Siguiendo la senda de nuestras anteriores entradas, la dedicada al Panteón Galaico y la referente a la conmemoración del Samaín, publicadas los días 16 de setiembre y el 26 de octubre pasados, hoy vamos a repasar las leyendas relacionadas con las piedras y rocas en la mitología gallega.
La influencia y presencia de la piedra, ya desde la era megalítica, está claramente manifestada en las leyendas de Galicia.
Arca da Piosa: es un dolmen situado en la parroquia de Muíño, en el concello de Zas. Está situado cerca de los dólmenes de Pedra Moura, Pedra da Lebre y Pedra Cuberta.
Dolmen de Axeitos: es uno de los monumentos funerarios megalíticos de Galicia más conocidos. Se sitúa en la parroquia de Oleiros, en el concello de Ribeira, cerca del entorno de las famosas dunas de Corrubedo. Destaca por su equilibrio de formas. Conocido como el “Partenón galego”, se estructura en una planta poligonal con corredor formada por siete ortóstatos. Se sitúa con la orientación hacia el este, tradicional en este tipo de megalitos.
Dolmen de Dombate: es un monumento megalítico situado en la parroquia de Borneiro, en el concello de Cabana de Bergantiños, en la Comarca de Bergantiños. Se construyó en la primera mitad del IV milenio y, la cámara, a finales de ese mismo milenio. Fue usado en diferentes épocas y se evidenció un uso que va desde el año 3.800 a.C. hasta el 2.700 a.C., momento en el que se clausura el monumento. En él se han encontrado una hilera de ídolos, veinte en total, colocados frente al corredor y en el límite del túmulo, y un notable ajuar lítico y cerámico. También abundan en él las pinturas rupestres; en zig-zag, bandas verticales y oblícuas, ondulaciones, retículas, etc… Son de color negro y rojo, principalmente.
Dolmen da Pedra da Arca: también conocido como Casa das Mouras o Casa dos Mouros, está situado cerca del Castro de Regoelle, en Dumbría.
La Leyenda de la Moura: cuenta que un poderoso hechizo convirtió a una Fada muy bella en una roca. En la noche del solsticio de verano (Litha), se deshace el encantamiento y, por unos segundos, la roca se transforma de nuevo en una mujer, que aparece junto a un tesoro. La doncella anda en busca de un pretendiente que la libere de pasar otro año entero convertida en roca. Más ésta tiene que poner a prueba al caballero. Para asegurarse su amor, la Fada le da a escoger entre ella y el tesoro. El destino manda y el pretendiente, año tras año, escoge el cofre. En ese momento, el oro se desvanece y ambos se funden en la roca. Ella quedará un año más a la espera de repetir la historia.
- Leyenda del Rey y de los Guerreros: cuenta que al pie de la Pena Molexa hay otras rocas que son un Rey y sus Guerreros convertidos en penedos, también por un hechizo. En la noche del solsticio de verano, la noche de San Xoán, se transforman de nuevo en humanos, para recordar a las personas que siempre estarán allí para guardar la tierra. Esa noche, el Rey y sus hombres y mujeres, recorren y vigilan los montes, visitan y protegen las casas, con motivo de cuidar a los idosos (ancianos), ya que son ellos los que guardan nuestras antiguas tradiciones. Al finalizar la noche solsticial, se convierten de nuevo en rocas, donde quedarán para siempre con nosotros para proteger la Terra de Trasancos.
- El compromiso de la Tierra; Las Tres Cuencas: es un simbolismo que representa el gran respeto y amor que el pueblo gallego siempre sintió por sus costumbres y por su tierra. Este simbolismo consiste en poner en tres cuencas tierra fértil, aire limpio y flor de agua pura, recogidas en la noche solsticial. Se colocan en frente de las puertas de las casas durante todo el año, en señal de compromiso con el cuidado de lo que nos mantiene y da la vida: la Tierra.
- También se cuenta en Vilasuso que la Pena Molexa tenía un encantamiento: guardaba tres mulas de oro. Un día llegó un hombre con un libro. Era el libro de San Cibrán. El hombre lo leyó desde la primera página hasta la última, de arriba abajo, después, lo desleyó desde el final hasta el comienzo, deshechizó las mulas y se las llevó. Después de esto, aparecerán muchos más encantos. Cuando nadie consigue hacerse con ellos, al cabo de cierto tempo, se van al mar. Dicen, también, que hay una gallina con polluelos de oro, que aparecen en la mañana de San Xoán. Un día, una mujer cogió a los polluelos, los metió debajo de la falda y se fue para su casa. Cuando llegó, los polluelos habían desaparecido.
Pedra de abalar: son enormes piedras, habitualmente situadas cerca de la costa, que están apoyadas gravitacionalmente solo en dos puntos de forma que el centro de gravedad se puede modificar con un esfuerzo muy pequeño. El significado antropológico y etnográfico de estas piedras es grande, pues a veces sirven como lugar de rito de iniciación o curación. Su existencia cerca del mar responde a su formación: la erosión salina va creando alvéolos en sus regiones más periféricas, que le van dando formas redondeadas a la roca y, eventualmente, trasladan las fuerzas de apoyo a puntos que no eran los iniciales.
Éstas son algunas de las Pedras abaladoiras más conocidas:
- Pena da Conga, en Melide
- Pedra da Barca, en Muxía
- Castro do Faro, en O Porriño
Pena Molexa: es uno de los monumentos naturales más singulares del concello de Narón, situado en la parroquia de O Val, muy cerca del asentamiento castrexo de Vilasuso.
Se trata de un espectacular penedo (piedra muy grande que sobresale de la tierra o del mar) de varias toneladas colocado sobre enormes rocas. Su disposición no tiene una apariencia natural, ya que parece que su colocación fue por accidente, más el hecho de haber sido puesto entre los dos bloques graníticos por la naturaleza, o por la mano del hombre, es irrelevante. Su folclore indica que este penedo formaba parte importante de un viejo culto y de una vieja creencia, y se considera obra de una divinidad.
La Pena Molexa fue seguramente un santuario celta, un altar que, por alguna razón, no llegó a ser cristianizado. Su folclore aún constituye un ejemplo de la supervivencia popular del culto a la Deusa Nai (Diosa Madre) celta, la divinidad femenina que representa a la propia tierra que, en este caso, sería Galicia.