Hace poco más de cinco siglos tuvo lugar uno de los grandes hitos de la navegación. El portugués Fernando de Magallanes, hasta su muerte en Filipinas, y luego el español Juan Sebastián Elcano estuvieron al frente de una expedición marítima, la que completó la primera circunnavegación de la Tierra en la historia.
Hablamos de la Expedición Magallanes – Elcano, una hazaña en todos los aspectos -naval, técnica y humana-, que necesitó mucha preparación y acumuló unos datos que aún hoy siguen asombrando al mundo.
Aunque, sorprendentemente, una creencia popular inglesa, aún hoy defendida en artículos periodísticos e incluso en recursos pretendidamente académicos, sostiene que la primera vuelta al mundo fue la de Francis Drake entre 1577 y 1580 … olvidando la expedición Magallanes – Elcano, de 1519-1522.
Contexto histórico
Desde el siglo XV, los países europeos habían empezado a buscar nuevas rutas comerciales hacia las regiones productoras de especias y otros bienes valiosos en Asia. Portugal era uno de los países líderes en este tipo de exploración, de hecho, copaban el monopolio de las especias, habiendo consolidado una ruta hacia la India bordeando África. Pero España también buscaba expandir su imperio colonial y sus fuentes de riqueza, estaba a la búsqueda de una ruta alternativa que evitara las aguas controladas por los lusitanos.
El descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón abrió una nueva posibilidad para llegar a las Indias Orientales: atravesando el océano Atlántico hacia el oeste. Sin embargo, conforme se fue explorando más las tierras americanas, se hizo evidente que el continente era demasiado extenso como para encontrar una ruta navegable hacia el oeste.
Españoles y portugueses habían firmado en 1494 el Tratado de Tordesillas, que repartía el mundo por descubrir entre los dos imperios. El Papa Alejandro VI, media y respalda este pacto, por el que se traza una línea imaginaria a 370 leguas al oeste de Cabo Verde. Portugal navegará al este de dicho meridiano, mientras España lo hará hacia el occidente.
Como consecuencia de este reparto, España debe navegar el océano y abordar una total renovación de las técnicas y ciencias de navegación, de los instrumentos, de los buques y de la cartografía: un reto científico y tecnológico de enorme dimensión. El buque, su armamento y su gobierno representan la máquina más compleja que se pueda imaginar en la época, y España ha de desarrollar una ciencia muy puntera para lograr el objetivo de navegar con éxito el inmenso océano.
Era el siglo de los descubrimientos, de la carrera por ser el primero en hallar los tesoros que aguardaban en tierras ignotas.
Fernando de Magallanes
Fernando de Magallanes era un portugués, nacido en 1480, que había formado parte de la Armada Portuguesa en el Índico como soldado, y participó en batallas importantes victorias que dieron a Portugal la hegemonía de aquel océano. También participó en una expedición a Malaca en 1509, y estuvo en las Islas Molucas, conocida como las Islas de las Especias.
En Portugal, el rey Manuel no le concedió un ascenso que consideraba justo y que era simbólico en términos económicos y pidió permiso para presentar su plan de alcanzar la especiería navegando hacia occidente a España.
Como no le interesaba a Portugal, le dejaron ir, con lo cual apareció en España no mucho antes del viaje. En 1518 le presentó el plan al rey Carlos I, por medio de la intervención del obispo de Burgos, Juan Rodríguez Fonseca.
“Mas sabrá su Alta Majestad lo que más avemos de estimar y temer es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el occidente e viniendo por el oriente. Juan Sebastián de Elcano a Carlos I de España”.
Se conceden las Capitulaciones de Valladolid ese mismo año, capitulaciones en las que el rey español concedió a Magallanes la financiación y el material necesario, así como el título de gobernador y adelantado de todas las tierras que descubriese, para asegurarse las tierras que descubriese.
El total del costo se acerca a los 8.700.000 millones de maravedíes, una gran fortuna para la época.
Y Magallanes aceptó.
“Por cuanto vos, Fernando de Magallanes, caballero natural del Reino de Portugal, y el bachiller Ruy Falero, así mismo natural del dicho Reino, queriéndonos hacer señalado servicio, os obligáis de descubrir en los términos que nos pertenecen y son nuestros en el mar océano, dentro de los límites de nuestra demarcación, islas y tierras firmes, ricas especierías y otras cosas de que seremos muy servidos y estos nuestros Reinos muy aprovechados…”.
En dichas Capitulaciones se reflejaron algunos de los derechos y mercedes que se concedían a los capitulantes:
- La quinta parte de los derechos y ganancias que correspondiesen al rey Carlos I.
- El título de gobernadores y adelantados de las tierras conquistadas y descubiertas, siendo estos títulos heredables a perpetuidad.
- Se les faculta para poder comprar lo que quieran en Asia y lo vendan en Castilla tan solo teniendo que pagar la quinta parte al monarca de los beneficios obtenidos.
- De cada seis islas que descubriesen podían escoger dos en los que no tendrán que pagar el quinto real.
La orden real a Magallanes era muy clara. Magallanes tendría el mando de la flota, pero compartido con Juan de Cartagena, su hombre de confianza en el viaje, y debería navegar siempre a occidente de la línea de demarcación, sin entrar en conflicto con Portugal. Si encontraba el ofrecido paso entre los dos océanos, debía navegar hasta las Malucas, tomar posesión de ellas para el rey de España, y establecer amistosas relaciones con los indígenas, que permitieran a los españoles establecer un fructífero comercio con las preciadas especias.
A lo largo del viaje veremos cómo Magallanes desobedeció una y otra vez las precisas órdenes del rey de España, sobre todo respecto a las relaciones con las poblaciones indígenas, pero hay que decir que al mismo tiempo mantuvo su lealtad hacia el rey en todo momento, y, al llegar a las islas Filipinas, llevó a cabo solemnes ceremonias de “Toma de posesión” de esos territorios en nombre del rey de España.
Juan Sebastián Elcano
Nació en Guetaria (Guipúzcoa) en 1476 y murió en el Pacífico en 1526. Su padre, Domingo Sebastián Elcano, era uno de los hombres más ricos de Guetaria. Su madre, Catalina del Puerto, pertenecía a uno de los linajes tradicionales de ese mismo lugar] y en su familia había clérigos y escribanos.
Juan Sebastián Elcano aprendió los oficios de los marineros y participó de varias empresas de pesca y comerciales. Cuando tenía unos veinte años fue maestre y propietario de una nao de doscientos toneles y estuvo sirviendo a Carlos I en el Levante español y en África.
Formó parte de la expedición militar dirigida por el Cardenal Cisneros contra Orán en 1509, y las campañas de Italia de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
En 1515, probablemente después de vender su nao, formó parte de una milicia de Guetaria reunida para enfrentarse a los franceses. Esta milicia local estaba formada por doce hombres. La milicia fue destinada primero a San Sebastián y luego a Fuenterrabía, aunque no consta que entrase en combate.
En 1518 conoció en Sevilla a Fernando de Magallanes, quien estaba preparando una expedición al servicio de España para buscar la ruta a las Indias, navegando hacia el Oeste. En ese momento parece que Elcano tenía algunos problemas con la justicia, por lo que fue “invitado” a enrolarse con la flota de Magallanes.
La fama de buen piloto que tenía Elcano hizo que se le confiase el cargo de maestre. Es decir, segundo de a bordo, en una de las cinco naves que partían hacia lo desconocido, la Concepción.
La expedición de Magallanes – Elcano
El destino principal de este gran viaje no era dar la vuelta al mundo, sino llegar a las Islas de las Especias -o islas Molucas, en Indonesia- y sus riquezas por la ruta oeste, que era lo que había pretendido Cristóbal Colón cuando se encontró con el continente americano.
La expedición partió de Sevilla el 10 de agosto de 1519. La tripulación estaba formada por unos 240 hombres (cifra estimada, pues según las fuentes consultadas, se habla de 234 a 268 hombres en total). La expedición partió desde esta localización porque era el puerto donde tenían que armarse todas las expediciones de la carrera de indias. Entre los tripulantes, 163 eran españoles y 78 extranjeros: 31 portugueses, 26 italianos, 9 griegos, 5 flamencos, 4 alemanes, 2 irlandeses y 1 inglés.
La expedición bajó el Guadalquivir hasta Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, y ahí estuvo fondeada aproximadamente un mes, saliendo del puerto de Sanlúcar de Barrameda, el 20 de septiembre de 1519.
La flota estaba formada por cinco naves: cuatro financiadas por la corona española y una por Cristóbal de Haro, un mercader burgalés. Las naves eran:
- La Trinidad era el nombre de la nave principal, y estaba capitaneada por Fernando de Magallanes, contando con una tripulación aproximada de 62 hombres,
- La San Antonio contaba con unos 57 hombres, figurando al frente Juan de Cartagena,
- La Concepción era la nave capitaneada por Gaspar de Quesada y dotada con 44 hombres,
- La Victoria, llevaba al frente de 45 hombres, a Luis de Mendoza, y
- La Santiago, la que menos hombres llevaba, 31, tenía como capitán a Juan Serrano.
El segundo al mando era Juan de Cartagena, capitán de la San Antonio, y protegido del obispo Fonseca, el que estaba al mando del Consejo de las Indias. Y es que Fonseca no se fiaba mucho del portugués y Cartagena estaba también ahí para proteger los intereses españoles, un cargo que era conocido como veedor.
Antonio Pigafetta, el cronista, era quien escribiría la crónica del viaje. Y en la Concepción estaba de maestre, o segundo de abordo, un treintañero llamado Juan Sebastián Elcano, oriundo de Getaria, en el País Vasco. Éste había participado como capitán de barco en algunas operaciones militares en Argel y luego en Italia.
El proceso de dotación de equipamiento de las naves y reclutamiento de la tripulación no fue fácil, de ahí que los preparativos se retrasasen durante un año aproximadamente.
Hizo escala, como todas las flotas de la carrera de Indias en Canarias, en Tenerife, y posteriormente se dirigieron a Cabo Verde, antes de cruzar el Océano Atlántico hasta la costa sudamericana, a donde llegarían en diciembre de 1519 a la bahía de la actual Río de Janeiro, donde se aprovisionaron de víveres frescos y agua.
Tras pasar por la bahía de Guanabara, en Río de Janeiro, continuaron hasta la costa de Argentina. Llegados a esta situación y a las órdenes de Magallanes, inspeccionaban las bahías que encontraban siempre buscando el rumbo sur, tratando de encontrar el paso hacia el otro océano que les acercase a su objetivo. Sin embargo, el invierno se les echó encima y el mando principal de la expedición decidió resguardarse en Puerto de San Julián durante un periodo de seis meses, pues el clima era muy desfavorable.
Fue en ese momento cuando se produjo una rebelión en los miembros de la expedición, que querían regresar a España, pues pensaban que aquello era una muerte inevitable y que la expedición habría fracasado. Y la muerte les llegó, pero de otro modo. Al rebelarse fueron capturados y ejecutados tres de los cuatro capitanes a excepción de Juan de Cartagena, que fue abandonado en aquel lugar.
El 3 de mayo de 1520, más al sur, en la desembocadura del río Santa Cruz, la nave Santiago se estrelló contra unas rocas y acabó hundida. Los supervivientes tuvieron que ser redistribuidos en los demás barcos.
Y por si no fuera poco, el piloto de la nave San Antonio, Esteban Gómez, decidió derrocar a su capitán, Álvaro de Mezquita, familiar de Magallanes, y abandonó la expedición para regresar a España.
El 21 de octubre de 1520 las naves que seguían en la expedición dieron con un estrecho que unía el Océano Atlántico con el Pacífico. Ese fue llamado como Estrecho de Todos los Santos, aunque ahora se le conoce como Estrecho de Magallanes. Atravesar aquel estrecho fue una tarea complicadísima, pues estaba lleno de rocas y también aquello parecía un intrincado laberinto lleno de puntos muertos.
Tras un mes de travesía, Magallanes y su tripulación lograron salir de aquel estrecho y llegar al Océano Pacífico. Por fin alguien había descubierto el paso hacia la India. Aquellas nuevas aguas que navegaban eran conocidas por aquel entonces como Mar del Sur, nombre dado por Vasco Núñez de Balboa. Sin embargo, Magallanes apreció aquel mar sereno y tranquilo y decidió bautizarlo como Océano Pacífico, porque era eso, muy pacífico.
La muerte seguía presente, pues varios hombres fueron cayendo víctimas del hambre y del escorbuto.
Por fin, el 6 de marzo de 1521 abordaron la isla de Guam, perteneciente al archipiélago de las islas Marianas. Allí, sufrieron varios robos, por lo que la tripulación las bautizó como las Islas de los ladrones.
Pocos días después, llegaron a las islas Filipinas a las que llamaron islas de San Lázaro. También exploraron varias islas: Samar, Limasawa, Homonhon… Pronto entablaron conversaciones con un pequeño rey local, el rajá Calambu. Esto fue posible gracias a que Magallanes llevaba a su esclavo Enrique, que sabía el idioma. El rajá les guio hasta la Isla de Cebú, y allí fue recibido por otro rey, el rajá Humabón.
De este encuentro surgió la idea de enfrentarse con el cacique Lapulalup, en la isla de Mactán, en cuya batalla falleció Magallanes.
De nuevo en Cebú, se eligió, como nuevo líder de la expedición, a Duarte Barbosa, quien sería asesinado por el rajá, al igual que los treinta hombres que le acompañaban.
El resto de tripulación, 108 hombres, huyeron a la isla de Bohol, con las tres naves que tenían todavía disponibles, pero como era difícil controlarlas que tan pocos hombres, decidieron quemar la Concepción, la más deteriorada. Pusieron al frente a Juan López de Carvalho, que duraría poco, siendo sustituido por Gonzalo Gömez de Espinosa, quien sería capitán de la nao Trinidad. Por su parte, a Juan Sebastián Elcano le hicieron capitán de la nao Victoria.
Tras eso visitaron la ciudad de Brunei, capital del Sultanato del mismo nombre, y ahí se encontraron por primera vez en el viaje con gente de religión islámica. Fue allí donde compraron especias como canela, jengibre y cañas de azúcar, así como porcelana china y goma. Después de tantas penurias, al fin lograban encontrar la dichosa ruta a la Especiería del Lejano Oriente.
El 8 de noviembre de 1521 los dos maltrechos barcos anclan en la isla de Tidore, en las Malucas, objetivo principal de la expedición. Por fortuna para nuestros desgraciados navegantes, el rey de la isla, Almanzor, colabora, y les proporciona gran cantidad de especias, sobre todo, clavo, nuez moscada y jengibre.
En Tidore, nuestros navegantes viven tiempos felices, en paz con los indígenas, bien alimentados y acopiando grandes cantidades de las preciadas especias. Pero tanta felicidad no puede durar: están en zona de influencia de los portugueses, quienes, al parecer, vigilan desde hace tiempo la pequeña expedición española, alertados por algún reyezuelo indígena.
Apenas zarpan del puerto de Tidore, se descubre una gran ”vía de agua” en la Nao Trinidad, que, con las bodegas anegadas y en riesgo de hundirse, debe permanecer en Tidore para ser reparada. Solo cinco supervivientes, entre ellos el otro cronista del viaje, Ginés de Mafra, logran regresar a España en 1527, tras innumerables padecimientos, presos de los portugueses que se habían incautado de importante documentación española: los diarios de a bordo, el diario astronómico de Andrés de San Martín, y quizá el diario del propio Magallanes.
Cuando la Trinidad completó las reparaciones, trataron de volver por el Pacífico, pero no encontraron vientos favorables, por lo que terminarían siendo engullidos por la tormenta, y los pocos supervivientes acabaron apresados por los portugueses, hasta que fueron liberados en 1527.
La Victoria, capitaneada por Elcano, siguió su rumbo hacia España, pero pronto se toparon con Rajah Ache, un temible comandante que era nieto del sultán de Brunei, que decidió atacar la nao española, aunque saldría derrotado y su familia tendría que pagar un rescate para liberarlo.
Elcano ahora tenía que atravesar todo el Océano Índico y circunnavegar el continente africano. El problema era que no podían atracar en ningún puerto controlado por Portugal para no violar el tratado de Tordesillas. Pero, otra vez, al quedar sin suministros, tuvieron que atracar en el Archipiélago de Cabo Verde.
La segunda parte del viaje es igual o más heroica que la primera, sobre todo por haber hecho esa etapa de 7-8 meses prácticamente sin tocar tierra.
Finalmente, el 6 de septiembre de 1522, tras haber recorrido cerca de 80.000 km y de pasar alrededor de 3 años fuera de casa, los 18 supervivientes que quedaban de la expedición lograron regresar a Sanlúcar de Barrameda. “Todos llegan en unas condiciones absolutamente penosas”, dice el archivero del Archivo General de Indias.
El mismo día de la llegada tomó a su servicio un barco para remolcar la Victoria por el Guadalquivir hasta Sevilla, por el mal estado en que se encontraba la nave. Los oficiales de la Casa de la Contratación de Indias de Sevilla prepararon una lancha con doce remos, cargada de provisiones frescas. Dos días después atracaba en Sevilla la Victoria.
En el muelle esperaban las autoridades de la ciudad y los miembros de la Casa de la Contratación en pleno, junto a un numeroso público que contemplaba la llegada de la desvencijada nave. Aquel día los navegantes no desembarcaron. Solo lo hicieron a la mañana siguiente, en camisa y descalzos, con cirios en las manos y en procesión. Se dirigieron a la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y a la capilla de la Virgen de la Antigua de la Catedral de Sevilla, como habían prometido hacer en momentos de angustia. La nao Victoria fue descargada.
“Gracias a la Providencia, el sábado 6 de septiembre de 1522 entramos en la bahía de San Lúcar […] Desde que habíamos partido de la bahía de San Lúcar hasta que regresamos a ella recorrimos, según nuestra cuenta, más de catorce mil cuatrocientas sesenta leguas, y dimos la vuelta al mundo entero […] El lunes 8 de septiembre largamos el ancla cerca del muelle de Sevilla, y descargamos toda nuestra artillería”.
Antonio Pigafetta. Relación del primer viaje alrededor del mundo.
El emperador Carlos V recibió a algunos de los supervivientes y concedió a Elcano una renta anual de 500 ducados, y un escudo de armas con un globo terráqueo y la leyenda: Primus circumdedisti me (El primero que me circunnavegó).
Elcano no pudo disfrutar mucho de su éxito pues murió 4 años después, en 1526, durante la Expedición de García Jofre de Loaísa a las Molucas (para más información consultar nuestro post: https://recreacionhistoria.com/la-conquista-de-las-molucas-la-expedicion-garcia-jofre/), falleció, según unos autores de escorbuto, y según otros de ciguatera (intoxicación por comer un pez del trópico).
La expedición en cifras
Un pequeño resumen cuantitativo:
- Unos 250 hombres iniciaron esta expedición, y tan solo 18 la finalizaron.
- Calcularon que la travesía iba a durar dos años y para alimentar a los hombres cargaron 500 toneladas de provisiones. Algunas curiosidades: 200 botes de sardinas, 430 cabezas de ajo y 10.000 kilos de galletas secas. Y para poder tomar leche llevaba a bordo siete vacas vivas.
- 5 naves de 75 a 120 toneladas partieron de Cádiz en 1519 pero solo una, la nao Victoria, volvió tres años después comandada por Elcano.
- 14.460 leguas (69.813 kilómetros) navegó la nao Victoria en su viaje por tres océanos. Desde España hasta Sudamérica por el Atlántico, hasta Filipinas por primera vez por el Pacífico y de vuelta rodeando África por el Índico y el Atlántico de nuevo.
- 4 continentes recorrieron los navegantes. Todos menos Australia, por cuyas costas Elcano, de vuelta desde Indonesia, pasó relativamente cerca al escoger una ruta hacia el sur para evitar a los portugueses. De haber navegado en una latitud diferente, podría haberse encontrado con el quinto continente (hasta 1606 no fue descubierto).
- 98 días sin tocar tierra tardó la expedición en atravesar por primera vez el Pacífico, océano nombrado por Magallanes por sus calmas, que alargaron el tiempo en cruzar. El hambre y el escorbuto acabaron con la vida de muchos navegantes durante ese tiempo.
- 700 quintales y 24 libras de especias. Son los que trajo la Victoria a su vuelta a España, de cuya venta se obtuvieron casi 8 millones de maravedís, suficientes para pagar la expedición.
- 1.125 días tardó la expedición en dar la vuelta al mundo desde que salió de Sevilla el 10 de agosto de 1519 hasta que volvió a esta ciudad el 8 de septiembre de 1522. Serían 1.082 días si se tiene en cuenta la salida el 20 de septiembre de 1519 desde Sanlúcar de Barrameda hasta esa misma localidad el 8 de septiembre de 1522.
Consecuencias de la expedición
Fueron numerosas. Veamos, de manera escueta, algunas de ellas:
- Apertura de nuevas rutas comerciales: consolidación de la ruta del Galeón de Manila, conectando Filipinas con México; creación de comercio intercontinental entre América, Europa y Asia, e introducción de productos exóticos, como especias, porcelana, seda, etc en el mercado europeo.
- Impacto en la ciencia y cartografía, pues permitió corregir errores en los mapas, ampliar información y conocimientos sobre los territorios, océanos, geografía; además de importantes avances en la navegación, al perfeccionarse las técnicas de orientación marítima. Estos avances contribuyeron al desarrollo de la navegación y la exploración en los siglos siguientes. Además, demostró la redondez de la Tierra y la posibilidad de circunnavegarla.
- Fruto de la exploración y el descubrimiento de nuevos territorios, también se encontraron con especies desconocidas en estas latitudes, tanto en fauna como en flora.
- Descubrimiento del estrecho de Magallanes: El descubrimiento y navegación exitosa del estrecho de Magallanes fue un logro importante en la exploración geográfica. Este estrecho se convirtió en una ruta clave para los navegantes que buscaban acceder al océano Pacífico desde el Atlántico, y su descubrimiento permitió la circunnavegación del globo.
- Se produce una nueva visión sobre la conectividad de la Tierra, y se inicia el proceso de colonización y dominación europea de muchas zonas del mundo.
Conclusiones
Una expedición marcada por fuertes tormentas, seguidas de períodos de calmas desesperantes, rebeliones, hambre, muerte, conflictos continuos, barcos perdidos, con velas hechas jirones y mástiles partidos, aparejos podridos, … toda una serie de penurias que tuvieron que padecer los miembros de la tripulación, de tal forma que tan solo 18 marineros, harapientos y famélicos, sobrevivieron y llegaron de regreso a Sanlúcar de Barrameda.
La expedición de Magallanes y Elcano (1519-1522) fue la primera en circunnavegar el globo terráqueo, demostrando empíricamente la esfericidad de la Tierra y estableciendo las bases para la globalización moderna. Este hito histórico no solo amplió el conocimiento geográfico de la época, sino que también inauguró una era de intercambios intercontinentales en ámbitos como la economía, la cultura y la biología, conectando de manera inédita a Europa, América y Asia.
Un hito colosal. Los historiadores comparan su gesta con la conquista del espacio.
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Referencias
https://www.boletinpatron.com/expedicion-de-magallanes-y-elcano/
https://conceptosdelahistoria.com/edades-de-la-historia/edad-moderna/magallanes-y-elcano/