En la hermosa ciudad de A Coruña, llegan las tradicionales fiestas que se celebran todos los años durante el mes de agosto. Son las llamadas Fiestas de María Pita. Entre el gran número de actividades que promueve, destaca la “afamada” Batalla naval que tendrá lugar el miércoles, 14 de agosto, a partir de las 23:00 horas, y que puede ser seguido desde el Paseo Marítimo Riazor y Orzán.
Esta recreación es un homenaje a la victoria que en el año 1589 cosechó la ciudad, comandada por su heroína María Pita, frente a la pretensión de los piratas ingleses, al mando del afamado pirata Francis Drake, de conquistar la ciudad con su escuadrón formado por ochenta navíos.
Pasó a la historia como María Pita, aunque realmente se llamaba Mayor Fernández de la Cámara y Pita. Y todo, por culpa de un error burocrático. Pero poco importa si su nombre era real o no. Lo verdaderamente destacable es que esta heroína logró, allá por 1589, enardecer los ánimos de los soldados españoles afincados en La Coruña para que siguieran combatiendo a la inmensa flota del infame corsario Drake. Una armada enviada por potestad de la Pérfida Albión para tomar la ciudad y acabar, ya de paso, con los restos de la «Grande y Felicísima Armada» que había en su puerto en cumplimiento de los sueños de conquista de Felipe II. Sin embargo, con lo que no esperaban encontrarse los hombres de Inglaterra era con esta mujer. Una heroína que, tras acabar con la vida de un alférez enemigo, se lanzó a la contienda enarbolando la bandera que éste había dejado caer.
Pero… ¿Por qué los ingleses eligieron La Coruña para su ataque? A día de hoy esta cuestión es discutida por los autores. Algunos historiadores creen que los ingleses dirigieron sus bajeles hasta dichas costas debido a que creían erróneamente que se iban a reunir allí «200 naves con víveres, municiones, cables y pertrechos en preparación de segunda jornada a Inglaterra». Es decir, que España estaba preparando un nuevo ataque contra las costas inglesas en tierras gallegas. Además, el corsario Drake iba con la idea en la mente de que en la plaza se habían guardado (en pago por ello) «cinco millones en oro». Andaban bastante desencaminados, la verdad.
En todo caso, la ciudad no solo contaba con hombres deseosos de defender sus tierras, sino que los muros de La Coruña también guardaban un tesoro mayor: cientos de mujeres que, durante la resistencia, llevaron pan y agua a los defensores para que no abandonaran sus puestos. Y entre todas ellas se encontraba una que tendría -si cabe- una relevancia todavía más especial: María Pita.
En mayo de 1589, Drake y su armada llamaron a las puertas de La Coruña. Las velas inglesas se avistaron en la noche del 3 y el 4. Con todo, nadie podía suponer que venían con intenciones de arrasar la ciudad. Por ello, Don Juan Pacheco (capitán general de Galicia) ordenó enviar dos galeras para averiguar las intenciones de aquella flota. Todavía mantenía ilusiones, el hombre, de que los ingleses se acercasen solo a saludar. Para su desgracia, quedó claro que venían buscando camorra cuando trataron de cañonear aquellos pequeños navíos. Animado por el ingente número de combatientes que dirigía, Drake ordenó desembarcar ese mismo día a 10.000 de sus hombres en 14 lanchones para ir tomando posiciones. Su avance fue ralentizado por los cañonazos de los buques españoles que defendían la ciudad (apenas una nao, dos galeras y un galeón), pero finalmente lograron llegar a tierra. En las horas posteriores los asaltantes tomaron el barrio de la Pescadería, ubicado fuera de los muros de la ciudad, acabando con la vida de 70 defensores. La victoria fue de importancia, pues gracias a ella capturaron la artillería del Galeón español San Bernardo, que estaba siendo reparado al comenzar el asedio. Apenas dos jornadas después los ingleses solicitaron a los defensores (unos 1.500) que se rindiesen. Pero la respuesta española fue una negativa acompañada de una salva de cañón.
Tras haber intentado penetrar en la ciudad mediante escalas (y haber fallado brutalmente, dicho sea todo) los ingleses decidieron dejarse de minucias y llamar a la puerta por las bravas. De esta guisa, no se les pasó otra cosa por la mollera que hacer estallar una mina en una zona del muro cercana al convento de Santo Domingo. El explosivo no logró abrir una abertura en el muro, aunque sí lo dejó considerablemente dañado. «Desde ese momento los esfuerzos coruñeses se dirigen a reparar el muro. Tarea en la que tomarán parte activa las mujeres e incluso los niños», añade Saavedra. El fallo, con todo, no amedrentó a los de la reina, quienes se propusieron volver a hacer saltar por los aires las defensas con una nueva carga de demolición. El día 14 fue el peor, pues era en el que estaba planeado el asalto final inglés. El estallido no se hizo esperar, y después de que saltara por los aires la muralla, la infantería británica cargó por la abertura. Los españoles les recibieron con una salva de arcabuz en primer lugar, y las pertinentes picas después. Todo ello, acompañado a coro por un sin fin de baterías de cañones que bramaban balas contra los enemigos. Sangre y muerte y por aquí y por allá. Por la reina y por venganza unos, y por el rey y por salvar su tierra otros.
El paso de las horas trajo consigo un cansancio increíble para ambos bandos. Cuenta la historia (que no la leyenda) que, cuando la marabunta inglesa se disponía a entrar en la urbe, hubo una figura que logró detenerles: la de una valerosa mujer que, durante el asedio, había visto morir a su marido. En palabras de Valcárcel, esta chica (que ha pasado a la historia como María Pita) mató al alférez, le arrebató su bandera y la alzó por encima de su cabeza para llamar al combate (y dar ánimos) a sus compañeros. Existen varias versiones sobre cómo llevó a cabo esta gesta, aunque las más extendidas fueron que lo logró de una pedrada, o que lo hizo con su mismísima espada.
La recreación pirotécnica trata de simular esta invasión histórica de A Coruña que llegan por la vía marítima a la ciudad, el desembarco de los mismos, la resistencia heroica de los coruñeses, que se defendieron atrincherándose en la Puerta Real y la aparición de María Mayor Fernández, conocida como María Pita, que defendió la ciudad evitando así que se alzara la bandera británica en tierras coruñesas. De hecho, se cuenta que la propia María Pita dio muerte al oficial inglés que portaba la enseña. Se trata pues de una réplica incruenta de unos hechos que forman parte de la historia de la ciudad.
La duración de la batalla naval suele estar en unos 25 minutos y se utiliza cerca de 1000 kilogramos de pólvora.
Los efectos que animarán al público representarán el hundimiento del galeón de San Juan mediante efectos acústicos, visuales, marinos y terrestres. Riazor se cubrirá de rojo con secciones de lentejuelas, que emularán el fragor de la batalla que enfrentó al ejército coruñés y a las tropas del pirata Drake. En un primer momento las bombas y fogonazos del asedio inglés serán los protagonistas, mientras que para terminar la respuesta coruñesa tendrá el colofón en una fachada con los colores de la ciudad y una tumba de flores en el mar.
Hasta el año 2008, la representación se realizaba junto al Castillo de San Antón y Puerta Real. Pero en el año 2009 se cambió el escenario, que ahora se celebra en la ensenada del Orzán. Se realiza un disparo desde la superficie ubicada en la punta de las Esclavas, otro desde la zona cercana a la Domus. Desde ambos puntos se lanza fuego acuático.
Os dejamos en este enlace el ProgramafiestasMariaPita2019.