En la provincia de León, en la comarca del Bierzo, en la localidad de Carucedo, próxima al valle del río Sil, y al noroeste de los Montes Aquilanos encontramos la mayor mina de oro abierto que explotó el Imperio romano, que ha dado lugar a un paisaje singular, único, impactante y mágico. Nos referimos a las Médulas.
Un paisaje único creado por la acción del hombre en el pasado. Su especial relieve fruto de la explotación de oro romana, ha dado lugar a un entorno natural de igual valor natural como cultural. Una huella que Imperio Romano ha dejado en una formación geológica, resultado de la intervención del ser humano al ser el foco de una explotación minera intensiva de oro que dejaría un paisaje impactante de montañas rojizas, y crestas afiladas, con escarpadas paredes de arcilla, cuevas y túneles excavados, rodeado de bosques de castaños y robles.
Las minas de oro de las Médulas son un excepcional ejemplo de la innovadora tecnología romana de explotación minera a cielo abierto. Una obra de ingeniería y genialidad sublime que modificó este paisaje para siempre con cuevas, fosos y elevaciones artificiales del terreno. Las Medulas son la consecuencia de la poderosa ingeniería romana que fue capaz de construir canales de agua con más de 100 km de longitud.
La importancia histórica de las Médulas radica fundamentalmente en que todo el entorno es en realidad una gran mina de oro explotada sobre el año 20 antes de Cristo.
Por otro lado, señalar que el origen del nombre de “Las Médulas” no está nada claro, aunque los expertos piensan que ése es el nombre que se le daba a los amontonamientos de paja, algo muy común en la zona. Otros investigadores opinan que la denominación tendría su origen en los amontonamientos de paja, muy comunes en la zona, de hecho en el habla tradicional en esta Comarca de El Bierzo, se siguen utilizando palabras como meda(montón de forma cónica) y medar (amontonar la hierba) ,así como medeiro.
Otros creen que el nombre está relacionada con el latín metalla, metales. Mientras que otros expertos opinan que el nombre proviene del Mons Medulius (Monte Medulio).
Historia de las Médulas
Históricamente, las explotaciones de oro españolas han sido muy relevantes, existiendo numerosos puntos de interés en la Península Ibérica.
Encontramos que ya los habitantes de la zona antes de la llegada de los romanos, explotaban el yacimiento. Estos grupos locales serían principalmente galaicos y astures. Lo hacían con un sistema de trabajo muy básico, de forma artesanal, mediante el uso de bateas, extrayendo, limpiando y cribando las arenas auríferas en los meandros y remansos del río Sil. Empleaban casi todo el metal conseguido para elaborar piezas de adorno personal.
La presencia en la zona tras la victoria del imperio romano en las Guerras Cántabras, ayudó a que a finales del siglo I a.C., prácticamente toda Hispania estuviese bajo el dominio de Roma, empezando la explotación del territorio a fin de obtener sus riquezas naturales. Es entonces cuando los romanos observaron que la población local de esta parte del Bierzo leonés, movía la arena de los ríos para obtener pepitas de oro.
Además, la tierra roja daba indicios de la existencia de oro. De ahí el error en la interpretación del topónimo de Valdeorras (localidad aledaña, sita en la provincia de Ourense).
La presencia en esta zona y el inicio del trabajo de los romanos en la mina se estima que pudo haber empezado en la época del emperador Octavio Augusto, entre los años 26 y 19 a.C.
Con la llegada de los romanos, los castros astures se convirtieron en campamentos metalúrgicos y sus habitantes en poblaciones sometidas. Se transformó lo que hasta entonces era una explotación a pequeña escala en una explotación intensiva, utilizando principalmente el método de “ruina montium”, que explicaremos más adelante.
A partir de ese momento empezó a funcionar la poderosa ingeniería con que contaba el imperio romano, e iniciaron así la explotación del y amiento. Se estima que lo hicieron durante unos 250 años, no en vano era la mayor explotación aurífera que los romanos llevaron a cabo en todo su Imperio.
Plinio el Viejo fue en su juventud el administrador de las minas y aseguraba que se extraían al año cerca de 20.000 libras de oro. En las minas trabajaron, según Plinio, más de 60.000 obreros, pero los últimos estudios aseguran que serían entre 10.000 o 20.000 hombres.
Según el arqueólogo Antonio García Bellido, las tierras removidas alcanzan los 500 millones de metros cúbicos, lo que, calculando un rendimiento medio de 3 gramos por tonelada de tierra, daría como resultado 1.635.000 kg. Sin embargo, otros estudios reducen considerablemente estas cifras, considerando que durante los 200 años en que se exploraron las minas, se obtuvo una producción media anual inferior a 25 kg, siendo por tanto la cifra final inferior a los 5000 kg.
De la dureza del trabajo y las lamentables condiciones en que se realizaba, el propio Plinio dice: “es menos temerario buscar perlas y púrpura en el fondo del mar que sacar oro de estas tierras”.
El mismo autor, en Historia natural también nos habla de la dimensión del yacimiento que administró: “Las montañas son minadas a lo largo de una gran extensión mediante galerías hechas a la luz de lámparas. Su misma duración sirve para medir los turnos y por muchos meses no se ve la luz del día”.
El momento de mayor apogeo de la explotación se dio en época de Trajano, a finales del siglo I y principios del II, y su declive comenzó en el 150 d. C., aunque no fue hasta los primeros años del siglo III d. C. cuando se produjo el abandono definitivo del yacimiento. A partir de ese momento la vegetación autóctona fue de nuevo adueñándose del lugar: robles, escobas, carquesa, encinas y carrascas. A la vez se expandió el cultivo del castaño, del que hoy pueden verse numerosos ejemplares en el parque, algunos de ellos catalogados como árboles centenarios. Todo esto dio como resultado el surgimiento de un entorno espectacular caracterizado por las caprichosas formas del terreno, formado por arenas rojizas perfectamente integradas con la vegetación.
¿En qué consistía el método de ruina montium?
Se trataba de un método muy agresivo que terminaría por configurar el paisaje de las Médulas, hasta el punto en que lo encontramos en la actualidad.
En primer lugar debemos decir que el nombre de este sistema de trabajo significa “ruin de los montes”, y fue descrito, como no, por Plinio el Viejo.
Este método era utilizado cuando había escasa concentración de oro en los yacimientos secundarios y en los conglomerados, ya que era necesario recuperar el material mediante sistemas de lavado a gran escala.
Se basaba en la fuerza del agua, canalizándola y acumulándola en la parte superior de la montaña. Nos encontramos ya con una gran labor de ingeniería: la construcción de un sistema de canales para transportar el agua hasta la zona. Fue tan grandioso que todavía hoy en día se pueden ver en las montañas que hay en las cercanías de las Médulas. De hecho uno de estos canales tiene un recorrido de casi 50 kilómetros, y todavía alguno de ellos se utiliza para llevar el agua a los pueblos cercanos.
El agua procedía del río Oza, en las inmediaciones de la localidad berciana de Peñalba de Santiago y también del río Cabo (afluente del Cabrera), que a su vez obtenía un mayor caudal merced al aporte de la nieve convertida en agua, resultado de la acumulación de dicha nieve en la falda noroeste del monte Teleno, que tiene 2.188 metros de altitud.
El proceso consistía fundamentalmente en perforar galerías ciegas por la montaña para luego introducir por ellas agua que circularía mediante la fuerza de la gravedad. El resultado era una actividad erosiva tan potente, que hacía colapsar el terreno, derrumbándose la montaña y produciéndose una colada de barro aurífero que era tamizada y cribada en un nivel inferior para extraer así el preciado metal.
Los sedimentos se lavaban entonces por el sistema de surcos convergentes, grandes zanjas de varios metros de profundidad y centenares de metros de longitud que convergían en un único canal de lavado. La masa de arcilla y agua que salía tras la explosión se lavaba en canales de madera, y se filtraba con ramas de brezo para retener el oro. Así, las pepitas de oro, más densas que el resto del material, iban quedando retenidas. Los cantos de mayor tamaño se retiraban a mano antes de que llegaran a este canal, formándose unos apilamientos muy característicos que todavía se pueden ver en algunos puntos.
Se trata de una obra titánica y sumamente ingeniosa. Para entender mejor la obra es recomendable visitar el centro de interpretación de Puente de Domingo Flórez o el centro de visitantes.
El trabajo en las minas era propio de “gigantes”, pues la duración de la luz de las lámparas permitía medir los turnos de trabajo en el interior de las galerías que abrían miles de hombres en las entrañas de los montes de Las Médulas. Unos hombres que no veían la luz del día durante meses y algunos no lo harían ya jamás pues a menudo los derrumbes los aplastaban. Su mayor obstáculo fueron las duras rocas que se encontraban en el camino y que fragmentaban con fuego y vinagre. El vapor y el humo hacían irrespirable el aire en aquellos agujeros, por eso muchas veces decidían romper la roca a golpe de martillos que pesaban unos cincuenta kilos y las retiraban en sus ya mermadas espaldas. Unas espaldas que sufrían durante horas pues no podían permanecer erguidos. Y así las trasportaban de mano en mano. Tras finalizar las galerías, un vigía colocado en la cima de la montaña avisaba del derrumbe y bajaba tan rápido como sus piernas le permitían. La montaña se resquebrajaba, se venía abajo, literalmente, “con un estruendo que no puede ser imaginado por la mente humana, así como un increíble desplazamiento de aire” (Plinio el Viejo, Historia Natural).
El oro que se obtenía aparecía en forma de partículas muy pequeñas. Este oro se enviaba a Astorga, desde donde se transportaba hacia el sur a través de la Vía de la Plata, por Mérida, Sevilla y Cádiz, para ser embarcado hasta Roma.
Hay que recordar la importancia del oro en el Imperio Romano, ya que la explotación del oro está directamente relacionada con la creación por parte del emperador Augusto de un sistema monetario basado en las monedas de oro (el áureo) y de plata (el denario).
La producción de oro durante el Imperio Romano estuvo controlada por el Estado y orientada en gran medida a la acuñación de moneda. La evolución y ritmo de la extracción del metal estuvo siempre condicionado por los cambios, necesidades de moneda y devaluaciones de ese sistema monetario, relacionado además con la situación política de Roma.
¿Qué ver en las Médulas?
Lo cierto es que el paisaje es espectacular pero es que además hay muchos puntos clave que conviene conocer y visitar. Y aunque el Centro de Recepción de visitantes, a escasos 400 metros del parking de la entrada, organiza rutas para conocer mejor la zona, también es posible visitarla sin guías.
Aula Arqueológica. En ella encontramos, de una forma muy didáctica, una explicación de la forma en que se explotó esta zona, pudiendo así entender mejor el método “ruina motium” que comentábamos antes. Además cuenta con información para comprender el paisaje cultural y su contexto histórico, con maquetas, mapas, dibujos que reconstruyen el trabajo en la mina y reproducciones de utensilios usados por los mineros.
Con los materiales expuestos en el Aula Arqueológica se intenta que el visitante adquiera una visión lo más completa posible sobre el mundo astur, la conquista romana, la organización funcional de los trabajos de explotación, los medios técnicos que los permitieron, la reorganización espacial, el impacto minero sobre el paisaje, la transformación de un territorio en un paisaje cultural, la pervivencia de una tradición…al tiempo que se orienta la visita a los distintos lugares de interés para un conocimiento profundo del área de explotación (sistema hidráulico, galerías, zonas de lavado, restos de canales de evacuación, …) y a otros puntos relevantes del entorno: asentamientos castreños, arquitectura rural y religiosa, paisaje…
La práctica del senderismo es muy habitual en el Parque Natural de las Medulas. A través de una serie de rutas señalizadas el visitante puede adentrarse en la mayor parte de sus rincones. Algunas de éstas son:
- Senda Perimetral. Se trata de la ruta más larga, unos 14 kilómetros, y la más completa, hace un recorrido bordeando todo el yacimiento por su parte alta por lo que exige un mayor esfuerzo. Se trata de un camino empinado, cuyo recorrido precisa unos 20 minutos, y en él encontraremos un bosque de encinas, robles y castaños centenarios. Esta senda ofrece una información muy completa de la minería romana del oro. También podrás comprender la importancia del agua en el proceso minero y cómo se han formado los humedales y los lagos de la zona.
- Senda de las Valiñas. Es un itinerario circular que empieza en el pueblo de “Las Médulas” y cuyo camino discurre por el interior de los sectores de explotación de la mina. Tiene unos 4 kilómetros de longitud y prácticamente carece de desnivel, y transcurre entre castaños y robles. En ella se encuentran las cuevas de La Cuevona y La Encantada.
- Senda de Reirigo. Tiene una longitud de unos 5,5 kilómetros. Discurre por el canal que llevaba el agua desde el depósito hasta el yacimiento de Las Médulas. Es una subida bastante exigente.
- Senda del Lago Somido. Una senda sencilla y corta, de unos 3 kilómetros ida y vuelta. Durante todo el recorrido se ven diferentes lagos que se han ido formando gracias al drenaje natural del entorno.
- Senda de los Conventos. De unos 4,5 kilómetros. Esta ruta te permite conocer las técnicas mineras romanas menos conocidas.
- Ruta de los poblados. También de unos 5 kilómetros de longitud y muy fácil de recorrer, permite entender el papel que tuvo la explotación minera en la integración de las estructuras sociales y territoriales locales en el Imperio romano. Se puede ver el poblado metalúrgico de Orellán y los castros prerromanos de El Castrelín de San Juan de Paluezas y el de Borrenes.
Además encontramos varias cuevas:
- La Cuenta la Encantada. Es una caverna artificial, resultado del “ruina montium”. No se puede acceder a ella porque las paredes de su interior no son de roa, sino de sedimentos compactados, por lo que resultan inestables e inseguras.
En esta cueva encontramos una tablilla que dice:
“El oro es más abundante hacia las zonas interiores del yacimiento aurífero. Por eso los romanos extraían el aluvión de una sola vez, para llegar cuanto antes a las capas más ricas. La escasez de oro de la mayor parte del recubrimiento (Facies Las Médulas) hizo que se tratase casi como si fuese estéril”
- La Cuevona. También artificial y al igual que la Encantada no se puede acceder a su interior.
- Las Galerías de Orellán se encuentran unto al mirador del mismo nombre. Aquí si es posible entrar, y merece la pena hacerlo, aunque hay que decir que el acceso es previo pago.
- Las Cuevas del Reirigo. Estas galerías se visitan por libre pero no disponen de luz, por lo que puede resultar peligroso acceder a ellas.
Y miradores:
- El mirador de Orellán. Aconsejable visitarlo a primera hora dela mañana o al atardecer. Es uno de los lugares principales a visitar ya que desde él, las vistas son únicas y fascinantes, que permiten, además, ver la enorme grandiosidad del yacimiento.
- El mirador de Pico Reirigo. También recomendable por las excelentes vistas que se pueden disfrutar desde él. En su base se hallan las Médulas de Yeres, donde también se pueden aprecir unas pequeñas galerías.
- El mirador del Águila. Desde él se divisa una buena panorámica del yacimiento.
- El mirador de las Pedrices. (pedrices y no perdices, pues viene de “piedras”, las que resultaban como desecho del ruina montium). Nos permite contemplar una perspectiva diferente del yacimiento.
Otros lugares de interés a conocer en la zona de las Médulas:
- El lago de Carucedo es sumamente interesante y además cuenta con una playa fluvial. Los grandes movimientos de tierra que se sucedieron conformaron llanuras artificiales que sirven como vías de acceso a otras zonas como el Lago Carucedo, formado a su vez por el taponamiento de un valle con los residuos de la mina, y considerado humedal protegido. El Lago tiene un perímetro de aproximadamente 5 kilómetros y 9 metros de profundidad máxima.
- El Lago Somido. Está formado por acumulaciones endorreicas de agua que, al igual que el lago de Carucedo, se produjeron de forma artificial con las aguas y sedimentos sobrantes del lavado del barro para extraer el oro.
- Las Médulas, pueblo. Un pequeño pueblo formado por casas típicas y en donde encontraremos el Aula Arqueológica antes citado.
- Monasterio de Santa María de Carracedo. Tuvo numerosas reformas hasta que finalmente cayó en el abandono tras su desamortización en 1835. Hoy en día es un edificio deteriorado pero con un halo romántico y algunas salas en un excelente estado de conservación. Es un lugar sumamente recomendable pese al abandono que sufre.
Además, la comarca del Bierzo, por la que pasa el Camino de Santiago, depara al viajero otras visitas de interés, como Villafranca del Bierzo, Cacabelos…
Leyendas en torno a las Médulas
En torno a las Médulas hay varias leyendas. Veamos algunas de ellas:
- Una de ellas dice que la espada de Roldán paladín y sobrino de Carlomagno, se encuentra sumergida en él. La espada llamada Durandarte o Durandal contaba con varias reliquias como un diente de San Pedro, sangre y cabellos de san Basilio, así como manto de Santa María. La espada terminó en el lago después de que Roldán intentase inútilmente romperla contra una roca para que no cayera en manos de los infieles vascones, después de sufrir una derrota.
- Otra leyenda trata de una dramática historia de amor. Cuenta que en el cercano Castillo de Cornatel vivió, en otros tiempos ,un señor que en una de sus cacerías se encontró con una bella pastora a la que ultrajó y su novio vengó dando muerte al señor. Después huyó temeroso de las posibles represalias que sufriría si se descubría el asesinato. Regresaría años más tarde a la zona como monje en el monasterio cercano de Carucedo, donde llegaría a ser abad. Lugar donde acudieron las gentes del lugar a pedirle ayuda, víctimas de las fechorías y el mal de ojo que les echaba una bruja de los alrededores. El abad acudió a su encuentro una noche dispuesto a conjurar a la mujer, que no era otra que su amada de la juventud. Fue tan apasionado el encuentro en una ermita cercana, que la tierra se estremeció. Del cielo cayeron rayos y truenos, y el valle entero se inundó como castigo formando el Lago de Carucedo.
- También cuenta con otro episodio fantástico que relaciona este espacio con la ciudad de Lucerna, sumergida y anegada por sus pobladores, ante su inminente conquista por Carlomagno.
- La última de las leyenda que hemos encontrado cuenta que el lago surgió por las lágrimas de la semidiosa celta Bernia como consecuencia de un desamor que sufrió con el centurión Cancio.
Reconocimientos otorgados a las Médulas
La importancia de su formación hizo que en 1996 Las Médulas fueran declaradas Bien de Interés Cultural para, seguidamente un año después, ser considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En el año 1997, la UNESCO lo declaró “Patrimonio de la Humanidad”.
Las Médulas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1997 por la UNESCO. Como anécdota destacar el hecho de que la delegación de Tailandia se opuso a la decisión de nombrar “Las Médulas” patrimonio de la humanidad al considerar que el paraje era el resultado de la actividad destructora del ser humano y suponía un perjuicio para la causa de la protección medioambiental. Alemania y Finlandia estuvieron de acuerdo con esta opinión.
En el año 2002 se le galardonó con el título de “Monumento Natural”.
En el año 2010 fue nombrado “Espacio Cultural”.
Conclusiones
Sin duda, las Médulas es un yacimiento único. Por lo que significó, por el enorme despliegue de la maestría de la ingeniería romana aplicada en su explotación y por impacto que causó en la orografía y paisaje de la zona.
A pesar de las profundas alteraciones realizadas en el medio natural, también se generaron nuevos ecosistemas que se han mantenido en equilibrio hasta nuestros días. El resultado de la intervención romana en el territorio a lo largo de dos siglos ha configurado con el paso del tiempo un paisaje único, con restos de la exploración minera, pequeñas colinas de arenas rojizas cubiertas sobre todo de castaños y robles, llanuras artificiales originadas por los restos de las minas que crearon nuevas vías de acceso al lugar, antiguos cauces de los canales que conducían el agua luego reutilizados como caminos de comunicación y trasiego de ganado por los habitantes de la zona.
Referencias
El oro en Las Médulas: su geología y arqueología. De Martín Escorza, C.
https://academiaplay.es/medulas-montanas-oro-imperio-romano/
https://www.asturnatura.com/turismo/guia/las-medulas-15278
https://iberhistoria.es/entradas/edadantigua/lasminasdelasmedulas/
https://medulas.net/sobre-las-medulas/
https://museomine.unizar.es/las-medulas/
https://patrimonionatural.org/espacios-naturales/monumento-natural/monumento-natural-las-medulas
https://revistadehistoria.es/las-medulas-el-oro-de-hispania/2/
https://www.rutasconhistoria.es/loc/las-medulas
https://unaideaunviaje.com/visitar-las-medulas-leon/