En primer lugar hay que decir que la historia, por propia definición, comienza con la aparición de la escritura. El periodo previo a la aparición de la escritura constituye el ámbito de lo que se denomina prehistoria.
En todo caso, se debe tener presente que la escritura es mucho más antigua que el alfabeto.
Empecemos estudiando el origen de la escritura:
La escritura es, probablemente, el invento creado por el ser humano que ha tenido más trascendencia de la historia, ya que merced a ella ha podido llegar a nuestros días información y conocimiento del pasado.
¿Qué es la escritura? La escritura es un código de símbolos que transmiten un mensaje con sentido, que es descifrado por otras personas posteriormente.
La escritura propiamente dicha ha sufrido una evolución de milenios, y que haciendo una síntesis podríamos dividir en tres grandes etapas:
- En una primera etapa, la forma de comunicar por escrito era sencilla: se dibujaba el objeto del que se quería decir algo, de forma que quien lo viera pudiese interpretar el mensaje. Es la pictografía. Esta forma de comunicar no resultó de gran eficacia, ya que eran necesarios tantos signos como objetos había. Además surgía la imposibilidad de poder comunicar conceptos o ideas abstractas, difíciles de representar en dibujos
- Una segunda etapa estaba capitalizada por la ideografía, que consistía básicamente en tomar las pictografías ya creadas y transformarlas en símbolos que pudieran expresar ideas abstractas.
- Una última etapa, la de la escritura fonética, en la que se producía una vinculación entre los signos del objeto y los sonidos que los representan.
El proceso de comunicación sólo funciona si el mensaje es entendido por el receptor en el mismo sentido en que fue creado por el emisor. Esto es, tanto el que lo escribe como el que lo recibe lo tienen que entender. Para ello, el lector debe realizar una función de descifrado. A lo largo de la historia se han ido descifrando poco a poco los mensajes que nuestros antepasados han dejado para la posteridad, tanto en piedras, como en papiros o papel. Esta tarea no siempre resultó fácil. Por ejemplo, en el caso de los jeroglíficos egipcios hubo que esperar hasta el año 1799, cuando encontraron la famosa Piedra de Rosetta, una estela del año 196 a.C., que contenía un decreto de Ptolomeo V escrito en griego, demótico y jeroglífico.
Hay controversia sobre el origen de la escritura. Así, sobre la atribución a los sumerios de la invención de la escritura, existen dos teorías. Una sostiene que la idea de escritura, aunque no los símbolos de un sistema concreto, se habría extendido paulatinamente desde este foco mesopotámico hasta otras culturas cercanas. La otra hipótesis defiende que tuvo más de un origen, ya que al otro lado del Atlántico se han hallado también caligrafías como la zapoteca, la del istmo -ambas en México, en Oaxaca y Tuxtla, respectivamente- o la rongorongo de la isla de Pascua.
Sobre la base de las actuales pruebas arqueológicas, la escritura apareció al mismo tiempo en Mesopotamia y Egipto, aproximadamente un siglo antes del año 3000 a.C.
Como prueba material, uno de los hallazgos arqueológicos más antiguos con un lenguaje significativo, del 3100 a. C., procede de ciudad de Uruk, la “Erech biblíca”, al sur de Mesopotamia. En él se observa ya la escritura cuneiforme, realizada con una caña afilada que dejaba marca de cuña.
Cabría decir que el primer gran salto en la evolución de la escritura tiene lugar dentro del proceso de desarrollo económico del Antiguo Oriente Próximo. Así, podemos hablar de la primera escritura conocida, el protocuneiforme, que aparece en unas fichas de arcilla que se utilizaban para representar bienes, y puede que unidades de tiempo empleado en el trabajo. Este sistema iría evolucionando llegando a alcanzar una gran complejidad.
Se cree que los sumerios descubrieron que el material con el que construían sus hogares, ladrillos de arcilla cocida al sol, era perfecto para ”escribir” cuando todavía dichos ladrillos estaban húmedos. En consecuencia, elaboraron tablillas planas y rectangulares. Los primeros restos de “texto” escrito en estos soportes, que se conocen, son las tablillas de Uruk; se trata de un templo sumerio que contiene inscripciones llevadas a cabo por los sacerdotes para la contabilidad de sacos de cereales y cabezas de ganado. Estos textos, al ser grabados en tablillas de arcilla, no permitían una grafía muy elaborada, sino signos en forma de cuña. De ahí que se le haya denominado escritura cuneiforme, que se realizaba con cálamo, el predecesor de las plumas de tintero. Esta escritura tenía ya un cierto grado de abstracción. Pero hay que tomar en consideración que los sumerios empleaban unos 2 mil símbolos que representaban objetos y acciones, lo que sin duda hacía altamente complejo el proceso de comunicación.
Las primeras formas de escritura se basaban en elementos pictográficos e ideográficos. No obstante, a mitad del III milenio a. C., los sumerios habían desarrollado un anexo silábico para su escritura, reflejando la fonología y la sintaxis del idioma sumerio hablado. Esta escritura logo-silábica fue pronto adoptada por los hablantes acadios y eblaítas, y posteriormente por los hititas y los ugaríticos.
En el caso del antiguo Egipto, éste no tomó prestados los símbolos escritos mesopotámicos. En su lugar, utilizaron su propia iconografía artística. Hay muestras de jeroglíficos egipcios arcaicos en la Paleta de Narmer, del 3100 a.C. Incluso vemos escritos con un mayor grado de elaboración en los Textos de las Pirámides del III milenio a. C. En el sur de Egipto se descubrieron registros de entregas de lino y aceite que, según la prueba del carbono, han sido datados entre el año 3300 y 3200 a.C. Este hallazgo podría cuestionar la creencia extendida de que los primeros pueblos en escribir fueron los sumerios de Mesopotamia (actual Irak) en algún momento anterior al 3000 a. C.
También surgió en esta época una escritura protoelamita logográfica aún por descifrar, que evolucionó a un elamita lineal hacia finales del III milenio, que a su vez fue reemplazado por la escritura cuneiforme tomada del acadio.
El legado de la cultura egipcia y los logros de la antigua Mesopotamia desencadenaron la evolución de alfabeto y las comunicaciones gráficas en Fenicia y el mundo Grecorromano.
En Europa, la escritura más antigua conocida es la escritura lineal A, descubierta en Creta en 1900, y que data de alrededor del 1750 a.C. Aunque está sin descifrar, sus signos se parecen mucho a los de la escritura lineal B, que es algo más reciente, y que se usó para escribir una forma arcaica de la lengua griega.
En el caso de la escritura del Indo, apareció hacia el 2600 a. C. y sobrevivió al declive de la Cultura del Valle del Indo, sobre el 1700 a. C. Sin embargo, todos los registros son extremadamente breves y no está claro que fuera realmente un sistema de escritura.
La escritura china, que data aproximadamente del siglo XII a. C. (finales de la Dinastía Shang), era gráficamente independiente de las escrituras del Oriente Medio, aunque, como en el caso del egipcio, puede que el difusionismo transcultural haya tenido algún papel relevante. La escritura aparece por primera vez en los llamados “huesos oraculares”, que se encontraron en el norte de China, y que datan de 1200 a.C. Muchos de sus signos tienen un parecido indudable que los caracteres chinos modernos, y resultan muy fáciles de leer para los investigadores. Sin embargo, se han encontrado signos mucho más antiguos en la cerámica de la cultura Yangshao, que data de entre 5000 a 4000 a.C., y que posiblemente pueden ser precursores de una forma más antigua de la escritura china, aún por descubrir.
En América Central, la escritura más antigua es la olmeca, perteneciente a esta civilización que existió en la región de Veracruz en el Golfo de México. La primera muestra convincente de esta escritura se descubrió a finales de la década de 1990 y se ha datado alrededor del año 900 a.C., estos es, más de un milenio antes de la aparición de la escritura jeroglífica maya en la región de Yucatán. Aunque esta muestra olmeca es muy pequeña, y la escritura está sin descifrar, hay razones para creer que puede ser un sistema de escritura completo, el primero de América.
En conclusión, vemos que tenemos diferentes fechas de referencia para intentar fijar el origen de la escritura: Mesopotamia 3100 a.C., Egipto 3100-3000 a.C., Creta 1750 a.C., China 1200 a.C., América Central, 900 a.C. Sobre la base de esta cronología, parece lógico suponer que la idea de la escritura se difundió poco a poco desde Mesopotamia a otras culturas.
En todo caso, si se puede afirmar que, prácticamente, todos los sistemas de escritura utilizados en el mundo actual descienden en última instancia de la escritura china o de los alfabetos semíticos (derivados del egipcio).
Pero vayamos por partes.
La escritura fue el origen de la comunicación escrita, no obstante, era necesario construir un sistema que representara no solo los sonidos de los objetos, sino, las palabras en sí. El siguiente paso fue el inicio de la representación gráfica de letras, esto es el origen del alfabeto. Y no cabe duda de que este paso, la invención del alfabeto, esto es, de un sistema que intenta representar cada fonema de una lengua por medio de un signo discreto y diferenciado, significó un grandísimo paso en la evolución de la escritura.
Hay que tener presente que se han propuesto muchas teorías sobre el origen del alfabeto, a menudo contradictorias, muchos creen que tuvo origen en los pueblos semióticos como los primitivos cananeos hebreos y fenicios al noroeste de la región del mediterráneo occidental. Fenicia, actualmente Líbano y parte de Siria e Israel se han encontrado pruebas muy antiguas de lo que podrían ser caracteres visuales.
Si nos centramos ahora en conocer el origen del alfabeto, se cree que comenzó en el antiguo Egipto, en todo caso unos mil años después del inicio de la escritura. El primer alfabeto que se conoce data hacia el 2700 a. C., pues los antiguos egipcios ya habían desarrollado un conjunto de 22 jeroglíficos para representar las consonantes de su lenguaje, más un símbolo 23 que podría representar vocales al comienzo o al final de una palabra. Estos glifos eran utilizados a manera de guías de pronunciación en logogramas, para escribir inflexiones gramaticales, y posteriormente para transcribir palabras y nombres extranjeros. Sin embargo, si bien el sistema era de naturaleza alfabética, no fue empleado para una escritura puramente alfabética.
El primer sistema de escritura totalmente alfabético se cree que fue desarrollado hacia el 1850 a. C. por los trabajadores semíticos en la zona egipcia del Sinaí. Durante los cinco siglos siguientes se difundió hacia el norte, y muchos alfabetos de Occidente provienen de él, o han sido inspirados en uno de sus descendientes. Así, el alfabeto meroítico, fue una adaptación en el III siglo a. C. de los jeroglíficos, en Nubia en el sur de Egipto.
El sistema de escritura sumerio original deriva, como ya decíamos en párrafos anteriores, de un sistema de fichas de arcilla que se utilizaban para representar bienes. A finales del ) milenio a.C., ya había evolucionado hacia un método de contabilidad en el que se utilizaba un estilete redondeado que se imprimía sobre arcilla flexible con ángulos variables para grabar números. A este sistema se incorporó una escritura pictográfica utilizando un estilete afilado para indicar lo que se estaba contando. La escritura con estilete redondeado y estilete afilado fue poco a poco reemplazada hacia el 2700-2500 a. C. por un estilete en forma de cuña (de ahí el término cuneiforme). Finalmente, la escritura cuneiforme se convirtió en un sistema de escritura de propósito general para los logogramas, las sílabas y los números. A partir del siglo XXVI a. C., esta escritura se adaptó al idioma acadio y más tarde a otros como el hurrita y el hitita. Otras escrituras similares en apariencia a este sistema son el ugarítico y el antiguo persa.
Pero estos sistemas lingüísticos visuales eran sumamente complicados, tanto la escritura cuneiforme, como los jeroglíficos, los símbolos e ideogramas eran de una gran complejidad por lo que su uso estaba restringido a muy pocos individuos capaces de entenderlo e interpretarlo.
Parece que los egipcios fueron de los primeros en mezclar el sistema de imágenes con otro fonético. Todavía en nuestro alfabeto quedan restos de ese origen. La imagen ha dado lugar a nuestra letra.
Si damos un salto el tiempo, encontramos que la escritura fenicia muestra pocas variaciones, aun así, cuando éstas existen, son debidas tanto a la caligrafía del escriba, como al uso de otro instrumento para la escritura (como sería la sustitución del cálamo por el pincel). Como curiosidad, decir que en Hispania el texto completo y más antiguo se encuentra en el pedestal de la Diosa Astarté (El Carambolo, Sevilla).
Es indudable la gran influencia que tuvo el pueblo fenicio en la historia de la humanidad. En el caso de sus documentos, con una escritura silábica, constituyeron un paso importante en el desarrollo del alfabeto. Del mismo modo, ellos dieron inicio a los signos acrofónicos, es decir, mantuvieron el primer sonido de la palabra. Y su estilo de escritura era de derecha a izquierda.
Hay dos variantes del alfabeto fenicio que han tenido un impacto importante en la historia de la escritura: el alfabeto arameo y el alfabeto griego.
El alfabeto arameo tuvo, como acabamos de decir, su origen a raíz del alfabeto fenicio; y de él se derivaron dos estilos: el cúfico, que era una caligrafía enérgica; y el nasji, que era una escritura más cursiva, siendo la que dio inicio a la actual escritura árabe.
Los alfabetos fenicio y arameo, al igual que su prototipo egipcio, representaban sólo las consonantes. El alfabeto arameo, que evolucionó a partir del fenicio en el siglo VII a.C. como la escritura oficial del Imperio Persa, parece ser el antepasado de casi todos los alfabetos modernos de Asia:
- El alfabeto hebreo moderno nació como una variante local de alfabeto arameo.
- El alfabeto árabe desciende del arameo a través del alfabeto nabateo de lo que hoy es el sur de Jordania.
- El alfabeto siríaco utilizado desde el siglo III dio lugar a los alfabetos del norte de Asia, como el mongol y el manchú.
- El alfabeto georgiano es de procedencia incierta, pero parece formar parte de la familia persa aramea.
- El alfabeto arameo es también el ancestro más probable de los alfabetos brahmi de la India, que se extendieron al Tíbet, Mongolia, Indochina y al archipiélago malayo, junto con las religiones hindú y budista. (China y Japón, aunque absorbieron el budismo, ya disponían de escritura propia, y conservaron sus sistemas logográfico y silábico.)
- El alfabeto hangul fue inventado en Corea en el siglo XV. La tradición sostiene que fue una invención autónoma, sin embargo, se ha sugerido que partes de su sistema consonántico pueden basarse en una media docena de letras procedentes del Tíbet a través del alfabeto Phagspa de la dinastía Yuan de China.
En el siglo VIII a.C. los griegos ya habían adoptado el alfabeto fenicio y lo habían adaptado a su propia lengua, creando así el primer alfabeto “auténtico”, en el que las vocales tienen la misma importancia que las consonantes. Todos los nombres de las letras del alfabeto fenicio empezaban por consonantes, asignándose así a cada letra el valor de dicha consonante, lo que se conoce como principio acrofónico.
Los griegos perfeccionaron el alfabeto fenicio, añadiendo signos para las vocales (inexistentes en los alfabetos de origen semita) hasta un total de 23 ó 24 caracteres. También aplicaron un orden y una estructura geométrica, dándole armonía y belleza a la escritura. Posteriormente desarrollaron la escritura llamada bustrofedón, que literalmente significa “usar un arado tirado por bueyes”, porque cada línea se leía en sentido contrario a la anterior, por lo que el lector recorría el texto con un movimiento ocular continuo de vaivén, sin necesidad de volver la mirada al extremo contrario, no obstante, con el pasar del tiempo, en época clásica, generalizaron la escritura de izquierda a derecha, a diferencia del fenicio, que, como todas las lenguas semíticas, preferían la escritura de derecha a izquierda, como el árabe actual.
El origen semítico del alfabeto griego no presenta problema alguno. La misma tradición de los griegos al llamar a su escritura phoinikeia grammata o semeia, o sea, “escritura fenicia”, señala claramente donde debe buscarse el origen del sistema. Además, incluso una investigación superficial de las formas, los nombres y el orden de los signos griegos lleva inmediatamente a la conclusión de que todas estas características han sido tomadas del sistema semítico de escritura. Incluso un profano no puede dejar de observar la identidad o gran similitud de forma entre los signos del alfabeto griego y los de las escrituras semíticas.
Los nombres de los signos del alfabeto griego se corresponden casi exactamente a los de las diferentes escrituras semíticas. Así, los alpha, beta, gamma, delta, etc., griegos corresponden a los aleph, beth, gimel, daleth, etc., semíticos, con los significados respectivos de “buey”, “casa”,”camello” y “puerta”.
La escritura romana se conoce a través de inscripciones y papiros, los primeros caracteres trazados sobre piedra, metal terracota y tablillas de cera, se ejecutaban mediante cincel, pincel o pluma. La escritura capital romana es regular, las letras se trazaban en varias fases y cada una requería uno o más trazos.
Se desarrollaron unas cuentas variedades del alfabeto griego. Una, conocida como griego occidental o calcídico, se utilizó al oeste de Atenas y en el sur de Italia. La otra variante, conocida como griego oriental, se utilizó en Asia Menor. Los atenienses (aprox. 400 a.C.), adoptaron esta última variante y al cabo de un tiempo fueron imitados por el resto del mundo helénico. Después de probar escribir la escritura de derecha a izquierda, los griegos optaron finalmente por escribir de izquierda a derecha, a diferencia de los fenicios, que escribían de derecha a izquierda.
Con el tiempo, el alfabeto griego, a su vez, fue adoptado por los latinos, y de la civilización romana pasó a casi todos los alfabetos vigentes en el mundo occidental.
El abecedario latino recibe su nombre de las cuatro primeras letras de esta escritura.
La revolución de la escritura latina no se realiza gradualmente de la mayúscula a la minúscula sino que hubo un despegue decidido entre las dos escrituras del siglo I y del siglo III.
Los latinos adoptaron para su escritura una variante del alfabeto griego occidental a través del contacto con los etruscos, que usaban una transformación de este, y de los propios griegos de la Magna Grecia alrededor del siglo VII a. C. El alfabeto latino arcaico, que inicialmente tenía 21 letras, antes del siglo III a. C. perdió la Z.
Tras desaparecer las efímeras letras que introdujo Claudio, el alfabeto latino quedó con 23 letras durante el resto de la Antigüedad y la Edad Media. En la Edad Media aparecen por primera vez las letras minúsculas como consecuencia de la evolución sufrida por las mayúsculas al generalizarse la escritura con tinta sobre pergamino o papel.
Inicialmente el alfabeto latino empleaba de forma generalizada las letras mayúsculas:
- Rústica. El trazo de la letra era libre y elegante.
- Cuadrada: Tipo de letra mayúscula con trazos cuadrados que denotaba mayor disciplina, sin espacios ni signos de puntuación. Fue utilizada hacia el siglo IV de la era actual.
No obstante, al emplearse la letra para escribir cartas, contratos y otros documentos, éstas fueran tomando un aspecto más cursivo para facilitar la escritura sobre papel. Así nació la cursiva romana. Posteriormente, de esa letra nacería la minúscula.
Los pueblos germánicos adoptaron el alfabeto latino tras su cristianización.
Los anglosajones introdujeron transitoriamente en su alfabeto dos runas, thorn «Þ» y wyn «ƿ», para transcribir dos sonidos de su idioma no representados por las letras latinas, /θ/ y /w/, respectivamente, pero terminaron desechándolas porque podían confundirse con la letra P. Wyn fue sustituida por dos uves consecutivas, que terminaron ligándose y originando una nueva letra la W. A finales de la Edad Media se empezó a redondear la V para diferenciar cuando correspondía a su sonido vocálico, originándose la U. J comenzó a desarrollarse a partir de la I en el siglo XV. Estas dos últimas incorporaciones inicialmente sólo eran variedades caligráficas, y no fueron aceptadas como verdaderas letras hasta finales del siglo XVII e inicios del XVIII, quedando fijado el alfabeto latino básico.
Y para finalizar, hay que señalar la aparición de la imprenta como la última gran reforma del alfabeto. Hasta este momento la escritura era a mano, pero a partir de ese momento era posible realizar mayor número de copias de libros o documentos, en múltiples estilos.
Las leyes sobre el uso de las mayúsculas y minúsculas fueron emergiendo con el tiempo. Asimismo, la tecnología en el siglo XX hizo posible la accesibilidad a normas y lenguas en función de sus características, por ejemplo, el uso de la “Ñ” y la acentuación.
Referencias:
“El legado de las civilizaciones antigua: Cartago y los fenicios, el origen del alfabeto”. De History Channel.
”Evolución del alfabeto desde las figuras egipcias hasta las latinas”. De Duarte, M.
“Historia de la escritura: de Mesopotamia a nuestros días”. De Calvent, I.J.
“Historia universal de la escritura”. De. Harrmann, H.
“La invención de la escritura”. De Meggs B.
https://www3.uji.es/~ruiz/0903/Lects/HistoryOfWriting-TRAD.pdf
Muy interesante. Pero faltó una parte de la historia de la escritura, el sistema de escritura de los pueblos escandinavos.