La creación de diferentes Rutas comerciales a lo largo de la historia supuso sin duda una vía de intercambio no solo de bienes, sino también de ideas y cultura entre diferentes civilizaciones.
Hoy, aunque sea de manera muy breve, vamos a recordar la Ruta de la Seda.
Parece ser que el nombre de “Ruta de la ´Seda” fue inventado por el geógrafo de origen alemán Ferdinand Freiherr von Richthofen. Fue en el año 1877 que utilizó dicho nombre por primera vez en su obra titulada ‘Viejas y nuevas aproximaciones a la Ruta de la Seda’. Esta idea del inventor surgió a causa de la mercancía más comerciada. Su popularidad se debió a causa de que la fabricación de la seda era un secreto conocido únicamente por los chinos.
¿Qué era la Ruta de la Seda?
La Ruta de la Seda, una de las Rutas comerciales más importantes de la historia, permitía el tráfico comercial entre dos mundos muy diferentes: Europa y Asia.
Esta ruta fue utilizada durante siglos para comerciar con diferentes productos, pero tomó el nombre de la seda, por ser un producto muy valorado en la época. Desde la seda china y las especias de la India, hasta las piedras preciosas de Persia y el vidrio romano, cada uno de estos productos desempeñó un papel importante en el comercio y en el desarrollo de las civilizaciones a lo largo de la Ruta.
Hablamos de una Ruta de gran extensión, pues abarcaba más de 6.000 kilómetros, desde China hasta los reinos del Mediterráneo europeo.
Buscando su origen, nos tendríamos que remontar al siglo II a.C., cuando en China gobernaba la dinastía Han. En su origen sería una vía para la venta de seda, pero con el paso de los años se iría ampliando la gama de productos: joyas, té, perfumes, especias, cerámica, metales preciosos, papel, etc.
Historia de la Ruta de la Seda
Como decíamos antes, la Ruta surgió bajo la Dinastía Han. En el año 130 a.C., el emperador Wu Di envió una expedición hacia el oeste para establecer relaciones diplomáticas con los estados situados alrededor del Mar Caspio. Los comerciantes chinos comenzaron a exportar seda a otros países a través del corredor oasis de Hexi. Al mismo tiempo, los romanos importaban grandes cantidades de seda, lo que se convirtió en una mercancía muy valorada en Europa. A medida que la demanda de seda aumentó en todo el mundo, la Ruta se expandió para satisfacer las necesidades del comercio.
Hay que decir que la Ruta sirvió para el encuentro de dos civilizaciones: la china y el mundo helénico que se encontrarían en la zona que hoy, aproximadamente, conforma el actuar estado de Uzbekistán.
En el siglo XI, los selyúcidas, un pueblo turco, controlaban gran parte de la Ruta de la Seda en Asia Central. A pesar de su poderío militar, los selyúcidas facilitaron el comercio y permitieron que muchas ciudades y culturas florecieran a lo largo de la ruta. La ciudad de Samarcanda se convirtió en un importante centro comercial y cultural para los turcos, persas y chinos.
En el siglo XIII, Genghis Khan y sus guerreros mongoles invadieron Asia Central y conquistaron gran parte de Eurasia. A pesar de la violencia y las masacres, los mongoles también mejoraron las Rutas comerciales y facilitaron el intercambio de ideas y tecnologías entre culturas separadas por miles de kilómetros. La invasión mongol trajo nuevas tecnologías a China, como la pólvora y la imprenta, que propulsaron al país hacia la Edad Moderna.
Un personaje clave en la Ruta de la Seda fue el comerciante y explorador veneciano Marco Polo, quien viajó a China en el siglo XIII y describió en detalle las Rutas comerciales de la seda y de otros productos, a través de Asica Central.
Características de la Ruta de la Seda
El empuje económico que supuso esta ruta comercial dio lugar al nacimiento o al crecimiento de varias ciudades. Entre las más destacadas se pueden nombrar Samarcanda, Bujará, Teherán o Ankara.
La Ruta de la Seda estaba conformada por diferentes vías de comunicación, caminos e itinerarios, no obstante, había ciertas ciudades, auténticos centros comerciales, que tenían un papel clave. Hablamos de las ciudades de Chang’an (actualmente Xi’an) y Luoyang en China, Karakórum en Mongolia, Susa en Persia, Antioquía en Turquía, Alejandría en Egipto, Samarcanda y Bujará en Asia Central y Bagdad y Damasco en el Medio Oriente, entre otras.
Los productos se transportaban a lo largo de la Ruta de la Seda a través de caravanas de camellos, barcos y carros.
Uno de los principales beneficiarios de la Ruta de la Seda fue el Imperio Romano. A través de esta Ruta, los romanos obtenían productos de lujo como sedas, especias y joyas de China e India. Estos productos eran altamente valorados en la sociedad romana y se convirtieron en símbolos de estatus y riqueza.
Además de los productos de lujo, el Imperio Romano también adquiría otros bienes como cerámicas, vidrios y metales preciosos de Persia y otros países del Medio Oriente a lo largo de la Ruta de la Seda. Estos productos no solo satisfacían las demandas de los romanos, sino que también impulsaban su economía al abrir nuevas oportunidades comerciales.
El Imperio Mongol, bajo el liderazgo de Genghis Khan y sus sucesores, también se benefició en gran medida de la Ruta de la Seda. Los mongoles controlaban gran parte de la Ruta y utilizaban su poder para fomentar el comercio y el intercambio cultural entre Europa y Asia. Además de los beneficios económicos, esta conexión también permitió a los mongoles expandir su influencia política y establecer alianzas con otros imperios y civilizaciones.
Los mongoles obtenían una variedad de productos a lo largo de la Ruta de la Seda, como pieles, joyas y metales preciosos de Rusia y Europa Oriental. Estos productos eran utilizados tanto para el consumo interno como para el comercio con otras regiones.
A partir de 1453, año de la caída de Constantinopla en manos otomanas, la Ruta de la Seda dejó, prácticamente, de ser utilizada. Las relaciones de los turcos con los europeos eran muy malas y se enfrentaron bélicamente en numerosas ocasiones. Una de las medidas tomadas por los sultanes fue impedir el comercio.
En realidad, la Ruta de la Seda comenzó a decaer cuando varios de sus tramos comenzaron a ser demasiado peligrosos, y las potencias europeas empezaron entonces a buscar alternativas. Portugal logró llegar al océano Indico en barco, mientras que España, en su intento de hacer lo mismo, alcanzó las costas americanas.
El auge del Imperio británico y del comercio de opio, la colonización europea de África y Asia y la decadencia de China a partir de las guerras del Opio llevaron a una pérdida de importancia de la Ruta y el comercio hasta comienzos del siglo XXI, cuando el resurgimiento económico de Asia Oriental y especialmente de China dio lugar a la emergencia de la llamada Nueva Ruta de la Seda.
Consecuencias derivadas de la Ruta de la Seda
Reducir la Ruta de la Seda exclusivamente a su comercio es demasiado simple, o, por decirlo de otra manera, significa no entender la importancia de esta ruta de caravanas y de navegantes. Reducir la comunicación entre los dos extremos del mundo a las mercancías es compartimentar la historia de la humanidad.
Sin duda, la Ruta de la Seda tuvo un gran impacto en la economía de las diferentes regiones que atravesaba. El comercio a lo largo de la Ruta generó riqueza y estimuló el crecimiento económico en diferentes países.
La Ruta de la Seda facilitó el intercambio cultural entre Oriente y Occidente. Por ejemplo, el budismo se difundió desde la India hacia China a través de esta Ruta, mientras que la tecnología de la seda se transmitió desde China hacia el oeste. Además, la Ruta también permitió el contacto entre diferentes imperios y civilizaciones, lo que contribuyó al desarrollo de nuevas ideas y avances en diferentes campos como la ciencia, la medicina y la arquitectura.
Uno de los productos culturales más destacados que se difundieron a lo largo de la Ruta de la Seda fue el arte. Las caravanas comerciales transportaban una gran variedad de obras de arte, desde esculturas y pinturas hasta cerámicas y textiles. Estas piezas artísticas reflejaban la influencia de diferentes estilos y técnicas de distintas regiones, creando así una fusión de estilos únicos. Un ejemplo de esto es el arte greco-budista que se desarrolló en Gandhara, en la actual Pakistán, donde se combinaron elementos de la cultura griega y del budismo.
Otro aspecto cultural que se difundió a lo largo de la Ruta de la Seda fue la religión. Las caravanas comerciales sirvieron como vehículo para la propagación del budismo, el cristianismo, el islam y el hinduismo, entre otras religiones. Los monjes y misioneros viajaban a lo largo de la Ruta para difundir sus enseñanzas y establecer comunidades religiosas en diferentes puntos del camino. Por ejemplo, el budismo mahayana se extendió desde India hasta China, influyendo en la cultura y las creencias de las comunidades a lo largo de la Ruta.
La filosofía también fue otro aspecto importante que se compartió a lo largo de la Ruta de la Seda. Los filósofos y pensadores de diferentes regiones intercambiaban ideas y conocimientos, lo que llevó al desarrollo y la difusión de diferentes corrientes filosóficas. Por ejemplo, el taoísmo chino y el budismo zen japonés se vieron influenciados por las enseñanzas de filósofos como Laozi y Confucio, que se extendieron a través de la Ruta.
Otro punto de influencia de la Ruta de la Seda, fue en la gastronomía.
Uno de los productos más valiosos y codiciados que se comercializaban a lo largo de la Ruta de la Seda eran las especias. Estas sustancias aromáticas y sabrosas no solo agregaban sabor a los platos, sino que también tenían propiedades conservantes, lo que resultaba especialmente útil en una época en la que no existían los métodos modernos de refrigeración. Algunas de las especias más populares que se transportaban a lo largo de la Ruta incluían la canela, el clavo de olor, la nuez moscada, el jengibre y la pimienta.
Las especias se utilizaban para sazonar carnes, aves, pescados, vegetales y postres. Por ejemplo, el curry, una mezcla de especias originaria de la India, se popularizó en Europa gracias a la Ruta de la Seda. Esta mezcla de especias se utiliza para condimentar una amplia variedad de platos, como el pollo al curry, el arroz con curry o las sopas especiadas.
Otros productos que también llegaron sería el arroz, el azúcar, las frutas secas, los frutos secos, etc.
En el ámbito de la moda y el lujo, la seda era la protagonista, debido a su suavidad, brillo y ligereza. Su llegada a Europa produjo una revolución en la industria textil y transformó la forman en que las personas (las que podían) cambiaran su forma de vestir, y es que la seda se convirtió en un símbolo de estatus y poder, por lo que se extendió rápidamente entre los nobles y la alta sociedad.
Uno de los productos clave que impulsaron este intercambio de conocimientos fue el papel. La invención del papel en China se extendió rápidamente por toda la Ruta de la Seda y llegó a Europa en el siglo XIII. Este avance revolucionó la forma en que la información se transmitía y almacenaba, permitiendo una difusión más amplia del conocimiento y facilitando la educación y el desarrollo intelectual.
Otro producto importante que se propagó a través de la Ruta de la Seda fue la pólvora. Inventada en China, la pólvora fue utilizada inicialmente con fines medicinales, pero pronto se descubrió su potencial explosivo. A medida que se difundió por la Ruta comercial, la pólvora fue adoptada en Europa para fines militares y revolucionó la forma en que se llevaban a cabo las guerras. Este avance tecnológico tuvo un impacto significativo en la historia militar y en la forma en que se desarrollaron las estrategias y tácticas de combate.
Conclusiones
Del Oriente llegaban a Europa desde el tiempo de los romanos productos suntuarios, delicados perfumes, medicinas que pueden curar casi todos los males, vestidos sutiles, objetos fantásticos o especias que sazonan y conservan los alimentos.
La Ruta de la Seda ha dejado un enorme legado cultural. A lo largo de los siglos, diversas civilizaciones han dejado su huella en los territorios que atravesaba la Ruta. La preservación de este patrimonio cultural es crucial para mantener viva la historia de la Ruta de la Seda. Organizaciones internacionales, gobiernos y comunidades locales trabajan en conjunto para proteger y restaurar estos sitios históricos. Este esfuerzo no solo permite a las futuras generaciones apreciar la belleza de estos lugares, sino que también promueve el entendimiento intercultural y fortalece los lazos entre diferentes naciones.
En junio de 2014, la Unesco eligió un tramo de la Ruta de la Seda como Patrimonio de la Humanidad con la denominación Rutas de la Seda: red viaria de la Ruta del corredor Chang’an-Tian-shan. Se trata de un tramo de cinco mil kilómetros de la gran red viaria de las Rutas de la Seda que va desde la zona central de China hasta la región de Zhetysu, situada en el Asia Central.
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Referencias
La Ruta de la Seda. De Boulnois, L.
La Ruta de la Seda. Camino de Caminos. De Ruiz Gutiérrez, A. y Sorroche Cuerva, M.A.
HistoriaUniversal.org. (2023). Ruta de la Seda. HistoriaUniversal.org. Recuperado de https://historiauniversal.org/Ruta-de-la-seda/
https://vaventura.com/divulgacion/historia/los-inicios-del-comercio-internacional