a Prisciliano en Santiago y con el tiempo se confundiese y aceptase aquello como una verdad absoluta; algunos van más allá e incluso afirman que el Camino de Santiago repite las mismas rutas que seguían ya los seguidores de Prisciliano.
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La tumba de Santiago Apóstol
El Apóstol Santiago, supuestamente, reposa en su Urna de Plata en la cripta de la catedral. Se puede ver justo antes de abrazar (en período no Covid) al apóstol. Santiago, o Jacobo de Zebedeo, fue uno de los 12 discípulos de Jesús. Se sabe que tras la muerte de su señor, tras Pentecostes, se había lanzado a predicar por Europa siendo su zona predilecta Gallaecia. En algún momento, en torno al año 40, deja a sus seguidores extendiendo la palabra y vuelve a Jerusalem, donde encontrará la muerte a manos de Herodes I, quien lo decapita. Entonces ¿cómo aparecen sus restos en España?. He ahí el misterio y la leyenda. Se dice, se comenta, se rumorea, que dos de sus discípulos robaron sus restos para traerlos en un barco mercante (el barco de piedra) hasta España. Es en el año 813 cuentan que un humilde ermitaño, siguiendo una senda de estrellas haya la tumba del apóstol. El obispo de Iria Flavia, versado en la tradición, reconoce este hecho como un milagro y comienzan la construcción de una capilla en el lugar. Esta capilla prerrománica será la antecesora de la ahora Catedral de Santiago.
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La Torre inclinada
La torre de las Campanas tiene una inclinación de unos 40 centímetros.
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En relación con el botafumeiro
Armando Raposo, tiraboleiro mayor de la catedral, cuenta en un artículo en la revista O Adro, de la Archidiócesis de Santiago, en la que se recogen historias tan curiosas como aquella vez, allá por el año 1499 (se cree que el día 25 de julio), cuando se desprendió una de las cuerdas del botafumeiro y acabó saliendo por la puerta de Platerías, ¡delante de la princesa Catalina de Aragón que se encontraba de visita!. En 1622 se rompió la cuerda que lo sujeta y cayó en el suelo, y en el siglo XX fracturó las costillas y la nariz de un peregrino que se había acercado demasiado.
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En relación con O Santo dos Croques
El Maestro Mateo, el escultor y autor del Pórtico de la Gloria, se habría representado a sí mismo en la Catedral de Santiago. Lo hizo, según las creencias populares, en una pequeña estatua que observa el interior del templo desde la parte posterior del parteluz. En época de exámenes, los estudiantes de Santiago abarrotaban la Catedral para buscar la inspiración en O Santo dos Croques. Creían que dándole tres coscorrones en la frente a la talla del Maestro Mateo les transmitiría toda su sabiduría. Esta práctica, ahora prohibida, ocasionó un claro deterioro en la escultura.
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Santa María de la Corticela
Es la capilla más antigua de las 16 que se organizan en torno a la nave central de la Catedral de Santiago. En su origen era un edificio adyacente a la Catedral pero que finalmente fue absorbido por esta. Si os fijáis en la fachada todavía puede verse su pequeño campanario. Como curiosidad, es el único lugar de la Catedral en el que se celebran bodas.
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La adúltera
En el acceso a la Catedral por la fachada de Platerías, situándonos bajo el pórtico se puede apreciar el tímpano superior, dedicado a las Tentaciones de Cristo. Allí llama la atención una figura que, sentada, sostiene una calavera en su regazo. La leyenda cuenta que se trata de una mujer a la que su marido encontró siendo infiel y la condenó a pasar sus días con la cabeza de su amante. Aparece citada en el Códice Calixtino, que dice:
No ha de relegarse al olvido que junto a la tentación del Señor está una mujer sosteniendo entre sus manos la cabeza putrefacta de su amante, cortada por su propio marido, quien la obliga dos veces por día a besarla. ¡Oh cuán grande y admirable castigo de la mujer adúltera para contarlo a todos!
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El árbol de Jesé o árbol genealógico de Cristo
Otra leyenda relacionada con el Pórtico de la Gloria es que en la columna central, debajo del Apóstol, está representado el árbol genealógico de Cristo. La tradición dice que hay que introducir los cinco dedos de la mano entre las ramas de este árbol y pedir un deseo.
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El origen de la denominación “queso de tetilla”
El origen de su forma no es casual, sino que su explicación se remonta a dos figuras del Pórtico de la Gloria. La talla de Daniel, con mirada y sonrisa pícara, mira a la talla de Esther (Salomé o la reina de Saba) que, según cuenta la leyenda, tenía un cuerpo exuberante a ojos del Cabildo catedralicio. Este obligó a los canteros que trabajaban en la Catedral a reducirle los pechos y, como respuesta popular, los vecinos de Santiago le dieron al queso de tetilla su forma actual.
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La concha de Platerías
En la Plaza de Platerías encontraremos justo en una esquina la concha de vieira más grande de Santiago.
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Las campanas de Santiago de Compostela
En el verano de 997, Almanzor y su ejército asoló la ciudad de Santiago de Compostela. Quemó templos y destruyó todo a su paso, eso sí, la tumba del apóstol no sufrió daños y Santiago siguió siendo un centro de peregrinación. Según la leyenda, los prisioneros cristianos cargaron con las campanas del templo de Santiago hasta Córdoba. Sin duda, un viaje muy duro. Pero era un viaje de ida y vuelta. Dos siglos y medio después, en 1236 cuando Córdoba fue tomada por el rey Fernando III de Castilla, las campanas emprendieron camino de regreso.
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La leyenda del peregrino
Dice la leyenda que un sacerdote se enamoró por una religiosa que vivía en el Convento de San Paio, localizado bien allí al lado de la Catedral de Santiago. La pareja enamorada se encontraba todas las noches en secreto, a través de un pasadizo que supuestamente conectaba el convento a la catedral, y pasaba por bajo de la escalinata de la Plaza de la Quintana, que la divide en dos niveles: superior conocida como Quintana de Vivos y la parte inferior Quintana de los Muertos. En uno de esos encuentros románticos, el sacerdote propuso su amada que ellos huyeran de Santiago para poder vivir ese amor en su plenitud, sin haber que esconderse. Ella concordó, y los dos combinaron de encontrarse en la plaza en la noche siguiente. El Sacerdote para no ser reconocido se vistió de peregrino y fue para el local combinado esperar su amada, que infelizmente jamás apareció. Sin embargo, el sacerdote nunca desistió, y hasta hoy sigue en la plaza de la Quintana esperando por su amada, para y finalmente liberarse de ese hechizo que hace siglos le mantiene prendido a ese lugar.
Esta leyenda tiene relación con…
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La sombra del peregrino
Subiendo las escaleras desde la plaza de Platerías hacia la plaza Quintana, siempre de noche, se puede descubrir uno de los secretos mejores guardados de la ciudad. Estamos hablando de la sombra del peregrino, situada entre las dos puertas de la catedral, escondida en una esquina.
Una nueva vida para la Catedral de Santiago
Tras la aprobación de su Plan Director, la catedral de Santiago está viviendo el más ambicioso programa de obras de rehabilitación y restauración del último siglo.
Hay que tener presente que la arquitectura románica surge en Cluny (Francia) a mediados del siglo X. La arquitectura se convierte en el románico en la manifestación artística más importante, subordinándose a ella e integrando las diferentes manifestaciones plásticas. Aunque existe una arquitectura civil, como castillos o algún palacio, los edificios por antonomasia son el templo y el monasterio. Las artes pláticas, que adquieren un gran desarrollo, están al servicio del templo, en el que desempeñan una función ornamental -adaptación al marco arquitectónico- y docente. Su programa iconográfico exige una lectura de tipo moralizante y teológico-simbólica.
De su grandeza encontramos numerosísimos testimonios, a modo de ejemplo, citamos dos:
Antonio Machado:
“Verás la maravilla del Camino
camino de soñada Compostela.
¡Oh lirio y oro! Peregrino
en un llano entre copos de candela”
Anónimo:
“Puede ser que Santiago, el hijo de Zebedeo, no estuviese nunca en Galicia, ni en España, ni vivo ni muerto…. pero, en cualquier caso ¡ el Camino de Santiago existe ¡ y en el se encuentra la magia, el espíritu y el sentimiento de un mundo nuevo, más humano, mejor y diferente”.
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Lectura recomendada
Referencias
La Catedral de los caminos. Estudios sobre arte de historia. De Yzquierdo Peiró, R., Castiñeiras, M. y Vigo Trasancos, A.
La Catedral de Santiago. Historia y cultura. VVAA. Lunwerg, Barcelona, 2011.
Descripción histórico-artística-arqueológica de la Catedral de Santiago. De Villamil y Castro J.