El beso es algo que va implícito al ser humano. El beso expresa el amor, el afecto, la ternura… pero también se ha convertido en un símbolo de saludo, por no decir en un símbolo de traición…“el beso de Judas”.
En todo caso, el significado del beso y su uso varía según las culturas de los distintos países, y ha variado a lo largo de los tiempos por las influencias interculturales y por las costumbres.
Veamos…
El beso a través de los tiempos
No existe acuerdo unánime entre los historiadores sobre el origen del beso. Las primeras evidencias artísticas las encontramos en los pueblos semíticos hace unos 4.500 años.
En Egipto el beso tenía una connotación sagrada, se utilizaba como una forma de transferir el “aliento vital” de una persona a otra.
Pero es en la Edad Antigua donde el beso empieza a tener un significado concreto. En Grecia el beso es mencionado en los poemas homéricos, pero los verdaderos artífices del beso fueron, como no, los romanos.
El beso era una práctica habitual de la conducta social romana. Los romanos distinguían varios tipos de besos, cada una de ellos con finalidades distintas en función de los objetivos perseguidos o de lo que se pretendía transmitir:
Generalmente el beso en Roma se utilizaba como saludo. Los romanos distinguían entre:
- El osculum, que era el beso social o protocolario de saludo. Se trata de un beso casto que se daba en la mejilla como signo de respeto o agradecimiento o como cierre de algún contrato o acuerdo.
- El basium, que era el beso que se daba a los amigos y personas allegadas como símbolo de afecto
- El suavium, beso reservado para el ámbito más íntimo en las relaciones amorosas. Son los besos pasionales que no se manifestaban públicamente por ser contrarios a la pudicitia (pudor).
Sin embargo, lo más curioso de estos romanos no fue la extensión del beso con sus distintas clasificaciones, sino la imposición del Ius osculi (el derecho al beso). Como ejemplares expertos en leyes los romanos contemplaron el derecho de que el marido o cualquier familiar cercano pudiera besar en la boca públicamente a una mujer con la única finalidad de asegurarse de que no había bebido vino.
Este curioso “derecho al beso”, que sólo se le podía haber ocurrido a los romanos y que nada tiene que ver con un acto de amor, amistad, ternura, etc., perseguía como única finalidad comprobar si la mujer había o no bebido vino; es decir, algo similar al alcoholímetro actual pero de forma natural y sin necesidad de conducir ninguna cuadriga para que tuvieses la obligación de someterte a este “ritual”.
A pesar de que los romanos y el vino van de la mano y que es imposible no asociar un banquete romano sin el elixir de Baco, sus mujeres estaban limitadas a la hora de apreciar estos preciados caldos, salvo las prostitutas.
Los romanos entendían que el vino hacía perder el sentido y daban fe de ello en sus banquetes, por lo que entendían que cuando se bebe una copa de más sus mujeres podían perder el control y cometer adulterio, lo que podía derivar en concebir hijos ilegítimos
Por tanto, para saber si su mujer había bebido después de salir a dar un paseo con sus amigas, el romano, a falta de etilómetro, le daba un maravilloso beso de bienvenida cuya única finalidad no era transmitirle lo que la había echado de menos sino ejercer un control de alcoholemia a la que ella no podía negarse al ser un derecho del marido o familiar cercano.
Este beso delator o exculpatorio determinaba si la susodicha era una mujer honorable o digna de ser castigada, sin juicio público. Los castigos dependían un poco del tipo de relación personal, pero podía desembocar en el repudio, el divorcio o incluso la muerte.
Cierto es que esta norma se fue flexibilizando a lo largo del tiempo y así el vino pasó a ser un acompañante en el triclinio familiar de tal manera que el paladar femenino pudo sucumbir a su sabor.
Mención merecen también otro tipo de besos practicados en la época romana como:
- El iacere oscula. El beso lanzado al aire. Con un origen posiblemente religioso (lanzado a las divinidades en cultos o ceremonias) que derivó en una muestra de gratitud o alabanza.
- El beso en la mano. Con un significado de sumisión y respeto frente a una persona de mayor poder o prestigio. Posiblemente de origen oriental se asentó en la época imperial. Este beso fue asumido por el cristianismo como un beso litúrgico como veneración y respeto hacia lo sagrado que todavía hoy continua en vigor.
El cristianismo adoptó el beso como una manera de saludo dentro del ritual de “paz y amor” que le caracteriza. Aunque el beso como saludo no era novedoso y venía siendo practicado en otras culturas, en el cristianismo el beso adquirió un significado más profundo. El beso entre los cristianos simbolizaba la unidad, la pertenencia a la iglesia de Cristo. Era el beso de la paz (todavía vigente hoy en día, aunque cambiado por el apretón de manos para evitar la transmisión de enfermedades).
En el seno de la iglesia católica se distinguen dos tipos de besos: los litúrgicos y los reverenciales.
- Los litúrgicos son los besos que se dan a las personas y/o objetos durante el acto de Misa, procesiones, etc. Se besa la mano del celebrante o de aquellos objetos bendecidos: una palma, el pan bendito…)
- Los reverenciales son los que se dan a las estampas o imágenes de Dios, la Virgen y demás santuario, as sus reliquias o a los objetos piadosos (crucifijos, rosarios…). Dentro de estos también se contemplan los besos a los anillos papales o episcopales que además, deben de ir acompañados de una genuflexión –para que quede patente la sumisión total y absoluta-.
Estos besos se sustentan bajo el paraguas de la humildad, la piedad y la fe.
No debemos de olvidar el “beso de judas” como parte del episodio evangélico de la Pasión. Este beso simboliza la traición. Para los cristianos este beso representa un hito histórico que ha marcado la interpretación de los evangelios.
El beso se ha utilizado para firmar contratos, para dar la paz en la misa en el cristianismo e incluso para señalar una persona (el beso de la muerte de la mafia, derivado, posiblemente, del beso de Judas). A lo largo de los tiempos los besos han ido simbolizando distintos mensajes en función de la cultura y de la tradición. Actualmente el beso público es utilizado, fundamentalmente, como un tipo de saludo.
Dentro del saludo, mención especial merece el besamanos más allá de la liturgia religiosa. El besamanos era un tipo de saludo reservado para las mujeres casadas mediante la inclinación del hombre sobre la mano derecha de la dama levemente levantada haciendo el amago de besarla pero sin rozarla. Todavía hoy esta casposa costumbre de origen posiblemente oriental como muestra de sumisión y respeto a los reyes y príncipes se sigue practicando. Es frecuente la transmisión televisiva de actos públicos a los que acuden los reyes donde se constata que esta práctica sigue vigente.
En la actualidad cuando nos presentan a alguna persona, nos vemos en la tesitura de si debemos saludarla extendiendo la mano o dándole un beso. En una situación cotidiana en el mundo occidental, los hombres se dan la mano con carácter general menos cuando son familia que suelen darse un abrazo.
Los saludos entre mujeres se suelen hacer dándose dos besos entre ellas y dándoles la mano a los hombres. Es importante recordar que el saludo siempre debe iniciarlo la mujer para evitar situaciones desagradables como surgen a veces cuando el hombre tira de la mano de la mujer para darle uno o dos besos.
No obstante, cada cultura tiene sus propias reglas. Así a título de ejemplo:
- Los esquimales frotan la nariz.
- Los japoneses hacen una reverencia sin contacto físico alguno.
- Los rusos se besan tres veces en la comisura de la boca, tanto hombres como mujeres.
- En Hispanoamérica sólo se da un beso en una mejilla.
- Los americanos sólo se dan la mano. El beso lo reservan para su familia
En todo caso, el saludo actualmente genera un momento un tanto desconcertante en el instante en que somos presentados. Dentro de un mismo grupo pueden darse distintas maneras de saludar extendiendo la mano o besando. Llegado ese momento, no debemos olvidar que lo más educado, sobre todo entre desconocidos, es estrechar la mano derecha, sea hombre o mujer.
Referencias
El origen del apretón de manos y del beso para saludarse. National Geographic 17 de marzo 2020
Ius Osculi Post Todo Concostrina
Derecho del beso. La Vanguardia. El reto. Artículo de Silvia Colomé