Siguiendo con la línea de divulgación de los castros existentes en Galicia, hoy nos centramos en el Castro de Baroña.
Se trata de un asentamiento ocupado aproximadamente entre los siglos I a.C. y el I d.C., esto es durante la segunda Edad de Hierro.
Es un castro marítimo, es decir, un castro donde sus habitantes fueron de los primeros marineros de Galicia. Se localiza en una pequeña península rocosa, al borde del mar, rodeado por la naturaleza, en la parroquia de Baroña, del ayuntamiento coruñés de Porto do Son.
Desde la parte alta se pueden contemplar las aguas del Altántico y las hermosas Rías de Muros y Noia. A sus pies se encuentra la playa de Arealonga.
Entre el poblado y el Castro, hay un istmo en el que encontramos un foso de unos 4 metros de ancho por 3 de fondo. Y ya en la segunda muralla defensiva se observa la existencia de 2 muros paralelos construidos con piedra y arena. De esta manera se conformaban las dos primeras murallas paralelas que servían de primera defensa. Si bien es cierto que su estratégica ubicación, rodeada del mar por tres de sus lados lo hacían fácilmente defendible. Estamos hablando de un complejo sistema defensivo.
A continuación se encuentra un triple encintado de muros paralelos y escalonados que terminan en la puerta de entrada, flanqueada por una torre. En la zona sur la muralla es simple, posiblemente porque en esa zona e de más difícil acceso por las rocas que lo rodean.
Y es tras la puerta de entrada donde se encuentran unas escaleras, relativamente bien conservadas, que conducen directamente a lo que es el poblado propiamente dicho. En la zona inferior, la zona sur, vemos las primeras construcciones y los restos de la torre que flanquea la puerta; y la zona norte, separada de la anterior por una muralla más, a la que llegamos a través de otra puerta con escaleras también muy bien conservadas, con construcciones de mayor tamaño.
En la totalidad del conjunto se conservan aproximadamente unas veinte viviendas, todas de planta circular u oval, adaptadas a la accidentada topografía del lugar, sin puertas ni ventanas y con banco corrido en todo el perímetro, la forma tradicional de los recintos en los castros. La mayoría serían viviendas aunque puede que algunas fuesen utilizadas para producir bienes artesanales.
Sus habitantes, como no podía ser de otra manera, eran autosuficientes. Se abastecían sobre todo con productos del mar, como el pescado y el marisco, tal, y como además de la lógica, pone de manifiesto el hecho de que durante las excavaciones arqueológicas desarrolladas en este centro se hallan localizado anzuelos y herramientas de pesca, así como restos de espinas de pescado. Los habitantes del Castro de Baroña recogían marisco en la playa y los acantilados y practicaban la pesca.
La excavación que dio lugar a su descubrimiento data del año 1933, sufriendo una importante restauración en 2012 que le devolvió parcialmente el estado original. En estas excavaciones no se encontraron sin embargo ningunos restos, como por ejemplo aljibes, que permitan saber cómo almacenaban el agua para consumo, por lo que habrá que entender que la procuraban fuera de sus murallas. Por el contrario si se encontraron restos que atestiguan que sus habitantes desarrollaron actividades relacionadas con la metalurgia y la minería, como pasa por ejemplo con los restos de lo que parece ser un horno, localizado en la zona norte del yacimiento, y en el que se piensa que podían trabajar metales como el oro, el bronce y el hierro. También se hallaron piedras talladas y esculpidas y restos de productos textiles.
Como decíamos antes, resulta obvio que su alimentación tenía como base principal los productos del mar, complementado seguramente con carne procedente de las ovejas y cabras que criaban, y con algún producto de recolección, como las bellotas.
Para visitarlo, es importante que sepáis que la entrada es totalmente gratuita.
Para llegar al Castro hay que acceder por la carretera que une los Ayuntamientos de Noia y Porto do Son (carretera AC550), a unos 4,5 kilómetros de distancia de Porto do Son. Previo al acceso se localiza una cafetería-restaurante (O Castro es su denominación actual), en cuyos aledaños hay que dejar estacionados los vehículos, y el acceso al Castro, unos 400 metros, se hace mediante un sendero que desciende, entre pinares, hacia la costa y nos conduce directamente al Castro.
También cuenta con un Centro de Interpretación, que está situado en el edificio del antiguo ayuntamiento de Porto do Son (Fernando Fariña, s/n). A través de paneles, maquetas y reproducciones, junto con objetos originales, nos ayudan a comprender la vida y cultura de este poblado de la Edad del Hierro y su posterior romanización. Los horarios, al menos al día de hoy, son los siguientes: 15 septiembre – 15 junio: martes a domingo de 10:30 a 14:00 y 18:30 a 21:00. 16- junio – 14 septiembre: martes a domingo de 10:30 a 14:00 y 19:30 a 21:00. Lunes cerrado.
Una vez en el castro, su comprensión, será mucho más fácil merced a que se encuentra perfectamente señalizado:
- La trinchera. Un foso defensivo de 4 metros de ancho y 3 de fondo
- El primer muro defensivo de piedra y arena
- El segundo muro defensivo de piedra y arena
- La entrada al asentamiento. Flanqueada por una torre nos la encontramos después de un triple encintado de muros paralelos y escalonados
- Las viviendas. 20 viviendas familiares con forma circular u oval sin puertas ni ventanas
- Las escaleras interiores
El Castro de Baroña fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de la Xunta de Galicia en el año 2011, y es en la actualidad uno de los más visitados de la Comunidad gallega, con más de 120.000 visitas anuales.
En todo caso, visitando el Castro de Baroña como acontece al visitar cualquiera otro de estos yacimientos que se encuentra en casi toda Galicia (más de 2.000), es fácil imaginarse el pasado celta de los habitantes, ese pasado que proclamaban autores como Eduardo Pondal y Curros Enríquez, pero del que todavía no hay certezas, pese a que una gran parte de los gallegos los identifiquen como sus ancestros. Baste recordar que incluso en el himno gallego hay referencias a los celtas y a uno de sus más gloriosos guerreros, Breogán.
La ubicación de Baroña bien podía servir de inspiración a los bardos más grandilocuentes. El mar batiendo contra la península pedregosa, el sol escondiéndose en el Atlántico o el vaivén de las mareas comiéndole el espacio a los arenales blancos son imágenes capaces de enamorar a cualquiera.
Si tenéis interés en estos temas, podéis leer también nuestras entradas:
• Castro de Viladonga, un viaje al pasado
• Los Castreños en Galicia
• Una de Celtas
• El Castro de Elviña
• Los doce trabajos de Hércules.
Lectura recomendada:
Muchas gracias por esto, de verdad, que compartais estos datos. Además fácil de entender y muy bonitas fotos
Gracias Isabel. Todos aprendemos compartiendo lo que conocemos o sabemos. Es la esencia del ser humano