Hoy vamos a dedicar esta publicación a unos personajes singulares, los escribas egipcios.
En primer lugar hay que decir que los escribas son una figura trascendental en el Antiguo Egipto, y no solo porque merced a su trabajo podemos hoy en día saber más sobre su compleja y misteriosa civilización, sino también porque sin ellos, difícilmente la compleja administración del Imperio egipcio podría haberse gestionado de manera eficiente.
Hay que tener en cuenta que el dominio de la escritura convertía a los escribas en personajes de suma importancia, pues eran los que con su trabajo hacían algo que los egipcios valoraban sobre manera, y es que lo que se escribía y se grababa era lo que podría existir para siempre, pues quedaba, de alguna manera, inmortalizado físicamente en el mundo. De hecho, cuando por algún motivo se deseaba borrar a algún personaje de la historia (como el caso de Akhenaton), se realizaba una acción denominada memoriae damnatio, con la cual se borraban los nombres, formas, relieves, rostros, etc, de quien se quería borrar. De esta manera, se buscaba que estos quedasen en el olvido.
En el mundo de la simbología egipcia, la escritura tuvo un papel preponderante, pues convertía en inmutable lo escrito. La descripción (en templos y tumbas) de rituales, epítetos y cultos concretos aseguraban la pervivencia eterna de dichos ritos y cultos, por el mero hecho de haber sido escritos.
Sin duda el más famoso es el Escriba Sentado que se encuentra actualmente en el Museo del Louvre, pero hay muchos más ejemplos, como es el caso de los que se encuentran en los Museos de El Cairo y de Luxor.
Contexto histórico
En el Antiguo Egipto la sociedad estaba profundamente dividida. Había una gran distancia entre el primer piso de la pirámide social y el último. En la cúspide se encontraba una minoría, los personajes de la más alta categoría, regidores del Estado y de los puestos más importantes de la administración, vinculados a familias emparentadas o no con la realeza. Inmediatamente debajo, nos encontramos con otro grupo, más numeroso, integrado por los cargos directores de las distintas secciones administrativas centrales y locales, a lo que hay que añadir el sacerdocio.
A continuación, hay que nombrar a los funcionarios de los centros de poder, templos y palacios, entre los cuales se encontraban la mayoría de los escribas, mientras que una minoría de éstos podría incluirse, como se explicará más adelante, en las categorías superiores.
Los faraones necesitaban a los escribas para administrar la economía y para imponer la cultura oficial. El arte de la palabra y el dominio de la escritura fueron dos piezas clave en el desarrollo de la civilización faraónica. La escritura invadió todos los espacios de la sociedad, por lo que el escriba era una pieza fundamental para la construcción del armazón económico-cultural de su imperio.
Nació con una finalidad económica, pero pronto adquirió un interés trascendental: “Sé hábil de palabras […]. Las palabras valen más que todos los combates”, se exhorta al rey Merikará, de la dinastía X, en las enseñanzas redactadas por su padre. Cuando el egipcio se encontraba en apuros debía recurrir a ellas: “Contesta sin balbucear, la boca de un hombre puede salvarlo, su discurso puede proporcionarle la indulgencia”, se aconseja a un marinero en el Cuento del náufrago para justificar ante el faraón el fracaso de su expedición.
Poco tenían que ver las bondades del cálamo y del papiro con las calamidades y desgracias sufridas por el herrero, el barbero, el pescador o el fabricante de esteras. Como afirma el texto: “El alfarero ya está bajo tierra, aunque aún entre los vivos, excava en el lodo más que los cerdos para cocer sus cacharros… El carpintero que esgrime la azuela está más fatigado que un campesino… Los dedos del fogonero están sucios, su olor es el de los cadáveres, sus ojos están inflamados por el humo”.
Los escribas
De manera simplista, podríamos decir que los escribas eran copistas de la antigüedad. Los escribas eran conocedores de la escritura demótica y de los jeroglíficos.
Eran miembros de una clase de gran importancia en el mundo del Antiguo Egipto, pues eran los responsables del arte de la escritura. Además, debían registrar datos numéricos, redactar leyes, copiar y archivar informaciones.
Hay que tener presente que su estatus social emanaba del hecho de que eran escasísimas las personas que sabían escribir. Por eso, se convirtieron en funcionarios reales, al servicio del gobernante. Registraban la vida de los faraones, anotaban el cobro de los impuestos y además, copiaban los textos sagrados.
La existencia de tantos textos que glorifican la función de escriba no es casual. En realidad, son fruto de una propaganda muy estudiada por parte del Estado para mostrar su eficacia. Desde que hacia 3000 a. C. Egipto se organizó como un país unificado bajo una monarquía, el escriba participó activamente en el desarrollo de la nueva administración. En especial a partir del Reino Medio, período en el que justamente se compuso nuestra Sátira.
Eran muchos los padres de familia que consideraban que para sus hijos, “no había trabajo más hermoso que el de escriba”.
En el antiguo Egipto las escuelas de escribas eran accesibles a todo el mundo. No obstante, al principio, los escribas eran escogidos entre aquellas personas privilegiadas que habían estado formándose en torno a la familia real. Además, era un privilegio que solía pasar de padres a hijos, siendo uno de los trabajos más respetables del Antiguo Egipto.
Educados en una Casa de vida, que dependía de un templo, los escribas aprendices estudiaban, de los cuatro o cinco años a los diecisiete años, la escritura jeroglífica e hierática, gramática y textos clásicos, además de aprender Derecho, idiomas, historia, geografía y contabilidad.
En cuanto a la formación en el Antiguo Egipto, hay que reseñar que en el año 2002, un equipo francés descubrió por primera vez los restos arqueológicos de una escuela. Fue hallada en el Ramesseum, templo edificado por Ramsés II en Tebas oeste, y estaba dispuesta al aire libre, como parece que estuvieron la mayoría. Mención aparte merece el Kap, la prestigiosa escuela reservada a los príncipes e hijos de la élite, que se ubicaba dentro del palacio real.
Aunque la mayor virtud de un buen alumno era la de escuchar, también lo era la paciencia. Ante sí se desplegaba la ardua tarea de aprender a dibujar los cientos de signos de la escritura y sus valores fonéticos. Primero aprendía la cursiva, una versión rápida y simplificada, que servía para escribir con pincel y tinta sobre el papiro. La escritura jeroglífica correspondía a un nivel superior, debido a su carácter sagrado y monumental. Cincelado en la piedra, el texto formaba parte intrínseca de la decoración. Llegados a este punto, la tarea del escriba se confunde con la del artista. La metodología consistía en memorizar, evitando, aconseja un texto, estudiar en voz alta. Para facilitar el aprendizaje disponían de manuales con modelos de cartas, fórmulas y textos básicos. También se memorizaban largas listas de palabras catalogadas por clases con un fin enciclopédico.
Se animaba a los alumnos al esfuerzo: “No perdurará el nombre de quien deja la escuela con alegría”
Para la escritura, en período de formación, y dado lo caro que resultaban los papiros, las prácticas de aprendizaje se hacían sobre otros materiales: madera, cerámica y caliza (los llamados ostraca), utilizando ambas caras.
Los alumnos usaban el color negro para los textos, mientras que el rojo se reservaba para los títulos, los inicios de capítulo o las correcciones del maestro. Como hoy, también era habitual indicar la fecha del dictado, que se destacaba en rojo.
En Tebas había dos escuelas importantes, una en el Templo de Mut y otra, antes citada, en el Rammeseum. También destacaba la escuela de Deir El-Medina y la Casa de la Vida en el Templo de Medinet Habú. Los humildes escribas sin duda enseñarían a sus hijos o a algún hijo de un pariente como discípulos. El nivel de los ejercicios escolares sugiere que los escribas lograron discípulos aventajados y que siguieran sus vocaciones.
Los escribas eran hombres cultos. Personas capaces de leer, escribir y contar. Hombres que se habían formado durante su vida y cuya única misión era transmitir las órdenes de los faraones, anotar y controlar, entre otras, las actividades económicas. Todo pasaba por ello, por este motivo estaban bastante vinculados al palacio del faraón. No obstante, también era posible encontrar escribas independientes.
Se ha constatado la existencia, aunque minoritaria, de mujeres escribas, posiblemente hijas de hombres escribas, pero seguramente no llegaron a tener un papel en la administración, sino que su aprendizaje sería para disfrute personal. En tiempos del imperio medio se conoce la existencia de alguna escriba, y en la época baja estas debieron ser relativamente numerosas. Existen tablillas de las hijas de Amenofis IV y hay un grafito en la pirámide Escalonada (III dinastía) con alusiones burlescas a las aficiones literarias de las mujeres.
Vestían humildemente, con una falda hecha de lino o de algodón, aunque este atuendo no rebajaba el hecho de que eran una casta especial.
Se cree que estuvieron presentes a lo largo todo el período dinástico de los faraones.
También hay que reseñar que no todos los faraones sabían leer y escribir, por lo que en muchos casos no eran capaces de leer las normas e instrucciones que dictaban al escriba. Pero también hubo algún faraón que ejerció como escriba, como es el caso de Ramsés III, que según parece fue el escritor del “papiro Harris I”, un texto dedicado a su hijo, el futuro Ramsés IV.
La función de los escribas
Su función principal era registrar todos los acontecimientos del Imperio egipcio, así como las que le eran anexas: archivista, copista, contador o secretario.
Trabajaban en todos los departamentos de la administración egipcia, pudiendo llegar, los privilegiados, a ser los escribas reales.
Las tareas que realizaba el escriba podríamos clasificarlas en:
- Políticas. Ya que eran los encargados de escribir las leyes. Además recogían las grandes hazañas de los faraones. Por ejemplo, Pentaur (siglo XIII a.C.),fue el encargado del poema que narra la batalla de Qadesh para vanagloria de Ramsés II.
- Sociales. Documentaban cuanto acontecía en la sociedad de su momento, ya que el registro de los hechos podría servir de ayuda para futuras generaciones. Así recogían los procedimientos e los tribunales, contratos legales, testamentos, procedimientos médicos, genealogías,… También ofrecían sus servicios a particulares, para redactar cartas y testamentos, leer la correspondencia,…
- Económicas. Vinculado a los tributos e impuestos. Realizaban inventarios de recursos y cosechas, existencias en tiendas para los trabajadores, calculaban las cosechas,…
- Utilizando una lengua propia, por medio de símbolos codificados.
- Se ocupaban de registrar los rituales y ceremonias que llevaban a cabo los sacerdotes. También se ocupaban del registro del cuerpo mitológico y la cosmovisión espiritual de aquella sociedad, así como la recopilación de hechizos mágicos.
Para registrar sus escritos, los escribas utilizaban habitualmente los papiros, aunque también hacían registros en las paredes internas de las pirámides, monumentos, etc. Para ello utilizaban una paleta de escritura, conocida como paleta de escriba, y que estaba elaborada con madera y almacenaban tinta negra y tinta roja. Las paletas también tenían un orificio en el cual se introducía un instrumento parecido a un pincel, hecho con tallos afilados de una planta llamada junco. La tinta podía producirse de varias formas, como, por ejemplo, a través de morteros que se usaban para triturar el polvo, que a su vez era mezclado con agua para dar como resultado una tinta natural.
En una sociedad altamente religiosa, como la egipcia, los escribas participaban en ceremonias y rituales.
Como aliado del faraón, fue recompensado con una carrera ascendente. Las célebres estatuas de escribas sentados, con el rollo de papiro sobre sus rodillas, son el mejor reflejo de su estatus social y su orgullo de clase. Se organizaban en torno a una jerarquía de directores, en lo alto de la cual se encontraba el visir, mano derecha del faraón.
Como ejemplo de esta promoción de los escribas, sirva como ejemplo el caso de Jupuiu, quien vivió durante la dinastía V, y desempeñó, al mismo tiempo, el cargo de ministro de asuntos del rey, escriba de los documentos reales y director de los escribas. O el caso, durante la dinastía VI, del escriba Dyau, cuya tumba se encontró en Abydos, era escriba de rollos divinos, director de los escribas reales y sacerdote lector. Entre las decenas de escribas, de cuya existencia han quedado testimonios, podemos citar los casos de: Akhpet (1290 a. C) quien además ocuparía el cargo de jefe de embalsamadores durante la Dinastía XIX; Amenofis (1430-1350 a.C), sumo administrador durante la XVIII Dinastía; Ankhefenamón (1039-991 a. C), quien llegaría a ser mayordomo con la Dinastías XXI, o Amenhotep, escriba real y Sacerdote de Horus en el siglo XIV a.C.
Materiales utilizados por los escribas
Para escribir usaban marfil, pedazos de piedra, huesos (omóplatos) de animales, tablas de madera (recubiertas a veces de una capa de estuco o yeso) pedazos de alfarería (los ostraka), cuero, lino, papiro y pergamino. Los más usados fueron el papiro, los pedazos de piedra caliza y los ostraka. El papiro venía en rollos, de unos 20 a 40 centímetros de ancho, que debían cortar con una navaja según la extensión del documento. La calidad del papiro era excelente, lo que explica que merced a su calidad y su resistencia, hayan llegado hasta nuestros días.
El papiro fue el papel de los egipcios. Se elaboraba a partir de una planta acuática que vive en zonas pantanosas, cuyo nombre científico es Cyperus papyrus. Esta especie de junco, que puede alcanzar hasta 5 metros de altura, crecía profusamente hace 5.000 años en las orillas del Nilo. Fue parte esencial de la civilización egipcia, cuya cosmogonía le otorgó un carácter divino, asociándola a la diosa Uadyet (protectora del Bajo Egipto y relacionada con la fertilidad). El papiro se plasmó en la decoración de los templos y se utilizaba en procesiones religiosas. Una de las características primordiales de esta planta, es que permite ser prensada y secada, razón por la que se convirtió en el soporte de escritura habitual, que sustituyó el sistema mesopotámico de tablillas incisas.
La elaboración del papiro egipcio era monopolio real y sus técnicas de producción se mantuvieron en secreto, razón por la que se asocia principalmente a esta cultura. Se exportó durante siglos en rollos y fue muy valorado en todo el Mediterráneo antiguo debido a su utilidad.
El papiro fue el más empleado para los documentos oficiales. Es escribía encima del papiro con un cálamo de junco, cortado en un extremo oblicuamente formando una punta cincelada capaz de provocar trazos gruesos o finos, empleados ambos en la escritura hierática. Si bien habían conseguido muchos colores usados en pinturas, en la escritura se utilizaban el negro y el rojo (éste para resaltar o insistir). El negro se obtenía del hollín de los utensilios de cocina y el rojo del almagre u óxido de hierro. Los pigmentos secos se mezclaban con goma arábiga (exudación de ciertas acacias), se les daba la forma de pequeños bloques que se dejaban secar. Para escribir se volvían a humedecer con agua. El equipo básico para la escritura era una caja de cálamos, una paleta de madera con hoquedades para los dos tintas, un recipiente de agua para humedecer la pintura.
El pincel era un tallo de junco afilado a navaja o deshilachado por la punta.
En la paleta había dos orificios, uno para tinta negra (la más usada) y otro para la tinta roja (para destacar algún pasaje). Aunque utilizaban más colores, éstos eran los más característicos y los que usaban para documentos oficiales.
Ponían el papiro sobre sus rodillas y escribían de derecha a izquierda, en vertical, y a mano alzada. No se utilizaban las minúsculas, y no se separaban las palabras, sólo al final de cada período del texto, con una señal denominada parágrafos. El título del texto iba al final para preservarlo. Cuando el escriba terminaba el texto, procedía a su corrección, ya fuera él mismo o un corrector experimentado.
La escritura en Egipto
Parece ser que empezó a utilizarse hacia el 3000 a.C., y desarrollaron tres tipos de escritura: la jeroglífica, la hierática y la demótica.
El cálculo precedió a la escritura. Lo más probable es que la escritura se inspirara en la mesopotámica y fuera importada por la invasión de los pueblos de la cultura Naqada II. A diferencia de Sumer, no se poseen vestigios de las formas primitivas de escritura egipcia, la cual penetra en la historia ya plenamente desarrollada.
La escritura egipcia era, inicialmente, pictográfica, conservando buena parte de su cualidad pictórica. Luego las pictografías se convirtieron en ideografías, y gracias a la conjunción de los dos procesos de homofonía y polifonía fue posible representar la lengua egipcia gráficamente con relativa facilidad.
Este tipo de simbolismo procedía del scriptorium de la Casa de la vida, tomando el nombre de escritura de la Casa de la vida. Los jeroglifos eran un tipo de escritura pictórica, monumental y grabada.
Durante el imperio Antiguo, la escritura se simplificó, dando lugar a trazos más cursivos, y a mediados del primer milenio a.C. la escritura cursiva se transformó en un nuevo sistema de escritura en el que la mayor parte de los antiguos símbolos se modificaron, principalmente en base a contracciones y ligaduras, y en el que se introdujeron nuevos símbolos y reglas: es la escritura popular o demótica.
La escritura jeroglífica la abarcamos en el próximo apartado. Veamos otros tipos de escritura:
La escritura hierática era una variante cursiva de la escritura jeroglífica, que podía usarse mejor en la escritura en papiro o placas de barro, siendo más estilizada y sencilla, por lo que los escribas podían componerla en menor tiempo. Su nombre proviene del griego ἱερατικά (hieratika, sagrado o sacerdotal). Generalmente se escribía con una caña afilada usando tinta negra; la tinta roja se usaba para destacar algún apartado. Podía escribirse como la escritura jeroglífica, en línea o columnas; pero a partir de la Dinastía XII solo se hará en línea y de derecha a izquierda.
Durante mucho tiempo fue la escritura que se usó en los textos administrativos, científicos y religiosos.
La escritura demótica era una forma abreviada de la escritura hierática, cuyo nombre proviene del griego demotika, popular, haciendo referencia a los asuntos cotidianos, es decir, se usaba con propósito literario o económico, pudiendo grabarse en madera o en piedra. Este término fue usado por primera vez por el historiador griego Heródoto a fin de distinguirla de la escritura jeroglífica y de la hierática.
Se desarrolló a partir del siglo VII a.C. llegando a ser el tipo de escritura dominante en Egipto hasta su reemplazo por el griego en el siglo IV d.C.
Se considera una abreviación de la lengua hablada. Los signos eran más esquemáticos y tenían un trazado más rápido y sencillo. Se escribía de derecha a izquierda sobre materiales como el papiro. Se utilizó en el día a día, las transacciones comerciales y la literatura, por lo que la hierática tan sólo se continuó usando para los textos religiosos.
Por último, la escritura copta, era una mezcla del alfabeto griego y de signos demóticos. La encontramos en la última fase del antiguo Egipto, y su origen estaría en torno al siglo II a.C. Años más tarde sería utilizada por los cristianos que vivían en esa zona.
Estaba formada por las diferentes letras del alfabeto griego, además de seis caracteres demóticos, ya que algunos sonidos utilizados no tenían su equivalente griego.
Los jeroglíficos egipcios
Jeroglífico es un término griego. Los egipcios llamaban a su escritura jeroglífica “palabras del dios”. Proviene de 2 palabras griegas: ἱερός (hierós) “sagrado”, y γλύφειν (glýphein) “escritura”.
Como decíamos anteriormente, el sistema de escritura de esta época fue variando a lo largo de los siglos, aunque el tipo más conocido es el jeroglífico.
Los eruditos creen que los jeroglíficos egipcios se desarrollaron alrededor de 3200 a.C . Al principio, los egipcios usaban entre 700 y 800 signos, llegando a ser 6.000 en torno al año 300 a.C. Por lo tanto, la escritura jeroglífica fue la primera en desarrollarse. Deriva de la pictografía, en la cual se representan objetos en base a dibujos. En total, esta forma de escribir tuvo alrededor de 750 signos. Este sistema resulta interesante para mucha gente e incluso para los niños. Era un sistema complejo, estaba formado por tres componentes distintos:
- Ideogramas: su significado era el mismo elemento que estaba representando. Por ejemplo, para representar un gato, se trazaba un gato. Estos dibujos también representaban ideas abstractas.
- Fonogramas: representación de los sonidos. Tenía signos alfabéticos (una letra) y signos silábicos (dos o tres consonantes).
- Determinativos: como algunos símbolos tenían más de una acepción, se utilizaban los determinativos, signos que indicaban a qué tipo de objeto pertenecía el icono representado.
Este tipo de escritura era utilizada para realizar inscripciones en monumentos, pirámides, sarcófagos, tumbas y esculturas. Por tanto, era un elemento esencial del arte. Tenía un valor sagrado, ya que se le conocía como el “lenguaje de los dioses”.
Los textos se escribían en cualquier sentido, menos de abajo a arriba, y las frases se organizaban en líneas y columnas. No existían reglas de puntuación, por lo que los signos se agrupaban en cuadrados. Para indicar el comienzo del texto, se dibujaba una forma a siguiente foto se puede ver un ejemplo de inscripción elaborada en horizontal.
Debido a su dificultad, la mayoría de los habitantes no sabían leer los jeroglíficos, tan sólo los sacerdotes, los oficiales del ejército, los funcionarios, los escribas y los faraones.
Los jeroglíficos se leen verticalmente, horizontalmente, de derecha a izquierda o de izquierda a derecha. Las señales revelan en qué dirección deben leerse las tallas. Si los signos están orientados hacia la derecha, deben leerse de derecha a izquierda. Si están orientados hacia la izquierda, deben leerse de izquierda a derecha.
Algunos objetos tenían inscripciones que se leyeron en dos o más direcciones. Los egipcios creían en crear objetos equilibrados . Si una inscripción estaba en un lado de una ventana, entonces tallarían otra inscripción en el otro lado. Los egipcios evitaban dejar el espacio vacío. Apilaron sus signos y no dejaron espacios entre palabras u oraciones.
Sólo los egipcios de élite, como la realeza, los nobles, los sacerdotes y los escribas, podían leer los jeroglíficos. Estas personas constituían alrededor del 3% de la población. Los escribas fueron a escuelas especiales y algunos comenzaron a entrenarse a los 12 años. Los estudiantes tenían que comenzar por aprender 200 signos diferentes.
Las personas con conocimientos básicos de jeroglíficos conocían alrededor de 750 signos. Un escriba experto tenía que memorizar más de 3,000 jeroglíficos. Los escribas se ganaban la vida a través de su trabajo y eran miembros valiosos de la comunidad. Usaron herramientas especiales en su trabajo.
El lingüista francés Jean-François Champollion –considerado el padre de la egiptología- fue quien pudo descifrar el significado de este tipo de escritura gracias al estudio de la Piedra Rosetta, piedra encontrada por las fuerzas de Napoleón en 1799 y que data del 196 a. JC.
El dios de los escribas
Hasta tal punto tenía importancia la tarea del escriba en Egipto, que contaban con su propio dios: Thot (o Dyehuty en egipcio). Thot era el inventor y protector de la escritura y de la sabiduría, el dios al que acudían todos los demás para pedirle ayuda y consejo.
Thot era además el dios de la música, la geometría, la medicina, la magia y la astronomía. Incluso era el símbolo de la Luna.
Entre sus funciones estaba la de actuar como mensajero de los dioses, asegurándose de que se cumpliesen sus voluntades.
Como en todas las mitologías, el origen de este Dios es diferente según las fuentes consultadas, así algunas refieren que era hijo de Ra, en otras que había nacido de la cabeza de Seth.
Thot es un dios tan antiguo que participó en los mitos de creación y en el nacimiento de Osiris, cuando Nut pidió la ayuda de Thot para poder tener hijos. Durante los enfrentamientos entre Seth y Horus por el dominio de Egipto, Thot se alió con Isis y Horus para defenderlos de Ra, y cuando la diosa Tefnut se alejó al desierto de Nubia, llevándose con ella la humedad, Thot fue la convenció de regresar y para ello tomó la forma de un babuino. Desde entonces se lo representa con este animal, o bien con la cabeza de un ibis, una pluma y la tablilla de escriba celestial para anotar los pensamientos, palabras y actos de los hombres y pesarlos en su balanza.
Como secretario de los dioses, Thot poseía y dominaba la palabra eficaz; escribía las leyes, las cuentas, las historias y el Libro de la Vida. Como señor del calendario y escriba de los dioses, anotaba los años de cada faraón y también estaba presente en el juicio de los muertos, interrogando al difunto para saber si era merecedor de la vida después de la muerte.
La pluma de ibis, su atributo principal, se pesaba junto al corazón del difunto, si pesaba más que la pluma no podía pasar al mundo de Osiris; si pesaba lo mismo sí, y nada podía pesar menos que la pluma de Thot.
En Grecia se le identificaba con el dios Hermes, por eso la ciudad principal de su culto recibió el nombre de Hermópolis, donde regía la “Casa de la vida” y donde se creía que Thot había codificado las ceremonias que transformaban a los muertos en espíritus para que sólo sus sacerdotes las conocieran.
Rematamos esta publicación, y confiamos en que, pese a su larga extensión, haya resultado de vuestro interés, y en ese caso nos gustaría que nos lo hicieseis saber pulsando en el botón “Me gusta”. Además, te animamos a aportar algún comentario, y si tienes interés, suscribirte gratuitamente a la Newsletter del Blog para mantenerte siempre informado sobre las nuevas publicaciones del Blog.
Por último, si os ha gustado lo suficiente como para compartirlo en vuestras redes sociales, estaríamos realmente encantados de que así lo hicieseis.
Nuestra recomendación de hoy
Referencias
“Escrituras, lengua y cultura en el Antiguo Egipto”. De Cervelló Autuori, J.
https://historia.nationalgeographic.com
https://historiaybiografias.com