Joaquín Sorolla ese uno de los grandes maestros de la pintura española de finales del siglo XIX y principios del XX. El pintor impresionista español más influyente, y sin duda el pintor más importante de la Belle Époque en España y el de mayor proyección internacional de su tiempo.
Tal vez la mejor expresión para referirnos a este grandísimo pintor, sería el de Joaquín Sorolla, el maestro de la luz.
Biografía de Joaquín Sorolla
Joaquín Sorolla y Bastida nació en Valencia el 27 de febrero de 1863. Sus padres eran Joaquín Sorolla y Concepción Bastida, que regían un pequeño taller textil.
Muy pronto, con apenas dos años de edad quedaría huérfano, al fallecer sus padres víctimas de una epidemia de cólera que asoló la costa levantina.
A partir de ese momento, el pequeño Joaquín y su hermana Eugenia fueron acogidos por sus tíos Isabel Bastida y José Piqueres, quienes asumirán su educación
Desde muy corta edad, Joaquín ya manifiesta un enorme interés y pasión por el arte, concretamente el dibujo y la pintura, motivo por el cual el director del Instituto de Segunda Enseñanza de Valencia, donde estudiaba el joven Sorolla, recomienda a su familia que le orienten hacia la formación en Bellas Artes.
En el año 1876 Sorolla empezó su formación, en horario nocturno, en la Escuela de Artesanos, a las órdenes del escultor Cayetano Capuz, su primer mentor.
En 1878, con apenas 15 años de edad, ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y fue alumno de Francisco Pradilla, Gonzalo Salvá Simbor y Ortiz Gonzalo Salvá.
Ávido de conocer, tras acabar su etapa académica, en 1881, viaja a Madrid por primera vez y presenta ”Tres marinas” en la Exposición Nacional de Bellas Artes, que pasan desapercibida, Pero aprovechó para estudiar la pintura de Goya, Velázquez y otros pintores en el Museo del Prado en Madrid.
Perfecciona en la Academia Española de Bellas Artes su formación en clases de desnudo y se empapa del arte antiguo y de los grandes maestros que le ofrecía la capital italiana.
Tras su regreso a Valencia entra en contacto con Ignacio Pinazo Camarlench, quien le insistirá en la pintura al aire libre.
En 1883 vuelve a Madrid para copiar a Velázquez en el Museo del Prado.
En la exposición Nacional de Bellas Artes de 1884 Sorolla presenta un tema de historia, “El Dos de Mayo”, pintado directamente en uno de los corrales de la plaza de toros de Valencia. Es la primera vez que un cuadro de historia se pinta del natural y, quizá, por esa razón le sea concedida una segunda medalla. Respaldado por esta recompensa se presenta a unas oposiciones para ser pensionado en Roma por la Diputación Provincial de Valencia. Como era de esperar gana el concurso tras le realización de “El grito del palleter”, último ejercicio de la misma. En el mes de enero siguiente embarca hacia Italia para tomar posesión de la pensión. Una vez llegado a Roma, el ambiente no le convence, aunque sufre por breve tiempo la influencia de Mariano Fortuny Marsal (1838-1874), que ya fallecido sigue dominando la pintura romana de esos momentos.
Partió a París en 1885, donde conoció la pintura impresionista, y entró en contacto con la pintura social, del naturalismo de Jules Bastien-Lepage al realismo pictórico del alemán Adolph Menzel. Estos nombres, junto a los americanos John Singer Sargent y James M. Whistler, serán sus principales influencias reconocidas, no así el impresionismo, aunque coincida con este movimiento en el uso del color, la manera de aplicar la pintura y el gusto por pintar al natural y al aire libre.
Más tarde viajaría de nuevo a Roma, donde completó su formación, y estando allí, en el año 1886, comienza a idear su próxima intervención en las Exposiciones Nacionales, el concurso estaba fijado para el año siguiente. Tras desechar distintos temas, entre ellos el del conde Valentino —César Borgia— se decanta por un tema histórico- religioso: “El entierro de Cristo”. Su realización le lleva más de un año, borrando y vuelta a pintar, para obtener unos resultados insignificantes en la citada exposición: sólo consigue una consideración de segunda medalla, que Sorolla no se molestó en recoger.
Defraudado se traslada a Asís, y pasado un tiempo regresa a Valencia.
En el año 1888, se casaría con Clotilde García del Castillo, en Valencia. Juntos tendrían tres hijas y un hijo.
Se presenta con éxito a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y sus pinturas son cada vez más reivindicativas. Es el momento de “Aún dicen que el pescado es caro” (1894), hoy en el Museo del Prado, que muestra con dramatismo el accidente laboral de un joven marinero siendo atendido por sus compañeros
Se trata de un período de consolidación en el que aparecen nuevas temáticas en la obra de Sorolla, el realismo social y el costumbrismo marinero. En su obra encontramos escenas costumbristas bajo denominaciones muy literarias, en las que estriba más la denuncia social que la propia representación.
En la última década del siglo conoce el reconocimiento internacional: París, Berlín, Buenos Aires. Y pinta en las playas valencianas algunos de sus cuadros más conocidos.
En esta época obtiene reconocimientos como galardones en el Grand Prix de la Exposición Mundial, en París, que recibe por la obra “Triste herencia” (1899), y la medalla de honor de la Exposición General de Bellas Artes de Madrid.
Se encuentra en pleno auge de encargos y además se acrecienta su fama como gran retratista.
De 1904 a 1911 la obra de Sorolla consigue consagrarse en Europa y América. En esta etapa destaca su deseo de auto-superación, el dominio de la luz, su pasión por el Mediterráneo y el realismo.
Expone en Berlín, Dusseldorf, Colonia, y pasa el verano de 1907 en La Granja de San Ildefonso donde el joven rey Alfonso XIII posa para él al aire libre bajo la intensa luz castellana.
Al año siguiente conoce en su exposición de Londres a Archer Milton Huntington, prestigioso hispanista y futuro mecenas del artista, que le propone exponer en Nueva York, en The Hispanic Society of America, presentando una exposición monográfica con trescientas cincuenta obras. Resultó un éxito, pues fue vista por unas 160.000 personas en un mes, los catálogos se agotan y vende más de 150 cuadros. La crítica no tiene más que elogios y vende prácticamente la mitad de la obra exhibida.
En el verano de 1909 pinta en Valencia sus mejores escenas de playa, llenas de gozo y luz.
El último gran encargo le llegará en 1911 de la mano de Huntington: los murales de Visión de España con los que buscaba reflejar la esencia de nuestro país.
En el ámbito pictórico su pincelada cada vez se hace más gruesa, más llena de emplastes y capa pictórica como muestra “La siesta” (1911). Pinta también la icónica “La bata rosa” (1916), una de las obras cúlmenes de su producción por el tratamiento escultural de las figuras femeninas y de la luz.
En 1914 fue elegido académico de Bellas Artes de San Fernando. Es nombrado profesor de Colorido y Composición de la citada Real Academia y se plantea reducir los encargos, dedicarse a la docencia y pintar sin presiones.
A la vuelta, pasa el verano en Valencia y pinta sus mejores y más conocidas escenas de playa. Son imágenes gozosas en las que se cuela el clasicismo y capta todos los efectos de la luz natural. “Paseo a orillas del mar”, “El baño del caballo”, “El balandrito”, todos de 1909, son buenos ejemplos.
Falleció en el 10 de agosto de 1923 en Cercedilla, Madrid, tras tres penosos años en los que sufrió las consecuencias de una hemiplejia y caída sucedida en junio de 1920, mientras pintaba. Está sepultado en el Cementerio General de Valencia.
En 1929 fallece su mujer, Clotilde García del Castillo, que ha dictado testamento en 1925 donando todos sus bienes al Estado español para crear un museo en memoria de su marido en la propia vivienda familiar. Es aceptado el legado en 1931 y un año después abre al público sus puertas el Museo Sorolla.
Sorolla, pintor
El impresionismo español tuvo en Sorolla a su figura más influyente.
Después de Goya no habría otro pintor tan talentoso hasta bien entrado el siglo XX.
Hablamos de un artista que forma parte de los artistas impresionistas españoles, plasmando mejor que nadie la intensidad de la luz del Mediterráneo. Sus representaciones de escenas de playa son ya icónicas y todo un referente, formando parte del imaginario colectivo la espléndida luminosidad de sus blancos.
Pronto desarrolló un estilo moderno de pintura caracterizado por colores brillantes y claros y una preferencia por la luz naturalista. Sus obras a menudo presentaban figuras iluminadas por la luz del sol brillante en el exterior, y su tamaño a menudo monumental le daba al espectador la sensación de estar allí.
A menudo, Sorolla es comparado con grandes artistas como Monet y otros impresionistas por su habilidad para representar el entorno natural de manera realista. Su pintura al aire libre y su habilidad para capturar la luz reflejada son características del movimiento impresionista, pero la obra de Joaquín Sorolla también muestra una sensibilidad realista y un enfoque en la representación detallada de la figura humana y la textura. Fue un pintor prolífico y produjo más de 2000 pinturas a lo largo de su vida.
Joaquín Sorolla dominó tanto las representaciones de escenas de agua y playa como el retrato y la pintura de todo tipo de paisajes, plasmando la intensidad de la luz y el brillo azul de las costas.
Según Sorolla, “El arte no tiene nada que ver con lo que sea feo o triste. La luz es la vida de todo lo que toca, por tanto cuanto más luz en la pintura más vida, más verdad, más belleza”. El protagonismo lo tiene siempre la propia técnica luminista y su dominio del dibujo y del color para producir efectos de luz.
De sus primeras obras, de temática histórica, daría un salto al realismo social, sumiéndose poco después en el costumbrismo marinero, que no abandonará nunca. Es entonces cuando su atención se centra en el mar y la luz que desprende las tierras mediterráneas de su infancia.
Después de su primera estancia en París, donde conoce la pintura impresionista y ve la luz, adapta este nuevo lenguaje de los jóvenes parisinos a su pintura, pero sin descuidar las temáticas que le gustaban a él: costumbrista, paisajes y marinas.
Como los impresionistas, le gusta trabajar al aire libre. Caminaba a la playa cargado con lienzos y se construía un taller improvisado con sombrillas y toldos para evitar el efecto de la luz directa sobre el lienzo. No era raro que uno de los caballetes saliera volando y atacara a un bañista.
Sus obras, en su mayoría costumbristas y con protagonismo del Mediterráneo destacan por una enorme libertad de pincelada y la presencia imprescindible de la luz.
Cultiva también el retrato (Ramón & Cajal, Galdós, Machado, Blasco Ibáñez, Alfonso XIII…).
Durante siete años, el pintor se dedicó a retratar en 14 monumentales paneles el alma española por encargo del millonario Archer Milton Huntington para que colgaran en Nueva York, en un empeño que lo agotó.
Por otro lado, hay que recordar que a Sorolla le encantaba pintar al aire libre:
“Me sería imposible pintar al aire libre despacio aunque quisiera… El movimiento del sol cambia constantemente el color de las cosas… ¡Hay que pintar deprisa!”.
Sorolla emplea también un punto de vista elevado, desapareciendo el horizonte o abriendo un espacio entre lo pintado y el espectador. Unas técnicas heredadas de la fotografía y que consiguen introducir al espectador como participante y observador.
Se esfuerza por plasmar el cambio de la luz a lo largo de las horas del día y de las estaciones del año. Las figuras aparecen en sus cuadros siempre bañados por los rayos del sol.
Utilizaba una pincelada fluida para crear una sensación de dinamismo en sus pinturas. A menudo empleaba trazos audaces y expresivos para capturar los movimientos de sus sujetos y transmitir una sensación de movimiento y emoción.
En sus obras emplea un colorido realmente vanguardista., con colares vibrantes y los colores pastel como azules, rosas, blancos, con una gran cantidad de luz.
Sus obras capturan un momento concreto ofreciendo una sensación de paz, calma y despreocupación.
Sorolla fue un pintor incansable, con una enorme voluntad por pintar siempre que podía al aire libre. Desde que entrara en contacto con la obra de los artistas que abandonaban el estudio e iban a buscar el natural, Sorolla fue progresivamente realizando su pintura a pie de playa, en plena montaña o plantando su caballete ante algún monumento histórico, que plasmaba rápidamente para captar la luz siempre cambiante. Como él mismo afirmaba: “hay que pintar deprisa, porque ¡cuánto se pierde, fugaz, que no vuelve a encontrarse!”.
En todo caso, las pinturas de Sorolla se distinguen de otras obras impresionistas por su uso dramático de la luz y la sombra, sus colores vivos y sus pinceladas sueltas y vigorosas. Hizo hincapié en la emoción, el movimiento y la luz en sus pinturas, todos los elementos que distinguen sus obras de otros impresionistas.
Sorolla en Galicia
Aunque Joaquín Sorolla es más conocido por sus pinturas mediterráneas, fue un gran paisajista. Viaja por España para conocer la etnografía ibérica, tomar apuntes del natural y captar la luz del paisaje.
Sorolla estuvo varias veces Galicia, donde mantendría una relación estrecha con pintores locales como Francisco Lloréns, Fernando Álvarez de Sotomayor, María Corredoira o Jenaro Carrero.
Sorolla mantuvo una estrecha amistad con don Antonio Aguilar y Correa, marqués de la Vega de Armijo y marqués de Mos, una persona destacada en el ambiente cultural de la época, y que había creado la Liga Española de la Instrucción popular, de la que Sorolla también formaba parte. Antonio Aguilar adquirió el castillo de Soutomaior, en Pontevedra, para convertirla en residencia familiar estival. Este catillo se convirtió 3en un enclave cultural visitado por personajes señalados.
Tenemos referencias de la estancia de Sorolla y su familia en la zona de Baiona y Vigo en el año 1900, en el Castelo de Mos, en Soutomaior, en el año 1910.Y el último de sus viajes, ya en 1915 en tierras de Vilagarcía de Arousa, tendría relación con el encargo, antes comentado, realizado por Archer Milton Huntingon de representa su particular Visión de España para decorar la Hispanic Society of America.
Si por algo se caracterizó la vida de Sorolla fue por llevar siempre la maleta en la mano. Desde sus inicios como artista comprendió que la inspiración y el arte había que buscarlas y que esto implicaba tener que desplazarse a conocer otros lugares y personas para estar en los círculos adecuados y vivir experiencias ligadas a espacios concretos.
Sorolla viajaba con cuadernos que llenaba de bocetos y esbozos de paisajes, gentes, vestimentas, etc.
En Galicia pinta obras en la que el protagonismo es para la luz que se filtra en los árboles. Así encontramos obras como “Pinos de Galicia” o “Galicia. Paisaje de la Ría de Vigo”.
Otras obras de su estancia en Galicia son “La farola” y “Vigo y muelle de Vigo”, que son pequeños apuntes tomados desde el mismo lugar y que representan una idéntica vista del puerto a distintas horas del día. También pintaría “Galicia. La romería”, “El gaitero gallego , “Músicos gallegos”, “Una gallega”, y varias más.
El artista comentaba que pintar Galicia le supuso un reto:
“Creo que es Galicia el país más difícil para pintar por la variedad, por la facilidad con que todo cambia. Se me hace esto muy italiano. He visto los pintorescos mercados de Santiago, y me parecía que aquellos tipos del interior, aquellas mujeres con aquellos pañuelos a la cabeza, me iban a hablar en italiano. Era una impresión visual. Hay en Galicia mucho griego e italiano. La vida aquí no puede ser más griega. Todo es fácil. No hay frío, no hay calor, sino esa temperatura blanda, voluptuosa. Todo tiene un color clásico. Vea usted la nota clásica que dan los emparrados con sus pilas de piedra. Y todo destaca en el mar. Todo es ostentoso. Todo es soberanamente bello…”.
Conclusiones
Además de su arte, Sorolla es recordado por su dedicación a la educación y el mecenazgo. Trabajó incansablemente para promover el arte y la cultura en su país natal, que hoy por suerte podemos disfrutar en el museo que lleva su nombre. Aunque pasarse por el museo es de visita obligatoria si vas a Madrid, te enseñamos por aquí algunas de sus obras más populares.
Hoy en día, podemos ver un gran número de obras de Joaquín Sorolla repartidas por todo el mundo. Otras forman parte de colecciones privadas.
El núcleo principal de su obra se encuentra en el Museo Sorolla, en Madrid, que fue creado por voluntad de la viuda del artista, con sede en la que fue residencia de ambos desde 1911.
Fuera de España, París fue una ciudad clave en la formación y en la carrera artística de Joaquín Sorolla, y hoy atesora parte de su obra. El mítico Museo de Orsay, que guarda en la antigua estación ferroviaria, la mayor colección de arte impresionista del mudo, conserva en su colección dos obras de artista español.
Al otro lado del charco, el centenario Museo Nacional de Bellas Artes de la Habana cuenta con más de 30 obras del genial pintor. También en el Museo Metropolitana de Arte de Nueva York encontramos varias obras de Sorolla. Pero sin duda, el espacio más importante que no podemos perdernos es el de la Sociedad Hispánica de América, donde se puede contemplar la sala con los 14 lienzos dedicados a Las regiones de España y otros tantos retratos a literatos de la época como los poetas Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y los novelistas Baroja y Benito Pérez Galdós.
Por cierto, sepan todos ustedes que la Hispanic Society concede todos los años una medalla desde 1924, la Medalla Sorolla, que se hace desde dicho año justo un año después del fallecimiento del valenciano (1923), como premio honorífico y de distinción a diferentes personalidades que lo merezcan. Sin duda alguna Sorolla fue, para esta gran sociedad, un gran artista, personaje y de quien sentían verdadera admiración.
Capturar la espontaneidad de lo natural fue el gran talento de Joaquín Sorolla. Su vínculo con el lenguaje fotográfico siempre estuvo plasmado en sus pinturas, donde la luz y el color dominaron cada una de sus composiciones.
La obra de Sorolla tuvo un profundo impacto en los movimientos del arte moderno. Fue el primer pintor español en combinar las técnicas tradicionales de la pintura académica con las influencias del impresionismo, postimpresionismo, simbolismo y fauvismo. Su influencia se puede ver en las obras de artistas posteriores como Pablo Picasso, Salvador Dali y Joan Miro.
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Referencias
Sorolla: biografía íntima. De Manaut Viglieti, M.
Sorolla. La magia de la luz. De Torres González, B.
https://dbe.rah.es/biografias/8384/joaquin-sorolla-bastida
https://historia-arte.com/artistas/joaquin-sorolla
https://lacamaradelarte.com/biografia-de-joaquin-sorolla/
https://museobelasartescoruna.xunta.gal/es/exposiciones/viajar-para-pintar-sorolla-en-galicia
https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/museos-donde-ver-mejores-cuadros-joaquin-sorolla_10600