En el mundo cristiano, conforme se acercan las fiestas navideñas se ponen de nuevo en marcha la recuperación de muchas tradiciones. Una de ellas, muy extendida por todo el mundo es la representación de la Natividad de Jesús, en un belén o pesebre.
Con este post sobre el belén navideño en el mundo nuestro objetivo es presentar de manera genérica los diferentes tipos de Belenes que se montan en diferentes zonas del mundo.
Navidad, Natale, Noël, Weinhnacht, Christmas, la misma palabra en diferentes idiomas, que celebra el nacimiento del Niño Jesús. En los países hispánicos es donde se hace más patente la relación directa y evidente entre el festejo y el festejado. Esto se simboliza con la presencia del belén.
Belén es el nombre que se da al conjunto de piezas que escenifica el nacimiento del Niño Jesús. Aunque recientemente se ha divulgado la investigación de las fuentes bíblicas que verifica que el nacimiento no se produjo en Belén sino en Nazaret, se ha utilizado el topónimo del mito para dar nombre a esta decoración tan singular.
La representación de los belenes, tal y como la conocemos hoy en día, tuvo su origen en tierras italianas, durante la Edad Media. Las acepciones más habituales utilizadas para denominar estas representaciones son: belén, nacimiento o pesebre. En esta publicación utilizaremos, principalmente, el término belén. En todo caso y a efectos informativos os diremos que el término pesebre proviene del latín “praesēpe” y su significado original (y que también se utiliza hoy en día en el mundo de la ganadería) es el de recipiente o cajón destinado a la comida del ganado.
Las figuras principales e indispensables para configurarlo son la Virgen, San José, el buey y el burro, así como, por supuesto, el Niño Jesús, pero desde sus orígenes, el pesebre se ha enriquecido con muchos otros personajes. En particular, los pastores, con sus ovejas, quienes llamados por el ángel fueron a adorar al Niño, los campesinos, que traían sus humildes dones, etc.
En el simbolismo del belén se considera que los Reyes Magos son la representación de las tres edades del hombre: juventud, madurez y vejez. O como las tres razas en las que, según el relato bíblico, se divide la humanidad: la semita, la japética y la camítica. Los dones de los Magos tienen una doble referencia a la naturaleza humana de Jesús y su realeza: mirra por ser hombre, incienso por su divinidad, oro porque es un don reservado a los reyes. Los pastores representan a la humanidad a ser redimida y la actitud de adoración de María y José sirve para enfatizar la realeza del recién nacido.
Rápido repaso a la historia de los belenes
Sobre los orígenes de los belenes de Navidad ya publicamos un post el año pasado, podéis consultarlo en este enlace: Origen del Belén de Navidad – Recreación de la historia (recreacionhistoria.com)
La representación del belén tiene orígenes antiguos: los cristianos pintaban y esculpían las escenas del nacimiento de Cristo en lugares de encuentro, como las Catacumbas romanas, incluso se conserva una escena de la natividad del siglo IV d.C. en el que hay un buey y una mula, quizás la primera, en la Basílica de San Sebastián de las Catacumbas. Cuando el cristianismo salió de su escondite, las imágenes del nacimiento empezaron a enriquecer los muros de las primeras iglesias; mientras que en 1200 se empezaron a ver las primeras estatuas.
Parece ser que en el año 1021 se realizó una representación del belén con figuras inanimadas (arcilla o terracota) en la iglesia de Santa María de Nápoles, población italiana donde realmente nació la tradición pesebrista.
Numerosos artistas hicieron representaciones en sus obras, tanto pictóricas como escultóricas, de la estampa del lugar en el que nació el niño Jesús. Se suele afirmar que la representación del belén tal y como la conocemos actualmente, con exposición de figuras que se realiza de cara a la Navidad para simbolizar el nacimiento, se lo debemos a Giovanni di Pietro (más conocido posteriormente como San Francisco de Asís) quien en el año 1223 decidió realizar una recreación del Misterio del Nacimiento (por personas y animales reales) en una cueva cercana a la localidad de Greccio (en el centro de Italia). Eso sí, antes de llevarlo a cabo decidió pedir autorización a la Santa Sede, recibiendo el permiso del papa Honorio III. Desde entonces, los monjes de la orden franciscana creada por Giovanni di Pietro lo convirtieron en una tradición navideña realizando la representación anualmente.
San Buenaventura (Juan de Fidanza 1217 – 1274), un teólogo y Cardenal italiano, es quien narró este acontecimiento de San Francisco de Asís:
“Tres años antes de su muerte, él (Francisco) quiso celebrar en Greccio el recuerdo del nacimiento del niño Jesús, y deseó hacerlo con toda posible solemnidad, a fin de aumentar mayormente la devoción de los fieles. Para que la cosa no fuese adjudicada a manía de novedad, primero pidió y obtuvo el permiso del Sumo Pontífice”.
En su narración, cuenta que San Francisco, ayudado por Juan de Grecio, inició los preparativos del Belén quince días antes del 25 de diciembre, escogiendo un lugar abierto que colocaron un paño blanco, llenaron de heno y llevaron un asno, un buey y otros animales. Nueve días antes del 25 de diciembre, convocó al pueblo y celebró una misa en presencia de la representación del nacimiento.
La inclusión del buey y del asno en el belén se debió a una lectura de San Francisco en el libro de Isaías: «Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne» (Isaías, 1, 3).
Además, la tradición dice que durante la misa en la cueva, en la Nochebuena de 1223, apareció en el pesebre un niño de carne y hueso, al que Francisco tomó en sus brazos. La Leyenda Mayor (Cap.7) de San Francisco de Asís lo cuenta así:
“Llegado el beato Francisco, en memoria de la natividad de Cristo, ordenó que se preparase el pesebre, que se trajese el heno, que se condujera al buey y al asno; y predicó sobre la natividad del Rey pobre; y, mientras el santo hombre mantenía su oración, un caballero vio al verdadero Niño Jesús en lugar de aquel que el santo había portado”.
El presbítero italiano Cayetano de Thiene, natural de Vicenza, parece ser que fue el responsable de que se fuera trasladando la tradición desde las iglesias hasta los hogares, poniendo de moda montar u belén en las casas particulares. Y es que el hecho de moldear figuras de arcillas, que recordaran a los personajes que rodearon el nacimiento de Jesús, permitía explicarle al pueblo (analfabeto mayoritariamente) como fue ese momento.
En 1465 se fundó en París la primera empresa fabricante de figuras para el belén.
El primer belén con figurillas de cera y escenas simbólicas que idealizaban a la ciudad de Belén en la Palestina de Jesús, lo registra la historia en la iglesia de los jesuitas en Praga en el año 1562. Posteriormente se hizo costumbre entre la realeza y la aristocracia y comenzaron a aparecer en palacios y villas. Se señala que en 1567 se conoció el primer pesebre del ámbito privado en el castillo de la duquesa de Amalfi, en la región de Nápoles.
El pueblo creyente rápidamente adoptó la idea y se popularizaron los nacimientos por toda la Europa católica.
En los siglos XVI y XVII, el modelo de pesebre monumental experimentó nuevos cambios que desembocaron finalmente en el belén tal como hoy lo conocemos. Esta evolución puede seguirse, mejor que en ningún otro país, en Italia, especialmente en Nápoles, donde surgiría un tipo de belén hoy famoso en todo el mundo. Su innovación más significativa fue la ambientación del conjunto. Lo sagrado y lo profano se mezclaban de modo que las figuras bíblicas se rodeaban de pescaderos, verduleros y taberneros.
Se suele afirmar que a España llegó la costumbre de montar ese tipo de belenes durante el Renacimiento pero cuando realmente se popularizó fue hacia la segunda mitad del siglo XVIII, debido a que esta costumbre fue exportada desde Italia por el rey Carlos III de España (anteriormente nombrado también rey de Nápoles) y desde aquí se difundió por todas las colonias y posesiones de la Corona Española (América, Filipinas, islas en el Pacífico…) haciéndose inmensamente popular el montar un pesebre navideño coincidiendo con estas fechas. Carlos III junto a su esposa María Amalia de Sajonia, sobre todo con figuras de porcelana. Con la escuela del barroco el pesebre español alcanzó su mayor madurez y desarrollo. El primer taller belenista en España se creó en el año 1471 en Alcorcón.
Tras la llegada del belén a España con Carlos III se mantuvo la pasión por los pesebres al modo napolitano, tal y como prueba el Belén del Príncipe que se puede ver cada Navidad en el Palacio Real de Madrid.
No obstante, otros autores afirman que el belén napolitano más antiguo conservado en España es el “Belén de Jesús” de Palma de Mallorca, instalado en la iglesia del Hospital Provincial de la ciudad y fue creado entre 1475-1480, por la familia Alamanno, artesanos que ya habían creado otros belenes en Italia.
También se dice que fue en San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, en el siglo XVII, donde se expuso un belén de forma pública en una casa particular, concretamente en casa de la familia Lercaro. Hoy este lugar es el Museo de Historia tinerfeño y en el que se conserva un belén procedente de Génova.
A lo largo de los siglos, y con el desarrollo de tradiciones cada vez más precisas, el belén se convirtió en una reconstrucción plástica más rica y precisa.
Veamos algunos belenes con más detalle:
El Belén en Galicia
Por ser la tierra de los administradores de este blog, comenzamos hablando de los belenes en Galicia, donde hay una gran difusión e interés, por lo que es posible encontrar numerosos de ellos por toda su geografía, Algunos de ellos son:
En A Coruña encontramos:
- El belén municipal del A Coruña, sito en el Palacio Municipal en María Pita. Integra personajes de la historia de la ciudad, como Picasso, los Alcaldes Puga Parga, Alfonso Molina o Paco Vázquez, entrenador y futbolistas del equipo de futbol del Deportivo, etc. Es un belén con excelente presentación y figuras que recrean diversos ambientes de la época.
- El belén de la Grande Obra de Atocha, en la propia ciudad de A Coruña, dentro del salón-capilla del Colegio del mismo nombre. Ideado por su fundador, D. Baltasar Pardal como método de catequesis para enseñar religión a los niños. Inaugurado en 1927 incorpora como telón de fondo una obra del artista Camilo Díaz Baliño, concretamente un gigantesco mural con todos los elementos del Belén que no fue posible representar sobre el terreno.
- El belén monumental de Betanzos, situado en la Plaza de los Hermanos García Naveira, cuenta con unos 200 m2 y más de 600 figuras en movimiento, acompañadas de una narración musical que narra en que consiste cada escena.
- El belén monumental de la Catedral de Santiago, que en un espacio de unos 55 metros cuadrados reúne más de 550 piezas para recrear la Palestina del siglo I. Todas las piezas que lo componen, con una dimensión de 20 centímetros, están decoradas, realizadas y talladas a mano de forma artesanal.
En la provincia de Lugo:
- El belén de Begonte, que es de interés turístico de Galicia y que presenta figuras animadas electrónicamente.
- El belén gigante de Viveiro, en la costa lucense, con figuras de tamaño natural, recrea un gran mercado de época y representa oficios tradicionales: herreros, canteros, pastores, viticultores, pescadores, etc.
En Ourense destacaríamos:
- El belén de Baltar, que debe el nombre a su primer autor, el escultor Arturo Baltar allá por el año 1967. Se encuentra ubicado en la Capilla de San Cosme y San Damián, en la plaza del mismo nombre del casco histórico de la ciudad de Ourense. El belén está formado por figuras de entre 20 y 25 centímetros e incluye escenas típicas gallegas. Se compone de figuras de barro cocido que muestran las edificaciones y personajes populares más prototípicos del primer cuarto de siglo XX en la provincia de Orense. Complementan la obra murales del pintor Xaime Quessada y tablas y friso pintadas por Virxilio.
- También el belén de la Catedral de Ourense, en la capilla de Santa Rita. Es de carácter artístico, ya que fue realizado por la escultora y pintora gallega Maite Fernández. Es un belén pequeño, pero muy expresivo.
En Pontevedra encontramos:
- El belén de Valga, considerado el belén artesanal en movimiento más grande de Galicia. Se localiza en un modesto local en la parroquia pontevedresa de Cordeiro. En este belén cabe resaltar que localiza el nacimiento de Jesús en una aldea gallega. Formado por casi 4.500 figuras, repartidas en unos 400 m2. Cuenta, además, con varias bombas de agua, unas 8.000 bombillas y unos 30.000 metros de cableado.
En tierras hispanas, ante la imposibilidad de hablar de todos hemos elegido…
El belén en Cataluña
La pasión catalana por los belenes va más allá de la representación a través de figuras estáticas. El sueño de pasear por el pesebre de musgo, entre hogueras con pastores que duermen al raso, rodeados de naturaleza y de casas solariegas, se hace realidad en numerosos pesebres vivientes que se celebran en todo el territorio catalán desde mediados del siglo pasado. Fue en Escaldas de Engordany (Andorra) en el año 1956, cuando representaron el primer belén viviente moderno.
Como belenes vivientes importantes cabe citar al de Corbera de Llobregat, representado desde 1962, y destaca por permitir al público pasear por los caminos del pesebre, mezclándose con las figuras vivientes, guiado por una narración por megafonía del texto evangélico y enriquecido por comentarios en prosa y poesía popular. También el belén viviente de Castell d’Aro, el más antiguo de Cataluña, pues se celebra desde el año 1959. El pesebre de Gunyoles d’Avinyonet, un belén diferente pues hace una escenificación hablada.
En cuanto a las figuras, descubrimos que en el belén catalán una figura inusual. Es un hombre pequeño con una gorra en la cabeza (la barretina), que, con la indumentaria tradicional catalana, los calzones negros bajados y nalgas al aire, busca satisfacer sus necesidades fisiológicas al aire libre. Esta figura, aunque muy características en los belenes en Cataluña, no es en absoluto exclusiva de ellos, pues podemos encontrar caganers en Murcia, Portugal e incluso Nápoles.
Todo parece indicar que este personaje se introdujo a finales del siglo XVII o principios del XVIII, en medio del Barroco, un movimiento cultural y artístico que se caracterizaba por un realismo exagerado.
Pero a pesar de lo escatológico del asunto y lejos de ser ofensivo o grosero, según la tradición y cultura, el caganer está devolviendo a la tierra lo que de ella procede, abonando la tierra del pesebre y haciéndola fecunda para el año siguiente. Por ello es considerado símbolo de salud y prosperidad y, en definitiva, de felicidad para la Navidad. Para algunos el caganer es un símbolo de suerte, alegría y prosperidad.
Curiosamente, el caganer no es el único personaje navideño típicamente catalán que defeca. Existe otra tradición, el Tió, un tronco de árbol al que los niños apalean la noche antes de Navidad. Al ritmo de los golpes y de canciones tradicionales que los niños le dedican, el Tió los recompensa “evacuando” dulces y golosinas.
Veamos que sucede en Europa. Si nos vamos hasta Italia…
El Belén napolitano
Se trata de los belenes más conocidos y admirados. Se trata de un belén singular, toda vez que la reconstrucción del nacimiento de Jesús o se ambienta en un escenario de Palestina en el año 0, sino que lo hace en el reino de Nápoles en el siglo XVIII, con pinturas de la vida de la ciudad, o alternativamente un paisaje de montaña, que recuerda un pueblo, pero siempre con personajes en ropa del siglo XVIII. La escenificación y configuración plástica del Nacimiento alcanzó en el Reino de las Dos Sicilias un periodo de esplendor en la segunda mitad del siglo XVIII, desbordando el ámbito religioso para pasar a la Corte, la nobleza y alta burguesía y finalmente a ambientes populares. La tradición de fue impulsada primero por los diferentes virreyes de Nápoles.
El pesebre napolitano, o’ Presebbio, combina espiritualidad y realismo, personajes sagrados y profanos, representando personajes humildes, pobres e incluso deformados, en un teatro donde emerge el componente humano y, a veces, prevalece sobre el componente religioso.
A diferencia del clásico belén de iglesia, plenamente simbólico e indisolublemente vinculado al nacimiento, el belén napolitano es un auténtico cuadro de costumbres: una escenografía que reta a la imaginación con piezas y escenas que se inspiran en textos bíblicos y leyendas cristianas, pero también en la vida popular y ceremonia nobiliaria, combinando lo costumbrista con lo exótico.
Los belenes napolitanos se caracterizan por su espectacular escenografía y por la profusión de figuras que incluyen escenas y tipos populares de gran realismo y expresividad. Las figuras, de unos 30 a 35 cm, tamaño que permitía manejarlas con cierta facilidad, eran móviles, constituidas de un armazón de alambre recubierto de estopa, con las extremidades talladas en madera y la cabeza modelada en terracota. Los artistas modelaban el conjunto de cabeza, cuello y pecho y a veces el cuerpo entero. Las figuras se completaban con la incrustación de ojos de vidrio, ropajes de variadas telas y accesorios de metal, plata, ébano, hueso, marfil, barro, cera, etc.
Estos belenes están cargados de realismo y minuciosidad: el organillo suena al tocar la manivela, los ángeles portan incensarios de plata…, el vestuario está realizado a mano con sedas naturales y muchas figuras llevan joyas. El montaje de un belén napolitano es un conjunto de toda una obra escultórica de costumbrismo.
El pesebre napolitano se compone de dos bloques distintos, el Misterio y el Diversorio. El primero está representado por la cabaña, o el establo, o incluso por la cueva en la que nació Jesús, y los personajes que la pueblan son la Sagrada Familia, el buey, el burro, los ángeles. El Diversorio, por otro lado, es un vasto mundo en el que se mueven pastores y granjeros, vendedores y gitanos, pescaderos y apostadores. Hay posadas, puestos, tiendas, animales, carros, a menudo incluso retratos de casas, cocinas, habitaciones, que revelan los detalles de una pequeña vida.
Es a partir del siglo XV cuando la práctica se generaliza y se empieza a configurar el auténtico pesebre napolitano. Los hermanos Alemanno -Giovanni y Pietro- pueden considerarse los primeros artesanos del belén, con la creación de 12 figuras de madera para la representación navideña de Nápoles en 1470. Hasta el siglo siguiente no surgen las figuras de barro cocido.
El siglo XVII es la edad de oro para el belén napolitano. No solo se realizaba representaciones del nacimiento, sino también del mundo profano externo. Con un estilo barroco, se agregaron en los pesebres representaciones de: las tabernas, carnicerías, verdulerías y panaderías. La taberna se colocaba del lado opuesto del nacimiento dado que representaba los vicios y pecados del hombre. Los personajes se hicieron más pequeños y de madera. En ese período los pastores cambiaron su semblante, la comitiva ya no era sólo religiosa, sino también de ricos y nobles con trajes de la época.
Como curiosidad, a diferencia del belén popular español, no suele representarse un paisaje de invierno, ni aparece el desierto o las típicas casas encaladas de la época. Más bien, en una época de fervor histórico, se suelen representar restos arquitectónicos de distintos períodos -incluso ruinas egipcias o romanas- y los típicos pueblos medievales de casas apiladas y calles en pendiente.
El pesebre napolitano también se caracteriza por algunos personajes que se han convertido en canónicos, cada uno de los cuales representa un símbolo preciso:
- Benin o Benino, el pastor que sueña con el pesebre;
- Stephania, una figura de mujer muy habitual, a quién, según la tradición popular, se le había prohibido ver a la Virgen porque era soltera, por lo que cogió una piedra y la envolvió en un trapo para fingir que era madre;
- Armezio, un viejo pastor;
- Ciccibacco, el borracho, que se representa al lado de unos barriles de vino;
- El pescador, que pesca las almas;
- El vendedor de vino, que simboliza la Eucaristía;
- Ciccibacco, derivación pagana del dios del vino y la embriaguez;
- Zi’ Vicienzo y zi’ Pascale, es decir el Carnaval y la Muerte;
- La gitana, que prevé el futuro y con él la pasión de Jesús;
- Incluso los vendedores de comida, doce en número, simbolizan los meses del año: el carnicero representa Enero; el vendedor de queso Febrero; el de pollos Marzo, y así sucesivamente.
- Además, los lugares del belén napolitano tienen un fuerte valor simbólico: el río, el paso del tiempo y la barrera entre la vida y la muerte, la taberna, el pecado, el pozo, la comunicación entre arriba y abajo, el cielo y la tierra.
El Belén siciliano
Durante las Navidades, en los pueblos de Sicilia, las iglesias y las calles se convierten en una exposición de belenes de todo tipo: vivientes, con movimientos mecánicos, de miniaturas, etc.
Se considera como los primeros belenes una obra de mármol, de 1494, que encontramos en la iglesia de Termini Imerese, en Palermo, y otro hecho en Nápoles y que se conserva en Scicli, Racusa.
Los escenarios reproducidos en los antiguos pesebres sicilianos eran ruinas clásicas y paisajes bucólicos. Trapani se convirtió en la capital del arte del pesebre siciliano, pero Caltagirone también acogió a muchos maestros prestigiosos, desde el siglo XVIII en adelante. De hecho, en Caltagliore es llamada la ciudad de los 100 pesebres, pues encontramos pesebres de la sal (esculpidos e iluminados), pesebres de pasta, pesebres de algodón, pesebres de tamaño humano y pesebres de juegos y oficios.
En Acireale, en la iglesia de Santa María de la Nieve, encontramos un pesebre de cera, del año 1700. Formado por 34 personajes de tamaño natural, hechos en madera, pero con la cabeza y el rostro de acera, los ojos de vidrio, los dientes de hueso y las barbas y cabello de pelo natural.
En Trapani encontramos los pesebres de coral, adornados posteriormente con oro, plata y piedras preciosas.
En cuanto a los personajes típicos del belén siciliano son: Sbaundatu, o scantatu ra stidda, y Zu Innaru (Zio Gennaio o Gennaietto). El primero es un pastor que mira el cometa con la boca abierta, lleno de asombro y maravilla, y a veces lo señala con el dedo, el segundo un viejo pastor muerto de frío sentado junto a un fuego ardiente, con el que se calienta y que también ofrece a José y María para calentar al pequeño Jesús. Otro personaje recurrente es Susi Pasturi, el pastor dormido .
El Belén piamontés
Dentro de la tradición italiana con los belenes navideños, encontramos otra singularidad en el belén piamontés, consistente en la presencia de un personaje singular, un pastor tan brusco y torpe como bueno y generoso; su nombre es Gelindo. Se suele representar como el pastor que cede un pesebre de su propiedad para que en él pueda refugiarse la Sagrada Familia. La importancia del personaje radicaría pues en que estaría representando al primer testigo del nacimiento del niño Jesús.
Este personaje, Gelindo, suele aparecer acompañado con su familia: su esposa Alinda y su hija Aurelia. En ocasiones le acompaña un criado de nombre Maffeo. En cuanto a su representación lo más habitual es que lleve a sus hombres una oveja, aunque en ocasiones se le representa tocando una gaita.
El Pesebre flotante de Cesenatico
En la localidad italiana de Cesenatico, que se encuentra junto al mar Adriático, cuenta con el Museo de la Marinería. Y es en período navideño cuando en este lugar se dispone un belén muy particular, no tanto por la presencia de personajes únicos, sino porque está hecho completamente en los históricos barcos de pesca amarrados en el puerto-canal.
Todas las estatuas de este pesebre único están hechas a tamaño real por artistas locales y representan una comunidad de pescadores que presencian el nacimiento milagroso de Jesús.
El Belén provenzal
El belén provenzal ciertamente no respeta la configuración canónica que uno esperaría de la Natividad. Al igual que en el belén napolitano o siciliano, de hecho, imita paisajes y formas arquitectónicas típicas de la zona.
Además, hay un cuidado particular en la realización de las estatuillas, los llamados santons. El Syndicat National des Santonniers, con sede en Marsella, es un organismo representativo que reúne y protege a los fabricantes de estatuillas para pesebres provenzales, los santonniers. Los santons están construidos en arcilla y no solo representan los personajes típicos del pesebre, sino también figuritas típicas del folklore provenzal, como gitanos, gaiteros, y así sucesivamente. Entre finales de noviembre y hasta la Epifanía, se celebran ferias dedicadas a los santons en varias ciudades de Provenza: las foires aux santons. Marsella alberga la más antigua y espectacular de estas ferias. Los santons se hicieron populares en Francia durante la Revolución, cuando se cerraron los lugares de culto, y solamente quedaba el hogar para demostrar la devoción de una familia.
Los Belenes polacos
El belén polaco o szopka es muy diferente de lo que conocemos, y representa una tradición muy importante para el país. Los polacos no reconstruyen la Natividad colocándola en un escenario naturalista, sino que crean complejas y coloridas arquitecturas de papel de aluminio. Por lo general, el centro del pesebre es una catedral, pero también puede haber muchos otros edificios con una estructura complicada y que en algunos casos incluso alcanzan varios metros de altura. La creación de estos belenes es una pasión para muchos polacos, y a menudo involucra a todos los miembros de la familia, con técnicas que se transmiten de generación en generación.
Los belenes de Cracovia (Szopski krakowskie, en singular Szopka krakowska) han sido declarados recientemente Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Se trata de una de las tradiciones belenísticas más interesantes de Europa Central, y una de las señas de identidad de la Navidad polaca. La tradición de representar belenes vivientes (Jasełka) en Polonia se remonta a los siglos XIV-XV, llegando al país provenientes de Italia.
Los Belenes en América
La tradición europea del Belén llegó a tierras americanas de mano de los primeros misioneros, especialmente los jesuitas. Los belenes eran transportados en baúles o cofres a lomo de caballería, por todas las misiones actuando como factor de difusión y popularización del belén. También a través de las fluidas relaciones comerciales con el Viejo Mundo.
América y su tradición belenística se presenta con conjuntos muy diferentes entre sí. Encontramos belenes en Alaska, Santa Fe, Alburquerque (Estados Unidos), donde incluso hay indios conservan las tradiciones españolas, como los zuni, que utilizan un nacimiento tallado en cuerno de alce con incrustaciones de coral, turquesas y plata.
En toda América Latina, el pesebre desembarcó en los buques de los conquistadores españoles, aunque puede haber recibido influencias de las órdenes franciscanas que les acompañaban, reforzada luego por inmigrantes europeos como italianos y alemanes. Los “Nacimientos”, y constituían el elemento principal de las festividades navideñas, en todos los hogares, sin importar su condición social o económica. La diferencia se daba en la calidad de las imágenes, en el armado de los pesebres y en la cantidad de elementos de apoyo, que eran la parte más curiosa del conjunto.
Cabe destacar que todas estas tradiciones en torno al belén son compartidas tanto en Perú, como en México, como en gran parte de la América Latina, donde es común ver a las figuras del misterio como imágenes sagradas más allá de un simple adorno y que son conservadas y veneradas todo el año en altares domésticos.
Las figuras, según los países y sus climas, son vestidas acorde a ello. Los sureños suelen llevar ponchos y capas. Los caribeños ropas más ligeras, generalmente haciendo guiño a sus trajes típicos. Los colombianos y mexicanos muestran su hermosa variedad de sombreros. Los pastores también hacen presencia portando los instrumentos con los que interpretarán los ritmos y villancicos, que identifican cada lugar, en honor al Niño Dios.
Sin ánimo de ser exhaustivos, y solo a titulo ilustrativo citamos algunos países y las características de los belenes en los mismos:
- En Venezuela, los instrumentos, arpa, cuatro –pequeña guitarra a 4 cuerdas- y maracas van derecho al pesebre reproduciendo las notas de los más alegres aguinaldos, como se llama a las canciones de Navidad que se escuchan por doquier, a lo largo de todo el período, desde el Adviento hasta la fiesta de Reyes.
- En Perú hay personajes que no es posible encontrar en ningún otro país del mundo. Por ejemplo, en lugar del tradicional buey y burro, en el pesebre con la Sagrada Familia, se suele incorporar una oveja y un lama. Este animal lanudo, típico de los Andes, calienta el niño Jesús en lugar del burro más canónico. Los belenes peruanos son muy hermosos, coloridos, gracias a los personajes vestidos con coloridos trajes tradicionales. Muy a menudo, el pesebre se instala dentro de una calabaza vacía, tallada y pintada con adornos navideños, otras veces en pequeñas canoas. Alternativamente, los belenes se instalan al aire libre y decorados con plantas crasas. Los pesebres sudamericanos a menudo combinan sugerencias católicas con reminiscencias paganas y folclóricas. Nacimientos tan peculiares se pueden visitar en el Palacio de la Justicia de Lima, que recoge belenes hechos a manos y característicos del lugar de creación por sus rasgos y vestimentas.
- En Brasil, los conquistadores introdujeron el pesebre, que inicialmente se realizaba con el estilo español o portugués, pero pronto se enriqueció con influencias indígenas y se pobló con personajes mitológicos, como el genio malvado y la mula sin cabeza.
- Ecuador fue cuna de ilustres imagineros que, como Pampite, caspicara y Legarda, crearon sus talleres y tuvieron numerosos discípulos. Sus obras llegaron a Perú, Argentina, México… El nacimiento popular ecuatoriano es confeccionado con masa de pan, siendo la ciudad de Cuenca el centro de esta artesanía. Componen los belenes, además de la Sagrada Familia, multitud de animales y pastores, muy coloreados, quienes portan en sus ropas adornos florales.
- En Colombia encontramos en Medellín un punto de referencia. La plazoleta del Centro Ambiental y Cultural Parque Arví vive la magia de Navidad con la exhibición de 30 figuras de gran formato hechas en flores
- En Bolivia. Especialmente singulares son los belenes bolivianos, realizados, las más de las veces, en láminas de madera o cartón, que luego se adornan con motivos de la tradición popular. En todos ellos aparece la presencia abundante de las llamas y vicuñas que, en ocasiones, se convierten en los animales que dan su calor al recién nacido.
- En Paraguay, no hacer el pesebre en casa trae mala suerte, así que todos lo hacen: los granos de arroz se colocan en una mesa húmeda y cuando brota el arroz, se crea un paisaje con piedras, animales de algodón y fragmentos de vidrio de colores. Alrededor hay sandías, melones, flores de coco y piñas.
- En México, el belén es uno de los que tiene una tradición muy antigua. Su difusión data del siglo XVIII y continúa esplendorosamente durante todo el siglo posterior y actual. Las estatuillas son blancas y doradas, ricamente decoradas con tocados tradicionales, flores y alfileres que representan las espinas de los pecados. Cuzco y toda la región de Ayacucho es una zona rica en elaboración de nacimientos y de toda clase de figuritas. Típicos de Ayacucho son los belenes realizados en barro. La Plaza de la Liberación de esta ciudad del estado de Jalisco acoge un gran belén frente a la catedral. Las figuras ocupan distintos escenarios por toda la plaza y su tamaño parece desproporcionado al de las personas. El niño Jesús mide 1,5 metros, un bebé casi tan gigante como un adulto.
Los Belenes en África
Los primeros misioneros enviados a evangelizar África intentaron introducir el belén, entre otras formas devocionales. Pero no fue fácil convencer a los nativos locales de que esas figuritas de yeso, todas blancas, representaban a Jesús y a la Sagrada Familia.
La llegada del cristianismo al África occidental se produce a mediados del siglo XV, mientras que su presencia en Egipto, Túnez y Nubia se remonta a los primeros siglos de nuestra era. Por lo tanto, en ciertas zonas de África hay un arte cristiano presente desde los albores del cristianismo, como en el caso de los coptos.
Los belenes en África no son muy comunes, normalmente los encontraremos en las iglesias. Debido al aumento del turismo y su petición de belenes, ellos se han ido especializando en realizar misterios de distintos formatos y materiales.
Más tarde, cuando incluso en África comenzaron a producir pesebres, las figuritas a menudo estaban moldeadas en arcilla, talladas en ébano o fundidas en bronce, mientras que Jesús estaba hecho de marfil, para destacar lo más posible.
Las representaciones del niño, la virgen y San José son muy sencillas y humanas. A veces adoptan rasgos y vestidos de los pueblos que los hace. En algunos belenes aparecen los pastores y los reyes. Estos belenes están realizados en un entorno de extrema pobreza y son capaces de expresar una emotividad y espiritualidad difícil de superar.
Los Reyes Magos fueron creados a imagen y semejanza de eminencias locales, como el jefe de la aldea, los pastores traían instrumentos musicales locales y utensilios. Los animales típicos del pesebre europeo fueron reemplazados por los presentes en la sabana.
Los Belenes en Asia
La presencia del belén en Asía está unida a la implantación del cristianismo en esa región. Las más diferentes técnicas, escuelas y estilos se unen en esta muestra, pertenecientes a diversos talleres y artesanos, que abarca desde Japón, China y Filipinas. Encontramos belenes en numerosos países del continente asiático: la India, Nepal, Camboya, Tibet …
También en Asia fueron los misioneros quienes introdujeron la representación de la escena de la natividad, con fortunas mixtas. Los materiales y también las características de los personajes y animales dependen de las áreas. Los primeros belenes asiáticos fueron hechos de madera y bambú, y las estatuillas tenían rasgos somáticos orientales.
Los Belenes de estilo árabe
Los belenes de estilo árabe, como su propio nombre indica, son figuras que visten al estilo de los países árabes. Son de los que más pueden recordarnos a cómo debieron suceder las escenas del nacimiento de Jesús, de cómo debió ser su entorno, el pueblo donde nació, etc.
Eso es todo. Confiamos en que os haya resultado una lectura interesante.
Referencias
National Geographic Historia