Prototipo de hombre del Renacimiento, pues encarga el ideal del hombre de este tiempo, que se centraba en la sabiduría aplicado a los diversos campos del arte y la ciencia. Un hombre, un genio, al que resulta difícil calificar con una especialización: inventor, científico, arquitecto, escultor, pintor, matemático, ingeniero, astrónomo, físico, alquimista, botánico. Hoy vamos a recordar la figura de Leonardo da Vinci. El genio renacentista.
Biografía de Leonardo da Vinci
Su nombre completo era Leonardo di Ser Piero da Vinci. Pero aunque nos referimos a él como “da Vinci”, la verdad es que Leonardo no tenía un apellido, al menos no como lo pensamos en el sentido moderno. Da Vinci literalmente significa “de Vinci”, su ciudad natal. Esto era algo común en ese momento. Durante la vida de Leonardo, los apellidos hereditarios se hicieron más populares entre la clase alta, y se convirtieron en una práctica común hasta mediados del siglo XVI. Es por eso que todavía encontrarás que la mayoría de los museos y libros académicos simplemente se refieren a él como Leonardo.
Nació el día 15 de abril del año 1452, en la villa toscana de Vinci, una localidad de Florencia, en Italia. Era hijo ilegítimo de Piero Fruosino di Antonio, un rico abogado, noble, notario y embajador de la República de Florencia. Su madre era Caterina di Meo Lippi, una joven campesina. Leonardo se criaría en la casa paterna. Tuvo cuatro hermanos por parte de su madre y doce por parte paterna.
Su primera formación, la adquirió de niño, donde parece que aprendió a leer, escribir y algo de aritmética, aunque para algunos Leonardo era un iletrado. Visto con ojos de hoy en día, dada su genialidad, puede ser sorprendente saber que Leonardo no recibió mucha educación formal. Gran parte de su profundo aprendizaje llegó en una etapa posterior de su vida. Desde muy joven demostró una gran inquietud por saber y conocer, una curiosidad que se centró en un principio en la Naturaleza, de ahí sus primeros dibujos con seres mitológicos, de su propia invención. Su primer biógrafo, Giorgio Vasari, afirmó que el padre de Leonardo quedó aterrado a la vez que fascinado por uno de los dibujos que pintó el joven Leonardo.
Demuestra ya desde niño aptitudes para las artes plásticas, principalmente el dibujo, ya que contaba además de con una gran capacidad de observación, un talento natural.
A fin de encauzar su talento para la pintura, el padre de Leonardo favoreció que el joven (con apenas 17 años) artista se iniciase como aprendiz en el taller de Andrea del Verrocchio (pintor, escultor y orfebre), artista prestigioso, no en vano trabajó para la familia Medici, el linaje más importante por entonces, no solo en Florencia, sino en todo el territorio europeo. Durante su estancia con Verrochio, Leonardo tuvo la oportunidad de adquirir sus primeros conocimientos técnicos sobre dibujo, pintura, grabado y escultura, así como el estudio de la figura y las teorías de la óptica y la perspectiva, y por tanto, a la geometría.. Al mismo tiempo, también trabajó en el taller de Antonio Pollaiuolo, ya que estaba ubicado justo en la tienda de al lado.
Leonardo no tardaría en superar a su maestro. Pronto se interesó por una nueva técnica llegada de los Países Bajos: la pintura al óleo. Con ella innovó en composición y claroscuro.
Pasados seis años, Leonardo decide establecer su propio taller independiente en Florencia. De esta época data su primer cuadro: la Virgen del clavel.
En el año 1478 Leonardo recibe su primer encargo: una tabla para el Palazzo Publico que finalizará Filippino Lippi. Por estas mismas fechas, y según cuentan palabras del propio Leonardo recogidas en sus escritos, habría comenzado a trabajar en una serie de madonnas, además de en una inacabada Adoración de los Magos (1481) para un altar de San Donato di Scopeto.
Ya en el año 1482, cansado de Florencia, decide partir hacia Milán, ante lo que Lorenzo de Medici respondería ofreciéndole una carta de recomendación para los Sforza. Esta carta no le agradó al artista pues en ningún renglón se hablaba de sus aptitudes como pintor e inventor ni de sus intereses por la cocina.
Ante este hecho y con la personalidad del artista, él mismo decide hacer la carta de presentación para Ludovico El Moro, que decía: “No tengo par en la fabricación de puentes, fortificaciones, catapultas y otros muchos dispositivos secretos que no me atrevo a confiar a este papel. Mis pinturas y esculturas pueden compararse ventajosamente a los de cualquier otro artista. Soy maestro en contar acertijos y atar nudos y hago pasteles que no tienen igual.”
En Milán con el mecenazgo de Ludovico Sforza, permanece en su corte durante 17 años como ingeniero. En esta época no trabaja solo como artista, sino que lo hace también como ingeniero militar, pues el territorio italiano estaba marcado por guerras entre sus múltiples mini-estados.
En el año 1490 decide abrir una escuela en la en la ciudad lombarda en la que enseñaba todos sus conocimientos y compartía sus investigaciones. De este mismo año data el Hombre de Vitruvio, el famoso dibujo con el que Leonardo explicaba las proporciones ideales del cuerpo humano.
Cuatro años más tarde, en 1494, Leonardo recibe un encargo del convento dominio de Santa María dalle Grazie, consistente en la pintura de un fresco, un mural de algo más de cuatro metros de alto por ocho de largo. Esta obra le llevaría varios años, no finalizándola hasta el año 1498. Estamos hablando de La última cena.
Apenas un año más tarde y tras la conquista de Milán por los franceses, Leonardo huye a Mantua y luego a Venecia, donde trabajó como ingeniero militar. Al poco tiempo regresa a Florencia, bajo gobierno ya de César Borgia, el hijo del papa Alejandro VI.
En el año 1506 Leonardo regresa a Florencia, y aunque se dedicó especialmente a la ciencia, fue en esta época cuando terminó La Virgen de las rocas.
A partir de ese momento, Leonardo recorre diversas localidades italianas, hasta que en el año 1513 se instala en Roma, donde consigue trabajo para el papa León X, aunque no de la dimensión que él deseaba, pues era el momento de esplendor de Miguel Ángel y Rafael. Se cree que, debido a los pocos encargos que recibía, da Vinci se centró en sus investigaciones. Sin embargo, esa sensación de fracaso en la capital italiana no le abandonó y posiblemente le impulsara para mudarse a Francia en 1516.
Ya en Francia, Leonardo cuenta con el beneplácito y apoyo del rey Francisco I, quien los instala en el castillo de Clos-Lucé, muy cerca de la localidad de Amboise, donde pasaría los últimos años de su vida. Si bien no pintó mucho mientras estuvo en Francia, pasó mucho tiempo trabajando en sus proyectos científicos. Su brazo derecho quedó paralizado, pero tenía una mano izquierda igual de hábil. De hecho se sabe que pese a su dislexia, podía escribir con una mano hacia adelante, y con la otra hacia atrás.
Leonardo muere en Amboise, Francia, después de una larga enfermedad, el día 2 de mayo de 1519, a los 67 años de edad. Fue enterrado en la Colegiata de Saint Florentin en el castillo de Amboise. Desafortunadamente, la iglesia fue dañada durante la Revolución francesa, algo que llevó a su demolición en 1802. Como algunas de las tumbas también fueron destruidas, esto ha dificultado que los historiadores sepan dónde están sus restos.
El polifacético Leonardo da Vinci
Leonardo era más un filósofo que un artista, que se valió de un lápiz y de un papel para configurar no tanto una estética como una concepción del universo. Leonardo fue pintor y pensador, científico y visionario, ingeniero y arquitecto, escritor y biólogo. Por lo que si queremos tener una visión más esquemática y estructurada de la enorme capacidad y trabajo desarrollado por Leonardo, tendríamos que hablar de las ocho facetas que lo definirían.
- Como pintor, su labor como pintor, si bien no fue muy amplia, al menos lo que ha llegado hasta nosotros, está llena de genio y talento. Obras como el Retrato de Dama y la Anunciación, nos dejan un ejemplo excelso de su capacidad para reflejar el rostro femenino. Obras magnas como La última cena o La dama del armiño han quedado relativamente eclipsadas por la dimensión de su cuadro más famoso: la Mona Lisa, o Gioconda, expuesta en el museo del Louvre de París y convertida en un auténtico icono popular.
- Como pensador, nos encontramos a un Leonardo capaz de acceder tanto al conocimiento de los tratados filosóficos de la antigüedad como al pensamiento del Quattrocento. Leonardo se percató del antiguo error de parcelar el saber en diferentes disciplinas, comprendió que sólo podría descubrirse la unidad del saber eliminando las barreras, advirtiendo la existencia de leyes implícitas que también se verificaban en los fenómenos naturales.
- Como científico, cabe resaltar que Leonardo fue quien de alcanzar una dialéctica entre el arte y la ciencia, y así lo acreditan sus códices y manuscritos, y ello en base a que ambas disciplinas requieren de la intuición y la inventiva. Y en este camino Leonardo encontró en la observación de la naturaleza un camino de inspiración, tanto desde la fascinación del cuerpo humano como desde la concepción idealista del paisaje.
- Como visionario. Simplemente con ver los diseños imaginados por Leonardo, aunque la mayoría no llegaran a verse materializados, permiten comprobar cómo siglos antes logró anticiparse a hitos que la ciencia pondría en marcha más tarde. Además, Leonardo era un hombre de ciencia, y accedió de primera mano a las novedades astronómicas, pero el itinerario milanés también subraya una cierta predisposición a la astrología y la quiromancia. Como inventor dejó trazadas las ideas de lo que luego serían dispositivos y aparatos tan dispares como el paracaídas, el helicóptero y el tanque, aunque el nivel tecnológico de su época hizo imposible que los viera convertidos en realidad.
- Como ingeniero, Leonardo ingenió inventos mecánicos, tanto en el ámbito textil, como en el de la construcción, la guerra, incluso un antepasado del automóvil. Leonardo diseñó o mejoró una gran cantidad de artilugios de todo tipo, desde máquinas de guerra hasta objetos de uso cotidiano.
“tengo planos de puentes muy ligeros y fuertes, y que se pueden cargar con mucha facilidad… Cuando un lugar está bajo asedio, sé cómo cortar el agua desde las trincheras y cómo construir una cantidad infinita de escaleras y otros instrumentos… (…) Y si cualquiera de las cosas anteriormente mencionadas pareciera imposible o impracticable a alguien, me ofrezco para hacer demostración de ellas en su parque o en cualquier lugar que a su Excelencia le plazca, y a usted me encomiendo con toda la humildad posible.”
- Como arquitecto, Leonardo concibió que Florencia se contuviera en una planta decagonal. Y quiso poner orden al trajín de canales con que Milán desempeñó una importante actividad fluvial.
- Como escritor, nos dejó cifras y conceptos, en audaces textos y anotación, que demuestran que pese a no ser un erudito, disfrutaba escribiendo sobre la moral, la pintura, la mecánica y la filosofía. Da Vinci cultivaba los géneros en boga durante el Renacimiento a semejanza de la cultura grecolatina [la epístola, el tratado, el diálogo, el discurso].
- Como biólogo, Leonardo intentó observar el mundo y comprenderlo, camino que le llevó al empirismo. Y predispuso su posición de pionero en ciencias que hoy nos parecen tan convencionales como la paleontología y la anatomía comparada, más allá de sus incursiones en la zoología, la botánica y la fisiología
La obra y creaciones de Leonardo da Vinci
En el campo de la pintura
Aunque Leonardo es considerado uno de los mejores pintores de todos los tiempos, su producción artística fue relativamente pequeña. A pesar de la multitud de bocetos, análisis e investigaciones que Leonardo llevó a cabo en el terreno de la pintura, o quizá debido a este mismo hecho, lo cierto es que su producción en este campo no es excesiva. Pocas, pero con categoría de obras maestras de la historia del arte; así podrían definirse sus pinturas.
La esencia de la naturaleza de su obra pictórica se caracteriza por el continuo recurso a la investigación y a la experimentación. Para Leonardo la pintura es filosofía, más aún, es ciencia y constituye el lenguaje más adecuado para comunicar el conocimiento del mundo sensible.
Parte de esto se debió a su mente activa. Ocupado con investigaciones científicas y asuntos de ingeniería, a menudo pasaba largos periodos en los que no aceptaba comisiones ni pintaba mucho.
Entre las obras maestras juveniles de tema religioso e Leonardo se encuentra la Anunciación de los Uffizi.
En los Ufizzi se encuentra también la Adoración de los Magos.
Algunas de sus obras famosas, como La batalla de Anghiari y Leda, se conocen solo a través de bocetos preparatorios o copias realizadas por otros pintores después de haberse perdido, destruido o deteriorado con el tiempo. Sin embargo, su reputación incomparable habla del poder de su arte. Incluso con tan pocas pinturas completas, es imposible negar su influencia en los artistas de su época y en las generaciones venideras.
La obra más importante del periodo milanés han sido las dos versiones de la Virgen de las Rocas, que fue encargada en abril de 1483 por la hermandad de la Inmaculada Concepción, en donde el artista aplica el esquema de composición triangular que encierra a la Virgen, el Niño, San Juan y el Ángel, y por otro lado, y aquí Leonardo utiliza por primera vez la técnica del sfumato.
Su San Juan Bautista, es una obra en la que Leonardo no lo retrata como las figuras demacradas de la tradición toscana, sino que lo hace con una gran exuberancia y el rostro iluminado por una sonrisa y la fijeza hipnótica de los grandes ojos rodeados de sombra.
Luego, en los siguientes dos años trabaja en su obra maestra La Última Cena, la cual era una pintura mural para el refectorio del monasterio de Santa Maria delle Grazie, en la que el artista logra reflejar una recreación de un tema tradicional de manera completamente nueva. Su representación parece una especie de escenografía, concebida como una representación teatral, en la que la gestualidad de los personajes está planteada en su dimensión espacial, determinada por las fuentes luminosas –frontal, lateral y del fondo- que se integran en la dinámica del retrato. De ahí la articulación rítmica de grupos de tres apóstoles que se sitúan a los lados de Cristo, la figura central aislada.
También durante esta larga estancia en Milán, Leonardo realiza otras pinturas y dibujos, como han sido escenografías teatrales, dibujos arquitectónicos y modelos para la cúpula de la Catedral de la ciudad.
Durante su estancia en Milán, Leonardo también hizo, al menos, cuatro retratos. En La dama del armiño, identificada con Cecilia Gallerani, amante de Ludovico Sforza, conforma un típico ejemplo de retrato de tres cuartos.
Otro retrato es el de La Belle Ferroniére en el que Leonardo centra la fuerza expresiva en el magnetismo de los ojos de la retratada.
No obstante, si por una obra es mundialmente famoso Leonardo da Vinci, sin duda, es por La Gioconda (1503-1507). Se cree que el retrato pertenece a Lisa Gherardini, esposa de Franceso del Giocondo. La enigmática sonrisa y la mirada de la modelo han hecho de esta pintura una de las más comentadas y estudiadas de la Historia. Además, multitud de leyendas giran a su alrededor. Actualmente se encuentra expuesta en el Museo del Louvre de París.
Por si os resulta de interés, en este enlace podéis leer una publicación nuestra Las aventuras de la Gioconda, del pasado mes de febrero, y en la que os contamos lo acontecido con esta obra y su “relación con Picasso”.
En el ámbito de la escultura
Leonardo es mejor conocido por obras revolucionarias como La Mona Lisa y La última cena pero, desafortunadamente para nosotros, su mayor trabajo nunca vio la luz del día.
En 1482, Leonardo dejó Florencia para partir hacia Milán, aparentemente atraído por una comisión para una enorme estatua ecuestre en honor a Francesco Sforza. Cuando se completó, habría sido más grande que las otras dos estatuas ecuestres del Renacimiento realizadas por Donatello y el antiguo mentor de Leonardo, Verrocchio. La escultura hubiese tenido casi 5 metros de altura y fue comisionada por el hijo de Sforza, quien era en ese entonces el duque de Milán. Leonardo trabajó durante 17 años en el proyecto, que recibió el sobrenombre Gran Cavallo (Gran Caballo). Dedicar tanto tiempo a una pieza no era inusual para Leonardo, dada su búsqueda de otros intereses.
Después de doce años, en 1493, se exhibió un modelo de arcilla de la escultura y Leonardo trabajó en planes detallados para fundirlo en bronce. Desafortunadamente, el metal que se utilizaría para la escultura fue designado para cañones, ya que la amenaza de invasión francesa era inminente. De hecho, el duque fue derrocado en 1499 y el modelo de arcilla se arruinó cuando las tropas francesas invadieron la ciudad, robándonos lo que habría sido uno de los grandes monumentos del Renacimiento.
Respecto a la anatomía
La sed de conocimiento de Leonardo se extendió al cuerpo humano. No contento con estudiar lo que ya estaba publicado, profundizó su conocimiento al realizar hasta 30 disecciones humanas en hospitales de Milán, Florencia y Roma. Su pasión por la anatomía creció tanto que se convirtió en un área de estudio propia para el artista, independientemente de cómo influyó en su trabajo artístico. Desde el principio, no solo estaba interesado en la estructura de la anatomía, sino que también comenzó la investigación fisiológica. Sus dibujos que muestran cómo el cerebro, el corazón y los pulmones funcionan como el núcleo del cuerpo todavía son reconocidos como un gran logro en la ciencia. De hecho, sus dibujos anatómicos ayudaron a sentar las bases de la ilustración científica moderna.
En su trabajo relacionado con las ciencias físicas
Leonardo fue heredero de las teorías medievales de la estática y la dinámica, pues aún faltaba mucho para Isaac Newton. Y sus investigaciones anatómicas combinaron la fisiología medieval con los análisis funcionales y morfológicos de Galeno.
Un genio tan polifacético como Leonardo nos dejó varias obras de arte y numerosos testimonios de sus propuestas e inventos.
Da Vinci describió y dibujó a fondo los mecanismos del cuerpo humano y dejó claro que era mucho más que una máquina. Incluso integró principios orgánicos y metabólicos en sus diseños arquitectónicos y urbanísticos; encontró ritmos ondulatorios del agua, la tierra, el aire, la luz o el sonido.
Arquímedes ya había inventado con anterioridad la rueda dentada. Sin embargo, fue da Vinci el que creó los engranajes en todas sus formas. El inventor dejó por escrito los esquemas y dibujos de muchos de los engranajes que se siguen empleando en la actualidad. El engranaje básico del que parten los demás consiste en una pareja de ruedas, una de ellas provista de barras cilíndricas. La otra se forma a su vez por dos ruedas unidas también por barras cilíndricas.
Se sabe que Da Vinci creó el primer boceto de una bicicleta funcional y de aspecto moderno alrededor del año de 1493. El original se guarda en la Biblioteca Ambrosiana en Milán y demuestra una vez más el ingenio de este hombre. La eficiencia energética de esta máquina es quizás el mejor ejemplo de todas las máquinas creadas por el hombre.
Como espectacular cabe denominar la invención del elicottero, en torno al año 1490, un diseño que aunque no se construyera, y probara en su momento, sin duda es un predecesor del moderno diseño del helicóptero, construido hacia la década de 1940. Él mismo explicó que esta máquina estaba hecho de tela de lino, caña y alambre, tenía en su eje central una estructura en forma espiral que al girar permitía a volar muy alto.
El tornillo aéreo era un artilugio que diseñó para comprimir o aire para poder volar, de una forma similar a como lo hacen hoy en día los helicópteros modernos.
La máquina voladora, también conocida como el ornitóptero, muestra que para su diseño Leonardo se inspiró en el vuelo de las aves, de hecho en sus notas menciona los murciélagos, los barriletes y los pájaros como fuente de inspiración. Esta máquina medía aproximadamente 33 pies y estará constituida por un esqueleto de madera que incluía a dos grandes alas. Debía construirse con madera de pino liviana pero a la vez resistente, también se incluía la utilización de seda cruda. La forma en que podía ser dirigido este dispositivo era incómoda y poco probable de lograr manejar. Se describía como un sistema de varilla y polea que controlaba las alas mientras el piloto, en posición sentada, tenía que utilizar unos pedales así como también una manivela ubicada en uno de los laterales con el fin de aumentar la producción de energía. También; incluyó la posibilidad de lograr dirigir el artilugio por medio de un casco, pero es poco probable que el piloto pudiese estar al pendiente de todos estos dispositivos a la vez sin causar un accidente.
Leonardo también se anticipó con el rudimentario diseño de un paracaídas, describiéndolo así: “si un hombre tiene una tienda de lino cuyas aberturas (aberturas) han sido tapadas, y son doce braccia (aproximadamente 23 pies) de ancho y doce de profundidad, podrá arrojarse desde cualquier gran altura sin sufrir ninguna lesión”. Tengamos presente que el paracaídas no creó hasta el año 1783.
En el ámbito de la maquinaria de guerra
Leonardo también hizo diferentes propuestas. Así, por ejemplo, ante la dificultad que suponían los tiempos de recarga de los cañones de su época, Leonardo propone construir armas de cañones múltiples, que pudieran cargarse y dispararse simultáneamente. Consistía en un dispositivo formado por 33 cañones en fila que incluía pistolas de calibre pequeño, en tres filas de 11 tubos cada uno, todos conectados a una sola plataforma giratoria. La idea era que mientras se disparaba un set de cañones, otro set se enfriaba y el tercer set se podía cargar. Este sistema permitía a los soldados disparar repetidamente sin interrupción.
En este mismo ámbito de las armas de guerra, Leonardo ideó la fabricación de una gran ballesta de 25 metros de largo, con seis ruedas para su movilidad y un arco flexible. En lugar de flechas dispararía grandes piedras o bombas incendiarias.
Otra máquina de guerra ideada por Leonardo fue el antecesor del tanque moderno, un vehículo blindado equipado con una serie de cañones ligeros dispuestos en una plataforma circular con ruedas que permitirían un rango de giro de 360 grados.
Otros ámbitos de actuación de Leonardo da Vinci
También se adentró en lo que hoy denominamos robótica, diseñando un vehículo autopropulsado capaz de moverse sin ser empujado. Era de madera y funcionaba gracias a un mecanismo que provocaba la interacción de muelles con unas ruedas dentadas.
Partiendo del carro autopropulsado, Leonardo creó el caballero robótico, del que existen testimonios en varios fragmentos de dibujos de su autor. Este robot consistía en una armadura llena de engranajes y ruedas conectadas a un elaborado sistema de poleas y cables, que le permitían moverse de forma independiente: se sentaba, se levantaba, movía la cabeza y levantaba la visera. Además tendría cañones de luz. Este carro tenía la capacidad de albergar a una tripulación de ocho miembros. La forma en que este carro avanzada era por medio de unas manivelas que eran manejadas por todo los tripulantes de manera que las ruedas girada en a la vez. También este modelo incluía la posibilidad de ser controlado con la ayuda de caballos, sin embargo los sistemas de arranque de este vehículo nunca fueron claros del todo ya que parecía tener direcciones opuestas.
Ideó un puente plegable que podía ser transportado por ejércitos que estuvieran en constante movimiento empacándolo y llevándolo consigo. Es una idea muy práctica y útil que le brinda ventaja a quien lo use por ser portátil. Este invento se concibió con la finalidad de que pueda ser colgado sobre ríos y arroyos facilitando el cruce de estos cuerpos de agua durante marchas rápidas. Técnicamente funciona gracias a que incluye contrapeso en la estructura ayudando a que se equilibre, inclusive se añadió o ruedas y un sistema de cuerda, polea para que se desplegará más fácilmente.
Durante su estancia de trabajo en Venecia, Leonardo diseñó un equipo de buceo, para prevenir los ataques furtivos a las naves enemigas desde el agua. El traje de buceo de cuero estaba equipado con una máscara tipo bolsa que pasaba por encima de la cabeza del buceador. Unido a la máscara alrededor del área de la nariz había dos tubos de caña que conducían a una campana de buceo de corcho flotando en la superficie. A su vez, ésta se conectaba a una campana que flotaba en la superficie. El científico tuvo en cuenta todos los detalles, y diseñó una bolsa en la que poder orinar durante la exploración.
También trabajó en el mundo del reloj, invento ya existente en su época, pero Leonardo perfeccionó los modelos ya existentes. El reloj constaba de dos mecanismos separados para las horas y los minutos, y su mayor innovación fue la de usar resortes en lugar de pesos. Además, contenía un dial para seguir la pista de las fases lunares.
Ideó una grúa giratoria que permitía elevar material, transportar personas y desplazar materiales con facilidad.
Cuando se habla de la invención de la calculadora usualmente se hace referencia a Blaise Pascal. Sin embargo, fue Da Vinci quien realizaría la invención de la primera calculadora mecánica. Entre ambos personajes hay aproximadamente ciento cincuenta años de diferencia. La verdad es que al final de la década de los años sesenta se descubrió una serie de cuadernos importantes pertenecientes a Da Vinci que demuestran la maestría que poseía para concebir la creación de casi cualquier tipo de artilugio.
Todas las concepciones tecnológicas de Leonardo se inspiran en los ejemplos de la naturaleza y reconocen en el ser humano, considerado como máquina viva, un modelo insuperable de genialidad inventiva.
En otro ámbito, y a partir de la información aportada por Vitruvio en lo referente a las proporciones, da Vinci modeló la forma humana perfecta. Como buen humanista, Leonardo da Vinci se encontraba embaucado por el hombre como microcosmos; hecho que le condujo a investigar en este campo. Junto al célebre boceto del Hombre de Vitruvio, el autor apunta las indicaciones métricas y proporcionales exactas del cuerpo, así como alguna observación.
En relación con la anatomía, Leonardo da Vinci dedicó parte de su trabajo al estudio de la anatomía humana. El científico estaba completamente fascinado por el cuerpo humano, y ello le llevó a conocerlo bien de cerca. En aquella época, tales investigaciones estaban fuertemente penadas con castigos que frecuentemente implicaban la muerte. Sin embargo, nada de eso le impidió investigar sobre el sistema respiratorio, los huesos, el aparato reproductor masculino y femenino, y un largo etcétera. El corpus de los dibujos anatómicos de Leonardo está formado por doscientas hojas aproximadamente y se trata de dibujos llenos de interés y atractivo, realizados con un admirable equilibrio entre arte y ciencia.
Da Vinci se preocupó también de conocer aspectos de la geografía. En la época en la que el científico y artista vivió, se creía fervientemente que aquellos moluscos que aparecían en la cima de las montañas se debían al gran Diluvio Universal. Sin embargo, él se planteó que aquellas montañas, en algún momento anterior, podían haberse encontrado debajo de la línea del mar, y que posteriormente se desplazaron. Se dio paso así a la posterior investigación geológica.
Tras la tragedia que arrasó la ciudad de Milán con la enfermedad de la peste, Leonardo da Vinci se propuso diseñar a través de bocetos la perfecta ciudad. Explotando su faceta de arquitecto urbanista, el científico renacentista planteó una ciudad repleta de zonas saneadas y canalización de agua. En lo referente a la higiene, da Vinci había diseñado la ciudad ideal, capaz de atajar una crisis como la sufrida con la peste anteriormente y evitar así nuevas catástrofes de mortalidad.
Y por último la conocida escritura especular es también llamada escritura en espejo. Consiste en alterar el orden de la escritura, haciéndolo de derecha a izquierda, y necesitando por tanto un espejo para descifrar el contenido. No se sabe con exactitud qué motivo condujo al humanista a realizar esta práctica, aunque existen múltiples teorías. Hay quien dice que era una forma de codificar sus estudios, otros, que simplemente se debe a su dislexia.
La figura de Leonardo da Vinci
Leonardo da Vinci, el homo universalis, el sabio renacentista, el artista versado en todos los ámbitos del conocimiento humano.
Para muchos, Leonardo da Vinci es el paradigma de humanista. Dominó las más distinguidas artes: arquitectura, escultura, pintura, grabado, al tiempo que desarrollaba su labor inventiva en el ámbito de la ciencia y la ingeniería, y el estudio pormenorizado de la anatomía. Era un personaje enigmático, heredero de todas las aspiraciones del quattrocento. Un hombre “celeste” como lo llamaba Giorgio Vasari, quien es considerado el primer crítico de arte.
Recordemos que el Renacimiento fue una época de cambios radicales en el pensamiento del mundo, entre los siglos XV y XVI.
Leonardo da Vinci, como hombre del Renacimiento, confió en la verdad y en la razón como pilares de su propio pensamiento. Pero Leonardo no era un intelectual, pues aunque recibió una formación inicial en su Vinci natal, lo cierto es que no tenía la formación que hubiese deseado, por ejemplo, probablemente sabría poco latín y griego. Estas carencias Leonardo las compensó con su iniciativa para el estudio y la experimentación. Leonardo tenía una personalidad de bohemio, se sentaba en las calles a dibujar y sabemos además que era un excelente tañedor de laúd.
El legado de Leonardo da Vinci va mucho más allá de sus obras conocidas, pues existen más de 30.000 dibujos en sus numerosos cuadernos de estudios sobre fenómenos naturales, inventos o ideas.
Tal y como le describió el historiador vienés Ernst Gombrich, Leonardo tenía un “apetito voraz de detalles” y una visión de conjunto, dominaba y admiraba la geometría y el dinamismo, elementos esenciales de su ciencia. “Cuántos más se leen sus páginas, menos puede comprenderse cómo un ser humano podía sobresalir en todas esos dominios diferentes y realizar importantes aportaciones a casi todos ellos”, decía Gombrich para referirse a su mente insaciable, de extraordinarias dotes para la ciencia.
La importancia que Leonardo concede al modelado, la composición y la luz escénica se puede apreciar en la Virgen de las Rocas, cuyos personajes aparecen envueltos por ese aire de misterio tan característico de la Gioconda. La gradación de la luz y el uso del difuminado posibilitan esa imprecisión en los contornos (que alejan ya el estilo de la nitidez quattrocentista previa), esa atmósfera de neblina propia del sfumato, la técnica pictórica creada por Leonardo y que puede apreciarse en otras obras, como la ya mencionada Mona Lisa (destacable es el contraste entre las zonas iluminadas y las oscuras, el empleo de un paisaje doble que influye en la percepción que el espectador obtiene de la figura, así como su enigmática sonrisa, susceptible de múltiples y diferentes visionados). También la simetría clásica de sus composiciones, encuadradas geométricamente, además de un amor por el detalle y la veracidad responsables de la enorme importancia que concederá al conocimiento de la naturaleza y a la preparación previa a la ejecución de la pieza.
Con un gran apetito por el conocimiento, no debería sorprendernos que fuera un escritor prolífico. Muchos de los cuadernos de Leonardo se encuentran en instituciones prominentes como la Biblioteca Británica y el Museo Victoria & Albert, pero uno, en particular, está en manos de un genio moderno.
El cuaderno de 72 páginas fue escrito entre 1506 y 1510. Contiene una serie de reflexiones científicas sobre todo, desde las razones por las cuales el cielo es azul hasta la luminosidad de la Luna, hasta cómo funciona el movimiento del agua y cómo se originaron los fósiles.
En la Biblioteca Ambrosiana de Milán se pueden ver algunos bocetos de sus creaciones, gracias al Códice Atlántico, que cuenta con más de 1.700 dibujos realizados por el artista italiano.
A lo largo de casi toda su vida, Leonardo llenó numerosos códices y libretas de dibujos y notas de apuntes, registrando no sólo reflexiones complejas y profundas, sino también curiosidades, acontecimientos de su vida personal y particularidades. Y lo hizo de la manera más curiosa, escribiendo en espejo, de izquierda a derecha y trazando las letras de manera que sólo se leen colocando enfrente un espejo. El motivo podría ser bien por qué Leonardo era zurdo, o a cierto interés de secretismo.
No dejó nada sin experimentar… Hasta la hostelería, Leonardo ingresó muy joven a trabajar en una taberna florentina que se llamaba Los Tres Caracoles pero allí no tuvo mucho éxito así que decide poner su propio negocio en compañía de su socio y amigo Sandro Botticelli: La Enseña de las Tres Ranas de Sandro y Leonardo. Un espacio no muy amplio, de techos altos y vigas de madera con una chimenea ardiendo y la decoración de las paredes en lienzos viejos del taller del Verrocchio quien era el maestro de los dos pintores. El éxito de la taberna no fue como muchos se esperaban, pues los habitantes de Florencia se negaban a entusiasmarse con 4 pequeñas rebanadas de zanahoria y una anchoa sobre una fuente, así Leonardo y Botticelli se esmeraran en que estos estuvieran dispuestos de manera ingeniosa, además, la excentricidad de la carta que estaba escrita de derecha a izquierda.
En otro orden de cosas, su vida ha dado contenido a numerosas publicaciones, estudios, e incluso largometrajes. Entre estas cabe destacar “La vida de Leonadro da Vinci”, de 1971, de Renato Castellani, una serie que combina espectáculo y divulgación. Más recientemente la película “Leonardo da Vinci. El genio en Milán”, de Luca Viotto y Nico Malaspina, aunque centrada exclusivamente en las dos décadas en las que Leonardo vivió en Milán.
En definitiva, un genio, único, irrepetible, adelantado en su tiempo, imperecedero, digno de estudio y, sobre todo, de puesta en valor de su gran talento, trabajo y obra.
Lectura recomenda
Referencias
Biografía Leonardo da Vinci. Verdejo, De C.
Leonardo da Vinci. Vida y obra. De Ed. Tikal
De Atlas ilustrado de Leonardo da Vinci. Ed. Susaeta
https://historia.nationalgeographic.com.es/personajes/leonardo-da-vinci
https://www.artehistoria.com/es/personaje/leonardo-da-vinci-ser-piero-da-vinci-leo
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/leonardo.htm