Hoy nos introducimos en el mundo de la filosofía, que no es más que la reflexión metodológica que expone el acoplamiento del saber y los límites de la existencia.
Y en este ámbito queremos centrarnos en dos corrientes filosóficas del periodo helenístico, que surgieron en la antigua Grecia tras la caída de Alejandro Magno. Nos referimos al estoicismo y al epicureísmo.
¿Por qué nos interesa hablar sobre ello? Porque ambas corrientes tienen un gran impacto en los estilos de vida de la sociedad por estar relacionadas con la lógica, la ética e incluso la teología.
El estoicismo es una doctrina filosófica fundada en Atenas por Zenón de Citium en el año 301 a.c. El nombre de esta corriente provine del lugar donde su fundador se reunía con sus discípulos, el Stoikós, o pórtico griego. El lugar era conocido como el Pórtico de las Pinturas.
Si recurrimos a un diccionario vemos que el término estoico se corresponde con conceptos como: firme, sereno, impasible, resignado, paciente, tolerante. Su antónimo sería: inconformista, impaciente. Aquí tenemos un punto de partida.
En la actualidad cuando hablamos de alguien “estoico” nos referimos a una persona capaz de soportar el dolor físico o mental de una forma serena e imperturbable.
Apoyándose en el pensamiento filosófico los estoicos buscaban respuestas referidas a las formas correctas de vivir y cómo encontrar la felicidad. Los estoicos subrayaron además que todos los procesos naturales, tales como la enfermedad y la muerte, siguen las inquebrantables leyes de la naturaleza.
Esta corriente consideraba que el Universo funciona por unas leyes determinadas y por lo tanto el Universo está previamente determinado. Según los estoicos los seres humanos que están sometidos a estas leyes no se pueden sustraer, dichas leyes determinan su vida, la manera más sabia de comportarse es aceptando los avatares del destino. Por tanto, el ser humano ha de conciliarse con su destino. Nada ocurre fortuitamente, según ellos. Todo ocurre por necesidad y entonces sirve de poco quejarse cuando el destino llama a la puerta.
El estoicismo tiene una vocación moral, sus planteamientos están determinados por la concepción del cosmos, la naturaleza. Según la manera de entender la naturaleza, la realidad, así será su concepción del hombre, por lo tanto la moral. El hombre a medida que se conoce va venciendo sus instintos, si desea una vida armoniosa la debe encontrar en la Naturaleza. El hombre sabio, armonizado y libre, es también, un hombre feliz.
El estoicismo nuevo (o romano) debemos situarlo en la era cristiana, y en este momento la doctrina se convierte en una meditación moral y asume tonalidades religiosas. Nos encontramos con un enfoque más ético y didáctico. El estoicismo fue muy popular en el período helenístico, sobre todo entre las élites romanas, y su declive coincide con el auge del cristianismo. Entre los estoicos más destacados están Epicteto, Séneca, o el emperador romano Marco Aurelio.
Para conocer con más detalle el contenido del estoicismo, veamos sus principales características:
- Vivir conforme a la naturaleza. El estoicismo asocia la felicidad con vivir conforme a la Naturaleza, lo cual supone aceptar el propio destino. Solo lo que depende de uno mismo, es susceptible de definirse como bueno o malo, y lo contrario, será totalmente indiferente. Vemos, pues, que la moral, es lo que se opone a lo indiferente. Porque solo la intención depende del ser humano. El resto, depende de la naturaleza, de los demás.
- Indiferencia ante las circunstancias adversas. La vida y la muerte, la salud y la enfermedad, el placer y el sufrimiento, han de ser totalmente indiferentes al ser humano, dado que no depende del mismo. Estos son cosas del destino, y por lo tanto, no han de preocuparle.
- Responsabilidad de la propia vida. Las personas solo tienen poder sobre ellas mismas.
- Fortalecimiento individual. La moral estoica se dirige al fortalecimiento del cuerpo y el alma, educarlo para que pueda soportar el dolor, el hambre, la privación de libertad, en definitiva, del propio destino.
- Aceptación del propio destino. Éste no depende de uno mismo, el individuo está condicionado. Nada en la vida depende de su voluntad, salvo la intención, por ello, ha de mostrarse indiferente ante las adversidades. Solo aceptando el propio destino, se puede alcanzar el grado de coherencia necesario, el punto el que el pensamiento y la acción coinciden, esto es, es prefecto estado de paz, de imperturbabilidad, de serenidad, de apatía.
- Vivir el momento presente. No hay que preocuparse del pasado (ya aconteció) ni del futuro (incierto)
En resumen, el estoicismo promueve el desapego a las pasiones que influenciaban la vida de manera negativa, por medio de la virtud y la lógica. Propone una forma de vida en plenitud, apostando por una “vida digna de ser vivida”. Propone una doctrina filosófica basada principalmente en una disposición de espíritu, la apatía y que es similar a la ataraxia, el ideal de los epicúreos y los escépticos. La apatía va a permitir el equilibrio emocional necesario para ser felices. Esto consiste en disminuir la intensidad de los deseos y pasiones humanas y en fortalecer el alma, frente a las circunstancias adversas, es sinónimo de tranquilidad y paz espiritual y es lo que va a permitir al ser humano alcanzar la felicidad.
Para ello resulta fundamental la disciplina, el dominio de las pasiones. Se deben moderar los apetitos humanos, aprender a aceptar los males de la vida y renunciar a los deseos cuando estos no puedan hacerse realidad.
“Cada cual es tan desgraciado como imagina serlo”. Seneca.
El epicureísmo es una escuela fundada, en Atenas en el siglo IV a.C, por Epicuro de Samos, quién impartió su doctrina en una escuela llamada El Jardín. La base principal de su filosofía era la búsqueda de la felicidad. Esta doctrina aseguraba que hay una forma de encontrar la felicidad y la plenitud mediante el control de los placeres, sin necesidad de renunciar a ellos. Identifica la felicidad con el placer, entendido este como la ausencia de dolor. Entre su entramado conceptual, los epicúreos rechazan el miedo hacia el destino, la providencia o lo desconocido, ya que el hombre labra su propio destino en función de las decisiones que en su caminar va tomando día a día.
Además de las satisfacciones físicas (las cuales se deben moderar) como el apetito o el sexo, los epicúreos buscaban las satisfacciones espirituales, pues eran más duraderas y reconfortaban el alma.
Por epicúreo se entiende aquel seguidor de la corriente filosófica que La ataraxia, o la imperturbabilidad de espíritu, se convertirá así, en su ideal, y toda la doctrina de Epicuro se asienta en esta idea y a ese fin se dirige, tanto en el plano ético, como en el físico, como en el epistemológico.
Encontramos dos conceptos fundamentales en el discurso epicúreo: el placer y el deseo. Lo más importante es dejar atrás el sufrimiento, para, a continuación, perseguir el placer. Tan solo la consecución del placer es capaz de hacer mover al ser humano. Y aquí es donde entra en juego la filosofía, que sirve como un instrumento para llegar a diferenciar entre los placeres que merecen la pena. Se trata de racionalizar la búsqueda del placer, por eso, para Epicuro, los verdaderos placeres son los intelectuales, apostando por un control de los placeres físicos
Se prefieren los placeres intelectuales a los sensuales, que tienden a perturbar la paz del espíritu. La verdadera felicidad consiste en la serenidad que resulta del dominio del miedo, es decir, de los dioses, de la muerte y de la vida futura. El fin último de toda la especulación epicúrea sobre la naturaleza es eliminar esos temores.
En biología, Epicuro anticipó la doctrina moderna de la selección natural. Afirmó que las fuerzas naturales dan origen a organismos de diferentes clases y que sólo las clases capaces de superarse a sí mismas y reproducirse han sobrevivido.
La ética epicúrea se caracteriza por hacer una defensa de la búsqueda moderada del placer, apostando por los placeres del alma, frente a los del cuerpo. Para ello, es necesario, dice Epicuro, liberarse de todo aquello que sea superfluo, con el objeto de vivir la propia existencia, porque hay reside la auténtica felicidad. Para ello, es fundamental en primer lugar, diferenciar entre los distintos tipos de deseos, a partir de los distintos tipos de placeres, que Epicuro cifra en número de tres:
- Placeres naturales y necesarios, que son los deseos que liberan al individuo del dolor y el sufrimiento y que se relacionan con las necesidades básicas como la alimentación, la salud, la protección…
- Placeres naturales y no necesarios, como el deseo sexual o por el lujo. En palabras de Epicuro, son deseos “dulces y aduladores”.
- Placeres ni naturales ni necesarios, productos de los convencionalismos sociales o del ansia de poder y de riqueza, o el ansia de inmortalidad.
Además, los placeres, pueden ser dinámicos o estáticos. Los primeros, se caracterizan por alcanzar la satisfacción de manera instantánea, pero de la misma forma desaparece. Es el caso, por ejemplo, del deseo sexual. No son fácilmente controlables y tienden a dominar al ser humano. Los segundos, son aquellos que llevan al individuo al equilibrio, y producen la eliminación del sufrimiento, y por tanto, son los verdaderos placeres.
Otra de las características de los epicúreos la encontramos en la concepción de la física. En cuanto a la física, Epicuro dirá que, se dirige a acabar con el miedo a la muerte y el temor a los dioses, que según explica, son los principales causantes del sufrimiento del individuo. No se trata tanto de adquirir conocimientos sobre el universo, como de intentar entenderlo de forma racional, a fin de alcanzar la ataraxia, o ausencia de toda pasión, que junto con la autarquía y la libertad, conforman los principales ideales del epicureísmo.
Así, como Demócrito, va a defender una física materialista y atomista: el universo es eterno y está compuesto por átomos y vacío. Dios no creo el universo. Los dioses, dice, van a lo suyo, no tienen nada que ver con los seres humanos. El miedo a los dioses es absurdo.
El miedo a la muerte, por tanto, no tiene ningún sentido, ya que no es más que la separación de los átomos, y una vez muerto el individuo ya no existe sensación. Porque cuando el ser humano muere, ya no está. Así que no tiene sentido preocuparse, porque cuando llega la muerte, ya no es posible sentir dolor, ni sufrimiento alguno.
Cree que el alma está compuesta de pequeñas partículas distribuidas por todo el cuerpo. Epicuro enseñó que la disolución del cuerpo en la muerte conduce a la disolución del alma, que no puede existir fuera del cuerpo; y por ello no hay vida futura posible. Dado que la muerte significa la extinción total, no tiene sentido ni para los vivos ni para los muertos, porque cuando somos, la muerte no es, y cuando estamos muertos, no somos.
Las virtudes cardinales del sistema de ética epicúreo son la justicia, la honestidad y la prudencia, o el equilibrio entre el placer y el sufrimiento. Epicuro prefería la amistad al amor, por ser aquella menos intranquilizadora que éste. Su hedonismo personal mostró que sólo a través del dominio de sí mismo, la moderación y el desapego puede uno alcanzar el tipo de tranquilidad que constituye la felicidad verdadera.
Discípulos distinguidos de la escuela epicúrea fueron el gramático griego Apolodoro y el estadista romano Plinio el Joven.
El epicureísmo, que algunos consideran relacionado con el hedonismo, tuvo algunos seguidores importantes en la antigua Roma. Entre estos, los poetas Lucrecio y Horacio, en cuyas obras se puede vislumbrar el seguimiento a las teorías de esta corriente.
A pesar de que la escuela de pensamiento tuvo cierto predicamento durante los siete siglos posteriores a la muerte de su creador, la Edad Media supuso el fin de su influencia. Muchos de sus escritos fueron destruidos, ya que el Cristianismo rechazó tajantemente sus ideas. La visión cristiana del dolor chocaba totalmente con la filosofía epicúrea.
Tan solo algunos seguidores del platonismo o del aristotelismo incorporaron ligeramente algunas de sus ideas, pero con poco éxito.
Diferencia entre estoicos y epicúreos
Pero, ¿en qué se diferencia el ideal estoico, la apatía, de la ataraxia epicúrea y escéptica? La diferencia más importante entre estas dos predisposiciones del alma, se encuentra en que la apatía, apuesta por la eliminación de las pasiones y deseos para una vida feliz, mientras la ataraxia promueve la fortaleza espiritual frente al dolor corporal y las circunstancias adversas. Pero al final, los dos estados llevan a lo mismo, la total indiferencia o la imperturbabilidad de espíritu.
Los epicúreos tenían como fines, dominar el placer sin renunciar a él para poder alcanzar la felicidad (ausencia de dolor). Los estoicos consideraban el placer como la causa de todos los males.
Los estoicos daban protagonismo a los dioses, a diferencia de los epicúreos que enseñaban a no temerle a los dioses y sus castigos.
Para los estoicos la providencia ya tiene un plan trazado para cada uno, solo hay que dejarse guiar. Para los epicúreos la persona hace su futuro mediante sus acciones lo que lo hace libre de los dioses.
Los estoicos tenían concepciones éticas, lógicas y de otras índoles, mientras el epicureísmo era una corriente puramente ética.
Y por último, con ánimo de contrastar las posiciones de epicúreos y estoicos con una tercera filosofía clásica, hacemos un breve repaso sobre la posición de los escépticos.
El fundador del escepticismo fue Pirrón de Elide. El escepticismo antiguo es sobre todo una forma de vida que el filósofo elige, es también una práctica de liberación personal, cuya finalidad es lograr alcanzar la felicidad.
El lema del movimiento escéptico es “nada es más”, esto es, nada es más cierto, ni falso, ni ninguna cosa es mejor que otra.
El escéptico, tras examinar cuidadosamente todas las proposiciones concluye que no hay ninguna verdad que se pueda considerar definitiva, por lo que recomienda la suspensión de todo juicio, consiguiendo así liberarse de la inquietud, mediante la consecución de la ataraxía, es decir, la serenidad de ánimo, la imperturbabilidad necesaria para poder llegar a la felicidad.
Entre los autores que estudiaron y desarrollaron las teorías del escepticismo cabe citar, entre otros, a Diógenes Laercio o Cicerón. Si buscamos fuentes indirectas, muchas de contenido crítico, las podemos encontrar en Agustín de Hipona Eusebio de Cesárea o Plutarco.
Y esto es todo por hoy.
Fuentes:
Filosofía y democracia en la Grecia antigua. Laura Sancho Rocher. Prensas de la Universidad de Zaragoza.
Andrea. Epicureísmo. Andrea Lozano Vázquez. En philosophica.info
¿Epicureísmo o hedonismo? En elnuevodiario.com.ni
Epicureísmo. En ecured.cu
Estoicos y epicúreos Ing. Chirinos A. (S.F.). En: https://www.diferencias.cc/estoicos-epicureos/
Filosofía Para la Felicidad, Epicuro. Carlos García Gual, Emilio Lledó, Pierre Hadot. Ed. Errata Naturae.