No hay mejor plan que tener la oportunidad para disfrutar de la familia y amigos, aprender algo nuevo, conocer personas interesantes o tener acceso a algún acontecimiento que te haga emocionar.
Y un poco de todo ello podemos encontrar en el magnífico libro “Francisco de Goya. El tiempo también pinta”, escrito deliciosamente por Miguel Calvo Santos.
Cualquier interesado en la vida u obra de este genial pintor, encontrará sin gran esfuerzo numerosas reseñas, publicaciones, monográficos, estudios, y hasta largometrajes y series televisivas.
Pero en esta ocasión no estamos hablando de una aportación más, leyendo este magnífico libro podemos acceder a una visión mucho más inmersiva y personal en la biografía de Goya, para entender, compartiendo o no, la mayoría de sus motivaciones, inquietudes, opiniones, ideología…
Suele decirse que un buen retrato es una biografía pintada. En este caso, yo diría que un buen retrato de Goya es una biografía magníficamente estructurada y escrita.
En esta obra encontramos la vida de Francisco de Goya, desde su nacimiento hasta su desaparición, física, pues su presencia artística pervivirá mucho tiempo, si no eternamente.
Con una narración entre el ensayo, el teatro, incluso la novela, el autor nos abre una ventana para conocer , en palabras de Miguel Calvo, al artista más moderno de la historia, un artista maravillosamente contradictorio que supo armonizas esas contradicciones dotándolas de una extraña coherencia.
Goya, un melómano con un sentido del humor mundano, con un carácter difícil, enemigo de la hipocresía y la injusticia se nos aparece, mostrando sus fortalezas y debilidades a lo largo de sus peripecias: su especial amistad con Martín Zapatero, la relación con sus cuñados, los hermanos, y también pintores, Bayeu, o con Memgs, su vida matrimonial, sus pulsiones por la Duquesa de Alba, sus viajes a Italia, el descubrimiento de Velázquez, sus problemas de salud y su influencia en su obra,… son solo algunos de los aspectos que de manera sumamente atractiva nos cuenta Miguel Calvo.
Goya preconizaba la libertad artística y esta afirmación la refrenda el autor con numerosas historias y situaciones que nos muestran un pintor como si fuese un reportero gráfico que nos deja pasajes de aquella tierra patria con su olor a azufre, pues tras un llevadero reinado de Carlos III, Goya tendría que convivir con su sucesor Carlos IV, su esposa María Luisa de Parma y su hijo Fernando, el futuro Fernando VII, el rey felón.
Es una obra que yo leí de un tirón, un fin de semana, y me llenó de satisfacción. En él encontraréis un lenguaje sencillo y “expresiones contemporáneas”, con un ligero toque sarcástico e irónico, tan propio de la idiosincrasia del gallego (el autor). Un libro honesto lleno de amor y devoción al artista y su obra, escrito por un hombre que sabe de lo que habla desde el punto de vista histórico, artístico y crítico.
No es una biografía más, es sin duda una obra diferente, dedicada a la vida y obra de un pintor diferente.
Pese a que como se suele decir no hay dos personas que lean el mismo libro, os aseguro que en este caso suscribo las palabras de Francis Bacon: “algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos”.
¡Buen provecho!
Sus obras eran realmente muy buenas pero un poco inquietantes, sobre todo la de “saturno devorando a sus hijos” y que además la tenía expuesta en uno de los murales de su casa
Hola Camila. Gracias por leernos y comentar.
La pintura de Goya, como en las obras de todo artista, se pueden apreciar la influencia de las etapas que su evolución vital, y obviamente en este caso, Goya pasó de una primera etapa llena de optimismo respecto a la vida; luego por una etapa marcada por su sordera y la propia guerra, en la que va perdiendo su vitalismo; aunque en sus últimos años en el exilio vuelve a recuperar los colores vivos y el tratamiento de temas más banales.