La innegable fuente de conocimiento y aplicación del mismo que, en todos los órdenes, supone la cultura de la antigua Roma, nos lleva hoy a hacer una pequeña síntesis en torno al mosaico romano.
El arte musivario se conoce desde hace miles de años, aparece y desaparece en diferentes épocas de la Historia del arte. Es muy utilizado durante algunos periodos históricos y en otros apenas aflora, para volver a reaparecer en otras épocas con más fuerza.
Extraordinarias son las composiciones figurativas y geométricas que los romanos consiguieron en el arte del mosaico con infinitas teselas multicolores y combinaciones extremadamente complejas. Las excavaciones realizadas en Italia, Francia, Túnez y Asia Menor, entre otras regiones, nos han revelado la existencia de abundantes y originales creaciones compositivas. En España, en concreto, se han encontrado importantes grupos de mosaicos, realizados con diferentes y complicadas técnicas, como el que representa el sacrificio de Ifigenia de Ampurias, el Triunfo de Baco de Itálica o los Trabajos de Hércules del Museo Arqueológico Nacional.
Los romanos distinguían además entre la obra de musivum (mosaico) y la de lithostrotum, literalmente “pavimento de piedra” en sentido general. Se llamaba así al pavimento de una vía o camino, de una plaza abierta o de un foro, o al del suelo de algún edificio.
Etimológicamente, la palabra mosaico parece derivar, en última instancia, del término griego museios, relativo a las “musas”. El término procede del adjetivo latino medieval musaicus, a partir de las formas anteriores, museus o musaeus y musivus.
Mosaico se utiliza en las lenguas románicas para designar la ornamentación de una pequeña superficie arquitectónica –suelo, pared o techo-, por medio de unos pequeños fragmentos de piedra, mármol, vidrio, terracota o pasta vítrea. Estas pequeñas piezas, que reciben el nombre de teselas (de tesserae, que significa cuatro lados), aunque también se suele referir a ellas como opus tessellatum; eran de diversos colores y se colocan por manos de expertos artesanos sobre un fondo de cemento, para formar una superficie lisa y decorada con diferentes representaciones, que pueden representar imágenes figuradas, vegetales y/o geométricas. En todo caso, se trata de un proceso muy complicado.
El mosaico fue un recurso muy utilizado en la antigua Roma, tanto durante la República, como más tarde en el Imperio. Se utilizaban en edificios públicos y privados.
Hay que decir que más que un recurso decorativo, en un principio el fin del mosaico es de un claro utilitarismo. Se trata de un revestimiento que permite hacer lisa, confortable, robusta e impermeable una superficie, evitando así su deterioro. Aunque posteriormente, los mosaicos pasaron a ser un elemento decorativo para espacios arquitectónicos. Se convirtió en un arte tan apreciado y extendido que en el siglo III el emperador Diocleciano promulgó un decreto en el que establecía el precio que los artistas podían dar a sus obras, según los grados de calificación previa. Cuando en 330 el emperador Constantino trasladó la capital del Imperio Romano de Oriente a Constantinopla, el antiguo Bizancio, concedió facilidades y favoreció el éxodo a los maestros de mosaicos griegos y romanos. Aquí el arte del mosaico se unió a la tradición oriental y dio lugar a una evolución que se distinguió principalmente por el uso muy generalizado de grandes cantidades de oro.
Afortunadamente, la alta resistencia de los mosaicos romanos ha permitido su buena conservación durante siglos y el número conservado es muy numeroso, especialmente en Museos donde su conservación es idónea. No así cuando se hallan a la intemperie, en ciertos yacimientos arqueológicos pues su deterioro es mayor y están sujetos a frecuentes expolios.
Pero, vayamos por partes…
Los mosaicos tienen un origen muy antiguo. Se han hallado mosaicos en Creta, Mesopotamia, y por supuesto en Grecia, Roma y el Imperio Bizantino.
El origen del mosaico parece encontrarse en Oriente, en torno al 2.500 a.C.; los encontramos entre los caldeos y mesopotámicos, así como entre los egipcios desde sus primeras dinastías. Desde estos lugares se iría difundiendo hacia Oriente, Siria, Asia Menor y Grecia. En el siglo XII a.C. con la conquista de Grecia y Asia por los romanos, la técnica del mosaico llega a Roma, extendiéndose posteriormente desde la capital a todo el Imperio.
Dos son las fuentes principales para conocer el proceso de elaboración de los mosaicos romanos, el gran Vitruvio y los estudios de conservación actuales. Gracias a ambos conocemos el complicado, largo y costoso proceso, para el cual eran necesarios gran cantidad de profesionales. A pesar de que los mosaicos romanos se colocaban en paredes o incluso techos, los más habituales eran los colocados en el suelo, y en su proceso de elaboración nos vamos a centrar.
En cuanto a la forma de realización de un mosaico, hay que decir que, al igual que sucedía con la pintura, habría dos fases: la preparación del soporte y la realización propiamente del pavimento.
- En primer lugar en el suelo se pondría una capa apelmazada de tierra amoldable, compuesta por piedras, restos de conchas, tierra, cal. Encima se aplicaba una capa de mortero, formando así la capa inferior o statumen.
- La segunda capa, rudus, estaba formada por mortero duro (cal, arena y fragmentos de piedras calcáreas y areniscas,…).
- Por último la capa superior, donde se aplicarían las teselas, recibe el nombre de nucleus, se hacía con mortero de cal, arena y polvo de ladrillo o teja.
- En algunas ocasiones se aplicaba encima una fina capa de mortero, supranucleus.
En el caso de los mosaicos en pared, tenían un proceso algo diferente, ya que primero se impermeabilizaba el mural con una capa de betún, resina o alquitrán. La primera capa era de mortero espeso (arena, mármol pulverizado, cal y cenizas volcánicas). La segunda capa era más fina y con menos material aplicado. Por último, la tercera capa se formaba con una mezcla de cal y cerámica triturada.
El proceso de creación del mosaico, una vez preparado el soporte (pared o suelo) por parte de los albañiles (camentarius) consistía en pasar al suelo o pared la pintura o el boceto que se iba a realizar, primero con carboncillo (por si había que hacer alguna rectificación) y luego con pintura. Para las figuras geométricas utilizaban plantillas de cerámica o plomo. El siguiente paso consistía en que el musivario perforar el mortero, dejando vacío y limpio el dibujo que para que el tesalario hiciese la composición mediante la colocación de las teselas.
En cuanto a la colocación de las teselas, había dos técnicas:
- Método directo: aplicación sobre la capa de mortero.
- Método indirecto: las teselas se pegaban sobre el carboncillo del diseño, a su vez enganchado sobre una tabla, por el lado que quedaría a la vista. Luego la tabla se presionaba sobre la capa de mortero, se dejaba secar y se despegaban las teselas del cartoncillo.
Una vez puestas todas las teselas se procedía a rellenar los espacios entre ellas mediante mortero y se pulía con arena.
Los romanos distinguían diferentes tipos de mosaicos en función del material en que estaban realizados:
- El mosaico de piedra o de cantos rodados.
- El opus signinum, realizado con mortero y cal, mezclado con fragmentos de cerámica). Esta técnica recibe su nombre de la ciudad itálica de Signae, famosa por su arcilla. Este pavimento tiene bellos y muy variados motivos decorativos dibujados con teselas insertas en la argamasa, que contrastan policrocomaticamente con el rosado o rojizo de la arcilla. Los motivos geométricos más habituales: crucetas, círculos, semicírculos, reticulado de rombos, cuadrados, hexágonos, estrella de ocho puntas,… Entre los motivos vegetales: roseta de seis pétalos, palmetas de hojas encorvadas, guirnaldas de hojas de hiedra, tallos con frutos y arboles esquemáticos.
- El opus tessellatum, a base de teselas cuadradas y rectas que se adaptan fácilmente entre ellas. Es el más numeroso y el mejor estudiado, con una cronología entre los siglos II a.C. y VI d.C. Aparece en tres formas: monócroma, ornamental y figurada.
- El opus sectile u opus sectile marmoreum, hecho con fragmentos de mármol de diferentes colores y cortados en formas geométricas. Aunque existen pavimentos anteriores, es una innovación del ámbito romano pero con notables influencias helenísticas. Tuvo un gran desarrollo en época de Augusto y Nerón.
- El opus scutulatum. Es una variante del anterior, con piezas en forma de rombo. Aparece en el I a.C., formado a base de mármoles policromos de bellos colores. La ubicación más habitual era en las cellae de los templos o en las habitaciones del vestíbulo (atrium)
Los mosaicos romanos, fundamentalmente de pavimento, formaban composiciones geométricas, en ciertas ocasiones cercanas al arte abstracto, junto con figuras de animales y paisajes; algunas veces recreaban, incluso, escenas históricas y mitológicas. En tiempos de Augusto la policromía es sustituida, paulatinamente, por composiciones geométricas de color negro sobre un fondo blanco, ésta dominaría las realizaciones musivarias hasta finales del siglo I d.C. Poco después reaparecen, en la Villa Adriana, las composiciones multicolores que en Oriente, sin embargo, nunca habían dejado de ser empleadas. A partir de entonces se desarrollan, espectacularmente, los mosaicos de las escuelas regionales y, en tiempos de Adriano, destaca con fuerza la escuela africana de Cartago con decoraciones vegetales, geométricas o figurativas con abundante empleo de la policromía.
Gracias al vasto Imperio Romano y su extensa red de vías de comunicación, los emperadores militares fueron quienes más contribuyeron a la expansión del mosaico por todos los confines del imperio.
Después de la crisis que azotó al Imperio en el siglo III, el mosaico se siguió empleando, como procedimiento decorativo, en las villas de los grandes propietarios de tierras. Con el advenimiento del cristianismo como religión oficial del Imperio tras el Edicto de Milán —313 d.C.—, se asimiló la evolución artística romana adoptándola al nuevo mensaje cristiano; pero ya desde el siglo IV, aunque se seguían creando importantes obras, se percibía la paulatina decadencia artística de la musivaria porque, al ser un arte que precisa delicadeza y tiempo, no pudo contrarrestar los múltiples desórdenes y luchas que caracterizaron estos siglos, lo que contribuyó a su lenta desaparición. En el Mediterráneo Oriental, sin embargo, se mantuvo con fuerza, y llegó a convertirse en una de las manifestaciones artísticas más apreciadas de la época bizantina.
Si nos fijamos en la temática de os mosaicos, lo primero que hay que decir es que es muy variada y está inspirada tanto en la vida diaria como en el mundo de las creencias religiosas, no faltando tampoco las escenas basadas en obras literarias.
- Se puede afirmar que en la práctica mayoría de los mosaicos aparece representada la Naturaleza y los jardines. Recordemos que para el hombre antiguo, y particularmente para el romano, el paso del tiempo y la renovación de la vegetación no solo es un tema filosófico, sino de bienestar.
- Los temas más representados son los relacionados con las divinidades, todos sacados de la mitología greco-romana. Encontramos mosaicos de Orfeo, que a menudo incluyen muchos animales, o las escenas del Dionisio griego (el Baco romano). También Dionisios y Ariadna, el concurso de bebida entre Dionisios y Heracles, así como otras figuras de carácter dionisiaco como la lucha de Pan y Eros, sátiros, panteras, cráteras, vendimia,… Los amores de Júpiter, el Juicio de Paris, Perseo y Andrómeda, Dédalo y Pasiffae, Teseo y el Minotaura, los trabajos de Hércules, la historia de Aquiles y Ulises, Orgeo y las fieras… Los dioses se representan con gran solemnidad, predominando los colores claros, la perspectiva y la elegancia de las figuras.
- El mar parece ser que también era un tema muy apreciado entre los romanos, encabezados por el Dios Neptuno, el nacimiento de Venus, la Toilette de Venus, etc. El agua se representa en forma realista, simbólica o divinizada, así aparecen los grandes cuadros de la vida cotidiana alrededor de las villae marítimas y ciudades portuarias, la pesca, el transporte en barco, etc.
- La vida diaria de los romanos también tenía un lugar destacado en los mosaicos, como por ejemplo las escenas de caza o los trabajos agrícolas.
- Pero el tiempo de ocio y de sociabilidad era muy importante para los ciudadanos de la Antigua Roma, escenas de teatro, de carreras en el circo, de gladiadores, de los auriga y cuadriga vencedores, juegos de pelota, de dados, con animales, etc. Es la temática llamada de los ludi o actos públicos.
- También se aprecia las representaciones de las diversas formas del arte, música, danza, teatro, etc, mediante imágenes de las Musas, poetas, filósofos (en particular la de los siete Sabios) y actores con sus máscaras.
- Las imágenes de personas famosas o escenas entretenidas son comunes en los mosaicos romanos.
- También encontramos numerosas representaciones del cristianismo.
- La obsesión por el tiempo, representado con los signos zodiacales o las estaciones.
- La preocupación por la geografía, con mapas de diferentes partes del Imperio Romano.
- A veces se representan imágenes de la naturaleza muerta, frutos, legumbres, animales, decorando fundamentalmente salas nobles, como el triclinium o el oecus de las domu o villae para honrar la hospitalidad, al tiempo que exalta la generosidad de los domini.
- Dentro de los temas de la vida cotidiana aparece con cierta asiduidad representaciones de esclavos, enmarcados en escenas de labores agrícolas, cacerías, en el anfiteatro, etc.
- Como caso particular si nos fijamos en la musivaria del norte de África y la de Hispania, nos encontraremos con una de las más numerosas del Imperio romano, y con grandes diferencias entre provincias. En el caso de África nos referiríamos al siglo I d.C., aunque desde la civilización púnica ya hay documentos de la técnica del mosaico. Como características locales hay que hablar de un especial gusto por la policromía y la decoración figurada, con paisajes en elegantes composiciones. Aunque también cabe hablar de una producción de pavimentos con elementos vegetales y composiciones geométricas más complicadas que continuarán hasta el siglo VI d.C.
Tengamos presente que las conquistas, el comercio y la religión hicieron crecer a los Imperios a lo largo de la historia, incrementando la demanda de mosaicos. También los artesanos viajaban y aprendían nuevas técnicas, que fueron enriqueciendo las posibilidades de un arte que se extendía por todos los rincones del mundo conocido. Así, si nos centramos en el Imperio Bizantino (siglo IV), vemos que el mosaico se convirtió en una manifestación artística muy especializada. Las Iglesias comienzan a recubrir sus paredes con magníficos ejemplares. Importantes son los mosaicos de San Vital (Ravena) del siglo VI, que constituye la Edad de Oro del Imperio Bizantino. En ellos, sobre fondos planos, se nos presentan figuras bidimensionales marcadas por el hieratismo, la frontalidad y la isocefalia.
El arte del mosaico sería practicado por culturas tan diversas como la islámica o la azteca, en esta última empleando piedras preciosas para crear dibujos cubriendo objetos ceremoniales.
El Renacimiento europeo recuperaría también el mosaico, en diálogo con el arte de la pintura.
A principios del siglo XX los mosaicos recuperaron su popularidad, fruto de un creciente interés por las artes decorativas.
El Art Nouveau (Modernismo) utilizó los mosaicos como forma elevada de decoración y, tanto artistas como arquitectos, los integraron en sus obras. El arquitecto catalán Antonio Gaudí cubrió edificios de mosaico, abriendo camino a muchos otros musivarios.
Y para finalizar, dedicamos un breve espacio para analizar el mosaico romano en Hispania. Los mosaicos más antiguos, fechados a finales de la República Romana, se encontraron en Carthago Nova, Cástulo (Jaén), Itálica (Sevilla)y el valle del Duero. También hay pavimentos de opus signinum en la capital de la provincia Tarraconense, en Tarraco, en Baetulo, en Sagunto y en Andión (Navarra).
Durante los primeros siglos imperiales predominó en Hispania el mosaico en blanco y negro, siguiendo modelos de Italia. Se documentan mosaicos geométricos y ornamentales en blanco y negro hasta el siglo III, posiblemente elaborados merced a talleres ambulantes. Un ejemplo es el Mosaico de Valencia con cabeza de Medusa. O el mosaico de Sagunto de Dirce, del siglo II, considerado el como el primer mosaico con tema mitológico en el conventus taraconense.
El mosaico polícromo busca romper, mediante el color, el efecto plano que producen en el observador los pavimentos en blanco y negro. Suele utilizarse como motivo ornamental las estrellas, rosetas, nudos de Salomón, cruces de Malta, florones, guirnaldas, etc. La mayoría de las representaciones están sacadas de la mitología, pero también de las cuatro estaciones.
El mosaico de más calidad de los hallados en Hispania con escena de cacería es el de la villa de las Tiendas, en Badajoz, en el que se representa a un cazador alanceando a un jabalí.
Y con esto finalizamos, por hoy.
Referencias:
“Arqueología de Roma”, de Guiral Pelegrín, C. y Zarzalejos Prieto, M.
“De Architectura” Trad. Oliver domingo, J.L.
Recursos en internet:
Imágenes: commons.wikimedia
Los mosaicos en este caso iban muy de la mano con las pinturas si no me equivoco, pero tengo una duda, los temas eran netamente religiosos o tenían otra función?
Hola Claudia. Muchas gracias por leernos y comentar. En relación con tu pregunta te diría que los mosaicos eran básicamente un elemento decorativo para su ubicación en espacios arquitectónicos. De ahí que podamos hablar de tres enfoques compositivos: un gran color liso o un patrón geométrico que se repetía a fin de dar la sensación de un espacio general; un patrón liso o repetitivo con un emblema central; o una representación figurada que abarcara la mayor parte del mosaico.
Dentro del enfoque figurativo había varios motivos o temas representados. Así encontramos escenas relativas a las divinidades (sobre todo dedicas a Dionisio/Baco), escenas domésticas de la vida diaria (escenas de caza, trabajos agrícolas, ocio, vida social, teatro, circo, luchas de gladiadores, sexuales), pero también el mar, con el Dios Neptuno, su rica fauna y los puertos y villas marineras. Por último cabe decir que también representaban cosas que les preocupaban como la obsesión por el tiempo representado con los signos zodiacales o las estaciones y la geografía, con mapas de los territorios que formaban parte del Imperio romano.
Un cordial saludo,