En una de nuestras líneas de publicaciones en este Blog estamos recogiendo las biografías de diferentes personajes con gran relevancia histórica. Polémicos, incluso infames en muchos casos, vistos con los ojos del mundo actual, y con la conciencia y sensibilidad de un mundo diferente al que ellos vivieron.
Hoy nos acercamos a uno de esos personajes con, posiblemente, más sombras que luces, pero que sin duda forma parte de la historia de manera relevante. Nos referimos a Hernán Cortés. Un personaje cuyo perfil está teñido desde hace años en la polémica. Un héroe por sus campañas, para algunos, y un genocida por las matanzas que sus fuerzas perpetraron en la población nativa, para otros.
Biografía de Hernán Cortés
Hernán Cortés nació en tierras españolas de la actual Extremadura, concretamente en Medellín, en el año 1485. Su nombre completo era Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano.
Nació en el seno de una familia con cierta relevancia entre la pequeña nobleza. Sus padres fueron Martín Cortés de Monroy y Catalina Pizarro y Altamirano.
Durante su período de formación, consta que cuando contaba con 14 años, fue enviado a estudiar leyes en Salamanca, donde permanecería en torno a dos años, sin llegar a finalizar sus estudios.
Luego, pasó un tiempo en Valladolid, donde estaba instalada la corte real. Allí trabajó con un escribano y aprendió el oficio.
Cuando contaba diecinueve años, se embarcó con rumbo a La Española (Santo Domingo), en donde actuó como escribano en la villa de Azua.
Su singladura por tierras americanas, formando parte de expediciones militares, se iniciaría en el año 1511.
Su primer matrimonio fue con Catalina Suárez Marcayda en 1512, con quien no tuvo descendencia y quien falleció en 1522. Su segundo matrimonio fue con Juana de Zúñiga y Ramírez de Arellano en 1528, con quien tuvo dos hijos (el primero falleció poco después de nacer) y cuatro hijas. Además, tuvo al menos otros cinco hijos de relaciones extramatrimoniales.
Falleció el 2 de diciembre de 1547 en Castilleja de la Cuesta, Sevilla. Contaba con 63 años de edad.
Fue sepultado con honores en una tumba cedida por el duque de Medina Sidonia en contra de su deseo de que fueran llevados a Nueva España. Por diversas circunstancias, sus restos fueron trasladados entre siete veces antes de ser depositados en una pared de la iglesia de Jesús Nazareno, ubicado en el centro histórico de la ciudad de México, donde descansan en la actualidad.
Crónica de las expediciones de Hernán Cortés
En 1511 participó en la expedición a Cuba como secretario del gobernador Diego Velázquez de Cuéllar, con quien emparentó al casarse con su cuñada. Obtuvo tierras en la isla y nativos en régimen de encomienda, lo que le permitió acumular riquezas. En esos años, Velázquez le nombró alcalde de la nueva ciudad de Santiago.
En 1518 Diego Velázquez puso a Hernán Cortés al mando de una expedición a Yucatán; sin embargo, el gobernador desconfiaba de Cortés, a quien ya había encarcelado en una ocasión acusado de conspiración, y decidió relevarle del encargo antes de partir. Advertido Cortés, aceleró su marcha y se hizo a la mar en 1519, antes de recibir la notificación. Con once barcos, unos seiscientos hombres, dieciséis caballos y catorce piezas de artillería, Hernán Cortés navegó desde Santiago de Cuba a Cozumel y Tabasco; Durante este tiempo Cortés recabó información sobre la geografía y las poblaciones locales. También conoció a dos personas de gran relevancia en los sucesos posteriores: el clérigo español Jerónimo de Aguilar, que había sido hecho prisionero por los mayas y conocía su lengua, y Malintzin (bautizada luego Marina y mejor conocida como “la Malinche”), una mujer esclava de origen nahua que fue cedida como esclava por los mayas a los españoles y con quien Cortés tuvo posteriormente un hijo. Malinche fue una de las pocas indígenas que mostró una incondicional fidelidad a los españoles.
Malinche
Desobedeciendo órdenes expresas del gobernador Velázquez, fundó en la costa del golfo de México la ciudad de Veracruz, llamada entonces Villa Rica de la Vera Cruz.
Allí tuvo noticias de la existencia del Imperio azteca en el interior, cuya capital se decía que guardaba grandes tesoros, y se aprestó a su conquista. Para evitar la tentación de regresar que amenazaba a muchos de sus hombres ante la evidente inferioridad numérica, Hernán Cortés hundió sus barcos en Veracruz. Pronto logró la alianza de algunos pueblos indígenas sometidos a los aztecas, como los toltecas y tlaxcaltecas.
Tras saquear Cholula, Cortés llegó a la capital azteca, Tenochtitlán, en donde fue recibido pacíficamente por el emperador Moctezuma II, que se declaró vasallo del rey de Castilla. La posible identificación de los españoles con seres divinos y de Cortés con el anunciado regreso del dios Quetzalcoátl favoreció quizá esta acogida a unos extranjeros que, sin embargo, empezaron enseguida a comportarse como invasores ambiciosos y violentos.
Mientras tanto, para castigar la rebeldía de Cortés y obligarlo a volver a Cuba, el gobernador Diego Velázquez envió contra él una expedición al mando de Pánfilo de Narváez. Cortés hubo de dejar la ciudad a su lugarteniente Pedro de Alvarado para hacer frente a las tropas de Narváez, a las que derrotó en Cempoala en 1520, consiguiendo además que se uniese a él la mayor parte del contingente.
Cuando regresó a Tenochtitlán, Cortés se encontró con una gran agitación indígena contra los españoles, provocada por los ataques realizados a sus creencias y símbolos religiosos y por la matanza (conocida como Matanza del Templo Maho) que había desencadenado Pedro de Alvarado para desbaratar una supuesta conspiración. Cortés hizo prisionero a Moctezuma II e intentó que éste mediara para calmar a su pueblo, sin lograr otra cosa que la muerte del emperador.
Hernán Cortés se vio entonces obligado a abandonar Tenochtitlán en la llamada “Noche Triste”, el día 30 de junio de 1520, en la que su pequeño ejército resultó diezmado.
Luego de ser expulsados de la ciudad de Tenochtitlán, los españoles se refugiaron en Tlaxcala, una ciudad indígena aliada de Cortés. Desde julio de 1520 hasta abril de 1521 las fuerzas españolas y sus aliados indígenas se prepararon para acometer la conquista de Tenochtitlán. Con la ayuda de los tlaxcaltecas, los españoles desarmaron los barcos que tenían en la costa y volvieron a armarlos en el lago que rodeaba la ciudad, ya que Tenochtitlán era una isla. Cortés siguió luchando contra los aztecas (ahora bajo el mando del emperador Cuauhtémoc), a los que venció en la batalla de Otumba; y, finalmente, cercó y tomó Tenochtitlán (1521). Destruida la capital azteca, construyó en el mismo lugar (una isla en el centro de un lago) la ciudad española de México.
Dominado ya el antiguo Imperio azteca, Cortés lanzó expediciones hacia el sur para anexionar los territorios de Yucatán, Honduras y Guatemala. Los detalles de la conquista de México, así como los argumentos que justificaban las decisiones de Hernán Cortés, fueron expuestos en las cuatro Cartas de relación que envió al rey. En 1522, por una real cédula, fue nombrado gobernador y capitán general de Nueva España, nombre que dieron los conquistadores al territorio mexicano.
En 1524 viajó a Honduras y estableció allí una nueva ciudad, pero su ausencia de dos años provocó que algunos de sus subordinados en México se apropiaran de sus bienes y llamaran la atención de la corona española por la crueldad desplegada contra los indígenas.
Sin embargo, la Corona española (ya en manos de Carlos V) practicó una política de recorte de los poderes de los conquistadores para controlar más directamente las Indias; funcionarios reales aparecieron en México enviados para compartir la autoridad de Cortés, hasta que, en 1528, fue destituido y enviado a la Península, donde se reunió con Carlos V en Toledo, de donde salió absuelto, confirmado como Capital General honorífico de Nueva España, y con el nombramiento como marqués del Valle de Oaxaca, en 1529.
Al año siguiente, en 1530, regresó a México, donde todavía organizó algunas expediciones de conquista, como las que incorporaron, entre los años 1533 y 1540, a México la Baja California, sobre la costa del Océano Pacífico.
Las primeras expediciones se dificultaron por su enemistad con Nuño de Guzmán, el gobernador de Nueva Galicia (el territorio más al norte explorado hasta el momento por los españoles).
Cortés encabezó la tercera expedición en 1535 y Guzmán no se atrevió a detenerlo. En esta ocasión, y luego de enfrentamientos con los nativos, Cortés pudo establecer la primera colonia en California, en la bahía de Santa Cruz.
Aquel mismo año se fundó en México el Virreinato de Nueva España que quedó a cargo del virrey Antonio de Mendoza y Pacheco.
Entre 1530 y 1540, llevó una vida lujosa rodeado de una verdadera corte que, según algunos testimonios no del todo demostrados, tenía incluso un harén con varias concubinas.
Cortés regresó a la península ibérica en 1541 para intentar obtener mercedes de la Corona por los servicios prestados, para lo cual llegó a participar en una expedición contra Argel en 1541, pero sus reclamaciones nunca obtuvieron plena satisfacción.
Dedicó sus últimos años a participar, en un pueblo cercano a Sevilla, en una tertulia literaria y humanística.
La llamada conquista de México
Cuando Hernán Cortés llegó a América, muchos pueblos indígenas estaban enemistados entre sí. Por ejemplo, cuando los españoles llegaron a la península de Yucatán diversos pueblos que pertenecían a la cultura maya tenían conflictos que solían resolver mediante la guerra.
En el territorio central de Mesoamérica dominaban los mexicas (también llamados aztecas), con centro en Tenochtitlán (sobre la que posteriormente se fundó la ciudad de México). Los mexicas de Tenochtitlán establecieron alianzas con los gobernantes de Texcoco y Tlacopan pero conservaron muchos enemigos. Desde mucho antes de la llegada de Cortés el Imperio azteca había sometido o mantenía guerras con poblaciones como las que habitaban Huejotzingo, Cholula y Tlaxcala.
Cortés tomó conocimiento de estas enemistades y las utilizó a su favor: prometió territorios y riquezas a los pueblos que lo apoyaran contra los mexicas. Estas alianzas fueron de vital importancia para su triunfo.
La conquista de México se produjo en el contexto mayor de la conquista española de territorio americano, por lo que algunas de sus motivaciones coinciden: explorar nuevos territorios, obtener riquezas mediante la explotación y el comercio, difundir la evangelización.
Sin embargo, la expedición a México en particular incluyó las motivaciones personales de Hernán Cortés, quien posiblemente deseaba tanto contribuir a la expansión de la dominación española y el cristianismo como obtener para sí mismo riquezas y la gloria de la conquista.
En cuanto a su ejército, estaba compuesto por unos 500 hombres, la mayoría eran españoles, incluyendo a algunos de los soldados más experimentados de su época. También contaba con una serie de aliados indígenas, incluyendo a un grupo de totonacas. Además, muchos de los soldados llevaban consigo a sus propios esclavos africanos. El ejército de Cortés tenía una gran ventaja en cuanto a su movilidad, gracias a la caballería y las diversas embarcaciones que transportaban.
Por otro lado, una de las razones principales que contribuyó a la caída del Imperio Azteca fue la falta de inmunidad que tenían los indígenas a las enfermedades europeas. Los europeos, y Hernán Cortés en particular, eran portadores de diversas enfermedades, incluyendo la viruela y el sarampión. Estas enfermedades se propagaron rápidamente entre los indígenas y acabaron con gran parte de la población.
Como conclusión, decir que Cortés era un líder dotado de hombres, y aprovechó todas las oportunidades que se le presentaron en el Nuevo Mundo. Utilizando armas y tácticas superiores, combinadas con la diplomacia para complementar su escasa fuerza de conquistadores con miles de guerreros indígenas, Cortés fue capaz de arrasar con todo lo que se le presentaba. Inicialmente recompensado por la Corona española, Cortés pronto se vio abrumado por una nueva oleada de administradores coloniales y por constantes batallas legales en las que se enfrentaba a acusaciones de exceso de autoridad, tomar más de lo que le correspondía en botín y utilizar una violencia y un terror excesivos contra los pueblos indígenas.
La leyenda negra
Sin ánimo de crear polémica, y sin más interés que recoger diferentes opiniones realizadas por historiadores y expertos en este período histórico.
Se denomina leyenda negra a las historias que sostienen que los conquistadores como Hernán Cortés masacraron, torturaron y esclavizaron en grandes números a las poblaciones indígenas americanas. El término alude al supuesto carácter de propaganda antiespañola de los primeros relatos que habrían sido promovidos por las potencias rivales de España.
El ejemplo emblemático en relación con Hernán Cortés es la tortura de Cuauhtémoc, el gobernante de Tenochtitlán luego de la muerte de Moctezuma y a quien se intentó en vano extraer información sobre el lugar donde se suponía que se ocultaban el oro y otras riquezas. La participación de Cortés en la tortura es destacada por unos y, en cambio, matizada por quienes consideran que el conquistador no ordenó su realización, sino que se limitó a consentirla.
Quienes abogan en contra de la leyenda negra sostienen que Cortés no podría haber llevado a cabo la conquista sin haber contado con las alianzas de diversos pueblos locales y destacan a menudo la crueldad de los propios gobernantes mexicas.
Sin embargo, el hecho de que algunos grupos indígenas se hayan visto beneficiados con la llegada de Cortés no niega el hecho de que muchos otros fueron diezmados o sufrieron diversos tipos de maltratos de los que se tiene constancia en las fuentes históricas. Cortés y otros conquistadores también explotaron mano de obra indígena y esclava para el trabajo en haciendas y minas de metales preciosos.
Algunas notas sobre Hernán Cortés
Algunas compilaciones de textos escritos por Hernán Cortés son:
- Cartas de relación (1519-1526). Es un conjunto de epístolas enviadas al emperador Carlos V entre 1519 y 1526 en las que describía la expedición y conquista de México. Fueron compiladas y publicadas en diversas ediciones.
- Documentos cortesianos (1990-1992). Es un conjunto de documentos escritos y firmados por Cortés o que lo involucran de un modo u otro, editados por José Luis Martínez.
Nos dejó algunas descripciones sobre sus periplos:
- “Mis compañeros y yo sufrimos una enfermedad del corazón que sólo se puede curar con oro”.
- Describiendo a Tenochtitlan: ‘La ciudad es tan grande como Sevilla o Córdoba; sus calles, hablo de las principales, son muy anchas y rectas; algunos de estos, y todos los inferiores, son mitad tierra y mitad agua, y se navega en canoas”.
- Describiendo la religión azteca: “Así tienen un ídolo al que piden la victoria en la guerra; otro por el éxito en sus labores; y así, para todo aquello en lo que buscan o desean prosperidad, tienen sus ídolos, a los que honran y sirven”.
Por otro lado, las interacciones entre Cortés y los pueblos indígenas no solo transformaron las estructuras de poder, sino que también tuvieron efectos profundos en las culturas locales. Uno de los resultados más significativos fue el intercambio cultural que se produjo entre los españoles y los indígenas. Este intercambio abarcó una variedad de aspectos, incluyendo la religión, la lengua, la agricultura y las costumbres sociales.
Desde la llegada de Cortés, las prácticas religiosas indígenas comenzaron a ser desafiadas y, en muchos casos, suprimidas. Los españoles, motivados por su deseo de evangelizar y convertir a los indígenas al cristianismo, llevaron a cabo una serie de misiones que buscaban erradicar las creencias tradicionales. Este proceso de conversión fue violento y a menudo implicó la destrucción de templos y la prohibición de rituales prehispánicos. A pesar de esto, muchos elementos de la cultura indígena lograron integrarse en la nueva religión, dando lugar a una forma sincrética que todavía se puede observar en México en la actualidad.
En el ámbito del lenguaje, el español comenzó a imponerse como la lengua dominante en la región, aunque el náhuatl, lengua de los mexicas, y otras lenguas indígenas continuaron siendo habladas.
La agricultura también sufrió transformaciones significativas. Los españoles introdujeron cultivos como el trigo, la cebada y diversas frutas, mientras que aprendieron de los indígenas, técnicas de cultivo y productos locales como el maíz, el frijol y el chile. Este intercambio agrícola no solo enriqueció la dieta de ambos grupos, sino que también sentó las bases para la agricultura moderna en México y el suroeste de Estados Unidos.
Socialmente, el impacto fue igualmente profundo. La llegada de los españoles alteró las dinámicas de poder existentes entre las diferentes tribus indígenas. Mientras que algunos pueblos se aliaron con los conquistadores, otros fueron sometidos y forzados a trabajar en condiciones de servidumbre. Este sistema de encomienda, establecido por los españoles, permitió a los colonizadores explotar la mano de obra indígena, lo que resultó en un colapso demográfico debido a enfermedades traídas por los europeos, así como por la violencia y la explotación.
En resumen, las interacciones entre Hernán Cortés y las civilizaciones indígenas fueron complejas y multifacéticas.
Conclusión
Hernán Cortés fue un explorador y conquistador español que jugó un papel importante en la conquista de América. Definido habitualmente como un hombre de complejos matices, carismático, audaz, valiente, astuto e inteligente, fue además uno de los más grandes conquistadores españoles de la Edad Moderna.
De él se saben pocas cosas, siendo quizás lo más destacable su estatus legal, pues era considerado un hidalgo, es decir, la clase social más baja de la nobleza (aunque, a pesar de ello, seguía siendo un noble).
La conquista de México tuvo graves consecuencias para los habitantes de la región. Los españoles impusieron su cultura y religión sobre los pueblos indígenas, prohibiendo sus tradiciones y costumbres. Se produjo un importante declive demográfico debido a la introducción de enfermedades desconocidas para los indígenas. Muchas de las ciudades y edificios aztecas fueron destruidos y saqueados. También se instauró un sistema de explotación de los indígenas y el saqueo de sus recursos naturales.
A pesar de ser considerado por muchos como un héroe y un visionario, Hernán Cortés también enfrentó muchas críticas por sus actos de crueldad y su intento de establecer un régimen autoritario en México.
Se trata de uno de nuestros personajes más polémicos. De héroe a villano, de villano a héroe; el nombre de Hernán Cortés vive siempre en uno de esos dos extremos dependiendo de quién lo mencione, aunque sin el beneplácito de los historiadores. Estos no aprueban ni a la leyenda negra ni la hazaña limpia, sino que buscan las luces y las sombras de un personaje que siempre pensó en cómo iba a ser recordado, para el que la posteridad era algo de suma importancia.
Y es verdad que Cortés sigue protagonizando numerosos titulares, aunque no como él habría deseado. Son distintos dirigentes hispanoamericanos los que lo devuelven al presente para pedir que España se disculpe por sus actos.
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Referencias
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «Biografia de Hernán Cortés» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cortes.htm [página consultada el 13 de julio de 2025].
https://enciclopediaiberoamericana.com/hernan-cortes/
https://muchahistoria.com/hernan-cortes/
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12267/hernan-cortes/