Hablar del circo es referirse a uno de los grandes espectáculos, y aunque en la actualidad, posiblemente no se encuentre en su mejor momento, sin duda tiene un enorme atractivo por tratarse de una ventana abierta al mundo de la fantasía y en el que lo imposible se hace realidad.
Hablamos de un espectáculo artístico en el que tienen cabida diferentes especialidades como los malabaristas, payasos, mimos, magos, forzudos, equilibristas, contorsionistas, músicos, etc. Esto es, una forma de entretenimiento que combina diversas disciplinas artísticas, y hace su puesta en escena en un ambiente de emoción, destreza y talento. Suele dirigirse, mayoritariamente, a un público infantil y juvenil.
Con este post vamos a intentar exponer algunas cuestiones interesantes sobre el origen del circo.
En primer lugar hay que decir que los espectáculos para el entretenimiento se remontan muchos siglos atrás, pero hoy nos vamos a centrar en el tipo de circo que identificamos con el circo entorno a una pista circular. No en vano, una de las equivocaciones más habituales es pensar que el circo, tal y como lo conocemos, tiene su origen en la Antigua Roma.
El circo actual tiene sus raíces en antiguas tradiciones y costumbres de diferentes culturas alrededor del mundo. A través de los siglos, ha evolucionado y se ha transformado en lo que conocemos hoy en día, pero su esencia sigue siendo la misma: la habilidad de maravillar y entretener a la gente.
Vayamos por partes…
Un rápido repaso por la historia
Desde la Antigüedad encontramos muestras de espectáculos que servían para entretener. Así, por ejemplo, si nos remontamos al Egipto del Imperio Medio, encontramos una tumba, la de Beni Hassan, del año 2.000 a.C., aproximadamente, en la que aparecen representados unos acróbatas.
Por otro lado, parece ser que ya desde el 3.000 a.C. había acróbatas, malabaristas y contorsionista en la antigua Mesopotamia, China, Mongolia y la India.
Pero la práctica de estas especialidades, aun siendo habituales en el mundo del circo, no podemos considerarlas como un antecedente real de lo que hoy identificamos como un circo.
La palabra “circo” fue creada por los griegos para referirse a un tipo de actuaciones destinadas a la diversión popular.
Los romanos llaman circo al especio donde tienen lugar los juegos públicos, como las naumaquias (batallas navales), luchas de gladiadores, competiciones de caballos o carros, etc. El circo romano fue el precursor de las pistas de carreras modernas.
Ya en el Medievo, los acróbatas adquieren un mayor protagonismo y actúan en torno a un espectáculo de corte bufonesco, recorriendo pueblos y villas y mostrando sus habilidades en plazas públicas y ferias. Las troupes de saltimbanquis, grupos itinerantes que montaban espectáculos musicales con o sin acrobacias y malabares, además de títeres, pantomimas, teatro y otras formas de expresión escénica, fueron sumamente populares.
Fue ya en la época del Renacimiento, cuando los artistas con experiencia en los espectáculos circenses volvieron a tomar pueblos y calles de muchos países del continente europeo, ampliando con ello el status social de dicha cultura.
Pero vamos a dar un salto para llegar a la segunda mitad del siglo XVIII, momento en el que se suele fijar el nacimiento del circo, tal y como lo conocemos hoy en día.
Origen del circo actual
Philip Astley (1742-1814), un empresario y jinete de origen inglés, que había sido sargento mayor de caballería, en un terreno del barrio londinense de Lambeth, presentó, en el año 1768, por primera vez un espectáculo en el que él mismo hacía cabriolas sobre un par de caballos. No en vano Astley tenía un notable talento como domador y entrenador de caballos. Este primer recinto se llamó Riding House (Casa de carreras)
Tal fue el éxito de su propuesta que apenas un par de años más tarde, en un solar cercano construyó una pista al aire libre con tribunas de madera, dando lugar a la forma con la que hoy en día identificamos al circo.
En el año 1779, la pista, que primero estaba al aire libre, se convirtió en un anfiteatro cerrado denominado Astley’s Royal Amphitheathre, donde se presentaban números sobre todo de equitación. El edificio de Astley contaba con una pista circular, que él llamó el círculo, o el circo, y que más tarde sería conocido como el anillo. La pista de circo, sin embargo, no fue invención de Astley; fue ideada anteriormente por otros jinetes de espectáculos.
Además de permitir al público mantener la vista en los jinetes durante sus actuaciones (algo que era casi imposible si éstos se veían obligados a cabalgar en línea recta), correr en una pista circular también hizo posible, por la generación de fuerza centrífuga, que los jinetes mantuviesen el equilibrio de pie en la parte posterior de los caballos al galope.
El anillo original de Astley era de unos sesenta y dos pies de diámetro. Su tamaño finalmente se estableció en un diámetro de cuarenta y dos pies, el cual desde entonces se convirtió en el estándar internacional para todas las pistas de circo.
Más tarde, Astley sumó a su espectáculo nuevas atracciones como danzarines sobre cuerda y malabaristas y acróbatas de gran habilidad. Poco a poco, el circo de Astley se convirtió en un referente de la diversión entre la sociedad londinense. Por último, Astley quiso dotar a su espectáculo de un toque divertido, y para ello incluyó a un nuevo personaje: el payaso, tomado del teatro isabelino y cuyo papel consistía en rellenar las pausas entre las actuaciones con parodias de malabares, volteretas, baile de cuerda e incluso trucos de equitación. También estableció la figura del jefe de pista como presentador de los diferentes números.
Astley inauguró el primer circo en Paris, el Amphithéâtre Anglois, en 1782.
Y sería en este mismo año, 1782 cuando aparece el primer circo competidor del de Astley, sería el del jinete Charles Hughes, ex miembro de la compañía del primero. Hughes y Charles Dibdin abrieron un anfiteatro y una escuela de equitación en Londres, la Royal Circus and Equstrian Philarmonic Academy. Esta iniciativa alcanzaría una gran representación, llegando Hugues a actuar en la corte rusa de Catalina la Grande, en San Petersburgo.
Un discípulo de Hughes, el jinete inglés John Bill Ricketts sería el pionero en abrir un circo en tierras de Estados Unidos, concretamente en Filadelfia, y más tarde en Nueva York y en Boston. No satisfecho con ello, en 1797 el propio Ricketts también abrió el primer circo en Canadá, en la ciudad de Montreal.
El circo se convirtió en un fenómeno popular en Inglaterra hasta llegar a América. Entre 1800 y 1820, dos de estos espectáculos se popularizaron en la boca de los ciudadanos, específicamente el circo de Pepin y Breschard, llegando a recorrer la costa de Estados Unidos, desde Canadá hasta Cuba, dando paso a los circos modernos que conocemos en la actualidad.
En el año 1825 Joshuah Purdy Brown fue el primer empresario de circo en cambiar la construcción de madera de costumbre por una tienda completamente de lona, un sistema que se hizo habitual a mediados de la década de 1830.
En 1835, un grupo de agricultores emprendedores y propietarios de casas de fieras, la mayoría de ellos procedentes de las inmediaciones de Somers, unieron sus fuerzas en la creación del Instituto Zoológico, un consorcio que controlaba trece zoológicos y tres circos afiliados, monopolizando de ese modo el circo ambulante del país y el negocio zoológico. Así, surgió el carácter único del circo americano. Era un espectáculo itinerante en tiendas de campaña junto con una colección de animales salvajes dirigido por hombres de negocios, un modelo muy diferente al de los circos europeos, que en su mayor parte permanecieron bajo el control de las familias que actuaban.
En el año 1836, el jinete británico Thomas Cooke importó a Europa la carpa de circo estadounidense (una tienda de campaña ambulante unida a un zoológico y dirigida por hombres de negocios), un modelo muy diferente al de los circos europeos.
Años más tardes, el jinete italiano Giuseppe Chiarini crea su propio circo y se dirige primero a la Habana y luego a América del Sur, cruza el Pacífico y termina en Japón. Luego visitaría México, Chile, Argentina, China, Brasil, Australia, Nueva Zelanda, Tasmania, Singapur, Java, Siam, India, etc.
En 1859, el Cirque Napoleón en París ofreció el primer vuelo trapecio, acto, que sigue siendo un componente popular del circo moderno.
En 1871, Phineas Taylor Barnum, en asociación con el empresario de circo William Cameron Coup), puso en marcha el P.T. Barnum, Menagerie & Circus, un espectáculo itinerante cuya parte de “museo” era una exhibición de rarezas animales y humanas que pronto llegó a ser parte integral del circo americano, el Sideshow. Su enfoque innovador y su habilidad para atraer multitudes lo convirtieron en todo un magnate del mundo del circo.
En Argentina se dio una variante de este género artístico, denominada “circo criollo”, surgida entre 1840 y 1866 en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires, y donde se difundió principalmente el género gauchesco a través de danzas y canciones.
En el siglo XIX, el circo se convirtió en un fenómeno global gracias a la creación de grandes espectáculos y atracciones como el trapecio, o los animales salvajes, como el elefante, el león y el tigre. París es el gran ejemplo de este éxito que reúne a las clases populares y a la aristocracia. El París de 1890 cuenta con cinco circos permanentes.
Durante este siglo también aparecen algunas variantes del circo, como los llamados espectáculos de fenómenos, en los cuales actuaban personas con características grotescas o con algún tipo de deformidad. En este sentido, famoso es el caso del llamado “Hombre elefante”, cuya historia incluso se llevó al cine.
En 1919, Lenin nacionalizó los circos rusos y la gran mayoría de sus artistas huyeron del país. Frente a la tarea de formar un núcleo de artistas rusos únicos, el gobierno soviético estableció, en 1927, el Colegio Estatal de Circo y Artes de Variedades, más conocido como la Escuela de Circo de Moscú. No solo rejuveneció el circo ruso, sino que también desarrolló métodos de entrenamiento modelados por el deporte-gimnasia. Modernos espectáculos conquistaban al público frente al inmovilismo de los circos familiares que habían caído en la rutina y eran aburridos.
En el año 1974, Annie Fratellini -heredera de la famosa dinastía de payasos- y Alexis Gruss, Jr. -heredero de la última dinastía ecuestre francesa- crearon en París las dos primeras escuelas de circo del oeste.
En 1975, el Príncipe Rainiero de Mónaco -antiguo entusiasta del circo- creó el Festival Internacional de Circo de Montecarlo. También en 1977 se creó el Festival Mondial du Cirque de Demain de París, para mostrar y promover una nueva generación de artistas de circo, entrenados en escuelas. En la década de los años 80, se crea el Centro Nacional de Artes del Circo, a modo de universidad, y otros países como Inglaterra, Bélgica, Suecia, Italia, Australia, Brasil e, incluso, Estados Unidos establecen también centros de formación.
Por su parte, el Cirque du Soleil de Canadá, que dio una sensibilidad artística a sus actos acrobáticos y evitó el uso de animales, fue un innovador circo de finales del siglo XX.
En España, el primer circo ambulante que se establece en Madrid es el Circo Olímpico en 1830, seguido en 1831 por el Circo Nuevo.
Muchos de ellos se asentaron de manera permanente en edificios singulares de la capital, como el famoso Circo Price surgido en 1881 en la Plaza del Rey y que sería destruido en 1936 durante la Guerra Civil.
En la actualidad, es fácilmente constatable la evolución del circo, dado por un lado el abandono el uso de animales en los espectáculos, y por otro la incorporación de montajes más sofisticados, con uso de grandes y espectaculares caracterizaciones, música, efectos tecnológicos y especiales, etc.
Tipos de circos
Simplificando, podríamos decir que existen numerosos tipos de circos, fijos o itinerantes con y sin animales, pero la diferenciación clásica suele dividirlos por nacionalidades, dado que muchos de estos cuentan con características propias. Podemos resaltar:
- El circo inglés, que evoluciona desde el modelo de Ashley y en el que la doma de caballos tiene especial relevancia.
- El circo americano, que destaca por su tamaño y donde los juegos ecuestres tienen especial importancia como en el West Will Show, del mítico Buffalo Bill.
- El circo español con sus caballos o sus forzudos.
- El circo ruso, especializado en el amansamiento de osos y la doma de caballos, o los números sobre pistas de hielo.
- El circo chino, donde los equilibristas y malabaristas son fundamentales.
Con todas sus variantes, el circo sigue estando hoy fuertemente arraigado en el imaginario cultural popular y es uno de los grandes espectáculos de nuestros días.
Tipos de personajes habituales en un circo
Entre los personajes comunes de un circo se encuentran (o encontraban tradicionalmente):
- Los payasos. Son personajes humorísticos y estrafalarios, vestidos de manera disparatada, con colores llamativos, pelucas, sombreros y mucho maquillaje, cuyo rol es invitar al público a la risa, a menudo como interludio entre las funciones principales del espectáculo.
- Los magos o ilusionistas. Son artistas del engaño, conocedores de trucos de prestidigitación, desaparición y otras ilusiones, cuya rutina consiste en convencer a la audiencia de que pueden realizar “magia”, actos prodigiosos e inexplicables.
- Los acróbatas. Existe una gran variedad dentro de los que resaltan: bailarines en la cuerda floja, ciclistas y trapecistas, que ejecutan sus arriesgados equilibrios a muchos metros del suelo. Demuestran una gran capacidad de equilibrio, precisión y destreza, a menudo de manera grupal.
- Los funambulistas, es un artista que realiza acrobacias y camina sobre una cuerda tensa y elevada.
- Los zanqueros. Son aquellas personas que se mantienen sobre unas bases altas de madera u otro material, Además de sostenerse, la idea de los zancos es que la persona tenga también movilidad, y pueda desplazarse encima de ellos haciendo malabares y más.
- Los contorsionistas. Personas con gran elasticidad o flexibilidad adoptan ciertas posturas de enorme dificultad, y prácticamente imposibles para la gran mayoría de las personas.
- Los malabaristas. Son juglares capaces de mover muy rápidamente sus manos y mantener en el aire diferentes tipos de objetos, sin dejarlos caer ni lastimarse en el proceso. Normalmente suelen hacer malabares con bolas, aros, mazas o pines, pero algunos también utilizan navajas, antorchas y otros objetos peligrosos. Su habilidad para coordinar y lanzar múltiples objetos al aire es impresionante y cautiva la atención del público.
- Los hombres-bala. Son un tipo especial de acróbata que se introduce en un cañón especialmente diseñado para ser disparado, a modo de bala, de un costado a otro de la carpa de circo, sin sufrir daños al hacerlo.
- Los tragafuegos y tragasables. Son, como su nombre lo indica, individuos capaces de introducirse una espada o un bastón ardiendo en la boca o la garganta, sin lastimarse en el intento. Normalmente su espectáculo está acompañado de malabares o de escupir bolas de fuego.
- Los mimos. Son actores teatrales o payasos con poco maquillaje, cuyo manejo del cuerpo en escena es capaz de convencer a la audiencia de que interactúan con objetos (cuerdas, paredes, espadas) que no están allí, normalmente sin pronunciar una sola palabra durante el acto.
- Los forzudos o supermanes. Son hombres de particular fuerza o resistencia, capaces de levantar pesos insospechados, resistir embates que lastimarían a cualquiera o realizar cualquier otra proeza física similar.
- Los escapistas. Son una variante de los magos o ilusionistas, cuyo truco consiste en abrir candados, desatar nudos y cadenas, y escapar de cualquier prisión en la que se introducen previamente.
Los circos en la actualidad
En la actualidad, los circos con animales están prohibidos en numerosos países en todos los Continentes.
El circo contemporáneo se caracteriza por una mezcla de prácticas, de las cuales se pueden destacar la música, el teatro, la pantomima, la acrobacia, la gimnasia, etc. Se trata de un modelo artístico de circo, en el que la técnica está al servicio del arte y de la expresión.
Conclusiones
La crisis del modelo tradicional —el circo se transmitía fundamentalmente de padres a hijos y los espectáculos eran una sucesión de números en los que se valoraba la proeza y se trabajaba la técnica— dio lugar a partir de los años 70 al nuevo circo. Este nuevo circo nació muy influido por la contracultura y el Mayo del 68, que en muchos otros campos, pero también en el circo, dio lugar a una explosión creativa y una corriente de vanguardia y experimental. Con el nacimiento del nuevo circo también se crearon muchas escuelas, hasta aquel momento inexistentes, se rompieron los códigos artísticos y se impuso una estética mucho más contemporánea que iba más allá de la técnica y la proeza para explicarnos historias, sentimientos y materias más cotidianas y humanas. Este nuevo circo, con nuevas inquietudes y que en parte se empezó a desarrollar en la calle, también supo fusionar las técnicas de circo con el teatro, la danza o las artes plásticas.
El circo, con un potencial enorme, y pese a todos los déficits estructurales de formación, producción, exhibición y circuito, vive en estos momentos un florecimiento y está ampliando su base. A pesar de todo, este crecimiento no se visualiza suficientemente y el circo se mantiene aún hoy al margen de la vida cultural, en buena parte porque no ha recuperado el prestigio y porque todavía se percibe muy erróneamente como un espectáculo infantil y/o de puro entretenimiento y comercial.
Uno de los aspectos más destacados del circo es su capacidad para unir a las personas. Independientemente de la raza, religión o estatus social, todos pueden disfrutar de un espectáculo circense. En un mundo que parece cada vez más dividido, el circo ofrece un espacio común donde las diferencias se disuelven y la diversión y la emoción se convierten en el lenguaje universal.
En resumen, el circo no solo nos brinda un espectáculo lleno de asombro y diversión, sino que también tiene un impacto profundo en nuestra sociedad. Desde su capacidad para unir a las personas hasta su influencia en el desarrollo personal y la inclusión social, el circo demuestra que el entretenimiento puede ir más allá de la mera distracción. Es una celebración de la diversidad, un vehículo para el crecimiento personal y una plataforma para la inclusión.
Por último decir que la conmemoración de los 250 años de la creación del circo moderno y la celebración del Día Mundial del Circo tendrá lugar el próximo día 20 de abril de 2024. El Día Mundial del Circo, una efeméride impulsada por la Federation Mondiale du Cirque. Con ello quiere promover y preservar el valor del circo, buscando su reconocimiento a su aportación cultural.
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Referencias
Eso no estaba en mi libro de Historia del Circo. De Ramos de los Santos, J.
Historia del circo. De Mauclair, D.
https://curiosaweb.com/la-fascinante-historia-del-circo/
https://www.juegosmalabares.com/blog/origen-del-circo/
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/origen-circo-mayor-espectaculo-mundo_15677