El Nubeiro, el genio de las tormentas

En la línea de algunas de nuestras publicaciones, hoy volvemos a abordar el mundo mitológico gallego. Vamos a hablaros de El Nubeiro, el genio de las tormentas.

En Galicia a este tipo de seres o genios también se les conoce con el nombre de tronantes o tempestarios, y son los protagonistas de múltiples historias y leyendas.

Como sabemos las leyendas se conforman normalmente con una raíz telúrica, misteriosa y romántica. En muchos casos unidas a las sociedades prerromanas, que en el caso de Galicia se concretaría en la sociedad celta.

En el mundo celta la supervivencia dependía casi por completo de la ganadería y la agricultura, las oscilaciones del clima se seguían con preocupación. Un granizo a destiempo podía acabar en media hora con los alimentos de todo un año. De ahí que la creencia en los Nubeiros, unos duendes que manejaban desde el cielo a su antojo y capricho las lluvias y tormentas, prendiera rápido entre las gentes sencillas del campo.

Ya en tiempos de la cristiandad se creía que los Nubeiros eran en realidad pequeños demonios expulsados del cielo por San Miguel que buscaban venganza y aprovechaban la menor ocasión (un remolino de arena o un tornado) para impulsarse y subir a las nubes, para desde allí fastidiar a los hombres manejando a su antojo el clima.

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1 La mitología gallega

2 ¿Quiénes son los Nubeiros?

3 ¿Cómo deshacerse de los Nubeiros?

4 Tipos de Nubeiros

5 El Nubeiro en otras tradiciones regionales

6 Referencias

La mitología gallega

Los que conocen las tierras de Galicia saben de la belleza de sus parajes, con las hermosas fragas llenas de robles, acebos y castaños, surcados por ríos que generan contraluces llenas de encanto y facilitan el desarrollo de la imaginación.

La mitología de Galicia es el conjunto de los mitos más o menos relacionados (o incluso sin conexiones entre ellos), relatos que forman parte de la cultura gallega. Se puede obtener a través de discursos, narraciones o expresiones culturales de origen sagrado, que posteriormente fueron secularizados, y discursos relacionados con esta cultura en un momento determinado o una serie de creencias de carácter imaginario.

Los mitos son relatos basados en la tradición y la leyenda creados para explicar el universo, el origen del mundo, los fenómenos naturales y cualquier otra cosa para la que no hay una explicación simple.

Sin embargo, no todos los mitos tienen que tener este propósito explicativo. La mayoría de ellos están relacionados con una fuerza natural o deidad, pero muchos son simplemente historias y leyendas que se han transmitido oralmente de generación en generación.

¿Quiénes son los Nubeiros?

Parece ser el legítimo descendiente de antiguos cultos animistas dedicados a los hacedores de tormentas, lo que refuerza su origen ancestral y su papel primordial en la cosmogonía gallega.

Los Nubeiros son una especie de duende, resentido, con bastante mal humor y al que se le hace responsable de la luvia y el mal tiempo, según el acervo cultural gallego.

Hablamos por tanto, según la mitología gallega, de los seres causantes de los fenómenos naturales, pues manejan a su antojo las nubes, pudiendo provocar tormentas, lluvias, rayos y truenos, arruinando así las cosechas y los días de fiesta.

Este ser misterioso y poderoso, a veces es descrito como un gigante que mora en los cielos, y suele vestir ataviado con pieles, en general de color negro, y que sale de las herrerías cabalgando por los cielos, cargado de truenos, y que su antojo provoca temporales de lluvia y granizo.

Se les suele representar como gigantes barbudos y peludos, con el rostro ennegrecido a causa de los rayos. Su aspecto suele ser descuidado, desaliñado e incluso andrajoso. Como calzado utiliza zuecas de madera, que le ayudan a provocar el estruendo de las tormentas.

Aunque en otras zonas de Galicia adopta la apariencia de un hombre pequeño, con el cuerpo cubierto de pelo y un rabo largo y retorcido.

Sus jornadas inician temprano por las mañanas, cuando sale a “hacer la trona”, provocando tormentas en el cielo. Luego, a media noche, regresa a su morada portando algunos lagartos y culebras.

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Curiosamente, a pesar de su poderío, el Nubeiro es conocido por ser olvidadizo, dejando que las nubes lo arrastren de un lugar a otro con relativa frecuencia.

De vez en cuando baja a la tierra a ver el resultado de sus hazañas. En esas ocasiones, el gigante de las nubes busca refugio en las casas y cabañas que encuentra a su paso.

Las tormentas, los truenos y los relámpagos son asociados al Nubeiro, y también se le vincula con la niebla y los aludes, aunque este último fenómeno no es tan común en su dominio.

Los nubeiros, para elevarse hasta las nubes, utilizan tres procedimientos: el meco, la polvoriña y la fumieira:

El meco, es un remolino de viento provocado mágicamente al que se agarran para subir hasta las nubes.
La polvoriña, que consiste en juntar polvo y orinar en él. Se forma un remolino que sube al Nubeiro hasta el cielo.
La fumieira, el método más laborioso. Se busca el agujero de un topo, se hace fuego en él, el tronante se desnuda y el humo lo sube al cielo.

Los Nubeiros disfrutarían arruinado con sus tormentas, relámpagos y truenos las mejores romerías, fiestas y ferias.

Se cree que los Nubeiros estudian sus artes mágicas en la Cueva de Salamanca, donde son aprendices de demonios y compañeros de escoleres y nigromantes.

Existe la creencia de que en Salamanca existían dos grandes instituciones de enseñanza: la Universidad y la cueva. En la Universidad se impartían las clases regulares, pero en la cueva los conocimientos eran impartidos por demonios y de allí salían Nubeiros, escoleres y nigromantes oficialmente titulados.

Parece ser que los estudiantes asistían con más ganas y con más entusiasmo a las clases impartidas en esta cueva que a las propias aulas de la universidad.

En la Cueva de Salamanca terminaba el curso el día de San Juan. Los alumnos no pagaban, pero el demonio, en premio, se quedaba con el último en salir de la clase. Las autoridades de Salamanca ordenaron tapiar la entrada de la cueva. Fue inútil, pues la escuela sigue abierta.

Estos escoleres no son Nubeiros propiamente dichos, sino que son humanos que aprenden el oscuro arte de provocar los truenos y las tormentas en la Cueva de Salamanca. A causa de profundizar en este tipo de estudios, se dice que se vuelven un poco locos y también que adquieren la capacidad de levitar.

Se mueven libremente por la península disfrazados de mendigos, para practicar su arte sin peligro.

A los escoleres se les llama también esculeres o estruleques. En Portugal, sin embargo, se les conoce como escolarao das nuvens.

Como ocurre con otros personajes del panteón mítico, se supone que su estado constituye una especie de privilegio en la ejecución del mal; mal que, por otra parte, tiene acotados sus límites como demuestran los versos:

Tente, trono, tente en ti,

Que Deus manda máis ca ti

En castellano:

Aguanta, trueno, aguántate

Que Dios manda más que tú.

Nubeiro, ruta Monte Viso

¿Cómo deshacerse de los Nubeiros?

Para deshacerse de los Nubeiros lo mejor es tocar las campanas de la Iglesia. Ha sido creencia común desde tiempos muy antiguos que las campanas apartan a las tormentas. Hacerlas sonar cuando se acerca una tormenta ha sido costumbre en el noroeste peninsular y en León prácticamente hasta día de hoy. Estos toques especiales de campana desagradan muchísimo a los Nubeiros, e incluso pueden provocar que se caigan de las nubes.

Esta costumbre de carácter eminentemente cristiano, pero con posibles orígenes páganos, se conjugaba con la interpretación de la siguiente cántiga:

Tanguen os cregos a campá,

Pra escorrentar ó Nubeiro,

Ben eles sudan… pra encher,

Pra todo o ano, o granceiro.

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Traducción al castellano:

Tocan los monjes la campana,

Para que huya el Nubeiro,

Bien ellos sudan… para llenar,

Para todo el año, el granero.

Con el tiempo, esta costumbre de hacer sonar las campanas para hacer huir a los Nubeiros se asoció a la fiesta de Santa Brígida, que se celebra la noche del 31 de enero al 1 de febrero. En esa ocasión, de nuevo doblaban las campanas y los mozos batían palmas y hacían sonar cacharros y tambores. Todo con el mismo fin: asustar a los pequeños diablejos o Nubeiros. Esta fiesta tiene un enorme parecido con las festividades de Irlanda, Escocia y la Isla de Mann.

Curiosamente, esa fecha, la noche del 31 de enero al 1 de febrero coincide con la fecha en que tenía lugar el antiguo festival celta del Imbolc, uno de los cuatro principales festivales del calendario celta, asociado con el ritual de la fertilidad. Esta fiesta se cristianizaría, colocando el patronazgo de la fecha, tal y como se decía antes, bajo Santa Brígida.

Durante las fiestas de imbolc en España, estos grupos de jóvenes (que podrían ser similares a los männerbünde germánicos), se disfrazaban de animales y tras nombrar un “Rey” de esa festividad, iban por las aldeas simulando ser ellos mismos espíritus rebeldes. Esto consistía en entrar en las casas, perseguir a las jóvenes del poblado, hacer grandes ruidos, y hacer pequeños hurtos de alimentos y regalos.

En toda la geografía gallega podemos encontrar fiestas similares, como la de los campaneiros y cigarrons, con el fin de promover la fertilidad de la tierra y ahuyentar los espíritus malignos.

Tipos de Nubeiros

Además de las variantes que encontramos en otros territorios, y que abordamos en el capítulo siguiente de este artículo, podemos hablar de varios tipos de Nubeiros:

El Nubeiro Trasno. Es un hombre pequeño, cubierto de pelo, con larga cola y retorcida, que gusta de asentarse en grandes. Sería el causante de las tormentas de verano.

Este tipo de Nubeiro lo encontramos en la Comarca de Ulloa, en la provincia de Lugo, concretamente en tierras del municipio de Palas de Rei.

El Nubeiro con lanzas. Es un hombre que anda armado con cuchillos y lanzas, reclamando el trigo y los cereales que encuentra allá por donde pasa.

Aparece en las zonas de Terra Chá, en la provincia de Lugo, concretamente en el municipio de Abadín.

El Nubeiro gigante. Es un ser de aspecto fuerte y corpulento, va vestido con pieles negras. Se dice que a veces baja desde las nubes, a la tierra, para ver el resultado de sus hazañas o cuando se olvida de descargar la lluvia de algunas nubes, o para pedir asilo en una casa o choza después de perder alguna nube

La Nubeira. Se refiere a los casos en los que el Nubeiro es una mujer. Provoca una lluvia mucho más intensa. También se les llama “meonas”.

Algunos nubeiros singulares, nombrados en la tradición oral gallega son:

Eusebio de Meira. Era Nubeiro que se encargaba de cobrar las rentas en los lugares del Marqués de San Martiño, en la comarca lucense de Vilalba. Para reclamar los pagos recurría a sus artes con las tormentas, utilizándolas a conveniencia para conseguir sus objetivos.

Aparece en la zona lucense de Chantada. De hecho, permanece un dicho, cuando hay truenos que dice: ” Xa esta aquí Facundo, que anda coas zocas polo mundo”. (Ya está aquí Facundo, que anda con los zuecos por el mundo)

Tío Bernardo. También llamado el Tronador, se encontraba en la comarca de Melón, municipio ourensano, y utilizaba su poder como argumento para que los vecinos le pagasen cada año media olla de vino por habitante, a fin de desviar los truenos.

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Tío Roque. En este caso, actúa en la zona ourensana de Rairiz de Veiga. Se dice que anda por las nubes con un carro con el que causa el ruido de los truenos.

El Nubeiro de San Xoan de Medela, en la zona de Cesuras, Betanzos, se dice que cuando los vecinos mallaban el trigo, venía una nube de tormenta y pedrisco, hasta que un día, con la ayuda del cura, que se encomendó a Xoan de Medela para combatir al Nubeiro, consiguió descabalgarlo de la nube y los vecinos lo molieron a palos. Este Nubeiro, o tronante, era semejante a un gigantesco mono, peludo y oscuro, que portaba unas grandes tenazas en la mano.

El Nubeiro en otras tradiciones regionales

En primer lugar, decir que el Nubeiro tiene antecedentes en diferentes mitologías. Así, en la Grecia clásica, adoraban a Zeus, el soberano de los hombres y de los dioses, que además de presidir el olimpo, provocaba la lluvia, lanzaba el rayo y el relámpago y dirigía las tormentas. Los romanos lo identificaron con Júpiter, señor del cielo, de la luz diurna, del tiempo atmosférico, del rayo y del trueno.

Por su parte, los celtas adoraban a Taranis, dios del rayo y del trueno y protector de los guerreros, y los germanos a Wotan, dios del trueno que cabalga sobre las nubes.

En tierras españolas, los Nubeiros aparecen en numerosas mitologías del noroeste de la península ibérica. Así, lo encontramos, con diferentes nombres, en Asturias, Cantabria y el Norte de León. Y de alguna manera también podría considerarse como una especia de Nubeiro, el Entriznáu, que aparece en la mitología extremeña.

En Asturias, el “Nuberu” es un hombre muy alto, de avanzada edad, y que presenta una frondosa y grisácea barba, así como un gran sombrero de ala ancha. A pesar de su enorme poder destructor, se le puede exconxurar para impedir que descargue en las casas y los sembrados y enviarlo ” a sierras peladas “, allá ” donde ni el gallo canta ni la gallina cacarea, donde ni el arador ni el sembrador obtuvieron semilla ni nada es de nombrar “, según reza el viejísimo conjuro de la pizarra gótico-latina de Carrio (Villayón), datada en el siglo VII.

En algunas zonas de Asturias recibe nombres diferentes, así, lo podemos encontrar con el nombre de Renubeiru en tierras de Cangas de Narcea, Somiedo y otras localidades próximas.

En estas tierras también lo encontramos con el nombre de Xuan Cabritu, que según la tradición sería un ser que vive con su mujer e hijos en lo alto de una montaña en una ciudad cubierta de nubes, y cuando sale de allí es para provocar tormentas y aguaceros.

En Cantabria, los Nuberos o Ñuberos, son una especie de genios, bastante traviesos y pícaros, de pequeño aspecto y cuerpo orondo. Suelen estar a lomos de las nubes. Como en el resto de relatos mitológicos similares, se le atribuye la autoría de aguaceros y tempestades.

En la provincia de León se les conoce como Reuberus y en el País Vasco como Odei.

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