Por su relevancia para muchas personas en el mundo, al recoger el recuerdo de las palabras y hechos de Jesús, hoy vamos a hacer un muy rápido viaje al pasado para conocer “el origen de los Evangelios”.
Comencemos diciendo que los cuatro Evangelios canónicos son los admitidos como “oficiales” en las listas de libros sagrados que crearon las diversas Iglesias en la Antigüedad. Suele admitirse que la primera lista de libros del Nuevo Testamento se elaboró en Roma hacia el año 200.
Se han conservado unos 84 evangelios, puesto que muchos grupos cristianos elaboraron el suyo; los que no son canónicos, reciben el nombre de apócrifos. Posiblemente la elección de los cuatro Evangelios se debió a que se creía que sus autores o eran apóstoles de Jesús, o habían tenido contacto con ellos; además porque eran los más leídos en los oficios litúrgicos de los domingos en las Iglesias principales: Roma, Alejandría, Éfeso, Antioquía, y porque su contenido se ajustaba una cierta “regla de fe” común que se iba formando.
No se conservan los originales de los Evangelios, por lo que la recuperación de los textos se hace a partir de copias de copias. Del Nuevo Testamento se conservan unos 5.000 manuscritos, fechados entre los años 200 y 1500, de ellos más de la mitad incluyen texto de los evangelios.
Una perspectiva desde la Historia
Hay que decir que los numerosos procesos de investigación sobre Jesús, su vida, hechos, etc, ha pasado por numerosas etapas a lo largo de los siglos, si bien se incrementaron sustancialmente desde el siglo XIX, momento a partir del cual se aplicaron modernos métodos de la ciencia histórica para analizar los textos evangélicos, entre otras fuentes.
Superados los prejuicios racionalistas de los inicios de la investigación y los métodos hipercríticos que dominaron buena parte del siglo XX, la situación actual es mucho más positiva y abierta. El escepticismo en el que se situó la investigación sobre Jesús ha quedado superado. En la actualidad se conoce mucho mejor el contexto histórico y literario en el que vivió Jesús y en el que los evangelios fueron escritos.
Por otro lado, los testimonios de escritos apócrifos, posteriores con toda probabilidad a los evangelios canónicos, y otros textos cristianos y judíos del siglo II han servido para analizar las tradiciones a las que se remontan esos libros y contextualizar mejor las afirmaciones contenidas en los evangelios.
¿Qué es la Biblia?
La historia en torno a Jesucristo y Abraham, los profetas, sus obras y acciones fueron agrupados en un libro sagrado llamado Antiguo Testamento de la Biblia, y representaban la herencia de Dios al mundo. Pero en la Biblia también se encuentra el Nuevo Testamento que representa la persecución, muerte y resurrección de Cristo en la tierra.
El Nuevo Testamento se refiere solo a un siglo de la historia, abarca del nacimiento de Jesucristo hasta la muerte de San Juan el Evangelista. El núcleo es la historia de Jesús, su salvación, los hechos de los primeros apóstoles y las cartas apostólicas. El recorrido histórico se cierra en el I siglo del cristianismo.
Ambos libros, tanto el viejo como el nuevo, forman lo que es conocido hoy día como la Biblia, y se divide en: 73 libros, divididos en 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo; ambos recolectan los Evangelios de la biblia.
¿Qué son los Evangelios?
Se denomina Evangelios a los cuatro libros de los apóstoles y discípulos de Jesús, quienes le acompañaron hasta el momento de su crucifixión.
El Evangelio es un término que proviene del latín: evangelĭum, palabra que se encuentra relacionada al griego εὐαγγέλιον, en este sentido se identifica como (euangelion), cuyo significado es dar (buenas noticias), por tal motivo se puede decir que el evangelio se encuentra fundamentado en las buenas noticias que provienen directamente de Dios como un acto divino.
En términos generales podríamos decir que narran la historia completa de la vida de Jesús, así como sus enseñanzas.
La palabra “evangelio” esta empleada por primera vez en los escritos en el transcurso de las primeras comunidades cristianas por el mismo del conocido apóstol Pablo de Tarso, en la primera carta a la iglesia de los corintios, la cual fue redactada probablemente en el año 57 que dice de la siguiente manera:
“Γνωρίζω δὲ ὑμῖν, ἀδελφοί, τὸ εὐαγγέλιον ὃ εὐηγγελισάμην ὑμῖν, ὃ καὶ παρελάβετε, ἐν ᾧ καὶ ἑστήκατε”.
El texto anterior pertenece al idioma original en que fue transcrita la carta siendo el idioma Hebreo, su traducción y de esta manera se manifiesta en nuestra lengua Castellana, que en este sentido es:
“Os recuerdo, hermanos, el evangelio que os anuncié, que recibisteis, y en el que habéis perseverado”.
La expresión “evangelio” la encontramos unas 76 veces en el Nuevo Testamento.
El origen o proceso de formación de los evangelios habla de dos etapas:
- Etapa oral. Nos habla del tiempo en que Jesús de Nazaret realizó su predicación en arameo (su lengua materna. En esta etapa se habla que se convirtieron en testigos y posteriormente en predicadores.
- Etapa escrita. Se crean los escritos que pretenden mantener en el tiempo el mensaje y la historia de Jesús. Están escritos en arameo y griego común.
Los evangelistas se valieron de estos escritos y otras informaciones para redactar lo que conocemos como “Los cuatro Evangelios”.
Los Evangelios pueden ser encontrados en el Nuevo Testamento y fueron, muy probablemente, todos ellos escritos en la segunda mitad del siglo I d.C.
Aunque los Evangelios se presentaron primero en la secuencia del Nuevo Testamento, todos ellos se escribieron luego de ciertas cartas del apóstol Pablo dichas cartas son los primeros documentos en el Nuevo Testamento que son los que datan de más o menos el año 49 d.C. hasta los años 50. En las primeras cartas del apóstol Pablo este se refiere a los importantes acontecimientos que ocurrieron sobre la muerte de Jesús, al igual que el entierro y la resurrección.
Los Evangelios Canónicos
Durante la antigüedad fueron numerosos los evangelios escritos, pero solamente cuatro de ellos fueron finalmente admitidos por la Iglesia, pasando a ser considerados como los evangelios canónicos.
Los cuatro evangelios canónicos no son ni biografías de la vida de Jesús ni crónicas históricas, pero están basados en datos reales y pretenden transmitir con fidelidad palabras, hechos y acontecimientos de Jesús.
En el año 185, el obispo francés Ireneo de Lyon defendía que los cuatro Evangelios Canónicos eran los cuatro pilares de la Iglesia, criticando con dureza que algunas comunidades cristianas utilizasen solo uno de ellos, el de San Marcos, en unos casos y los Evangelios “Apócrifos”, en otros.
A los evangelios de San Mateo, San Marcos y San Lucas se les conoce como los Evangelios Sinópticos, palabra que etimológicamente quiere decir “con una mirada” (syn opsis), pues sus textos se pueden disponer en columnas paralelas percibiéndose rápida y claramente sus semejanzas y diferencias. Las diferencias y similitudes que presentan estos tres textos podría deberse, según la denominada “teoría de las dos fuentes”, a que el de San Marcos sería el más antiguo, y se convertiría a su vez en una fuente para los textos de San Mateo y San Lucas. En el caso de estos dos además de utilizar como fuente el texto de San Marcos, también habrían utilizado una fuente “Q” o “protoevangelio”, según defienden algunos eruditos.
Los cuatro Evangelios Canónicos son:
- Evangelio según San Marcos. Probablemente su escritor fue Juan, compañero de Pablo en varios viajes. Con una narrativa muy organizada, se afana en la definición del carácter y el temperamento de Jesús. La idea central del evangelio de Marcos es una interpretación de Palo: Jesús es el salvador de toda la humanidad por su sacrificio en la cruz, noción que recogieron los evangelistas posteriores. Este evangelio tuvo mucho éxito y se expandió pronto entre comunidades de Asia Menor, Siria y Egipto.
- Evangelio según San Mateo. Se cree el autor era cristiano de origen judío experto en Sagradas escrituras, acostumbrado a analizar textos rabinos judíos y buen conocedor del ambiente de Palestina. Reprodujo con ciertas variaciones casi el ochenta por ciento del texto de San Marcos, añadiéndole la colección de dichos y hechos de Jesús (la llamada Fuente Q) e incorporando material propio y tradiciones conservadas en su grupo, probablemente radicado en Antioquía de Siria. Se considera que su autor no fue un apóstol, pues sino estaría escrita en su lengua materna, esto es el arameo, pero cita la Biblia en su versión griega, no hebrea y sus dos fuentes principales son Marcos y la Fuente Q, que estaban en griego. En el evangelio de Mateo Jesús aparece como el nuevo Moisés que explica en cinco grandes sermones como se debería entender la le divina. En este sentido cabe destacar el Sermón de la montaña, la instrucción a los misioneros, las parábolas del Reino la convivencia en la Iglesia y el porvenir de la Iglesia.
- Evangelio según San Lucas. Se desconoce la identidad del autor, probablemente era médico y vivía en Éfeso, donde había varios grupos de seguidores de Jesús, tanto judíos como gentiles. El autor conoce bien la iglesia de Antioquía y utiliza términos de Pablo. Se cree que Lucas tras conocer el evangelio de Mateo, decidió no tomarlo como base, sino volver a las fuentes de su antecesor: el evangelio de San Marcos y la Fuente Q. El exquisito griego que utiliza y su conocimiento de la Biblia griega indican que era un judío de la Diáspora o bien un prosélito, un gentil convertido que llevaba años frecuentando la sinagoga. Su originalidad consistió en escribir su obra en dos tomos. Narrado de forma cálida, incluye numerosas parábolas. Es el único que narra de manera detallada la juventud de Jesús, de hecho es el evangelista que muestra el Jesús más humano.
- Evangelio según San Juan. Se sabe que fue el último en componerse, porque se percibe que conoce los anteriores, sobre todo el de Lucas, y porque su teología sobre Jesús como Mesías está mucho más desarrollada y en aspectos decisivos es radicalmente diferente. Presenta a su autor como el discípulo que amaba Jesús. Narra hechos que no aparecen en los otros Evangelios, como es el discurso de Jesús en la última Cena, así como el Lavatorio de pies que hizo Jesús a sus discípulos. El Jesús del evangelio de Juan pues se preocupa por presentar a Jesús como el enviado del Padre, el Revelador que desvela la clave de la salvación del ser humano, más que la predicación del Reino de Dios que protagoniza los otros tres evangelios.
En cuanto a las fechas de creación de los Evangelios, si nos remitimos a Raymond E. Brown, en su libro “An Introduction to the New Testament”, nos dice que considera que las fechas más aceptadas , basándose en el análisis de los textos en la relación con las demás fuentes de información que se han tenido a lo largo de los tiempos:
- El Libro de Marcos sería escrito en entre los años 78 a 73 d.C.
- El Libro de Mateo, habría que fijarlo en torno a los años. 70 al 100 d.C.
- El Libro de Lucas lo sitúa entre los años 80 al 100 d.C.
- El Libro de Juan, el más tardío, se fijaría entre los años 90 al 110 d.C.
Los Evangelios fueron redactados originalmente en griego. Según un obispo del siglo II, llamado Papías de Hierápolis, existió únicamente una redacción original aramea o hebrea de parte del Evangelio de San Mateo, que no ha llegado hasta nosotros. Pero de ese Evangelio se conserva una versión griega. Todos los demás textos del Nuevo Testamento fueron escritos directamente en griego.
Los originales se escribieron sobre papiro, el material de uso más frecuente en esos momentos. La pena es que el papiro es un material que normalmente dura poco, porque se deteriora fácilmente con la humedad y el uso. Por eso los originales de los libros del Nuevo Testamento se perdieron relativamente pronto. Sin embargo, desde el principio se fueron haciendo copias, de forma que su contenido se fue difundiendo y transmitiendo sin dificultad.
El papiro más antiguo que se conserva del Nuevo Testamento contiene varios versículos del Evangelio de San Juan (18, 31-33, 37-38) y está datado en la primera mitad del siglo II, es decir, no más de cincuenta años después de que fuera escrito ese Evangelio. También han llegado hasta nuestros días fragmentos de papiros con textos de Mateo y Lucas de finales del siglo II. Y hay papiros del siglo III que contienen textos muy extensos del Nuevo Testamento.
Para dar cabida a las diferencias y similitudes existentes entre los 4 Evangelios, se recurrió a dos procesos:
- La “armonización” llegó a ser un tipo de recurso usado cuando se buscaba la manera de forzar los textos de los Evangelios que parecen lograr contradecirse o que no se encuentran totalmente de acuerdo entre sí, para que pueda parecer que todos expresan lo mismo.
- El “concordismo” fue otro de los recursos que se usó cuando algunos de los textos bíblicos en general, que se pueden apreciar reflejados unos conceptos científicos de tiempos o épocas en las que las ciencias se encontraba mucho menos desarrolladas que la actualidad, son presentados de una forma como forzada para que puedan expresar lo mismo que dice la ciencia de hoy en día.
Tradicionalmente se suele atribuir la autoría de los Evangelios a los apóstoles Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Cada uno de los Evangelistas se encuentra representado por una figura:
- San Marcos, que simboliza al León, símbolo del poder divino. Puso por escrito la predicación de San Pedro. Según una antigua tradición un ángel con apariencia de león se apareció a Marcos, que había naufragado en la laguna veneciana, y le anunció que ahí su cuerpo encontraría reposo y veneración.
- San Mateo, que es representado como el hombre, dado que su Evangelio inicia con genealogía humana de Cristo. Escribió el Evangelio en arameo, para los cristianos convertidos del judaísmo.
- San Lucas era un médico de Antioquía, discípulo de San Pablo. Escribió en griego. Identificado como el toro dado que su Evangelio inicia con el sacrificio de Zacarías, donde estos animales eran los protagonistas de los sacrificios en la devoción judía.
- San Juan, que representa al águila en vuelo, dado que en su Evangelio narra la encarnación del Verbo.
Por último, indicar que en el seno de la Iglesia Católica, lo que es conocido como el Concilio Vaticano II en su Constitución Dei Verbum llegó a señalar que “la Iglesia” en todo momento ha defendido y que defiende que los cuatro evangelios poseen un origen apostólico.
Los Evangelios Apócrifos
También conocidos como los extra-canónicos, consisten en los libros o escritos surgidos en los primeros siglos del cristianismo alrededor de la figura de Jesús de Nazaret , y que no llegaron a ser incluidos ni aceptados en el canon del Tanaj judío del Hebreo – Arameo, de la Biblia de los israelitas Septuaginta de origen griega. Tampoco lo sería en ninguna de las versiones de la Biblia que son utilizadas por los diversos grupos de cristianos:
- La Iglesia Católica
- La Iglesia Ortodoxa
- La Comunión Anglicana
- Las Iglesias Cristianas Evangélicas o Protestantes.
Entre dichos escritos se encuentran los que son los Manuscritos de Nag Hammadi. El término apócrifo del griego: από, que significa “lejos” y κρυφος que significa “oculto”, que originalmente suele significar “ocultar lejos”, y después de ir derivando en “oculto”, “oscuro”, ha ido siendo usado por medio de los tiempos en la historia para lograr hacer referencia a ciertas colecciones de textos y también de escritos religiosos sagrados que han surgidos y emanados en los contextos judíos o cristianos.
Conclusiones
Cabe citar, a título de ejemplo, que el evangelista Lucas, al iniciar el relato de la vida de Jesús, explica los criterios que le han guiado. Asegura que refiere hechos transmitidos por testigos oculares, verificados por él mismo con “comprobaciones exactas” para que quien lee pueda darse cuenta de la solidez de las enseñanzas contenidas en el Evangelio. Esto nos ofrece la ocasión de ocuparnos del problema de la historicidad de los Evangelios.
Hay que tener presente que hasta hace algunos siglos se tomaba por históricamente ocurrido todo lo que en los Evangelios se refiere, pero en los últimos dos o tres siglos, se ha ido sometiendo a un proceso en busca del sentido histórico utilizando para ello el examen crítico para comprobar su veracidad.
Y es que, para algunos estudiosos podría resumirse las diversas etapas de la vida y enseñanzas de Jesús en tres fases:
- Primera fase: vida terrena de Jesús. Jesús no escribió nada, pero en su predicación utilizó algunos recursos comunes a las culturas antiguas, los cuales facilitaban mucho retener un texto de memoria: frases breves, paralelismos y antítesis, repeticiones rítmicas, imágenes, parábolas… Pensemos en frases del Evangelio como: «Los últimos serán los primeros y los primeros los últimos», «Ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición…; estrecha la entrada y angosto el camino que lleva a la Vida» (Mt 7,1314). Frases como éstas, una vez escuchadas, hasta la gente de hoy difícilmente las olvida.
- Segunda fase: predicación oral de los apóstoles. Después de la resurrección, los apóstoles comenzaron a todos la vida y las palabras de Cristo, teniendo en cuenta las necesidades y las circunstancias de los diversos oyentes. Su objetivo no era el de hacer historia, sino llevar a la gente a la fe.
- Tercera fase: los Evangelios escritos, unos cincuenta años después de la muerte de Jesús, recogían por escrito la predicación que les había llegado por vía oral. Nacieron así los cuatro Evangelios que conocemos. Los evangelistas eligieron algunas de las narraciones que conocían o les llegaban, resumieron otras y explicaron finalmente otras, para adaptarlas a las necesidades del momento de las comunidades para las que escribían.
Hoy en día, con el desarrollo de la ciencia histórica, los avances arqueológicos, y nuestro mayor y mejor conocimiento de las fuentes antiguas, los historiadores estudiosos de los Evangelios, señalan ocho hechos incuestionables, desde el punto de vista histórico, sobre la vida de Jesús y los orígenes cristianos:
- Jesús fue bautizado por Juan Bautista.
- era un Galileo que predicó y realizó curaciones
- llamó a discípulos y habló de que eran doce
- limitó su actividad a Israel;
- mantuvo una controversia sobre el papel del templo
- fue crucificado fuera de Jerusalén por las autoridades romanas;
- tras la muerte de Jesús, sus seguidores continuaron formando un movimiento identificable.
- al menos algunos judíos persiguieron a ciertos grupos del nuevo movimiento y, al parecer, esta persecución duró como mínimo hasta un tiempo cercano al final del ministerio de Pablo
Hay sucesos muy poco probables que han sucedido históricamente. Lo que sin duda es verdad es que los datos evangélicos son, en alguna medida, razonables y coherentes con los datos demostrables.
Por último hay que decir que desde siempre ha habido una confusión con los nombres, pues por ejemplo, los cristianos primitivos creían que el evangelio de Mateo lo escribió el apóstol del mismo nombre. Pero resulta que en los evangelios de este apóstol recibe dos nombres: Leví y Mateo. Leví también es el nombre que utilizado el evangelio de Marcos cuando habla del momento en que Jesús elige al hijo de Alfeo, Leví, cobrador de impuestos para ser uno de los doce apóstoles. Igualmente se creía que el apóstol Juan compuso el evangelio de ese nombre, y se le confundió con otros dos personajes: con Juan, autor del Apocalipsis y con un tercer Juan, llamado el Anciano, y autor de dos textos bíblicos: las cartas Segunda y Tercera de Juan.
En conclusión, suele afirmarse, mayoritariamente que los Evangelios no son libros históricos en el sentido moderno de un relato lo más despegado y neutral posible de los hechos ocurridos. Pero si, afirman muchos historiadores, tienen una base histórica.
Referencias
Los Evangelios a la luz de La Historia: ¿Leyendas piadosas o relatos verídicos?. De Bioul, B.
Los evangelios y la crítica histórica. De Herranz Marco, M.
https://historiaybiografias.com
https://historia.nationalgeographic.com